El topo
6.4
24,856
Intriga. Thriller
Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes ... [+]
27 de enero de 2012
27 de enero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de entrar con la película quiero empezar diciendo que su director, Tomas Alfredson, puede hacer lo que le de la gana, ya que su film "Déjame entrar", me parece una obra tan clave del cine contemporáneo, que por si sólo, tiene más calidad que filmografías enteras de otros directores, y por mal que lo haga de ahora en adelante, para mi ya se ha ganado un hueco en el olimpo del cine.
Tras esta diatriba, "El topo". Mucho esperaba de ella, y sólo parte de ese mucho me ha devuelto. Vuelvo a ver que Alfredson tiene talento, es brillante, y su puesta en escena, dirección de actores, y elegancia en la dirección, son indiscutibles. Lamentablemente, además de esto, ya no hay mucho más que decir, la película es formalmente impecable, tiene un estilo y aromas propios, pero apenas me transmite ninguna emoción, tanta perfección en la ambientación, y tan cuidadas interpretaciones, no consiguen ningún tipo de empatía con los personajes, cuyo destino, no te importa demasiado, dando al conjunto del film un aire de cierta frialdad.
Alfredson ha bajado a ambientes más cálidos que su Suecia natal, y menos terroríficos que sus niños vampiros, pero no por ello, ha logrado entretener y estremecer más que su anterior film. Buen intento, pero no damos en la diana.
No obstante, y aunque no me enganche el film, reconozco tal brillantez en su ejecución, y plasmación de una determinada realidad, que más que un tropiezo, entiendo esta película como un paso más en la evolución del que para mi probablemente será uno de los grandes directores de los próximos años.
Tras esta diatriba, "El topo". Mucho esperaba de ella, y sólo parte de ese mucho me ha devuelto. Vuelvo a ver que Alfredson tiene talento, es brillante, y su puesta en escena, dirección de actores, y elegancia en la dirección, son indiscutibles. Lamentablemente, además de esto, ya no hay mucho más que decir, la película es formalmente impecable, tiene un estilo y aromas propios, pero apenas me transmite ninguna emoción, tanta perfección en la ambientación, y tan cuidadas interpretaciones, no consiguen ningún tipo de empatía con los personajes, cuyo destino, no te importa demasiado, dando al conjunto del film un aire de cierta frialdad.
Alfredson ha bajado a ambientes más cálidos que su Suecia natal, y menos terroríficos que sus niños vampiros, pero no por ello, ha logrado entretener y estremecer más que su anterior film. Buen intento, pero no damos en la diana.
No obstante, y aunque no me enganche el film, reconozco tal brillantez en su ejecución, y plasmación de una determinada realidad, que más que un tropiezo, entiendo esta película como un paso más en la evolución del que para mi probablemente será uno de los grandes directores de los próximos años.
25 de febrero de 2012
25 de febrero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alfredson me dejo pasmado con la excelente "Déjame entrar". Lo ha vuelto a conseguir. En sentido contrario por supuesto. Cuando uno tiene el valor suficiente para abordar un rompecabezas tan complejo como la novela de Le Carre (por mucho que el propio autor te haya dado carta blanca), no puedes unir las piezas como te venga en gana, forzando su encaje y desfigurando el conjunto. Por muy compleja que sea la trama, que los es, ¿nos toma por tontos Alfredson y sus guionistas?. Lo bueno, sustancialmente, de las novelas de espionaje es que la madeja se va desenredando y nos exige estar atentos a todos los nudos que se van deshaciendo y más en esta que como tosas ya te has perdido en un laberinto. No le perdono a Alfredson y cia, que me escamotee el desenredo de cada uno de los nudos o incluso los mismos nudos. Uno estaba animado ante el crédito ganado por el director en su trabajo anterior, la novela por supuesto y sobre todo un reparto que quita el hipo. Parafraseando a Churchil, que algo sabía de espías, "nunca tantos (buenos actores) se desaprovecharon con tan poco". La dirección artística y la magnifica BSO de Iglesias consigue recrear la atmósfera de la guerra fría en los 70 y quizás ayude y mucho a la desolación de las almas de estos "funcionarios grises" cuya simple y a la vez enrevesada psicología digna de un tomo de 500 páginas no se soluciona con un ritmo cansino y caras de poker. Se da la paradoja que parece que Alfredson deja de lado la trama para centrarse en estos hombres pero no tiene tiempo para pararse en ellos porque los minutos se los come la trama sin que al final nos quedemos satisfechos con ninguno de los dos. Por no hablar de la verosimilitud.... no me puedo creer que cuando el boss del espionaje britanico desaparece del juego su domicilio no sea inmediatamente "limpiado". Smiley contacta con el agente supuestamente desaparecido por arte de Houdini. Los minutos dedicados a la entrevista con el agente de guardia son ¿para?. ¿Los sistemas de control y seguridad en los archivos de la central de inteligencia eran tan cutres?. Smiley descubre el nudo gordiano gracias a....(si alguien lo descubre que me lo cuente). El contraespionaje es acojonante, los agentes salen y entran de los países y no se entera ni Dios. Una vez atrapado al topo que lleva décadas pasando información confidencial lo "custodian" en una !jaula al aire libre!... en fin parece que Alfredson y sus guionistas han hecho en definitiva lo mismo que el personaje de Control (que grande John Hurt): coger una vieja canción infantil (Calderero, sastre, soldado, espía) y suprimir aquellas palabras que no le convenían a su rima. En última instancia me alegro que me hayan incitado a comprar el libro que es lo que el inteligente Smiley de Le Carre, sabía que ocurriría si dejaba el Control en otras manos.
1 de octubre de 2012
1 de octubre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le doy un cinco porque está bien hecha y porque hay buenos actores.
Si fuera por lo que saqué en claro le daría un cero, porque no me enteré de nada. No conozco la novela, no podía seguir la trama, ni me importaba. Me daba igual que se mataran, se casaran, se fueran a Rusia o a Japón.
En mi vida he visto cosa igual, con lo buena que son las historias que empiezan érase una vez y siguen linealmente o si hay un flash back te avisan al menos algo.
Cine sin fondo, falsamente psicológico.
Todo está sobreentendido,pero luego te das cuenta de que no es nada.
Un timo con pretensiones.
Si fuera por lo que saqué en claro le daría un cero, porque no me enteré de nada. No conozco la novela, no podía seguir la trama, ni me importaba. Me daba igual que se mataran, se casaran, se fueran a Rusia o a Japón.
En mi vida he visto cosa igual, con lo buena que son las historias que empiezan érase una vez y siguen linealmente o si hay un flash back te avisan al menos algo.
Cine sin fondo, falsamente psicológico.
Todo está sobreentendido,pero luego te das cuenta de que no es nada.
Un timo con pretensiones.
6 de febrero de 2013
6 de febrero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la turbadora Déjame entrar, Tomas Alfredson da el salto a Hollywood, y lo hace con una propuesta completamente alejada a su anterior film. El topo es un thriller de espías a la antigua usanza, lleno de humo, salas inhóspitas, miradas, sospechas y traiciones, todo ello enmarcado en los últimos años de la Guerra Fría.
Sin embargo, Alfredson no ha querido renunciar a su estilo. El topo vuelve a reencontrarnos con el director de Déjame entrar en lo que se refiere a pulso narrativo, escenografía gris y fría y personajes bien trazados. Quizá de lo que adolece El topo es de excesiva frialdad, casi hermetismo, que impide a muchos espectadores llegar hasta el fondo de su propuesta. Eso sí, la puesta en escena y esa austeridad provocada da como resultado una atmósfera tensa, donde se respira paranoia, donde se huele la traición en cada esquina. Como atmósfera, El topo es inmejorable.
Me gusta mucho la historia que plantea Alfredson (Le Carré en el original novelístico), es interesante plantear una trama casi detectivesca en medio de un contexto histórico concreto, porque siempre da pie a estimulantes reflexiones. El topo reconstruye muy bien el ambiente conspiranoico de la Guerra Fría, la amenaza que parecía cernirse, la tensión constante y el espionaje continuado y prolongado durante mucho tiempo. Y si además cuentas con actores de primerísima fila, encabezados por un Gary Oldman soberbio, el resultado es cuanto menos notable. ¿Qué se podría mejorar? Sobre todo, el desarrollo de la historia, que a veces abarca demasiado para después resolverse muy rápido; el espectador se siente perdido en algún momento, y puede que, si la paciencia no le acompaña, desconecte. Es una película que exige atención, y si se le presta, uno queda satisfecho, sin duda.
El topo es una buena película, con unos actores estupendos y una solidez narrativa apabullante. Tal vez sea demasiado exigente, pero así tal vez es la única manera de hacernos sentir como los personajes: no saber qué está pasando siempre, no tener todas las claves, obligarnos a estar atentos a los detalles. En El topo, las miradas y el humo encierran muchos secretos.
Sin embargo, Alfredson no ha querido renunciar a su estilo. El topo vuelve a reencontrarnos con el director de Déjame entrar en lo que se refiere a pulso narrativo, escenografía gris y fría y personajes bien trazados. Quizá de lo que adolece El topo es de excesiva frialdad, casi hermetismo, que impide a muchos espectadores llegar hasta el fondo de su propuesta. Eso sí, la puesta en escena y esa austeridad provocada da como resultado una atmósfera tensa, donde se respira paranoia, donde se huele la traición en cada esquina. Como atmósfera, El topo es inmejorable.
Me gusta mucho la historia que plantea Alfredson (Le Carré en el original novelístico), es interesante plantear una trama casi detectivesca en medio de un contexto histórico concreto, porque siempre da pie a estimulantes reflexiones. El topo reconstruye muy bien el ambiente conspiranoico de la Guerra Fría, la amenaza que parecía cernirse, la tensión constante y el espionaje continuado y prolongado durante mucho tiempo. Y si además cuentas con actores de primerísima fila, encabezados por un Gary Oldman soberbio, el resultado es cuanto menos notable. ¿Qué se podría mejorar? Sobre todo, el desarrollo de la historia, que a veces abarca demasiado para después resolverse muy rápido; el espectador se siente perdido en algún momento, y puede que, si la paciencia no le acompaña, desconecte. Es una película que exige atención, y si se le presta, uno queda satisfecho, sin duda.
El topo es una buena película, con unos actores estupendos y una solidez narrativa apabullante. Tal vez sea demasiado exigente, pero así tal vez es la única manera de hacernos sentir como los personajes: no saber qué está pasando siempre, no tener todas las claves, obligarnos a estar atentos a los detalles. En El topo, las miradas y el humo encierran muchos secretos.
3 de junio de 2020
3 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una brillante ejecución técnica, Tomas Alfredson coge los mandos y nos cuenta un entramado de relaciones entre espías y contraespías en el seno de los Servicios Secretos de la Inglaterra de los 70. Un film impecable, en cuanto su relato literario, una adaptación de John Le Carré, que exige permanentemente la atención del espectador y que gradúa con meticulosidad la evolución de la historia, el orden de su explicación y el comportamiento de sus personajes. Una experiencia inolvidable que tritura al espía hollywoodiense tópico con un salvoconducto de realismo inaudito. Fantástico sobre todo Gary Oldman pero también el resto del elenco formado por actores británicos. Una experiencia imperdible para los fans del espionaje, sobre hombres que se debaten entre el deber y el poder, sobre las consecuencias de los secretos nunca contados que anidan en el olvido de algunas historias.
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