Vals con BashirAnimación
7.5
23,589
Animación. Drama. Bélico
Documental animado sobre la matanza de refugiados palestinos en Sabra y Chatila (Líbano) en 1982. Una noche, en un bar, un viejo amigo le cuenta a Folman una pesadilla recurrente en la que le persiguen siempre 26 perros. Los dos hombres llegan a la conclusión de que la pesadilla tiene que ver con una misión que realizaron para el ejército israelí durante la primera guerra con el Líbano a principios de los años ochenta. A Folman le ... [+]
9 de febrero de 2011
9 de febrero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente, creo que esta película es de las mejores que he visto hasta la fecha. A nivel estético y de argumento.
Empezando por la estética: impacta desde el primer momento la utilización de los dibujos, de la animación. Este recurso, y tan bien tratado, desde la primera imagen nos sumerge en un film oscuro. Tanto por los colores como por el ritmo. Los recuerdos, narrados con colores apagados dan la sensación de que realmente se está haciendo un esfuerzo por parte de los protagonistas de la historia por desenmascarar su pasado, por traer a la luz la responsabilidad de sus actos. El ritmo sólo puede ser como en una catástrofe, lento. No da piedad, todos los recuerdos son dolorosos, desde los más “inocentes” a los de los actos más reprobables. La música, acompaña desde el inicio hasta el final la temática, haciendo de las escenas de muerte algo horrible, hasta las más llevaderas incluso tristes, como condicionadas por las anteriores.
La utilización de imágenes reales al final es lo que hace de ella ya una obra de arte, pasamos de lo hipotético a lo concreto.
A nivel de obra estética, el film supera la prueba más que de sobra, con buena nota.
Empezando por la estética: impacta desde el primer momento la utilización de los dibujos, de la animación. Este recurso, y tan bien tratado, desde la primera imagen nos sumerge en un film oscuro. Tanto por los colores como por el ritmo. Los recuerdos, narrados con colores apagados dan la sensación de que realmente se está haciendo un esfuerzo por parte de los protagonistas de la historia por desenmascarar su pasado, por traer a la luz la responsabilidad de sus actos. El ritmo sólo puede ser como en una catástrofe, lento. No da piedad, todos los recuerdos son dolorosos, desde los más “inocentes” a los de los actos más reprobables. La música, acompaña desde el inicio hasta el final la temática, haciendo de las escenas de muerte algo horrible, hasta las más llevaderas incluso tristes, como condicionadas por las anteriores.
La utilización de imágenes reales al final es lo que hace de ella ya una obra de arte, pasamos de lo hipotético a lo concreto.
A nivel de obra estética, el film supera la prueba más que de sobra, con buena nota.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Centrándome en el argumento, no veo la crítica que se hace sobre que Israel quiere exculparse de la responsabilidad de sus actos.
Creo que esto no es así por varias razones. En primer lugar porque quien narra los acontecimientos no es el ministro de defensa, sino los soldados, los que tuvieron que estar allí y aguantar todo lo que les tocase y ver todo lo que vieron. Un mecanismo de defensa de la mente humana es el borrado de recuerdos, ellos no se acuerdan de las matanzas, ni de cómo colaboraron en ellas, pero saben que algo hicieron, todos se sienten mal, por una razón o por otra, pero ninguno vive tranquilo. El proceso de investigación que usa el protagonista le lleva a saber lo que hizo y por qué lo hizo y asumir su responsabilidad en esos actos. Ante esa barbaridad sólo quedan dos salidas, o aguantar, que es lo que hacen, o quitarse la vida. ¿Quién podría aguantar y sobrellevar sin ni un atisbo de culpabilidad, sin ningún remordimiento, la carga de esas atrocidades?, sólo los que están dispuestos a pasar la vida recordándolo e intentando purgar de una forma u otra su culpabilidad y los que simplemente son monstruos. Y en la película ninguno de los protagonistas es un monstruo, todos intentan darse buenas razones para sobrellevarlo, para perdonarse, porque son y se sienten culpables. Por supuesto que podrían haber intentado evitarlo o al menos no haber colaborado, incluso haber desobedecido y actuar por su cuenta, pero no lo hicieron y también saben que podrían haberlo hecho. Los asesinos fueron los que formaban la falange cristiana, sí, pero ello les ayudaron.
Los monstruos, por el contrario, dicen “gracias por ponerme al corriente”. No hay ninguna indignación, por leve que ésta sea, no hay nada, sólo eso información.
Con respecto al final. Es necesario, es pasar de lo hipotético, la memoria, a lo concreto, la realidad. No fue agradable, ni tiene por qué serlo. Este recurso es lo que hace que la rabia se apodere de ti. Al igual que en “Noche y niebla”, las imágenes reales (si bien Folman se recrea más en lo morboso) de cadáveres, de la destrucción, la injusticia, lo inhumano, es lo que ya rompe con el discurso y hace surgir la acción, es lo que hace pasar de película a testimonio del salvajismo y la irracionalidad, y la acción es indignarse, es protestar, es cambiar nuestro modo de ver las cosas. La muerte nunca es agradable, y así lo refleja el último minuto. Estos últimos sesenta segundo directamente hacen a uno espectador del crimen en primera persona. Y ahí los responsables no son sólo los asesinos, somos todos, ahí cualquiera que olvide por un instante o que justifique mínimamente esos actos es culpable por omisión.
Creo que esto no es así por varias razones. En primer lugar porque quien narra los acontecimientos no es el ministro de defensa, sino los soldados, los que tuvieron que estar allí y aguantar todo lo que les tocase y ver todo lo que vieron. Un mecanismo de defensa de la mente humana es el borrado de recuerdos, ellos no se acuerdan de las matanzas, ni de cómo colaboraron en ellas, pero saben que algo hicieron, todos se sienten mal, por una razón o por otra, pero ninguno vive tranquilo. El proceso de investigación que usa el protagonista le lleva a saber lo que hizo y por qué lo hizo y asumir su responsabilidad en esos actos. Ante esa barbaridad sólo quedan dos salidas, o aguantar, que es lo que hacen, o quitarse la vida. ¿Quién podría aguantar y sobrellevar sin ni un atisbo de culpabilidad, sin ningún remordimiento, la carga de esas atrocidades?, sólo los que están dispuestos a pasar la vida recordándolo e intentando purgar de una forma u otra su culpabilidad y los que simplemente son monstruos. Y en la película ninguno de los protagonistas es un monstruo, todos intentan darse buenas razones para sobrellevarlo, para perdonarse, porque son y se sienten culpables. Por supuesto que podrían haber intentado evitarlo o al menos no haber colaborado, incluso haber desobedecido y actuar por su cuenta, pero no lo hicieron y también saben que podrían haberlo hecho. Los asesinos fueron los que formaban la falange cristiana, sí, pero ello les ayudaron.
Los monstruos, por el contrario, dicen “gracias por ponerme al corriente”. No hay ninguna indignación, por leve que ésta sea, no hay nada, sólo eso información.
Con respecto al final. Es necesario, es pasar de lo hipotético, la memoria, a lo concreto, la realidad. No fue agradable, ni tiene por qué serlo. Este recurso es lo que hace que la rabia se apodere de ti. Al igual que en “Noche y niebla”, las imágenes reales (si bien Folman se recrea más en lo morboso) de cadáveres, de la destrucción, la injusticia, lo inhumano, es lo que ya rompe con el discurso y hace surgir la acción, es lo que hace pasar de película a testimonio del salvajismo y la irracionalidad, y la acción es indignarse, es protestar, es cambiar nuestro modo de ver las cosas. La muerte nunca es agradable, y así lo refleja el último minuto. Estos últimos sesenta segundo directamente hacen a uno espectador del crimen en primera persona. Y ahí los responsables no son sólo los asesinos, somos todos, ahí cualquiera que olvide por un instante o que justifique mínimamente esos actos es culpable por omisión.
8 de marzo de 2009
8 de marzo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de animación israelí que, a modo documental, relata la búsqueda en su memoria de un soldado israelí que un día se da cuenta de que no recuerda lo que vivió en la guerra del Líbano del 82. La película narra todo el proceso de recuperación de la memoria a través de varias entrevistas con amigos del protagonista hasta acabar relatando la matanza del campo de refugiados de Sabra y Chatila.
Es muy interesante todo el proceso de reflexión sobre la memoria, de porqué se recuerdan unos hechos y se bloquean otros y hasta cómo se pueden crear falsos recuerdos. La narración del proceso a través de entrevistas con otros participantes en los hechos y la descripción progresiva del avance de la guerra en el Líbano que acaba desembocando en la matanza es perfecto, todo cuadra a la perfección y mantiene el interés, a pesar que si bien el método de animación es muy estético le falta un poco de atractivo especialmente a la hora de tratar los rostros, deja, por eso, unas cuantas imágenes muy bellas. El hecho de tratar un documental con animación es un gran acierto y se nota que ha dado muchísima libertad al director tanto para narrar la historia, como para hacer más patente, con imágenes ligeramente oníricas, los vacíos y distorsiones de la memoria.
Los diálogos y el ritmo tranquilo cuadran muy bien con la historia narrada y dejan el sabor de lo que realmente es, un documental. Sin duda necesario para recordar una matanza que mucha gente puede no conocer o haber olvidado...
En resumen, altamente recomendable para cualquier persona interesada en los conflictos de Oriente Medio y/o en los procesos de la memoria.
Valoración: 7
Cine. Verdi Park.
Es muy interesante todo el proceso de reflexión sobre la memoria, de porqué se recuerdan unos hechos y se bloquean otros y hasta cómo se pueden crear falsos recuerdos. La narración del proceso a través de entrevistas con otros participantes en los hechos y la descripción progresiva del avance de la guerra en el Líbano que acaba desembocando en la matanza es perfecto, todo cuadra a la perfección y mantiene el interés, a pesar que si bien el método de animación es muy estético le falta un poco de atractivo especialmente a la hora de tratar los rostros, deja, por eso, unas cuantas imágenes muy bellas. El hecho de tratar un documental con animación es un gran acierto y se nota que ha dado muchísima libertad al director tanto para narrar la historia, como para hacer más patente, con imágenes ligeramente oníricas, los vacíos y distorsiones de la memoria.
Los diálogos y el ritmo tranquilo cuadran muy bien con la historia narrada y dejan el sabor de lo que realmente es, un documental. Sin duda necesario para recordar una matanza que mucha gente puede no conocer o haber olvidado...
En resumen, altamente recomendable para cualquier persona interesada en los conflictos de Oriente Medio y/o en los procesos de la memoria.
Valoración: 7
Cine. Verdi Park.
13 de mayo de 2009
13 de mayo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos perros salvajes como en cualquier pesadilla, pero cuál es su origen... la guerra, la guerra que marca a todos sus soldados, el efecto devastador del llamado estrés post-traumático en una película que va mas a allá de las matanzas que ocurren en cualquier conflicto para proyectar las alteraciones psicológicas, para mostrar de una manera acertadísima las secuelas de las masacres, todo contado de una forma oscura, fría, demoledora y tajante.
La memoria está viva y nuestro cerebro es capaz de guardar lo que le interesa y de borrar lo nefasto que haya ocurrido en nuestras vidas, la memoria es dinámica y en todos estos relatos hay diferentes alteraciones y sentimientos como alucinaciones, visiones, pánico, histeria, miedos, horror y, en el caso del protagonista, una culpabilidad aunque sea indirecta que le proviene de su infancia y que le produce un transtorno disociativo, por lo que comienza a buscar testigos de la matanza para recuperar sus trágicos recuerdos.
Una de las cintas con un mayor contendio psiquiátrico de buen nivel que recuerdo y que definitivamente se instala en nuestras mentes y se consigue transmitir con una buenísima banda sonora, con una buena narración y con una acertada ambientación de los 80.
Existen numerosas películas anti-bélicas buenas en USA, pero en muchas el plato tiene siempre un ingrediente que sobra, el del americanismo, que se va haciendo más importante a medida que pasa la cinta y que al final termina por aborrecer; en "Vals con Bashir" no hay demasiados ingredientes, puede llegar a ser lenta, pero es neutral y la sensación que queda es que los que tiene se van asimilando con calidad y concluye en una buena digestión... aprendan!!!
Por cierto, el formato no es tan novedoso, preguntar a R. Linklater.
La memoria está viva y nuestro cerebro es capaz de guardar lo que le interesa y de borrar lo nefasto que haya ocurrido en nuestras vidas, la memoria es dinámica y en todos estos relatos hay diferentes alteraciones y sentimientos como alucinaciones, visiones, pánico, histeria, miedos, horror y, en el caso del protagonista, una culpabilidad aunque sea indirecta que le proviene de su infancia y que le produce un transtorno disociativo, por lo que comienza a buscar testigos de la matanza para recuperar sus trágicos recuerdos.
Una de las cintas con un mayor contendio psiquiátrico de buen nivel que recuerdo y que definitivamente se instala en nuestras mentes y se consigue transmitir con una buenísima banda sonora, con una buena narración y con una acertada ambientación de los 80.
Existen numerosas películas anti-bélicas buenas en USA, pero en muchas el plato tiene siempre un ingrediente que sobra, el del americanismo, que se va haciendo más importante a medida que pasa la cinta y que al final termina por aborrecer; en "Vals con Bashir" no hay demasiados ingredientes, puede llegar a ser lenta, pero es neutral y la sensación que queda es que los que tiene se van asimilando con calidad y concluye en una buena digestión... aprendan!!!
Por cierto, el formato no es tan novedoso, preguntar a R. Linklater.
23 de julio de 2010
23 de julio de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película bellísima y desconcertante. Y eso que para un dinosaurio como yo la animación puede parecer lastrada por unas limitaciones que quizá sean de uno mismo. En cualquier caso creo que si hubieran tenido el valor y el dinero de rodar esta película con imagen real, atrapando los matices y capacidad expresiva de un rostro humano real, sin reducir a un esquema de tinta, podrían habernos regalado una obra de una intensidad y una profundidad dramática abismales. En cualquier caso es una obra de arte, gracias también a un sonido logradísimo y a una música que está a la altura de las circunstancias.
Otra cosa es que cometamos la imprudencia de detenernos en el aspecto moral del asunto. En muchas películas americanas se nos habla del conflicto interno que desata la guerra en un grupo de muchachos "civilizados", muchachos salidos de un mundo "pacífico" y enfrentados a las miserias esenciales del ser humano, a su faceta bestial. Nada nuevo. Lo que aporta esta película, desde su sencillez, es algo ligeramente distinto: esta película trata de que nos identifiquemos con su protagonista, que nos pongamos en el lugar de ese pobre chico, lo que nos coloca en una situación algo vertiginosa. Porque asistimos al retrato -autorretrato- del asesino. Un asesino sensible, torturado, civilizado, sí, pero un asesino. Lo demás son excusas.
Otra cosa es que cometamos la imprudencia de detenernos en el aspecto moral del asunto. En muchas películas americanas se nos habla del conflicto interno que desata la guerra en un grupo de muchachos "civilizados", muchachos salidos de un mundo "pacífico" y enfrentados a las miserias esenciales del ser humano, a su faceta bestial. Nada nuevo. Lo que aporta esta película, desde su sencillez, es algo ligeramente distinto: esta película trata de que nos identifiquemos con su protagonista, que nos pongamos en el lugar de ese pobre chico, lo que nos coloca en una situación algo vertiginosa. Porque asistimos al retrato -autorretrato- del asesino. Un asesino sensible, torturado, civilizado, sí, pero un asesino. Lo demás son excusas.
3 de septiembre de 2010
3 de septiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental animado que cuenta cómo la memoria personal puede quebrarse cuando los acontecimientos vividos son de una gran dureza. También cómo la memoria colectiva pasa un tupido velo sobre aquellos acontecimientos que no nos interesa recordar como sociedad.
Gracias a las pesadillas de un colega, ex-combatiente de la primera guerra del Líbano, el director, ex-combatiente también, inicia una búsqueda de su propio pasado. Un pasado olvidado, tan olvidado que hasta surgen dudas de que hayan participado juntos en la misma guerra. A partir de este momento el propio director intenta buscar entre sus recuerdos y los recuerdos de amigos de aquel momento, cuál fue su participación en aquella guerra y, sobretodo, si estuvo implicado directamente en los terrible sucesos de la matanza de Sabra y Chatila.
La película está arropada por un envoltorio de dibujos animados, pero no por ello, resta credibilidad a los testimonios, ni resta impacto emocional ante las barbaries de la guerra. La matanza de palestinos por parte de las milicias cristianas con el consentimiento absoluto de las tropas israelíes es un momento delicado, que funde imágenes animadas con imágenes reales de las familias palestinas, y que después de mucho buscar, al fin el director puede dar una respuesta satisfactoria a su ausencia de recuerdos, aunque deja cierto tufillo de inocencia para la sociedad israelí.
Para buscadores de respuestas.
Lo mejor: el planteamiento de la búsqueda de los recuerdos, la animación para contar una historia así.
Lo peor: puede dejar ciertas dudas sobre la responsabilidad de los israelíes como pueblo.
La escena: la jauría de perros de la pesadilla.
Gracias a las pesadillas de un colega, ex-combatiente de la primera guerra del Líbano, el director, ex-combatiente también, inicia una búsqueda de su propio pasado. Un pasado olvidado, tan olvidado que hasta surgen dudas de que hayan participado juntos en la misma guerra. A partir de este momento el propio director intenta buscar entre sus recuerdos y los recuerdos de amigos de aquel momento, cuál fue su participación en aquella guerra y, sobretodo, si estuvo implicado directamente en los terrible sucesos de la matanza de Sabra y Chatila.
La película está arropada por un envoltorio de dibujos animados, pero no por ello, resta credibilidad a los testimonios, ni resta impacto emocional ante las barbaries de la guerra. La matanza de palestinos por parte de las milicias cristianas con el consentimiento absoluto de las tropas israelíes es un momento delicado, que funde imágenes animadas con imágenes reales de las familias palestinas, y que después de mucho buscar, al fin el director puede dar una respuesta satisfactoria a su ausencia de recuerdos, aunque deja cierto tufillo de inocencia para la sociedad israelí.
Para buscadores de respuestas.
Lo mejor: el planteamiento de la búsqueda de los recuerdos, la animación para contar una historia así.
Lo peor: puede dejar ciertas dudas sobre la responsabilidad de los israelíes como pueblo.
La escena: la jauría de perros de la pesadilla.
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