El muelle (La Jetée)Mediometraje
7.8
12,198
Ciencia ficción. Fantástico
Tras una apocalíptica guerra nuclear, el mundo ha quedado devastado. Un grupo de científicos del bando vencedor llega a la conclusión de que el único modo de salvar a la humanidad es recurriendo a los viajes a través del tiempo: o bien mandar a una persona al pasado para pedir ayuda, o al futuro para buscar una solución a la situación presente. El elegido para realizar el viaje a través del tiempo es un prisionero. Historia de corte ... [+]
31 de agosto de 2012
31 de agosto de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me decepciona que, la brillante puesta en escena, el montaje, la música, el pálpito... no tengan que ver demasiado con lo que se cuenta. Pretende demasiado. No se queda en el rostro, ni en la anécdota, ni en la belleza simple, que es la más grande. Quiere abarcar, pasado, futuro y presente en 29 minutos y, para mí, no lo consigue por el simple hecho de que no me transmite ni pasado, ni futuro, ni presente. Me da la sensación de que, por momentos, podría ser equiparable al mejor Tarkovsky, de que podría ser una obra poética sublime, pero esos momentos no llegan a los 10 segundos, se esfuman enseguida. Pero sus fotografías, y de ahí mi nota, son potentes. Lo serían más sin diálogos, solo fotos y sonidos, nada de narración, entonces quizás mi 7 sería un 9. Nada que objetar de ellas, porque cuentan algo, porque son, en sí mismas, una historia. Algunas son bellísimas, como la de la mujer observando a una cebra en un museo. Podría haber sido mucho más y en ello no tengo en cuenta su corta duración. Podría haber sido mucho más en esos 29 minutos. Debería haberse quedado en el pasado, o en el futuro. Solo así, ocultando una de esas dos partes, comprenderíamos mejor la otra.
27 de abril de 2013
27 de abril de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me resulta imposible imaginar que alguien pueda superar la calidad de este corto, empleando el mismo formato (fotonovela, comic cinematográfico o como lo quieran ustedes llamar). Esto es porque probablemente, de todas las historias que podían haberse elegido para emplear una técnica basada en la sucesión de imágenes fijas, una historia sobre viajes en el tiempo y en la memoria, de corte melancólico y romántico, resulta lo más apropiado. ¿Qué es obvio? Sí amigo, tan obvio como cualquier serendipia: la penicilina, el descubrimiento de la gravedad o la teoría de la evolución, lo que no es tan simple es tener el talento para verlo y desarrollarlo antes y más agudamente que nadie).
Como experimento formal, un éxito rotundo.
Como idea de ciencia-ficción, brillante.
Como poema, sublime.
Como historia de amor, desoladoramente bella.
Poco importa la supresión de uno de los elementos principales del cine, el movimiento de la imagen durante una secuencia, cuando esto se hace en favor de desarrollar otra vía narrativa, la yuxtaposición secuencial de imágenes al modo que lo hace el cómic, si esta forma de narrar es apropiada para el contenido de la obra. Es decir, que aquí, más que en ninguna otra película que recuerde, el experimento formal trabaja en favor del contenido y viceversa. Además, no se limita a exponer las fotografías sin más, si no que juega magistralmente y de forma claramente cinematográfica con los tiempos de exposición, con acercamientos, desplazamientos laterales, enfoques y desenfoques y una pequeña sorpresa que comento en el spoiler.
Entiendo que alguien se vea decepcionado si se acercó a este trabajo pensando encontrar una película de ciencia-ficción al uso, por ejemplo después de haberlo visto en los top filmaffinity de la categoría, pero no me parece un motivo para criticarlo porque en ningún momento el autor vendió esta historia como lo que no era.
Por último, me gustaría resaltar que la influencia de esta obra va más allá de la inspiración de la trama de “12 monos”. A mi entender sus claustrofóbicas imágenes de túneles son un preludio de la estética de películas como “alien” (que Giger me perdone) y su empleo minimalista del sonido es fácil de asociar con las bandas sonoras de películas de terror y de ciencia-ficción rodadas posteriormente.
Como experimento formal, un éxito rotundo.
Como idea de ciencia-ficción, brillante.
Como poema, sublime.
Como historia de amor, desoladoramente bella.
Poco importa la supresión de uno de los elementos principales del cine, el movimiento de la imagen durante una secuencia, cuando esto se hace en favor de desarrollar otra vía narrativa, la yuxtaposición secuencial de imágenes al modo que lo hace el cómic, si esta forma de narrar es apropiada para el contenido de la obra. Es decir, que aquí, más que en ninguna otra película que recuerde, el experimento formal trabaja en favor del contenido y viceversa. Además, no se limita a exponer las fotografías sin más, si no que juega magistralmente y de forma claramente cinematográfica con los tiempos de exposición, con acercamientos, desplazamientos laterales, enfoques y desenfoques y una pequeña sorpresa que comento en el spoiler.
Entiendo que alguien se vea decepcionado si se acercó a este trabajo pensando encontrar una película de ciencia-ficción al uso, por ejemplo después de haberlo visto en los top filmaffinity de la categoría, pero no me parece un motivo para criticarlo porque en ningún momento el autor vendió esta historia como lo que no era.
Por último, me gustaría resaltar que la influencia de esta obra va más allá de la inspiración de la trama de “12 monos”. A mi entender sus claustrofóbicas imágenes de túneles son un preludio de la estética de películas como “alien” (que Giger me perdone) y su empleo minimalista del sonido es fácil de asociar con las bandas sonoras de películas de terror y de ciencia-ficción rodadas posteriormente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La pequeña sorpresa es que en una secuencia en la que se nos muestra a la chica dormida en una sucesión de bellas y sensuales imágenes, en un momento determinado una de las fotografías resulta no ser tal, si no que es una grabación de vídeo en la que ella está tan quieta que parece una foto más, pero entonces abre sus ojos y el efecto en el espectador es asimilable al que se obtendría si durante el visionado de una película “normal” los objetos salieran de la pantalla o si pasases de un mundo de 3 dimensiones a 4. ¿Acaso tan sólo por esa idea, por ese momento de absoluta genialidad no merece la pena haber visto esta obra?
25 de octubre de 2015
25 de octubre de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Experimental, eso me viene a la mente al recordar este corto, mas que verlo es una experiencia, pues es un narrador y ver unas diapositivas, es así de simple, pero a la vez muy complejo.
Lo malo, que al saber que Doce monos se basó en este corto, mi visión ya esta alterada, el misterio que cuenta yo me lo se ya, por supuesto no lo cuenta igual, pero parte de la gracia se a perdido para mi.
Repito, de todas formas es una experiencia verlo, el inició contiene una música acojonante y al saber que su duración es escasa (30 minutos) pues es curioso de ver y se nota que tiene muchos mensajes, que para llegar a comprender debería verse en repetidas ocasiones.
Un corto curioso, del que Doce monos tomó muchísimas influencias y ideas, que tiene momentos que te absorbe, pero que yo no puedo valorar es su plenitud al saberme parte de la sorpresa.
Sigueme en Twitter @Michael_MyersJr
Lo malo, que al saber que Doce monos se basó en este corto, mi visión ya esta alterada, el misterio que cuenta yo me lo se ya, por supuesto no lo cuenta igual, pero parte de la gracia se a perdido para mi.
Repito, de todas formas es una experiencia verlo, el inició contiene una música acojonante y al saber que su duración es escasa (30 minutos) pues es curioso de ver y se nota que tiene muchos mensajes, que para llegar a comprender debería verse en repetidas ocasiones.
Un corto curioso, del que Doce monos tomó muchísimas influencias y ideas, que tiene momentos que te absorbe, pero que yo no puedo valorar es su plenitud al saberme parte de la sorpresa.
Sigueme en Twitter @Michael_MyersJr
29 de noviembre de 2014
29 de noviembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta <Fotonovela> presentada por Chris Marker en 1962, se pueden apreciar elementos que rompen con el esquema tradicional de la producción del filme y que además, conlleva el uso de la fotografía, de una narrativa visual que predomina como elemento constitutivo.
La sucesión de planos se desarrolla a través de imágenes sin movimiento, fotografías superpuestas o montadas que van desarrollando la secuencia de la historia. Es interesante la forma de dicha narrativa visual, la cual va acompañada por una voz en off, que va dando continuidad al tiempo y al desarrollo de la historia.
Los elementos primordiales que se quieren destacar son dos, los cuales, a mi consideración, se encuentran relacionados con la historia narrada y con la confección o edición (producción) del filme. Estos elementos son los conceptos de <Tiempo> e <Imagen>. Éstos, se sabe, son parte de la confección de la obra cinematográfica.
La manipulación de la imagen es un tema recurrente tanto al interior de la diégesis como tema del filme, así como al exterior, esto es, al momento de editar dicha película
La sucesión de planos se desarrolla a través de imágenes sin movimiento, fotografías superpuestas o montadas que van desarrollando la secuencia de la historia. Es interesante la forma de dicha narrativa visual, la cual va acompañada por una voz en off, que va dando continuidad al tiempo y al desarrollo de la historia.
Los elementos primordiales que se quieren destacar son dos, los cuales, a mi consideración, se encuentran relacionados con la historia narrada y con la confección o edición (producción) del filme. Estos elementos son los conceptos de <Tiempo> e <Imagen>. Éstos, se sabe, son parte de la confección de la obra cinematográfica.
La manipulación de la imagen es un tema recurrente tanto al interior de la diégesis como tema del filme, así como al exterior, esto es, al momento de editar dicha película
14 de marzo de 2015
14 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Jeteé (El muelle) es un cortometraje de ciencia ficción de 1962 realizado por Chris Marker, y qué se convertiría en la idea principal del filme "12 Monos" de Terry Gilliam. En menos de 27 minutos Marker crea una realidad tan vasta, tan significativa, y de imágenes fotográficas de maravillosa estética monocromática, que el autor no requiere siquiera del movimiento, porque, si el cine se define como el arte de proyectar fotogramas para narrar historias, esto nunca fue tan cierto como en La Jeteé, donde el tiempo es una paradoja que se enreda, y la realidad es como aquel cuento de Chuang Tzu, quien soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre. Cine francés experimental, para disfrutar.
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