Zona de interés
2023 

6.4
19,750
21 de enero de 2024
21 de enero de 2024
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña película y difícil de etiquetar. Realizada como si fuese un falso documental que nos adentra en la vida cotidiana de la familia Höss; su idílica felicidad como una familia normal en el umbral del infierno. Sandrá Hüller realiza un gran papel, sin mucho ruido, con esa anodina cotidianidad que enmascara las mayores miserias del ser humano. Música, también, extraña y escalofriante que transmite lo que no reflejan explilcitamente las imágenes y que sólo simbolizan. Inteligente y poético uso del color que llega donde no pueden las palabras. No me encajaron algunos planos excesivamente largos y que siendo interesantes, más cortos hubiesen encajado mejor.
Es una buena película, de las que te dejan mal sabor de boca al salir de la sala y el mundo te parece peor de lo que imaginabas, y de eso también va el cine.
Es una buena película, de las que te dejan mal sabor de boca al salir de la sala y el mundo te parece peor de lo que imaginabas, y de eso también va el cine.
22 de febrero de 2024
22 de febrero de 2024
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues pese a las numerosas virtudes que atesora GLAZER, que realiza con maestría, el resultado me deja frío.
El director parte de una novela del controvertido, crítico y acido MARTIN AMIS, para crear un guion distinto, únicamente tomando de referencia el trasfondo. GLAZER reescribe la historia, para relatarnos la vida del criminal RUDOLF HOSS (comandante a cargo del campo de concentración de AUSCHWITZ) y su familia.
Con un ritmo pausado y una historia que podría resumirse en tres líneas, el director hace gala de su calidad, exponiendo un dominio visual de gran poder, en el que destaca el color y el uso de potente filtros que consiguen ser de alto valor descriptivo dependiendo de lo que acontece.
El sonido es depurado e inolvidable y al igual que con la imagen, destaca sobremanera, con una calidad descriptiva asombrosa, que refleja el horror de la situación. Es la joven MICA LEVI la encargada de este aspecto.
Existe una carencia de diálogos, que debido a lo expresado en el párrafo anterior, realmente no son necesarios, siendo este punto lo más destacado del film, demostrar que se puede narrar a través de la imagen y sonido. Otro punto a favor, es que el espectador sentirá nauseas de lo que acontece, pero nunca siendo explícito. Se agradece un metraje apropiado a la estructura y la forma de contar la historia.
Pero son varios los “debes” a las espaldas de GRAZER, que se recrea en exceso en sus capacidades. Su excesivo ego queda patente, con un resultado altamente pretencioso que echa por tierra la multitud de virtudes relatadas hasta este momento.
Para terminar, comentar como curiosidad, el trabajo de la actriz SANDRA HULLER, dando vida a la “mujer sin alma” del monstruo HOSS. La actriz alemana ha realizado en el mismo año dos papeles muy distintos y destacables que tienen como similitud, la carrera de los OSCARS y que siendo un film francés y otro británico, en ambos, su papel se desarrolla en su lengua alemana, porque LA ZONA DE INTERES pese a ser una película inglesa, trascurre en alemán durante todo su metraje.
El director parte de una novela del controvertido, crítico y acido MARTIN AMIS, para crear un guion distinto, únicamente tomando de referencia el trasfondo. GLAZER reescribe la historia, para relatarnos la vida del criminal RUDOLF HOSS (comandante a cargo del campo de concentración de AUSCHWITZ) y su familia.
Con un ritmo pausado y una historia que podría resumirse en tres líneas, el director hace gala de su calidad, exponiendo un dominio visual de gran poder, en el que destaca el color y el uso de potente filtros que consiguen ser de alto valor descriptivo dependiendo de lo que acontece.
El sonido es depurado e inolvidable y al igual que con la imagen, destaca sobremanera, con una calidad descriptiva asombrosa, que refleja el horror de la situación. Es la joven MICA LEVI la encargada de este aspecto.
Existe una carencia de diálogos, que debido a lo expresado en el párrafo anterior, realmente no son necesarios, siendo este punto lo más destacado del film, demostrar que se puede narrar a través de la imagen y sonido. Otro punto a favor, es que el espectador sentirá nauseas de lo que acontece, pero nunca siendo explícito. Se agradece un metraje apropiado a la estructura y la forma de contar la historia.
Pero son varios los “debes” a las espaldas de GRAZER, que se recrea en exceso en sus capacidades. Su excesivo ego queda patente, con un resultado altamente pretencioso que echa por tierra la multitud de virtudes relatadas hasta este momento.
Para terminar, comentar como curiosidad, el trabajo de la actriz SANDRA HULLER, dando vida a la “mujer sin alma” del monstruo HOSS. La actriz alemana ha realizado en el mismo año dos papeles muy distintos y destacables que tienen como similitud, la carrera de los OSCARS y que siendo un film francés y otro británico, en ambos, su papel se desarrolla en su lengua alemana, porque LA ZONA DE INTERES pese a ser una película inglesa, trascurre en alemán durante todo su metraje.
31 de enero de 2024
31 de enero de 2024
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece imposible acercarse a la temática del holocausto judío desde alguna posición original que no haya sido utilizada antes. Jonathan Glazer (que me debía una película a la altura de su genialidad después del grave resbalón de “Under the skin”) nos ha mostrado el horror fascista desde el distanciamiento más gélido que jamás se haya podido contemplar. E impresiona y conmociona precisamente por ello, porque ha sido capaz de hacernos mirar sin poder apartar la vista a la indiferencia criminal y distante con que los miembros del ejército nazi contemplaban lo que estaban haciendo. Por otra parte, probablemente el film nos regale una de las mejores ediciones de sonido de la historia del cine, porque el terror nos llega siempre por el oído, jamás por la vista. Un film que es, por encima de todo, sonoro más que visual.
La cinta se desarrolla prácticamente de forma íntegra en el campo de exterminio de Auschwitz y en la que no se ve una sola imagen violenta o el más mínimo rastro de algún cuerpo. Justo ahí radica lo aterrador del experimento que propone Glazer en un film no apto para todos los paladares por su nada convencional forma narrativa. El horror ocurre fuera de campo, sólo se escucha. El cineasta británico nos asoma justo a todo lo contrario, al mundo idílico de una casa de campo en la que el marido trabaja duro para llevar el pan a la mesa (es el Comandante Jefe de Auschwitz), su esposa cultiva el jardín y el huerto con una abnegación constante, sus cinco hijos crecen en un ambiente ideal con piscina, zonas donde jugar y un río en el que ir a bañarse (salvo cuando la corriente trae las cenizas procedentes de los hornos crematorios).
Todo es ideal salvo el sonido constante de los hornos siempre en funcionamiento y el olor extraño que invade el lugar, el olor de la muerte, del exterminio, del genocidio, el reflejo rojizo nocturno de los cuerpos ardiendo que se cuela por las ventanas entrecerradas. Pero eso parece no estar ocurriendo cuando uno observa a sus felices y ajenos personajes. Puede que ni sea real. La propuesta no puede resultar más terrorífica, especialmente en los tiempos que corren, donde los migrantes también nos resultan invisibles.
El sonido de la fábrica de la muerte (uno de los mejores que haya logrado el Séptimo Arte) constante que se cuela por las ventanas, por las puertas, por todas partes. También se oyen de fondo gritos aterradores, llantos, disparos, aullidos, dolor constante. Da igual, todo da igual. Está al otro lado del muro y a éste sólo existe el paraíso. Y la música, que colabora aún más a cortarte el cuerpo y helarte la sangre en las venas. Porque la partitura de Mica Levi perturba al espectador más frío y distante, se introduce en sus formas desagradables en tu epidermis para no abandonarte en ningún momento.
Poco se puede decir de su elenco actoral. Es imposible que destaquen. Ni tan siquiera la superdotada Sandra Hüller ante la que el mundo se rinde en estos momentos. Simplemente los actores y actrices hacen lo que tienen que hacer, ser terriblemente fríos, cínicos y distantes. Ni un mal gesto. Poco se puede decir de ellos. Son la mismísima muerte personificada. La apatía absoluta.
También la belleza saturada e idílica de la dirección de fotografía de Lukasz Zal parece querer susurrarte al oído que todo es perfecto y que en ese lugar bucólico no está ocurriendo nada. Salvo cuando gira abruptamente a un fundido en rojo, o en el caso de los dos primeros minutos con los que principia el fin con una pantalla totalmente negra, o bien con algunas imágenes lisérgicas que tratan de contar lo que sus personajes no conocen que está ocurriendo cuando las luces de la casa se apagan.
Sales del cine desasosegado, frío, con el cuerpo cortado por culpa de un guión tan despegado e indiferente como el del Jonathan Glazer adaptando la novela homónima de Martin Amis. Sabes que has visto algo magistral.
La cinta se desarrolla prácticamente de forma íntegra en el campo de exterminio de Auschwitz y en la que no se ve una sola imagen violenta o el más mínimo rastro de algún cuerpo. Justo ahí radica lo aterrador del experimento que propone Glazer en un film no apto para todos los paladares por su nada convencional forma narrativa. El horror ocurre fuera de campo, sólo se escucha. El cineasta británico nos asoma justo a todo lo contrario, al mundo idílico de una casa de campo en la que el marido trabaja duro para llevar el pan a la mesa (es el Comandante Jefe de Auschwitz), su esposa cultiva el jardín y el huerto con una abnegación constante, sus cinco hijos crecen en un ambiente ideal con piscina, zonas donde jugar y un río en el que ir a bañarse (salvo cuando la corriente trae las cenizas procedentes de los hornos crematorios).
Todo es ideal salvo el sonido constante de los hornos siempre en funcionamiento y el olor extraño que invade el lugar, el olor de la muerte, del exterminio, del genocidio, el reflejo rojizo nocturno de los cuerpos ardiendo que se cuela por las ventanas entrecerradas. Pero eso parece no estar ocurriendo cuando uno observa a sus felices y ajenos personajes. Puede que ni sea real. La propuesta no puede resultar más terrorífica, especialmente en los tiempos que corren, donde los migrantes también nos resultan invisibles.
El sonido de la fábrica de la muerte (uno de los mejores que haya logrado el Séptimo Arte) constante que se cuela por las ventanas, por las puertas, por todas partes. También se oyen de fondo gritos aterradores, llantos, disparos, aullidos, dolor constante. Da igual, todo da igual. Está al otro lado del muro y a éste sólo existe el paraíso. Y la música, que colabora aún más a cortarte el cuerpo y helarte la sangre en las venas. Porque la partitura de Mica Levi perturba al espectador más frío y distante, se introduce en sus formas desagradables en tu epidermis para no abandonarte en ningún momento.
Poco se puede decir de su elenco actoral. Es imposible que destaquen. Ni tan siquiera la superdotada Sandra Hüller ante la que el mundo se rinde en estos momentos. Simplemente los actores y actrices hacen lo que tienen que hacer, ser terriblemente fríos, cínicos y distantes. Ni un mal gesto. Poco se puede decir de ellos. Son la mismísima muerte personificada. La apatía absoluta.
También la belleza saturada e idílica de la dirección de fotografía de Lukasz Zal parece querer susurrarte al oído que todo es perfecto y que en ese lugar bucólico no está ocurriendo nada. Salvo cuando gira abruptamente a un fundido en rojo, o en el caso de los dos primeros minutos con los que principia el fin con una pantalla totalmente negra, o bien con algunas imágenes lisérgicas que tratan de contar lo que sus personajes no conocen que está ocurriendo cuando las luces de la casa se apagan.
Sales del cine desasosegado, frío, con el cuerpo cortado por culpa de un guión tan despegado e indiferente como el del Jonathan Glazer adaptando la novela homónima de Martin Amis. Sabes que has visto algo magistral.
7 de febrero de 2024
7 de febrero de 2024
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pantalla negra con música de fondo durante unos cuantos minutos. El asunto no inicia. Uno se pregunta si hay algún error en la proyección de la imagen, pero no, resulta que 'The Zone of Interest' se toma su tiempo. Para todo, porque la constante en el film de Jonathan Glazer es enseñarnos cómo vive una familia en una lujosa casa pegada a un campo de concentración en el que se cometen las peores aberraciones, esas que no nos muestran, sino que nos hacen oírlas. Para ello, el realizador de 'Under the Skin' simplemente le da play a un loop de disparos y gritos, mientras desde lo visual nos pasean por el jardín, por la pileta y las habitaciones.
Técnicamente, estamos ante una obra que sobresale por sus planos y por su fotografía, no hay dudas de eso. Pero si nos remitimos a lo que nos cuentan y cómo lo hacen, hay que armarse de paciencia, porque las secuencias son extremadamente largas, tediosas y repetitivas, incluso con recursos de buen calibre pero puestos de forma pretenciosa. Todo parece encaminarse a lo que nuestros oídos captan, algo que, de todos modos, termina saturando al no aportar nada nuevo con el correr de los minutos.
4 Alancitos Comandantes sin Escrúpulos sobre 10
Técnicamente, estamos ante una obra que sobresale por sus planos y por su fotografía, no hay dudas de eso. Pero si nos remitimos a lo que nos cuentan y cómo lo hacen, hay que armarse de paciencia, porque las secuencias son extremadamente largas, tediosas y repetitivas, incluso con recursos de buen calibre pero puestos de forma pretenciosa. Todo parece encaminarse a lo que nuestros oídos captan, algo que, de todos modos, termina saturando al no aportar nada nuevo con el correr de los minutos.
4 Alancitos Comandantes sin Escrúpulos sobre 10
13 de marzo de 2024
13 de marzo de 2024
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nada de nada".
Eso es lo que me ha dejado esta película. Sí, lo se. Travellings lindos al mejor estilo Kubrick, limpios planos, una paleta suave y un sonido aceptable. Pero muy lejos de ser espectacular como escuché antes de ir a verla.
No aporta nada nuevo a las mil películas que ya se han hecho sobre este conflicto bélico. Que los nazis y sus familias eran fríos, nadie lo sabía?
Y la escena del final, golpe bajo, barato, sencillo.
El niño con el pijama a rayas, muy superior.
Eso es lo que me ha dejado esta película. Sí, lo se. Travellings lindos al mejor estilo Kubrick, limpios planos, una paleta suave y un sonido aceptable. Pero muy lejos de ser espectacular como escuché antes de ir a verla.
No aporta nada nuevo a las mil películas que ya se han hecho sobre este conflicto bélico. Que los nazis y sus familias eran fríos, nadie lo sabía?
Y la escena del final, golpe bajo, barato, sencillo.
El niño con el pijama a rayas, muy superior.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here