La jauría humana
8.0
13,830
Drama
Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2020
18 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pedazo de película basada en un trabajo de Tennessee Williams.
Descripción cercana y cruda de toda la fauna de una pequeña ciudad americana. De todas sus miserias y de las relaciones entre ellos: las públicas y las soterradas. Con toda la colección de miserias y sus miserables.
Un preso inocente escapa casualmente y regresa a su hogar, un Redford que empezaba. No va a ser bien recibido por los que lo calumniaron, engañaron y se aprovecharon de él. Tienen miedo a la venganza merecida.
Por si fuera poco, su mujer es ahora amante del hijo del rico del pueblo. Y los tres temen represalias.
Un sheriff honesto, Brando (ya está dicho todo...) y sin ansia de poder va a asegurarse de hacer cumplir la ley y no permitir ningún linchamiento. Pero, ¿a qué precio?
Un retrato bestial de la miseria humana.
Descripción cercana y cruda de toda la fauna de una pequeña ciudad americana. De todas sus miserias y de las relaciones entre ellos: las públicas y las soterradas. Con toda la colección de miserias y sus miserables.
Un preso inocente escapa casualmente y regresa a su hogar, un Redford que empezaba. No va a ser bien recibido por los que lo calumniaron, engañaron y se aprovecharon de él. Tienen miedo a la venganza merecida.
Por si fuera poco, su mujer es ahora amante del hijo del rico del pueblo. Y los tres temen represalias.
Un sheriff honesto, Brando (ya está dicho todo...) y sin ansia de poder va a asegurarse de hacer cumplir la ley y no permitir ningún linchamiento. Pero, ¿a qué precio?
Un retrato bestial de la miseria humana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El fugado no busca problemas. Pero todos, bien por decisión bien por imposición del cacique, acaban justificándose para buscar el linchamiento. Simplemente, el fugado les recuerda lo miserables que fueron y son pero ellos prefieren seguir con el sopor de sus rutinas sin que nadie las altere. Entre la fuga y las disputas escondidas en este microcosmos la tensión va aumentando hasta que la locura se adueña de casi todos.
En cuanto a la idea del inocente asediado por la turba de cobardes y miserables nos puede recordar a “Perros de paja” de Peckimpah, pero aquí por lo menos hay un sheriff armado que cree en la ley...
En cuanto a la idea del inocente asediado por la turba de cobardes y miserables nos puede recordar a “Perros de paja” de Peckimpah, pero aquí por lo menos hay un sheriff armado que cree en la ley...
3 de noviembre de 2020
3 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un 10 y porque no puedo ponerle más. Un ejemplo de gran cine, con un guión efectivo y profundo, que es capaz de retratarte a la perfección cómo es una población, bastándose de pocos segundos para ello. Consigue presentarte a todos los personajes, entender el entremado de tramas y subtramas que en conjunto crean una desgarradora historia comunitaria siendo una voraz crítica a la sociedad americana de los años 60. Súmenle un reparto espectacular y actuaciones brillantes. Imprescindible.
4 de diciembre de 2021
4 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del llamado “realismo crítico” americano, el cine de Arthur Penn destaca por su brillantez formal y por la fuerza dramática que sabe imprimir a las historias que narra. Se trata de un artista fascinado por la violencia, que intenta detestarla, partiendo de la exposición realista del hecho violento, y contando siempre con la complicidad del espectador, que difícilmente permanece impasible ante lo que desfila por la pantalla.
LA JAURÍA HUMANA es, quizás, la obra más ambiciosa de su director, conectando con su inmediata posterior, la también excelente BONNIE Y CLYDE. Penn sitúa la acción en una pequeña ciudad del Estado de Texas, donde en apariencia reinan la respetabilidad y el orden entre sus gentes. Un elemento perturbador –la fuga de un presidiario—servirá para desenmascarar el falso orden, poniendo en evidencia las pasiones más viles, que se desatarán en una orgía nocturna de corrupción y violencia: desde la fiesta más desenfrenada para liberar toda clase de represiones, hasta la caza colectiva del hombre, montada ésta como un número más de la fiesta.
A partir de un comienzo inquietante que marca ya desde los primeros planos el tono duro del relato, el espectador va componiendo todo un fresco social, a través de una nutrida y variada galería de tipos. El retrato colectivo no es nada confortante. Frente a tanto cine americano triunfalista y rosáceo contemplado en décadas anteriores, LA JAURÍA HUMANA presenta la otra cara de América, denunciando las profundas contradicciones de una sociedad que se dice civilizada y que se alimenta de violencia y odio hasta en sus generaciones más jóvenes. Como común denominador, el dinero, dios todopoderoso que compra conciencias y estimula las reacciones más insospechadas.
Todo este mundo de corrupción, agravado por una serie de lacras sociales –envidias, racismo, explotación y degradación moral – acabará por desbordarse en un festival de violencia, que constituye el clímax de la narración, y que llegará a una situación de descontrol total en la última media hora del film. Incluso cuando, en las secuencias finales, creemos sentirnos ya liberados de toda la tensión acumulada, Arthur Penn nos reservará todavía el último golpe, con lo cual nuestra agresividad contenida terminará saliendo a la superficie.
Pese a ser un relato áspero y deprimente, LA JAURÍA HUMANA es un producto envuelto en una cuidadísima brillantez formal que refleja en todo momento la maestría de la realización. El inteligente y aprovechado uso del cinemascope, la soberbia fotografía en color, la meticulosa planificación y la inquietante música están al servicio de un denso guion de la prestigiosa Lilliam Hellman, redondeando una obra que conserva todo su atractivo venciendo al paso del tiempo. Hay que reseñar también que, por esta vez, el protagonismo de un Marlon Brando en su inmensa interpretación no eclipsó en absoluto a todo un reparto que hoy día sería irrepetible: Robert Redford, Jane Fonda, Angie Dickinson, Robert Duvall, etc. ¡Ahí queda!
LA JAURÍA HUMANA es, quizás, la obra más ambiciosa de su director, conectando con su inmediata posterior, la también excelente BONNIE Y CLYDE. Penn sitúa la acción en una pequeña ciudad del Estado de Texas, donde en apariencia reinan la respetabilidad y el orden entre sus gentes. Un elemento perturbador –la fuga de un presidiario—servirá para desenmascarar el falso orden, poniendo en evidencia las pasiones más viles, que se desatarán en una orgía nocturna de corrupción y violencia: desde la fiesta más desenfrenada para liberar toda clase de represiones, hasta la caza colectiva del hombre, montada ésta como un número más de la fiesta.
A partir de un comienzo inquietante que marca ya desde los primeros planos el tono duro del relato, el espectador va componiendo todo un fresco social, a través de una nutrida y variada galería de tipos. El retrato colectivo no es nada confortante. Frente a tanto cine americano triunfalista y rosáceo contemplado en décadas anteriores, LA JAURÍA HUMANA presenta la otra cara de América, denunciando las profundas contradicciones de una sociedad que se dice civilizada y que se alimenta de violencia y odio hasta en sus generaciones más jóvenes. Como común denominador, el dinero, dios todopoderoso que compra conciencias y estimula las reacciones más insospechadas.
Todo este mundo de corrupción, agravado por una serie de lacras sociales –envidias, racismo, explotación y degradación moral – acabará por desbordarse en un festival de violencia, que constituye el clímax de la narración, y que llegará a una situación de descontrol total en la última media hora del film. Incluso cuando, en las secuencias finales, creemos sentirnos ya liberados de toda la tensión acumulada, Arthur Penn nos reservará todavía el último golpe, con lo cual nuestra agresividad contenida terminará saliendo a la superficie.
Pese a ser un relato áspero y deprimente, LA JAURÍA HUMANA es un producto envuelto en una cuidadísima brillantez formal que refleja en todo momento la maestría de la realización. El inteligente y aprovechado uso del cinemascope, la soberbia fotografía en color, la meticulosa planificación y la inquietante música están al servicio de un denso guion de la prestigiosa Lilliam Hellman, redondeando una obra que conserva todo su atractivo venciendo al paso del tiempo. Hay que reseñar también que, por esta vez, el protagonismo de un Marlon Brando en su inmensa interpretación no eclipsó en absoluto a todo un reparto que hoy día sería irrepetible: Robert Redford, Jane Fonda, Angie Dickinson, Robert Duvall, etc. ¡Ahí queda!
21 de mayo de 2023
21 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos títulos versionados al español son tan acertados como el de “La jauría humana”, revulsivo en su día (1966) de la industria cinematográfica, sin ninguna duda… Con Arthur Penn al frente de la dirección (“Bonnie and Clyde”, “Pequeño gran hombre”) y los enormes Marlon Brando, Robert Redford y Jane Fonda, en la interpretación, “La jauría humana” es uno de los grandes del cine clásico que ha sabido envejecer solo como las obras maestras saben hacer. La miseria humana en todo su esplendor… Se merece un nuevo visionado
12 de septiembre de 2024
12 de septiembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Jauría humana es una película con una temática muy de su ideología época, es de 1966, el estallido de los derechos civiles, la muerte de Kennedy.
Empieza presentándonos al personaje de Robert Redford fugándose de prisión e intentando llegar a Mexico, la cosa se complica y acaba en dirección hacia su pueblo; allí, hay un sheriff, interpretado por Marlon Brando, al que todos ven como un vendido de un empresario, cuya figura es como la de un terrateniente, el problema viene cuando el hijo de ese empresario se descubre está liado con la mujer del personaje de Readford, que es Jane Fonda. Pero, realmente, de lo que habla la película es sobre esa sociedad sureña corrupta, viciosa y racista. Porque muestra la hipocresía de una sociedad que se jacta de puritana y religiosa, y después se entrega a como lo llaman en la película, revolución sexual, de gente babosa, lujuriosa, pecaminosa, el personaje de la señora esta que va con la biblia y le dices “buenos días señora y adiós”, que es esa metáfora; pero no solo por eso, también hay traiciones, fijaos en el personaje de Robert Duvall que es un claro judas, hasta hay una simbología con su pasado y la historia de las treinta monedas. Y sobre ese racismo, tiene muchos momentos de eso pero hay uno que hasta parece ridículo, una tontería, que es cuando las chicas en la fiesta están en el árbol y gritan “¡es Él es Él!”, citan el nombre del personaje de Robert Readford, pero en realidad es un negro, que uno dice, a ver, ósea, o están drogadas hasta el punto de que miran al cielo ven marcianos o qué pasa aquí; pero sirve muy bien para reflejar ese racismo, y como el personaje de Marlon Brando, el Sheriff, representa lo que son los ideales liberales que trajo Kennedy cuando llegó a la presidencia; él es un hombre noble, justo, nunca se ha vendido a Val Rogers como afirman; a mí esta película me recuerda mucho a una película de John Ford que es El sol siempre brilla sobre Kentucky, una película en la que también se hablaba de la sociedad sureña como corrupta y racista, pero en la que había un personaje que era el Juez Priest, que mantenía el orden y la justicia, y lo conseguía, en la Jauría humana es todo lo contrario, es la antítesis de aquello; el personaje de Brando, que sería lo que en la otra era el Juez, y que aquí me recuerda mucho, sobretodo por cómo está interpretado, a los sheriffs de Howard Hawks, a mí me recuerda mucho a John Wayne en Río Bravo, que también era un sheriff que intentaba mantener el orden, y de hecho, hay un momento de la película en la que parece que Brando va a coger a los malos y darles lo suyo, que es lo que esperamos todos en principio, que Brando, nuestro Sheriff, nuestro héroe, vaya y les de pal pelo a esos racistas asquerosos, como hacía John Wayne o Gene Hackman en Arde Missisipi, que es también tema racista; pero no, ahí está la brillantez de la película, no hay un sentimiento optimista, como si había en Arde Missisipi, por eso está me parece un poquito mejor, al final de la película no hay justicia para nadie, el Sheriff, harto de ese pueblo maldito, se va, porque no ha logrado cumplir su deber.
Hay un tema racista, a parte de las escenas más evidentes, fijaos como cuando Redford se encuentra con el negro al que una vez ayudo, las rompas de ambos son prácticamente iguales, incluso el color de la ropa de Brando, o el abrigo de Jame Fonda, no son tan parecidos pero si se acercan, porque al igual que Readford ellos son los decentes. Pero también muy naturalista, es decir, una de las claves de los wenstern, que planteó y consolidó John Ford desde El caballo de hierro, es el dualismo entre civilización y naturaleza, lo salvaje, el oeste salvaje, fijaos que cuando Penn enfoca la naturaleza lo hace con belleza, el plano más luminoso y bello de la película es el de Redford por las marismas, mientras que cuando está en el tren, o al inicio con el coche, cuando el hijo de Val Rogers al inicio con esos planos generales, o incluso en la propia ciudad, todo es oscuro, porque es una civilización corrupta, viciosa, es el infierno, algo que representa el personaje del Sheriff, que su padre era un granjero, él viene de esa naturaleza y quiere volver a ella.
Sobresaliente película, para mí, lo más negativo es que se le va un poco la duración, reitera el tema del racismo con alguna escena que sobre y que hay algunas cosas, sobre otros pequeños detalles hacia final, que se nota Arthur Penn no estuvo en el montaje.
Empieza presentándonos al personaje de Robert Redford fugándose de prisión e intentando llegar a Mexico, la cosa se complica y acaba en dirección hacia su pueblo; allí, hay un sheriff, interpretado por Marlon Brando, al que todos ven como un vendido de un empresario, cuya figura es como la de un terrateniente, el problema viene cuando el hijo de ese empresario se descubre está liado con la mujer del personaje de Readford, que es Jane Fonda. Pero, realmente, de lo que habla la película es sobre esa sociedad sureña corrupta, viciosa y racista. Porque muestra la hipocresía de una sociedad que se jacta de puritana y religiosa, y después se entrega a como lo llaman en la película, revolución sexual, de gente babosa, lujuriosa, pecaminosa, el personaje de la señora esta que va con la biblia y le dices “buenos días señora y adiós”, que es esa metáfora; pero no solo por eso, también hay traiciones, fijaos en el personaje de Robert Duvall que es un claro judas, hasta hay una simbología con su pasado y la historia de las treinta monedas. Y sobre ese racismo, tiene muchos momentos de eso pero hay uno que hasta parece ridículo, una tontería, que es cuando las chicas en la fiesta están en el árbol y gritan “¡es Él es Él!”, citan el nombre del personaje de Robert Readford, pero en realidad es un negro, que uno dice, a ver, ósea, o están drogadas hasta el punto de que miran al cielo ven marcianos o qué pasa aquí; pero sirve muy bien para reflejar ese racismo, y como el personaje de Marlon Brando, el Sheriff, representa lo que son los ideales liberales que trajo Kennedy cuando llegó a la presidencia; él es un hombre noble, justo, nunca se ha vendido a Val Rogers como afirman; a mí esta película me recuerda mucho a una película de John Ford que es El sol siempre brilla sobre Kentucky, una película en la que también se hablaba de la sociedad sureña como corrupta y racista, pero en la que había un personaje que era el Juez Priest, que mantenía el orden y la justicia, y lo conseguía, en la Jauría humana es todo lo contrario, es la antítesis de aquello; el personaje de Brando, que sería lo que en la otra era el Juez, y que aquí me recuerda mucho, sobretodo por cómo está interpretado, a los sheriffs de Howard Hawks, a mí me recuerda mucho a John Wayne en Río Bravo, que también era un sheriff que intentaba mantener el orden, y de hecho, hay un momento de la película en la que parece que Brando va a coger a los malos y darles lo suyo, que es lo que esperamos todos en principio, que Brando, nuestro Sheriff, nuestro héroe, vaya y les de pal pelo a esos racistas asquerosos, como hacía John Wayne o Gene Hackman en Arde Missisipi, que es también tema racista; pero no, ahí está la brillantez de la película, no hay un sentimiento optimista, como si había en Arde Missisipi, por eso está me parece un poquito mejor, al final de la película no hay justicia para nadie, el Sheriff, harto de ese pueblo maldito, se va, porque no ha logrado cumplir su deber.
Hay un tema racista, a parte de las escenas más evidentes, fijaos como cuando Redford se encuentra con el negro al que una vez ayudo, las rompas de ambos son prácticamente iguales, incluso el color de la ropa de Brando, o el abrigo de Jame Fonda, no son tan parecidos pero si se acercan, porque al igual que Readford ellos son los decentes. Pero también muy naturalista, es decir, una de las claves de los wenstern, que planteó y consolidó John Ford desde El caballo de hierro, es el dualismo entre civilización y naturaleza, lo salvaje, el oeste salvaje, fijaos que cuando Penn enfoca la naturaleza lo hace con belleza, el plano más luminoso y bello de la película es el de Redford por las marismas, mientras que cuando está en el tren, o al inicio con el coche, cuando el hijo de Val Rogers al inicio con esos planos generales, o incluso en la propia ciudad, todo es oscuro, porque es una civilización corrupta, viciosa, es el infierno, algo que representa el personaje del Sheriff, que su padre era un granjero, él viene de esa naturaleza y quiere volver a ella.
Sobresaliente película, para mí, lo más negativo es que se le va un poco la duración, reitera el tema del racismo con alguna escena que sobre y que hay algunas cosas, sobre otros pequeños detalles hacia final, que se nota Arthur Penn no estuvo en el montaje.
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