Zona de interés
2023 

6.4
19,761
17 de marzo de 2024
17 de marzo de 2024
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni su banda sonora a camino entre el ruido industrial y un zumbido sordo y grave parecido a la voz del avetoro; ni la hábil cancelación del sonido ambiente a favor del silencio de la cotidianidad, si acaso de los diálogos propios del ámbito doméstico; ni los muros de hormigón tan altos como para ocultar el tejado de los barracones donde la población local aguarda hacinada su ejecución, pero no lo suficiente como para ocultar el humo y las llamaradas expelidas por las chimeneas de los crematorios funcionando a pleno rendimiento; ni la indolencia de la familia arquetípica nazi departiendo ufana sobre las [des]posesiones materiales que estos han hurtado directamente de los judíos gaseados a apenas un par de metros del jardín, al ritmo de 12 mil por día [vuelve a leerlo]; ni los orondos niños arios jugando a los dados con las muelas de los exterminados; lograron provocarme la desazón, la náusea que me provocó el hecho de concluir que nada, absolutamente NADA nos diferencia de aquellos.
Crecí, como la mayoría de mis coetáneos, convencida de que hoy, cuando quiera que fuese ese hoy, no habríamos permitido que ocurriese el Holocausto. Este razonamiento me descargaba de culpa y me ayudaba a conciliar la paz con mi especie; el caso es que ya está ocurriendo, ahora mismo mientras sujetas el smartphone con una mano y el café con otra, está ocurriendo y el mundo, como ayer, indiferente, mira hacia otro lado.
La Alemania de mediados del siglo pasado, anhelaba el control sobre los territorios del este [la zona de interés], por considerarlos administrativamente suyos, poniendo en marcha la política de colonización [lebensraum], que hacía más llevadero el día a día de las familias de las SS, ahora sí legitimadas para el genocidio por real decreto.
Netanyahu ha declarado que no descansará hasta hacerse con la totalidad del territorio palestino.
La población gazatí, acorralada en la que ya nadie duda será su tumba, muere desnutrida, bombardeada, privada de agua potable, electricidad y sanidad, asediada en el terruño de tierra codiciado por Israel, donde esqueléticos uno a uno caerán más pronto que tarde muertos…
Y yo, como la protagonista de «La zona de interés», me voy a la cama. En apenas 100 días, Occidente ha permitido que uno de los «nuestros» asesine a más de 12 mil menores gazatíes [vuelve a leerlo], aun así dormiré previsiblemente unas 7 horas a pierna suelta. Mañana será un día normal.
Los libros de historia nos juzgarán, seguramente, pero el mundo seguirá girando.
Crecí, como la mayoría de mis coetáneos, convencida de que hoy, cuando quiera que fuese ese hoy, no habríamos permitido que ocurriese el Holocausto. Este razonamiento me descargaba de culpa y me ayudaba a conciliar la paz con mi especie; el caso es que ya está ocurriendo, ahora mismo mientras sujetas el smartphone con una mano y el café con otra, está ocurriendo y el mundo, como ayer, indiferente, mira hacia otro lado.
La Alemania de mediados del siglo pasado, anhelaba el control sobre los territorios del este [la zona de interés], por considerarlos administrativamente suyos, poniendo en marcha la política de colonización [lebensraum], que hacía más llevadero el día a día de las familias de las SS, ahora sí legitimadas para el genocidio por real decreto.
Netanyahu ha declarado que no descansará hasta hacerse con la totalidad del territorio palestino.
La población gazatí, acorralada en la que ya nadie duda será su tumba, muere desnutrida, bombardeada, privada de agua potable, electricidad y sanidad, asediada en el terruño de tierra codiciado por Israel, donde esqueléticos uno a uno caerán más pronto que tarde muertos…
Y yo, como la protagonista de «La zona de interés», me voy a la cama. En apenas 100 días, Occidente ha permitido que uno de los «nuestros» asesine a más de 12 mil menores gazatíes [vuelve a leerlo], aun así dormiré previsiblemente unas 7 horas a pierna suelta. Mañana será un día normal.
Los libros de historia nos juzgarán, seguramente, pero el mundo seguirá girando.
19 de febrero de 2024
19 de febrero de 2024
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea del film es clara, mostrar el mundo paralelo que vivían los alemanes y sobre todo la familia protagonista, la zona de confort de lujo donde vivían y el horror apenas a metros, pero con eso solo no alcanza, tiene muy buena ambientación, pero el ritmo el lento y no solo eso, sino que nunca termina de redondear su muy pequeña historia y se diluye sin dejar mucho.
Todo muy conceptual y metafórico, y un final que no ayuda a digerir la idea de la mejor manera.
Todo muy conceptual y metafórico, y un final que no ayuda a digerir la idea de la mejor manera.
24 de marzo de 2024
24 de marzo de 2024
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tiene conflicto. No va hacia ninguna parte. Se limita a hacer un retrato estático de algo que ya conocíamos, aunque nunca deje de sorprendernos y repugnarnos.
Algunos y algunas encontrarán una provocación en el título de mi crítica. Puede ser. Pero es honesto. Hoy día los muros al otro lado del horror se levantan justo al lado de nuestras casas, en el borde de nuestras fronteras.
Y no es del interés de nadie.
Algunos y algunas encontrarán una provocación en el título de mi crítica. Puede ser. Pero es honesto. Hoy día los muros al otro lado del horror se levantan justo al lado de nuestras casas, en el borde de nuestras fronteras.
Y no es del interés de nadie.
24 de enero de 2024
24 de enero de 2024
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los títulos que han tomado renombre tras la nominación a los Oscars LA ZONA DE INTERÉS es la apuesta de Reino Unido para ser la sorpresa de esta edición.
Jonathan Glazer es el encargado de dirigir este drama satírico del holocausto protagonizado por Christian Friedel y la verdadera sorpresa de este último año, Sandra Hüller, quien ha logrado estar nominada por esta y ANATOMÍA DE UNA CAIDA, siendo su caso personal, la anatomía de un ascenso estratosférico.
Hablamos de un film que parece ir dirigido a un público pedante de nicho, que lo defiende a capa y espada, dejando de lado a los espectadores más jóvenes.
A destacar, todo el apartado fotográfico realiza un gran trabajo mostrando la dicotomía de la historia frente a la de los personajes, pero que curiosamente falla por una guion lento y que carece de un final para una historia que tampoco interesa mucho.
Dudamos mucho al darle la nota, pero haciendo recuento del conjunto nos quedamos en un 6, un poco bastante más abajo que la crítica que la adora.
Y si hablamos subjetivamente, empezaríamos por decir lo soporífera y pretenciosa que nos pareció, donde si bien logra brillar por tomas donde el sonido atroz atraviesa los muros de unas imágenes paradisíacas, nos abandona en escenas redundantes y cotidianas, que sí, es una innovadora forma de mostrarnos lo irónico y frívolo de la vida cotidiana de los nazis, que aunque parezca un planteamiento interesante, el resultado aburre.
Y menos nos gustó que en ciertos momentos, uno en concreto, rompiera la 4 pared para decirnos nada, bueno no, para decirnos "hey, mira el final es este, así que termino ya". Ingenioso o vago, esa es la verdadera dicotomía.
Quizás es que fuimos con unas expectativas mayores de lo que debíamos, pero si tienes claro que quieres verla, has de tener claro que tienes que ir preparado para disfrutar del viaje, no del destino.
Si os gustó la película, os aconsejamos ver la otra visión del holocausto con EL HIJO DE SAÚL.
UNDER THE SKIN para seguir dudando del director.
REQUIEM por parte de la protagonista, porque ANATOMÍA DE UNA CAÍDA os dejará con ganas de más.
Jonathan Glazer es el encargado de dirigir este drama satírico del holocausto protagonizado por Christian Friedel y la verdadera sorpresa de este último año, Sandra Hüller, quien ha logrado estar nominada por esta y ANATOMÍA DE UNA CAIDA, siendo su caso personal, la anatomía de un ascenso estratosférico.
Hablamos de un film que parece ir dirigido a un público pedante de nicho, que lo defiende a capa y espada, dejando de lado a los espectadores más jóvenes.
A destacar, todo el apartado fotográfico realiza un gran trabajo mostrando la dicotomía de la historia frente a la de los personajes, pero que curiosamente falla por una guion lento y que carece de un final para una historia que tampoco interesa mucho.
Dudamos mucho al darle la nota, pero haciendo recuento del conjunto nos quedamos en un 6, un poco bastante más abajo que la crítica que la adora.
Y si hablamos subjetivamente, empezaríamos por decir lo soporífera y pretenciosa que nos pareció, donde si bien logra brillar por tomas donde el sonido atroz atraviesa los muros de unas imágenes paradisíacas, nos abandona en escenas redundantes y cotidianas, que sí, es una innovadora forma de mostrarnos lo irónico y frívolo de la vida cotidiana de los nazis, que aunque parezca un planteamiento interesante, el resultado aburre.
Y menos nos gustó que en ciertos momentos, uno en concreto, rompiera la 4 pared para decirnos nada, bueno no, para decirnos "hey, mira el final es este, así que termino ya". Ingenioso o vago, esa es la verdadera dicotomía.
Quizás es que fuimos con unas expectativas mayores de lo que debíamos, pero si tienes claro que quieres verla, has de tener claro que tienes que ir preparado para disfrutar del viaje, no del destino.
Si os gustó la película, os aconsejamos ver la otra visión del holocausto con EL HIJO DE SAÚL.
UNDER THE SKIN para seguir dudando del director.
REQUIEM por parte de la protagonista, porque ANATOMÍA DE UNA CAÍDA os dejará con ganas de más.
31 de enero de 2024
31 de enero de 2024
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenia expectativas muy altas, y luego, me acechaba el miedo a que eso terminara por arruinarme la película. Tras verla, fue creciendo en mí un entusiasmo que hoy día es ya una rareza. No diré que fue la sensación de haber visto una obra maestra (algo realmente raro en estos tiempos), pero sí que se acerca. Porque lo que esta película propone es puro cine, puro lenguaje cinematográfico, con todos las herramientas que eso comprende, pura inventiva formal, y todo ello con un propósito.
Es evidente que existe una intención de exponer desde otro ángulo el horror de los campos de exterminio nazis, no es ningún secreto. Y a eso hay que darle contenido, llenarlo de una sustancia que tenga el peso del horror que no se muestra. El ruido, ese zumbido que nunca se marcha, la luz anaranjada en la noche, el tableteo de una ametralladora... Elementos bien utilizados. Pero me da más miedo aún las rutinas domésticas, tan calculadas, tan milimetradas e higiénicas, los cuentos nocturnos, que toman otra dimensión en negativo. Hay ideas muy bonitas en esta película para traer a la vista de maneras sutiles, desde la asociación de imágenes, no tanto el horror de las montañas de muertos que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en cámaras de gas, sino el drama individual de las víctima.
Pero lo más remarcable de esta película, es que consigue, en otro estadio paralelo, dramatizar la peripecia de los verdugos para mostrar que en su caso son víctimas de una podredumbre que les devora por dentro. Plantear eso, una verdadera progresión dramática basada en el mal absoluto, es lo que hace distinta esta película. Y en esa tarea hay algunos momentos de cine excepcionales, como por ejemplo la cotidianeidad de un hogar que no deja de ser el resultado de años de trabajo y ambición, la intervención de la madre de la protagonista, tan reveladora, o todo el tramo final. Nada en esta película está al azar, está llena de detalles que persiguen el mismo propósito, nada se oculta, ni se disfraza de falso enigma para tener una apariencia más intelectual, como vemos muchas veces en el cine actual. Su honestidad debe aplaudirse, nunca hay dudas respecto a lo que sienten/desean/pretenden los personajes. Y al final, lo que pretende esta película, no es tanto mostrar la "banalidad del mal", como dicen todas las críticas habida y por haber que he leído, sino intentar darle un sentido. Y ese sentido, quizá, más que banal, es humano, porque la maldad, también es humana. Y ahí está realmente lo interesante de esta historia. Si tenemos por banal todo lo que conduce al desastre, nos perdemos muchas cosas, para empezar la posibilidad de profundizar, de hacer un buen diagnóstico, y de encontrar la manera de curar a quienes están enfermos de maldad. Esta es una historia sobre personas enfermas.
En mi humilde opinión, esta es la película que debió ganar la Palma de Oro en el festival de Cannes. Porque esta es la película que, este año, sin chulería, solo con ideas, a veces solo con matices, corre todos los riesgos formales y sustanciales, y eso se merece el mayor reconocimiento.
Es evidente que existe una intención de exponer desde otro ángulo el horror de los campos de exterminio nazis, no es ningún secreto. Y a eso hay que darle contenido, llenarlo de una sustancia que tenga el peso del horror que no se muestra. El ruido, ese zumbido que nunca se marcha, la luz anaranjada en la noche, el tableteo de una ametralladora... Elementos bien utilizados. Pero me da más miedo aún las rutinas domésticas, tan calculadas, tan milimetradas e higiénicas, los cuentos nocturnos, que toman otra dimensión en negativo. Hay ideas muy bonitas en esta película para traer a la vista de maneras sutiles, desde la asociación de imágenes, no tanto el horror de las montañas de muertos que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en cámaras de gas, sino el drama individual de las víctima.
Pero lo más remarcable de esta película, es que consigue, en otro estadio paralelo, dramatizar la peripecia de los verdugos para mostrar que en su caso son víctimas de una podredumbre que les devora por dentro. Plantear eso, una verdadera progresión dramática basada en el mal absoluto, es lo que hace distinta esta película. Y en esa tarea hay algunos momentos de cine excepcionales, como por ejemplo la cotidianeidad de un hogar que no deja de ser el resultado de años de trabajo y ambición, la intervención de la madre de la protagonista, tan reveladora, o todo el tramo final. Nada en esta película está al azar, está llena de detalles que persiguen el mismo propósito, nada se oculta, ni se disfraza de falso enigma para tener una apariencia más intelectual, como vemos muchas veces en el cine actual. Su honestidad debe aplaudirse, nunca hay dudas respecto a lo que sienten/desean/pretenden los personajes. Y al final, lo que pretende esta película, no es tanto mostrar la "banalidad del mal", como dicen todas las críticas habida y por haber que he leído, sino intentar darle un sentido. Y ese sentido, quizá, más que banal, es humano, porque la maldad, también es humana. Y ahí está realmente lo interesante de esta historia. Si tenemos por banal todo lo que conduce al desastre, nos perdemos muchas cosas, para empezar la posibilidad de profundizar, de hacer un buen diagnóstico, y de encontrar la manera de curar a quienes están enfermos de maldad. Esta es una historia sobre personas enfermas.
En mi humilde opinión, esta es la película que debió ganar la Palma de Oro en el festival de Cannes. Porque esta es la película que, este año, sin chulería, solo con ideas, a veces solo con matices, corre todos los riesgos formales y sustanciales, y eso se merece el mayor reconocimiento.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here