Gigantes de acero
5.8
20,778
Ciencia ficción. Acción
En un futuro no muy lejano el boxeo es robótico: en los combates ya no se enfrentan seres humanos, sino robots humanoides, sofisticadas máquinas diseñadas para luchar. Charlie Kenton, un antiguo púgil que casi llegó a alcanzar la gloria, está pasando una mala racha como promotor de combates. Un día, encuentra un viejo robot desechado y, al comprobar que es un gran boxeador, decide entrenarlo.
18 de octubre de 2011
18 de octubre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
[email protected]
Es una película convencional, tanto que se asemeja a un melodrama, es decir, una mezcla de dramatizado con una música dispuesta a emocionar al espectador. Sin embargo, es más que una película para pasar la tarde o el tiempo de un día cualquiera. La nueva película hollywoodense recrea la idea futurista de luchas, tipo boxeo entre robots un poco más grandes y poderosos que el ser humano. La trama explica, que gracias a que los humanos se cansaron de ver sangre en el ruedo y con deseos de reclamar emociones más fuertes inventaron la gesta entre los bodoques de metal. Un hibrido entre transformes y esas películas de artes marciales, incluso puede ser clasificada como un filme de superación. Quien la presencie evocará un cuadro de la familia fracturada y un flanco para aquellos dedicados a satisfacer su lado hedonista. De hecho por algún lado se intenta asimilar la vida de un ser humano a la de un robot y la de este a un ser humano.
Verla no solo entretiene. Es un espectáculo futurista de cómo podrá ser real el hecho de convivir con androides, con robots, pero en este caso hechos para corresponder con un gusto particular: el de acrecentar la adrenalina en las tablas, las luchas callejeras, un mundo de sensaciones extremas entre apostar, presenciar una pelea y experimentar fuertes atractivos por las contiendas. Y la historia sería parecida a las de su género de acción si no fuera porque en medio de ese contexto se cocina la relación de un padre fracasado, irresponsable, bebedor y apostador con un niño abandonado y que perdió a su madre y espera obtener un espacio familiar. Pero su padre piensa en venderlo al esposo de su cuñada por unos miles de dólares para él salir de unos apuros económicos en los que se encuentra. De modo que, por mera casualidad, al padre le toca convivir con su hijo por una corta temporada y de ahí en adelante, se obtendrá un drama que no raya en lo ridículo, tampoco es un relato frío.
Muy lejos se encuentra de una película como En busca de la felicidad (2006), en donde por supuesto el padre hace todo por su hijo, igual como sucede en La vida es bella (1997), en la cual un padre idea en medio del horror un mundo mágico. En Gigantes de acero, el hijo moldeará al padre, el padre no le ofrece nada al hijo, pero como si fuera un Sancho Panza conseguirá por momentos dotes de enquijotamientos. En el camino se forja el carácter de uno y otro, en cada paso se irán conociendo, el uno tiene escondido el ganador que no fue, el otro no quiere demostrar la necesidad de afecto, ambos parecen ser duros. Los niños ríen cuando su similar increpa al padre de modo jocoso por querer venderlo, los grandes se inquietan y toda la película se debate por doblegar dos personas al parecer forjadas por el dolor y la perdida.
sigo en spoiler
[email protected]
Es una película convencional, tanto que se asemeja a un melodrama, es decir, una mezcla de dramatizado con una música dispuesta a emocionar al espectador. Sin embargo, es más que una película para pasar la tarde o el tiempo de un día cualquiera. La nueva película hollywoodense recrea la idea futurista de luchas, tipo boxeo entre robots un poco más grandes y poderosos que el ser humano. La trama explica, que gracias a que los humanos se cansaron de ver sangre en el ruedo y con deseos de reclamar emociones más fuertes inventaron la gesta entre los bodoques de metal. Un hibrido entre transformes y esas películas de artes marciales, incluso puede ser clasificada como un filme de superación. Quien la presencie evocará un cuadro de la familia fracturada y un flanco para aquellos dedicados a satisfacer su lado hedonista. De hecho por algún lado se intenta asimilar la vida de un ser humano a la de un robot y la de este a un ser humano.
Verla no solo entretiene. Es un espectáculo futurista de cómo podrá ser real el hecho de convivir con androides, con robots, pero en este caso hechos para corresponder con un gusto particular: el de acrecentar la adrenalina en las tablas, las luchas callejeras, un mundo de sensaciones extremas entre apostar, presenciar una pelea y experimentar fuertes atractivos por las contiendas. Y la historia sería parecida a las de su género de acción si no fuera porque en medio de ese contexto se cocina la relación de un padre fracasado, irresponsable, bebedor y apostador con un niño abandonado y que perdió a su madre y espera obtener un espacio familiar. Pero su padre piensa en venderlo al esposo de su cuñada por unos miles de dólares para él salir de unos apuros económicos en los que se encuentra. De modo que, por mera casualidad, al padre le toca convivir con su hijo por una corta temporada y de ahí en adelante, se obtendrá un drama que no raya en lo ridículo, tampoco es un relato frío.
Muy lejos se encuentra de una película como En busca de la felicidad (2006), en donde por supuesto el padre hace todo por su hijo, igual como sucede en La vida es bella (1997), en la cual un padre idea en medio del horror un mundo mágico. En Gigantes de acero, el hijo moldeará al padre, el padre no le ofrece nada al hijo, pero como si fuera un Sancho Panza conseguirá por momentos dotes de enquijotamientos. En el camino se forja el carácter de uno y otro, en cada paso se irán conociendo, el uno tiene escondido el ganador que no fue, el otro no quiere demostrar la necesidad de afecto, ambos parecen ser duros. Los niños ríen cuando su similar increpa al padre de modo jocoso por querer venderlo, los grandes se inquietan y toda la película se debate por doblegar dos personas al parecer forjadas por el dolor y la perdida.
sigo en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De ahí que medio podrá asomarse un lado inverosímil pero que la película logra equilibrar: aparece otro tercer héroe caído: un robot conseguido en la basura y que presume de tener algo diferencial. Esa triada, la de un niño fuerte, un padre fracasado y un robot especial, que nos hace compararlo con Arturito de Las guerras de las galaxias, cobraran los elementos esenciales para contar con una película muy divertida, cuyos respiros medio los contiene el espectador por lo sostenido de la trama con acción y drama, y con la que se podrá encontrar un desborde de escenas vibrantes sin tiroteos o sangre pero sí con corazones sensibles, esos mismos que se ablandan cuando llegan los obstáculos y se descubre la humanidad del con el que se transcurre.
Una apuesta por conseguir llenar las salas y de hecho lo logra, rompe récords en los dos primeros fines de semana de haberse estrenado. Son dos horas de película que no se sienten, salvo por los dramáticos sucesos entre padre e hijo.
Son Gigantes de acero los robots, su imponencia, capacidad de deslumbrar por las maneras cómo son creados y a la vez cómo se desenvuelven en las peleas, todas esas tecnologías de punta para controlarlos, el supuesto coraje y frialdad de quienes los manejan impactan y he ahí lo convencional, pero el punto de quiebre se haya con la historia de un padre que mostrará su fragilidad, un niño adulto dispuesto a encarar los retos y ese toque que aunque de sensiblería funciona: los robots terminan siendo adendas para los seres humanos y son estos quienes poseen la grandiosa capacidad de ennoblecerse con sus corazones frágiles.
Una apuesta por conseguir llenar las salas y de hecho lo logra, rompe récords en los dos primeros fines de semana de haberse estrenado. Son dos horas de película que no se sienten, salvo por los dramáticos sucesos entre padre e hijo.
Son Gigantes de acero los robots, su imponencia, capacidad de deslumbrar por las maneras cómo son creados y a la vez cómo se desenvuelven en las peleas, todas esas tecnologías de punta para controlarlos, el supuesto coraje y frialdad de quienes los manejan impactan y he ahí lo convencional, pero el punto de quiebre se haya con la historia de un padre que mostrará su fragilidad, un niño adulto dispuesto a encarar los retos y ese toque que aunque de sensiblería funciona: los robots terminan siendo adendas para los seres humanos y son estos quienes poseen la grandiosa capacidad de ennoblecerse con sus corazones frágiles.
9 de diciembre de 2011
9 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que ya iba predispuesto a ver, como mínimo, una película que me entretuviera, pero me encontré con una emocinate, de principio a fin.
Acero Puro se mueve sola, tiene todo lo que necesita para dar todo el juego que buscas, personajes carismáticos, con personalidad própia, de los cuales sus acciones, sus formas, y sobre todo, sus metas, te van importando más y más comforme avanza el film. No puedo negarlo, soy boxeador de todo corazón, así que con esa temática ya me tienen medio ganado.
Ahora sí, la película no está para nada falta de enteros própios, a pesar de que efectivamente nos puede recordar muy mucho a la inigualable Rocky de Stallone, un film obligatorio para cualquier amate del cine. Hugh Jackman nos demuestra una vez más que es un actor de cojones (perdonen mi lenguaje) pero es que practicamente todo lo que ha hecho ha sido, bajo mi punto de vista, sublime.
La acción es sin duda lo más destacado, con grandes combates muy logrados, una buena banda sonora (a pesar de que Danny Elfman no es santo de mi devoción) Buenas actuaciones aparte de la ya mentada de Hugh Jackman, es bonito ver en pantalla a Evangeline Lilly.
Acero Puro se mueve sola, tiene todo lo que necesita para dar todo el juego que buscas, personajes carismáticos, con personalidad própia, de los cuales sus acciones, sus formas, y sobre todo, sus metas, te van importando más y más comforme avanza el film. No puedo negarlo, soy boxeador de todo corazón, así que con esa temática ya me tienen medio ganado.
Ahora sí, la película no está para nada falta de enteros própios, a pesar de que efectivamente nos puede recordar muy mucho a la inigualable Rocky de Stallone, un film obligatorio para cualquier amate del cine. Hugh Jackman nos demuestra una vez más que es un actor de cojones (perdonen mi lenguaje) pero es que practicamente todo lo que ha hecho ha sido, bajo mi punto de vista, sublime.
La acción es sin duda lo más destacado, con grandes combates muy logrados, una buena banda sonora (a pesar de que Danny Elfman no es santo de mi devoción) Buenas actuaciones aparte de la ya mentada de Hugh Jackman, es bonito ver en pantalla a Evangeline Lilly.
19 de diciembre de 2011
19 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Burda película familiar con muy poco que aportar.
Los parecidos con la saga Rocky... perdón he dicho parecidos... quería decir calcos, son descarados.
Padre que fue alguien y se vuelve un perdedor irresponsable. Innovador verdad?
Niño listillo que no para de dar lecciones a su padre sobre como comportarse. Más innovación¡¡¡
El ritmo es aceptable y las peleas de robots amenizan lo edulcorado de la relación padre-hijo.
Una obra que solo la recomiendo para llevar a los niños/as para que vean que hay que ser buenos y de paso a los Transformers dándose de guantazos.
Los parecidos con la saga Rocky... perdón he dicho parecidos... quería decir calcos, son descarados.
Padre que fue alguien y se vuelve un perdedor irresponsable. Innovador verdad?
Niño listillo que no para de dar lecciones a su padre sobre como comportarse. Más innovación¡¡¡
El ritmo es aceptable y las peleas de robots amenizan lo edulcorado de la relación padre-hijo.
Una obra que solo la recomiendo para llevar a los niños/as para que vean que hay que ser buenos y de paso a los Transformers dándose de guantazos.
21 de enero de 2012
21 de enero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues casi bailo y todo en esa escenita del robot y Dakota Goyo (qué espero que demande a sus padres por ese nombre) Fui al cine buscando entretenerme y vaya que si lo hice. Lejos de que el que fuese a verla pretendiendo ver diálogos profundisimos y un gran film la película es lo que pretende: ser una película para niños y adultos con mensajito y bastante entretenida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor: el bailecito del niño y el robots.
Lo peor: el trasero de Lobezno cuando lo entrena. Por dios que nos entran las calenturas!!!
Lo peor: el trasero de Lobezno cuando lo entrena. Por dios que nos entran las calenturas!!!
15 de julio de 2012
15 de julio de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película me parece muy buena porque las peleas entre robots son muy entretenidas y encima están en un mundo futurista. Además Dakota Goyo me ha gustado mucho porque hace muy bien su papel de niño enfadado con el padre y a la vez súper contento con los robots, y sobretodo con Atom. Además es una película que a muchos no le gustan pero se equivocan porque aunque no sea una obra maestra, es muy entretenida de ver. Lo que más me gustó de la película fueron los bailes de Dakota Goyo con Atom al entrar al ring, y también me gustó mucho como el padre conseguía que Atom fuese el mejor.Lo que al director le ha salido muy bien han sido los efectos especiales de los robots. Quien la quiera ver que se anime, la recomiendo, y mucho más si la van a ver con niños.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here