Todos los posibles peros planteados sobre esta película son ciertos, empezando por el abuso de la voz en off, habitualmente un recurso de mal narrador cinematográfico y terminando por el regodeo en la, ejem, peculiar situación de Río, pero lo cierto es que da igual, porque esto es gran cine, amigos.
Por supuesto que la historia da múltiples pinceladas de realidad social, como el racismo puro y duro de los purasangre brasileños, el destino fatal de los habitantes de las favelas, la , nuevamente ejem, ambigüedad moral, de la polícia o, aguanta que vienen curvas, los delirantes viajes de Juan Pablo II, pero todo esto jamás interfiere con el objetivo último del director, por lo que no se queda a mitad de camino como muchas otras: Tropa de Elite es, ante todo, una película de policias soberbia que tiene como valor añadido el mostrar de forma explícita el tránsito vital de los personajes, al otro lado de la línea, y contextualizar una brutalidad que, a priori, produce un rechazo instintivo. Si a esto le sumamos que el conjunto está rodado con un pulso más que adecuado, que el guión es un ejemplo de ritmo e intensidad y que los interpretes dan el pego completamente, podemos decir con satisfacción que un cine puede llenarse sin que por ello se pierda un ápice de calidad; apúntese esto la mayoría del cine español.

Pues eso, muy recomendable viaje a los insondables del alma humana. Y con algún sopapo, que no todo va a ser reflexión.

En principio destila un aroma a documental, no siéndolo ni mucho menos, pero esa voz en off le da ese toque especial.

La historia en sí está muy lograda, consiguiendo momentos de alta tensión, de sentirte identificado con cada uno de los personajes, con mención especial a los 3 honestos, los cuales luchan contra los narcotraficantes y sus propios compañeros de trabajo. Destaca el cambio que da Matías durante el transcurso de la historia.

Las escenas de maltratos policiales y tiroteos se ven muy reales, no recuerdo una película que me llegara tan al fondo escenas de ese tipo, ayudando mucho a dar credibilidada a lo que estás viendo, además de unos planos y fotografía excelentes.

No hay que confundir con Ciudad de Dios, ya que cuentan historias desde puntos diferentes, siendo difícil quedarse con una de las dos, lo mejor, tener las dos en la videoteca.

Difícilmente uno pueda encontrar en una misma película un thriller demoledor, un drama profundo, un buen argumento, un realismo y una crudeza contundentes, denuncia social, y que a la vez la película te deje pensando y deje mucho material para el debate. Tropa de Elite entra en esa categoría. Y como si todo esto fuera poco la película tiene además una muy buena dirección, excelentes actuaciones, personajes muy bien desarrollados, y una muy buena banda sonora.

En la demoledora trama se van entrecruzando una brigada de operaciones policiales especiales, muy preparada y profesional, firme en su combate a la delincuencia, pero abusiva en sus métodos, una policía poco capacitada y con altos niveles de corrupción, narcotraficantes, delincuentes, y universitarios progres de clase media y alta que de alguna manera terminan siendo, aunque sea en forma indirecta o involuntaria, más funcionales a los delincuentes que al combate a la delincuencia. Un esquema definido en este caso dentro de la realidad de Brasil, pero que con mayores o menores diferencias y distintas características, de alguna manera se refleja en todos los paises del mundo.

La realidad es dura y la pelicula la refleja. El ritmo de la pelicula es trepidante, el interés solo decae en algunos momentos, para retomarlo sin fisuras en la segunda mitad de la pelicula hasta el final.

Sorprendente largometraje de Padilha, que ha logrado convertir al cine brasileño en una opción más que interesante. La autocrítica sobre Brasil queda palpable, usando una violencia casi extremista, consigue dar a entender una situación real, violenta por doquier y, claro ejemplo del ser humano animal. Moura logra conmover, dando más intensidad si cabe al mejor cine brasileño.

¿Se puede sostener el estado del bienestar actuando de una forma que esté bien?
¿Consumir un canuto es hacer que un niño se condene a vender drogas?
¿Matar puede ser la mejor forma de salvar vidas?
Tropa de élite nos hace todas estas preguntas. Tropa de élite logra que nos planteemos todas las anteriormente verdades inmutables progres. Tropa de élite consigue que nos replanteemos gran parte de nuestra corrección política.
Lo hace gracias a su trama. Una trama tan atada a la realidad que se llega a confundir con ésta. Lo hace gracias a su punto de vista. Un punto de vista con tantas conexiones con el Travis Bickle de Taxi Driver que llega a confundirnos casi tanto como a él. Lo hace gracias a un espídico montaje, que agarra tu confort y lo lanza por los aires. Lo hace gracias a un guión con estructura en seis, que te mueve y te remueve hasta volcar tus principios.
Pero lo mejor no está en la forma. Lo mejor ni siquiera está en el fondo. Lo mejor es que puedas crear que te has tragado una peli de género. Lo mejor es que la reflexión parece estar en la superficie cuando está en el fondo. Lo mejor es que, sujeto a su acción, deja que seamos nosotros quienes respondamos a sus preguntas. Lo mejor es que todavía hoy, lejos del impacto, nos seguimos haciendo nuevas preguntas. Lo mejor es que hoy no somos ni seremos los mismos que ayer.