Celda 211
7.7
123,021
Thriller. Drama
El día en que Juan (Alberto Ammann) empieza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, se ve atrapado en un motín carcelario. Decide entonces hacerse pasar por un preso más para salvar su vida y para poner fin a la revuelta, encabezada por el temible Malamadre (Luis Tosar). Lo que ignora es que el destino le ha preparado una encerrona. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2009
13 de noviembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela homónima de Francisco Pérez Gandul, Celda 211 es un thriller carcelario sólido y trepidante, con una puesta en escena apocalíptica y un guión hipnótico, visceral y nada complaciente. Desde La Caja 507 (Enrique Urbizu 2002), no recuerdo haber visto un film nacional de género con tanto ritmo.
En mi opinión, el increíble trabajo del reparto consigue que cada fotograma se clave en la memoria del espectador como un punzante recordatorio de las miserias que emergen de una sociedad hostil y deshumanizada. Luis Zahera, que aborda con suma naturalidad el papel de un criminal pasadísimo de rosca, es un ejemplo de la variopinta fauna que habita en la prisión. Aunque todos bailen al son de Luis Tosar - que se come la pantalla a dentelladas con su colosal Malamadre - sus socios no se quedan atrás, y tanto Carlos Bardem como Vicente Romero transmiten todo el pavor de un recluso auténtico.
Manuel Morón es un actor extraordinario: películas como El bola, Smoking Room o La noche de los girasoles dan fe de su categoría, y en el film de Manuel Monzón interpreta a un tipo oscuro y retorcido, un registro que le va como anillo al dedo. Entre tanto crack, la actuación del desconocido Alberto Ammann es más que meritoria.
En el futuro el cine español agradecerá el gran trabajo de Monzón y su equipo, porque esta película no tiene complejos y reclama a gritos la explosión de un género, el thriller, que parece ahuyentar a muchos directores del panorama nacional.
En mi opinión, el increíble trabajo del reparto consigue que cada fotograma se clave en la memoria del espectador como un punzante recordatorio de las miserias que emergen de una sociedad hostil y deshumanizada. Luis Zahera, que aborda con suma naturalidad el papel de un criminal pasadísimo de rosca, es un ejemplo de la variopinta fauna que habita en la prisión. Aunque todos bailen al son de Luis Tosar - que se come la pantalla a dentelladas con su colosal Malamadre - sus socios no se quedan atrás, y tanto Carlos Bardem como Vicente Romero transmiten todo el pavor de un recluso auténtico.
Manuel Morón es un actor extraordinario: películas como El bola, Smoking Room o La noche de los girasoles dan fe de su categoría, y en el film de Manuel Monzón interpreta a un tipo oscuro y retorcido, un registro que le va como anillo al dedo. Entre tanto crack, la actuación del desconocido Alberto Ammann es más que meritoria.
En el futuro el cine español agradecerá el gran trabajo de Monzón y su equipo, porque esta película no tiene complejos y reclama a gritos la explosión de un género, el thriller, que parece ahuyentar a muchos directores del panorama nacional.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La secuencia inicial mantendrá a más de uno aferrado a su butuca hasta que acabe el suplicio.
Celda 211 perdura en la memoria porque retrata con veracidaz el esperpento cotidiano de los funcionarios y los presos, de los medios y los políticos - la aparición de los tres etarras es un magnífico giro por parte del guión, que lanza un dardo envenenado a la política española, cínica en todas sus facetas -
Sin embargo, las exigencias del guión hacen que la historia sea más novelesca que real, porque tengo la impresión de que un funcionario novato atrapado en un motín no aguanta ni medio café ante un Malamadre auténtico. Tampoco me imagino a la mujer que interpreta Marta Etura (un bulto en el reparto) en mitad de unos disturbios estando embarazada de seis meses.
Pese a todo, me parece con diferencia una de las mejores películas españolas de los últimos años.
Celda 211 perdura en la memoria porque retrata con veracidaz el esperpento cotidiano de los funcionarios y los presos, de los medios y los políticos - la aparición de los tres etarras es un magnífico giro por parte del guión, que lanza un dardo envenenado a la política española, cínica en todas sus facetas -
Sin embargo, las exigencias del guión hacen que la historia sea más novelesca que real, porque tengo la impresión de que un funcionario novato atrapado en un motín no aguanta ni medio café ante un Malamadre auténtico. Tampoco me imagino a la mujer que interpreta Marta Etura (un bulto en el reparto) en mitad de unos disturbios estando embarazada de seis meses.
Pese a todo, me parece con diferencia una de las mejores películas españolas de los últimos años.
6 de noviembre de 2009
6 de noviembre de 2009
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empieza fuerte, MUY fuerte. Pero según va cobrando protagonismo el papel del guapillo de turno, Alberto Ammann, el film comienza a deshincharse. La trama se complica más de la cuenta y todo el talento de los actores secundarios orbita alrededor de una estrella podrida...
Definitivamente la actuación de Ammann se carga una película que podría haber sido un bombazo.
Luis Tosar sublime, un 10 y los secundarios al mismo nivel que Tosar, excelentes.
Definitivamente la actuación de Ammann se carga una película que podría haber sido un bombazo.
Luis Tosar sublime, un 10 y los secundarios al mismo nivel que Tosar, excelentes.
8 de agosto de 2010
8 de agosto de 2010
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Vayas guarras que salen en “Celda 211”! Si fuese una película realmente de género sería una pornográfica. Seguro. Lo diré claro y alto: una película carcelaria sin escena de ducha y jabón no es una película carcelaria. Hablaban muy bien de ella pero salí espantado al ver el trailer: esas imágenes a lo “Callejeros”, ese montaje inicial a lo “Plan oculto”, esas cámaras a lo “Gran Hermano” y esa estética de españolada total…
Daniel Monzón era uno de los pocos cineastas españoles que intentaban dar un marco al género: “El corazón del guerrero” con esas aventuras de halo fantástico-rolero, “El robo más grande jamás contado” en la comedia, “La caja Kovak” como thriller sobre lo hipnótico pero no hipnótico. “La cerda 211” es una película de género y eso al parecer pone mucho al público. Además Luis Tosar hace un gran homenaje a Eugenio (¡cuenta hasta chistes!) aunque se olvidó las gafas y dejarse crecer el pelo. Desde luego el personaje principal, la pizpireta cerda de Juan Oliver (Alberto Ammann), evoluciona como preso: lo primero le ven la pilila y el culito y después ¿a las duchas? ¡Qué va! Esta película va de cerdas. Nada de lavarse.
Ay, esos tics de españolada y de cosas cutrillas… como esos extras del bar reutilizados para la escena exterior de la calle… ay, pero amigo… posiblemente su éxito comercial será que torturan a etarras con guiños tarantianos... y al público español les pone… Tarantino cantidad.
Se ha dicho que es una película de género pero ahí gana el concurso por ser la única que se presenta. Nómbreme una parecida y les doy una muñeca pepona (guarra y sin lavar).
Lo siento Monzón pero aquí hace falta director: ni la dirección es la de Greengrass ni existe un afilado montaje sesgado y en crescendo a lo Christopher Nolan. Sólo existe una revisión de “Callejeros” conducida con el tufo español. Monzón tiene claro, al menos, los planteamientos: «No puedes ni traicionarte a ti mismo ni a la propia historia»; también los fundamentos: «Que el espectador esté en vilo como el protagonista»; y por supuesto las pretensiones: «Que el espectador viva el drama o la tragedia en carne propia»; pero en “La Cerda 211” (o “La Cerda de la 211” para algunos) la propia historia, en mi opinión, se va por el desagüe por sus propias formas, no por su fondo. Me encanta su narración en el papel y perspectiva pero no aprecio el envoltorio y su olor por falta de lavados.
Posiblemente muchos vean “Celda 211” como esa gran película de género made in Spain pero yo veré un filme español que sobrepasó su fondo con un prodigioso guión pero quedó coja (y sucia) por no llegar a la forma de todas las producciones que han transformado a nuestras retinas en un molde.
Asimilación, transformación y metamorfosis.
Disparo de salida. Algo impacta al protagonista. Comienza un viaje por desvanecimiento del ser. Salvar la cámara como registro y comunicación con el otro lado. ¿Es “REC[.]”? No, pero con un poco de gel lo mismo hasta mejor.
Daniel Monzón era uno de los pocos cineastas españoles que intentaban dar un marco al género: “El corazón del guerrero” con esas aventuras de halo fantástico-rolero, “El robo más grande jamás contado” en la comedia, “La caja Kovak” como thriller sobre lo hipnótico pero no hipnótico. “La cerda 211” es una película de género y eso al parecer pone mucho al público. Además Luis Tosar hace un gran homenaje a Eugenio (¡cuenta hasta chistes!) aunque se olvidó las gafas y dejarse crecer el pelo. Desde luego el personaje principal, la pizpireta cerda de Juan Oliver (Alberto Ammann), evoluciona como preso: lo primero le ven la pilila y el culito y después ¿a las duchas? ¡Qué va! Esta película va de cerdas. Nada de lavarse.
Ay, esos tics de españolada y de cosas cutrillas… como esos extras del bar reutilizados para la escena exterior de la calle… ay, pero amigo… posiblemente su éxito comercial será que torturan a etarras con guiños tarantianos... y al público español les pone… Tarantino cantidad.
Se ha dicho que es una película de género pero ahí gana el concurso por ser la única que se presenta. Nómbreme una parecida y les doy una muñeca pepona (guarra y sin lavar).
Lo siento Monzón pero aquí hace falta director: ni la dirección es la de Greengrass ni existe un afilado montaje sesgado y en crescendo a lo Christopher Nolan. Sólo existe una revisión de “Callejeros” conducida con el tufo español. Monzón tiene claro, al menos, los planteamientos: «No puedes ni traicionarte a ti mismo ni a la propia historia»; también los fundamentos: «Que el espectador esté en vilo como el protagonista»; y por supuesto las pretensiones: «Que el espectador viva el drama o la tragedia en carne propia»; pero en “La Cerda 211” (o “La Cerda de la 211” para algunos) la propia historia, en mi opinión, se va por el desagüe por sus propias formas, no por su fondo. Me encanta su narración en el papel y perspectiva pero no aprecio el envoltorio y su olor por falta de lavados.
Posiblemente muchos vean “Celda 211” como esa gran película de género made in Spain pero yo veré un filme español que sobrepasó su fondo con un prodigioso guión pero quedó coja (y sucia) por no llegar a la forma de todas las producciones que han transformado a nuestras retinas en un molde.
Asimilación, transformación y metamorfosis.
Disparo de salida. Algo impacta al protagonista. Comienza un viaje por desvanecimiento del ser. Salvar la cámara como registro y comunicación con el otro lado. ¿Es “REC[.]”? No, pero con un poco de gel lo mismo hasta mejor.
15 de abril de 2010
15 de abril de 2010
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente me había creado demasiadas expectativas con esta película, todo lo que me habían llegado eran elogios y buenas criticas, entiendo que provocadas por la magnifica actuación de Luis Tosar, que una vez mas y como siempre que le he visto, se come el papel y en este caso la película entera. También hay que destacar la actuación de sus compañeros de prisión, sobre todo Carlos Barden y Luis Zahera, buenísimos. No puedo decir lo mismo de las interpretaciones de los personajes que están al otro lado de las rejas, que quitando al siempre correcto Antonio Resines, todos los demás son bastante planos y carecen de personalidad, incluido el supuesto protagonista de la trama, que no me lo creo en casi ningún momento.
Es la segunda vez en muy poco tiempo que me siento un poco engañado con la película más laureada del cine español. La otra vez fue “El Laberinto del Fauno” que su trailer juega al despiste y luego la historia no va por donde parece que debería ir, al igual que en esta ocasión, que lo que parecía una película sobre un motín con secuestro incluido, en una cárcel con presos muy conflictivos, guiados por una “Mala madre” muy mala, que se complica, se disuelve en una historieta pasional y de venganza, metida de una forma muy, pero que muy forzada y poco creíble. Con un protagonista, que para asombro del espectador, no es el que sale en el cartel promocional y supongo que en la carátula del DVD. La única explicación para esto, es que hasta los productores reconocen que sin Luis Tosar esto se queda en el olvido en un año y que el protagonista y su historia están para rellenar y ampliar su mercado, buscando así llegar a un publico mas variado, lo que comúnmente se conoce como "gustarle a todo el mundo" y que aunque ayude a rentabilizar las inversiones, es algo que no suele ser bueno a la hora de hacer una obra inmortal.
Es la segunda vez en muy poco tiempo que me siento un poco engañado con la película más laureada del cine español. La otra vez fue “El Laberinto del Fauno” que su trailer juega al despiste y luego la historia no va por donde parece que debería ir, al igual que en esta ocasión, que lo que parecía una película sobre un motín con secuestro incluido, en una cárcel con presos muy conflictivos, guiados por una “Mala madre” muy mala, que se complica, se disuelve en una historieta pasional y de venganza, metida de una forma muy, pero que muy forzada y poco creíble. Con un protagonista, que para asombro del espectador, no es el que sale en el cartel promocional y supongo que en la carátula del DVD. La única explicación para esto, es que hasta los productores reconocen que sin Luis Tosar esto se queda en el olvido en un año y que el protagonista y su historia están para rellenar y ampliar su mercado, buscando así llegar a un publico mas variado, lo que comúnmente se conoce como "gustarle a todo el mundo" y que aunque ayude a rentabilizar las inversiones, es algo que no suele ser bueno a la hora de hacer una obra inmortal.
11 de noviembre de 2009
11 de noviembre de 2009
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impactante, brutal, dura y trepidante película de acción, como hay pocas en el cine español, que nos muestra lo que sucede cuando Juan, un funcionario de prisiones que acaba de aprobar la oposición, acude al trabajo un día antes de empezar para ir familiarizándose con la situación, y acaba metido de cabeza en un motín carcelario de enormes proporciones.
La pelicula no se queda en un mero visionado de escenas de acción, llenas de tensión, que haberlas haylas y en gran cantidad (yo he estado todo el rato al borde de la butaca y creo que a los demás que había en el cine les ha pasado otro tanto), sino que también entra a denunciar las duras y en ocasiones inhumanas condiciones de vida que sufren algunos presos. Es necesario puntualizar, sin embargo, que esa no es la situación normal de los presos en las cárceles españolas; durante mis prácticas como estudiante de Derecho, tuve la ocasión de visitar una cárcel con el resto de compañeros de la asignatura de Derecho Penitenciario, y lo cierto es que los de segundo grado vivían bastante bien, y de hecho había muy buen rollo entre ellos y los funcionarios de prisiones. Así que, desde luego, si suceden cosas como las de la película sucederán sólamente en los módulos de primer grado y aislamiento.
También es cierto que los guionistas de este filme no saben absolutamente nada de Derecho, ni Penintenciario, ni Penal, ni de ningún tipo, porque uno de los personajes dice que le han condenado a "homicidio en primer grado", cuando cualquiera que se documente un mínimo sabrá que ese delito no existe en España (no hay delitos de primer ni de segundo grado, esa nomenclatura es propio del Código Penal de los EEUU, no de España), sino simplemente homicidio o asesinato. No era tan difícil, bastaba con echarle un vistazo al Código Penal.
Recomiendo su visionado a todo el que esté ávido de emociones fuertes y desee ver una buena pelicula de acción.
La pelicula no se queda en un mero visionado de escenas de acción, llenas de tensión, que haberlas haylas y en gran cantidad (yo he estado todo el rato al borde de la butaca y creo que a los demás que había en el cine les ha pasado otro tanto), sino que también entra a denunciar las duras y en ocasiones inhumanas condiciones de vida que sufren algunos presos. Es necesario puntualizar, sin embargo, que esa no es la situación normal de los presos en las cárceles españolas; durante mis prácticas como estudiante de Derecho, tuve la ocasión de visitar una cárcel con el resto de compañeros de la asignatura de Derecho Penitenciario, y lo cierto es que los de segundo grado vivían bastante bien, y de hecho había muy buen rollo entre ellos y los funcionarios de prisiones. Así que, desde luego, si suceden cosas como las de la película sucederán sólamente en los módulos de primer grado y aislamiento.
También es cierto que los guionistas de este filme no saben absolutamente nada de Derecho, ni Penintenciario, ni Penal, ni de ningún tipo, porque uno de los personajes dice que le han condenado a "homicidio en primer grado", cuando cualquiera que se documente un mínimo sabrá que ese delito no existe en España (no hay delitos de primer ni de segundo grado, esa nomenclatura es propio del Código Penal de los EEUU, no de España), sino simplemente homicidio o asesinato. No era tan difícil, bastaba con echarle un vistazo al Código Penal.
Recomiendo su visionado a todo el que esté ávido de emociones fuertes y desee ver una buena pelicula de acción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor:
-El personaje de Malamadre. Luis Tosar hace un papelazo que con toda seguridad será un Goya al mejor actor. Desde el primer momento se convirtió en mi personaje favorito. Es duro y despiadado, sí, pero porque no tiene nada que perder, y no ejerce la violencia gratuita, sino con un propósito bien definido. Su causa es justa y todos los abemos: las reivindicaciones que hace son más que rezonables, y no dedice organizar un motín porque sea malo o porque quiera dar por el saco, sino porque sabe que es la única forma de que le escuchen. En el fondo, es un buen tipo, y posee un honor, un sentido de la amistad, un valor y una honestidad que para sí quisieran todos los funcionarios y negociadores que salen en la película, que no dudan a la hora de vender al joven funcionario atrapado si de ese modo consiguen conservar su puesto o salvar su pellejo.
-Que Malamadre sobreviva al final. Impagable la cara de terror que se le queda al traidor colombiano cuando sus ojos se cruzan con los de Malamadre y se da cuenta de que ha sobrevivio, y de que está sentenciado...
-El guión. Los dialogos son de lo mejorcito que he oído últimamente. Pocas películas pueden hacer que te retuerzas de tensión, te partas de risa y asientas enfervorecido con la cabeza a la vez, pero esta lo consigue con creces.
Lo peor:
-El personaje de Antonio Resines, el "malvado carcelero facha que le pega de leches a los reclusos y seguramente tiene la foto de Franco enmarcada en su mesita de noche", está ya un poco manido, ¿no? Era tan malo maloso que parecía de cartón piedra. Aún así, su muerte me dejó un agradable sabor de boca: estaba pidiendo a gritos que lo matasen.
-La carga de los antidisturbios es el momento más flojo de toda la película. En primer lugar, queda muy forzado que se autorice una carga de esas caraterísticas. ¿Desde cuando la policía carga a lo bestia contra civiles desarmados que lo único que hacen es protestar?
En segundo lugar, no me parece creible que una mujer embarazada se meta en semejante follón; el instinto natural de todas las madres es proteger a su bebé, no correr hacia los antidisturbios con una tripa de seis meses.
Y, además, una porra de goma de los antidisturbios no puede matar a una persona. Hacer perder el bebé a Elena por culpa de un mal golpe en la barriga, sí, pero, ¿matarla? Muy inverosímil.
En definitiva, que esta parte está muy cogida con pinzas, no parece más que un recurso forzado para hacer que a Juan se le vaya la pinza ya no tenga nada que perder.
-El asunto de los etarras. Al principio queda bastante bien, pero me decepciona un poco la resolución del asunto. Tanto lío con eso de "los rehenes perfectos" y al final nadie se acuerda de ellos. Además, me fastidió que no los mataran. Mucho ruído y pocas nueces.
-El personaje de Malamadre. Luis Tosar hace un papelazo que con toda seguridad será un Goya al mejor actor. Desde el primer momento se convirtió en mi personaje favorito. Es duro y despiadado, sí, pero porque no tiene nada que perder, y no ejerce la violencia gratuita, sino con un propósito bien definido. Su causa es justa y todos los abemos: las reivindicaciones que hace son más que rezonables, y no dedice organizar un motín porque sea malo o porque quiera dar por el saco, sino porque sabe que es la única forma de que le escuchen. En el fondo, es un buen tipo, y posee un honor, un sentido de la amistad, un valor y una honestidad que para sí quisieran todos los funcionarios y negociadores que salen en la película, que no dudan a la hora de vender al joven funcionario atrapado si de ese modo consiguen conservar su puesto o salvar su pellejo.
-Que Malamadre sobreviva al final. Impagable la cara de terror que se le queda al traidor colombiano cuando sus ojos se cruzan con los de Malamadre y se da cuenta de que ha sobrevivio, y de que está sentenciado...
-El guión. Los dialogos son de lo mejorcito que he oído últimamente. Pocas películas pueden hacer que te retuerzas de tensión, te partas de risa y asientas enfervorecido con la cabeza a la vez, pero esta lo consigue con creces.
Lo peor:
-El personaje de Antonio Resines, el "malvado carcelero facha que le pega de leches a los reclusos y seguramente tiene la foto de Franco enmarcada en su mesita de noche", está ya un poco manido, ¿no? Era tan malo maloso que parecía de cartón piedra. Aún así, su muerte me dejó un agradable sabor de boca: estaba pidiendo a gritos que lo matasen.
-La carga de los antidisturbios es el momento más flojo de toda la película. En primer lugar, queda muy forzado que se autorice una carga de esas caraterísticas. ¿Desde cuando la policía carga a lo bestia contra civiles desarmados que lo único que hacen es protestar?
En segundo lugar, no me parece creible que una mujer embarazada se meta en semejante follón; el instinto natural de todas las madres es proteger a su bebé, no correr hacia los antidisturbios con una tripa de seis meses.
Y, además, una porra de goma de los antidisturbios no puede matar a una persona. Hacer perder el bebé a Elena por culpa de un mal golpe en la barriga, sí, pero, ¿matarla? Muy inverosímil.
En definitiva, que esta parte está muy cogida con pinzas, no parece más que un recurso forzado para hacer que a Juan se le vaya la pinza ya no tenga nada que perder.
-El asunto de los etarras. Al principio queda bastante bien, pero me decepciona un poco la resolución del asunto. Tanto lío con eso de "los rehenes perfectos" y al final nadie se acuerda de ellos. Además, me fastidió que no los mataran. Mucho ruído y pocas nueces.
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