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Pompeya

Aventuras. Drama Pompeya, año 79 d.C. Milo (Kit Harington), un esclavo convertido en gladiador, ve cómo a su amor, la joven Cassia (Emily Browning), la obligan a prometerse con Corvus (Kiefer Sutherland), un corrupto senador. Cuando el Vesubio entra en erupción amenazando con destruirlo todo, Milo intentará salvarla... mientras todo se derrumba. (FILMAFFINITY)
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4
3 de abril de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos son los films que se han acercado, de manera directa o indirecta, a la debacle que sufrió el pueblo de Pompeya, que sucumbió bajo la ira del volcán. Tuve el placer de visitar las ruinas recientemente, admirando todo aquél regalo arqueológico que tal tragedia otorgó a la humanidad, sepultando a toda una ciudad bajo toneladas de cenizas, conservando con ello todos los utensilios cotidianos, obras de arte u objetos de la vida en general. Gracias a ello, uno puede hacerse una idea de cómo era la vida en el antiguo imperio romano y cómo, una montaña de gran magnitud y siempre amenazante, pudo devastar todo lo que se posaba en su regazo.

Partiendo de datos verídicos, como es la estructura de la ciudad o el día a día de sus habitantes, el film dirigido por Anderson se toma ciertas licencias en pro de una historia "made in Hollywood" que deja relegada a un segundo plano la verdadera protagonista del relato, la caída de la polis.

Director instruido en aquello denostado como es el cine espectáculo, ofrece todo un recital de clichés para justificar una última media hora donde por fin la erupción del temido volcán hace acto de presencia. El problema, pues, radica en el uso que uno hace de una historia mil veces contada, y es aquí donde el film fracasa.

Partiendo de la típica historia de esclavo se enamora de aristócrata (como la "Dama y el Vagabundo" pero con gladiadores), director y guionista intentan colarnos una historia pretendidamente dramática que, debido a un desafortunado casting, se revela fría y distante. La pareja de amantes, él, Kit Harington, recién salido de "Juego de tronos", no da la talla como sufrido mártir, mostrándose hierático, inexpresivo e ineficaz. Ella, Emily Browning, insípida protagonista de aquel film,justamente denostado, como es "Sucker Punch" de Zack Snyder, aquí excesivamente correcta. Por suerte para la platea, el film dispone de secundarios de lujo que amenizan la función, Carrie-Anne Moss, que embellece todo aquello que toca, y un Keifer Sutherland pasándoselo en grande construyendo el arquetípico villano de siempre, lleno de tópicos.

Por suerte, o desgracia, la película pasa rápida y, llegado al último tramo, uno no puede que deleitarse con los estupendos efectos especiales que recrean con gran verosimilitud la tremenda erupción volcánica. Nunca una montaña se había mostrado tan amenazante en pantalla, siempre omnipresente desde las alturas, escupiendo lava, piedras incandescentes y cortinas de humo.

Aun con ello, todo queda en tierra de nadie, sin suficiente carga dramática como para que la trama amorosa funcione, y sin dedicar las suficientes fuerzas y conceptos a la última parte. Una lástima que tal proyecto recayera en un director tan vacuamente pirotécnico y hacernos perder las esperanzas en la producción definitiva sobre una de las tragedias que cambió la historia de la humanidad para siempre.

Lo mejor; El Vesubio, siempre amenazador y las consecuencias de su erupción.

Lo peor, Es tan plana y previsible que desaparecerá de la memoria colectiva de la misma forma con la que desapareció Pompeya. Una verdadera pena.
2
7 de abril de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿La película es mala? Sí, por supuesto, pero podría ser mucho peor. Podría ser mas larga. Podría tener más diálogos. Podría ser pretenciosa.

Paul W.S. Anderson hace una película que solo busca ser entretenida. No busca hacer una gran película. Y se agradece su honestidad.

La parte mala es que solo lo consigue a medias. No hace una gran película pero entretiene poco (o nada). El reparto es tan potente como errático (de Carrie-Anne Moss a Shutterland, de Harigton a Browning, todos aburren con mayúsculas).

Si las interpretaciones están a la altura de las circunstancias, vamos a añadir otros aspectos que se suman a la fiesta: tanto el guión (chiste) como los efectos especiales están a la altura de la película.

En definitiva es una película que lo único bueno que tiene es que podría ser peor. Si no la ven, no pierden nada.
1
12 de enero de 2021 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pregunto si los que hicieron los posters de está película la habían visto antes porque uno de los posters principales tiene como fondo la escena final( siendo un potencial spoiler en sí mismo). Partiendo de esta base, uno no puede esperar grandes cosas de está película y más si tiene en cuenta que su director es Paul W.S Anderson.


‘’Pompeya’’ es un engendro de dimensiones colosales, fruto de una época donde la gente presta más atención a los efectos especiales que a la coherencia de una buena historia narrada con mimo y buen gusto. Su guión se intenta sustentar bajo la premisa de una gran historia de amor entre un esclavo fenicio y una joven de clase alta de Pompeya. Sin embargo, la historia de amor es prácticamente inexistente. Los personajes hablan dos veces contadas durante la cinta y ella acaba cayendo rendida ante los encantos de el cuándo lo ve torcerle el cuello a un caballo. ¿Por qué, que mujer podría resistirse a eso, cuando se le suman las abdominales curtidas de Kit Harington y su eterna cara de estreñimiento y desconcierto?. La respuesta es obvia. Todas actuaríamos como Cassia. La cinta está llena de personajes planos y sin fondo, dejando que no solo lleguen al absurdo su pareja de protagonistas. Me refiero por poner algunos ejemplos, al senador corrupto romano al que le importa más seducir a una mujer que salvarse el pellejo en medio del apocalipsis, al gladiador que va de héroe honorable, etc… Nuevamente, los malos son muy muy malos y los buenos son tontos perdidos.


Por no hablar de los efectos especiales. Todo lo que ocurre en la cinta no tiene ninguna veracidad histórica. La erupción del Vesubio y la forma en que murieron los habitantes de la antigua Pompeya es casi parodiada por esta cinta donde de pronto la ceniza negra y la lava del volcán son sustituidas por un tsunami (si, habéis leído bien, un jodido tsunami), terremotos y bolas de fuego que parece que salen de un tira chinas y caen en unos sitios y en otros no para ayudar a nuestros protagonistas en su huida.


Si tomamos esto como una película seria te dan ganas de pegarle una paliza al director. Si la tomamos como una comedia, uno puede pegarse unas buenas risas porque todo lo que se ve y se narra conduce a la carcajada. Sumando un despropósito tras otro, la cinta acaba por conducir a unos momentos finales donde el sinsentido llega a su punto álgido y en los que es inevitable llevarse las manos a la cabeza y alegrarse de que por fin todo llegara a su fin.


Si a alguien le interesa la historia verdadera de la destrucción de Pompeya recomiendo fervientemente esta lectura: ‘’Los últimos días de Pompeya’’ de Edward Bulwer Lytton publicado en 1834. Esa, si es una buena historia y ya podría haber aprendido algo de ella semejante esperpento de cinta.


Lo único bueno a destacar es una correcta ambientación de la ciudad. Lo demás da mucha pero que mucha vergüenza ajena. Desde actuaciones, guion, efectos especiales, etc… Si hubiera una categoría llamada ‘’Mierda en 3D’’ está película se llevaría todos los premios. Le pongo un uno porque no me deja poner un cero.Si queréis joderle la tarde a alguien que os caiga mal os la recomiendo.
7
15 de febrero de 2021 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que ofrece lo que pretende: entretenimiento a raudales, mezclando película de desastre natural con una historia de amoríos y acción. A quien eso le parezca mal, no se ni para qué la ve, a ver, como tantas otras películas históricas (tipo Troya, Titanic, o las 2 de 300), ya sabemos como va a acabar, lo interesante es ver la trama y, en casos como este, disfrutar visualmente.

En la película han sabido crear una historia de venganza (tipiquísima, pero no por ello menos atrayente), con buenos actores, una relación amorosa de estas raras que surgen de la nada en las películas, y sobre todo, el tema del volcán, del que veo un acierto el hecho de que nadie investigue ni le haga ni puñetero caso hasta que revienta, queda muy realista.

La peli se divide en 2 partes, toda la cosa de los protagonistas, y la parte del volcán, que es lo que uno estaba esperando, y es que con los magníficos efectos digitales de hoy en dia, es puro disfrute visual.
Acierto también el final de la peli, ahí, que muera hasta el apuntador XDDD
5
12 de octubre de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
356/11(11/10/24) Espectáculo pirotécnico vacío de contenido. Una superproducción péplum de 100 millones $ que brilla por sus apabullantes efectos digitales desnaturalizadores, que restan toda tensión al notarse que los protagonistas están en un plano diferente a la destrucción que claramente está en otro. Una supuesta épica de sandalia y espadas producida y dirigida por Paul WS Anderson, especialista en fuegos artificiales hueros, y aquí atomiza esta sensación. Ya da pistas del despropósito de cinta que es sabiendo los guionistas a cargo de este desatino, con Janet Scott Batchler & Lee Batchler responsable el tándem de la astracanada que fue la peor versión con diferencia del superhéroe murciélago con su “Batman forever” se Joel Schumacher, junto a Michael Robert Johnson (con solo el guión importante de “Sherlock Holmes “ de Guy Ritchie, que tampoco es que fuera nada especial). Narración que se inspira en la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d. C. que destruyó Pompeya, una ciudad del Imperio Romano, pero haciendo un refrito ponzoñoso entre “La Princesa Prometida” (ese héroe deseando venganza cual Iñigo de Montoya), “Conan, el Bárbaro” (ese comienzo calcado), “Spartacus” (gladiadores rebelándose contra Roma), “Titanic” (la metida con fórceps historia de amor con el telón de fondo de una catástrofe mega-mortal), por supuesto la obra cumbre del SXXI de este género, “Gladiador” (las batallas en la arena del coliseo son un cuasi-calco del film de Ridley Scott: La de Milo y Atico defendiéndose de un batallón romano entero mientras la ciudad los anima en el estadio local, cuando se supone es la recreación de una contienda que ganaron los romanos, y el senador haciendo un comentario igual al que Joaquin Phoenix hace en el referido film), y hasta de “El hombre que susurraba a los caballos” (ver al héroe hablar con un equino antes de matarlo me ha estremecido [ataque de ironía]). De todas estas pelis toma sin rubor el errado libreto, pero eso sí, con el gran éxito de extirparle cualquier tipo de alma al relato, anulando cualquier fondo de los personajes, y sesgando cualquier tipo emoción a su metraje. Los idiotescos diálogos son la guinda para un pastiche sin chispa alguna.

Añádase un pléyade de actuaciones desprovistas de cualquier carácter, meros clichés con patas. Un Kit Harrington en pleno boom de “Juego de Tronos” con su hierático y melancólico Jon Snow intenta trasladar su estrellato catódico cerniente a la gran pantalla y naufraga con más estrépito que el “Titanic” (sic), y más teneidno en cuenta que parece querer ser el Leo DiCaprio de este latente desastre (en este caso por Volcán apocalíptico). Un actor sin expresividad alguna, nulo en emitir sensaciones, siempre con cara de estreñido, encina siendo esclavo parece estar recién salido de una sesión de fotos de Calvin Klein, con melena engominada. Súmese a esta insípida actuación una química entre penosa y horrenda con su partenaire femenina. La que tiene con su colega negro resulta de lo más impostada. Al menos el actor tiene buena fisicidad para las escenas de acción; Emily Browning tomando como referente a la Kate Winslet del film sobre hundimiento de barco más famoso de la historia, resulta un bomboncito que se derretirse en medio de la nada, parece estar gritando pro lo bajini ‘Que leches hago yo aquí!’, un florero sin sustancia, sus escenas con Harrington llegan a producir por lo grimante hasta vergüenza ajena, no les ayuda el guion que compone su romance que parece escrito por un par de monos borrachos; Tenemos a un Kieffer Sutherland caricaturesco para lo malo con su rol de villano de pacotilla, un sádico chusco, un malo impostado de barraca de feria; Carrie-Anne Moss y Jared Harris como matrimonio parecen estar diciéndonos que ellos también tiene hipotecas que pagar, que como si no iban a haber encarnado a estos papeles estúpidos; Adewale Akinnuoye-Agbaje como el gigantón colega del héroe parece tomarse algo más en serio su papel, lástima que sea su personaje más plano que el encefalograma de Julio Cesar.

Comienza en la Britannia, muestra a un joven celta viendo a sus padres masacrados a manos del despiadado Corvus Kiefer Sutherland) y su mejor soldado Proculus (Sasha Roiz). Diecisiete años después, ese niño ha crecido y se ha convertido en un gladiador fornido conocido como "El Celta", pero llamado Milo (Kit Harington), y pronto es enviado a la ciudad sureña de Pompeya para servir como entretenimiento violento para los plebeyos sedientos de sangre. En el camino, deja una gran impresión en Cassia (Emily Browning), la desaliñada hija del jefe de la ciudad Severus (Jared Harris) y su esposa Aurelia (Carrie-Anne Moss), regresa a casa después de pasar un año bastante turbulento en Roma, que sus padres hacen sonar como una especie de escuela de fiestas decadentes. También llega Corvus, ahora senador del emperador Tito y encargado de decidir si la capital invertirá en las muy necesarias mejoras urbanas de Pompeya. Con todos los personajes, incluido un compañero luchador esclavo, Atticus (Adewale Akkinnuoye-Agbaje), con quien Milo se hace amigo en la prisión de gladiadores, convergiendo en el suburbio costero justo cuando el Vesubio comienza a hacer sus primeros ruidos.

Es un film donde como no tienes algo sólido a lo que asirte durante el primer tramo, esperas con ansias el Iceberg colisione con el barco, ósea, que el Vesubio erupcione en toda su magnitud. Y es que su escaparate de una historia de amor entre un esclavo guerrero celta y una joven de clase alta de Pompeya resulta un insulto a la inteligencia en como se desarrolla en modo híper-flash, hablan mínimamente una vez, y a la siguiente ella huye con él de Pompeya, por cierto, me pregunto que esperaba hacer el protagonista saliendo a toda mecha de la casona a la montaña? Pues luego se entrega como si nada (ridículo no! Lo siguiente). La tercera vez que lo ve ella sacrifica su futuro por él (puaj!!!).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por no ser todo malo, está bien la narración deje migas en como el desastre se anticipa con pequeños avisos de la tierra temblando. Y cuando estalla el cañón de la montaña me parece estar viendo un videojuego, cae el coliseo colapsando y aplastando en plano general a cientos de personas, todo despersonalizado, no hay atisbo de drama humano, no hay sensación de estar ante una ventana al pasado, todo es cual documental con cámara aséptica. Todo se nota CGI, se ve el caos de la tierra abriéndose a los pies de la gente, rocas cayendo, lava abriéndose paso, ceniza bañando a gentes, pero notándose en reacciones de la gente todo es falso, es algo se aleja de algo que sobrecoja. Llamativo como todo es híper realismo en como el volcán lanza peñascos ardiendo cual catapulta sobre Pompeya, dejan estelas Avernales sobre el cielo y de fondo el Infierno de puertas abiertas en la cima del monte. El caos llega en varias escenas con gente corriendo atestando calles buscando refugio en su huida hacia la nada, edificios derrumbándose, gente gritando. Con buena set piece del puerto con barcos intentando huir, pero siendo tragados por un maremoto (que no he leído ocurriese) que los devuelve a la ciudad creando una enorme inundación con barcos surcando a toca mecha las calles y con al gente intentando escapar. Pero siendo reseñable, todo esto me ha resultado muy artificioso en sus efectos digitales que restan dramatismo. No digamos ya que, para ser un producto para toda la familia, ni en las peleas, ni en todos los efectos del volcán veremos sangre, todo aséptico para no molestar. Y es que en medio del horror del volcán, emulando a “Titanic” hay una subtrama del bueno intentando salvar a su damisela (lo de que una vez en el coliseo, entre cientos de heridos lo único que oiga Milo es a la madre de su ‘amada’ es para mear y no echar gota, pero es que como sabe esta que Milo la salvará, no le conoce de nada!), mientras el villano intenta llevársela a la fuerza, añadiendo enfrentamientos y persecuciones, manufacturadas, sin chicha alguna. Ejemplo es la viñeta de Milo persiguiendo al malo que lleva a Cassia esposada en su carreta, la calle que hacia un momento estaba rebosante de gente ahora por arte de birlibirloque ahora está vacía, la tierra se va abriendo bajo las pezuñas del caballo de Milo de modo risible consigue escapar a cada zancada, tropieza el carro de Corvus y tiene que parar, y gentilmente la apertura del suelo se detiene para que los antagonistas peleen.

Es este un Apocalipsis sin punch alguno, me he sentido casi como si de una representación fría de lo sucedido visto por National Geographic, aderezado por una sub trama naif.

Spoiler:

Intentan emular en el final a la tabla de Titanic que salva a Rose, pero en la que no hay sitio para Jack y este termina muriendo helado. Aquí es un caballo que según Milo no puede llevar a los dos, pero en cambio Cassia decide bajarse de la tabla para morir con su amado besándose abrazados ante la inexorable llegada del tsunami de lava. Entonces el film quiere trascender y hace una elipsis de varios siglos y hay una toma final en la que se los muestra como un molde corporal de amantes besándose, preservados por las cenizas para siempre. Esto se supone es recogiendo el hallazgo real de que entre los cuerpos cubiertos de ceniza enterrados por el volcán, los arqueólogos encontraron una pareja que realmente se abrazaba, aunque no en la posición representada en la película, y ahora son conocidos como “Los Amantes de Pompeya”; además, se encontró en la arena de Pompeya, el cadáver de un hombre muy grande, probablemente del norte de África.

El antiguo desastre natural que tuvo lugar en el año 79 d.C. cuando el Monte Vesubio entró en erupción violentamente, arrojando suficiente lava y cenizas para diezmar la cercana ciudad romana de Pompeya y matar a la mayor parte de su población (estimada en alrededor de 15.000).

Me queda un pasarratos que no puede llegar siquiera a ‘placer culpable’. Gloria Ucrania!!!
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