La liga extraordinaria
Fantástico. Acción. Ciencia ficción
Inglaterra, siglo XIX. En plena Era Victoriana, el gobierno inglés vive dominado por el pánico porque no sabe cómo frenar un diabólico plan, cuyo objetivo es conseguir el dominio del mundo. La única solución para desmantelar el maquiavélico proyecto es contratar a los más grandes aventureros: Allan Quatermain, el doctor Henry Jekyll, el Capitán Nemo y Dorian Gray. Basada en una serie de cómics fantásticos de Alan Moore. (FILMAFFINITY)
20 de septiembre de 2018
20 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada decir que yo no me he leido el comic en que se basa la película. La propuesta de juntar a varios personajes de la literatura universal me parece interesante de ahí mi nota. Bien es cierto que el largometraje no pasará a los anales de la historia. Pero tan poco creo que deba merecerse el varapalo que se le ha dado por parte de las críticas.
Analizemos la situación, empieza con una especie de “cráneo rojo” que quiere enfrentar al mundo para provocar la 1ª guerra mundial, con una especie de armamento superior a la media que había en esa época. Un tal señor “m” recluta a Quatermain (Sean Connery, metido también a productor, cosa de la que todavía seguro se está arrepintiendo) para liderar un grupo de gente especial (no se trata de Nick Furia reclutando a los vengadores, ni de Batman reuniendo a la liga de la justicia), el grupo lo forman personajes de la literatura universal: Dr. Jeckill y Mr. Hyde (representado en una especie de Hulk del siglo pasado), Dorian Grey (capaz de regenerarse más rápido que Lobezno), Capitán Nemo (muy alejado de la imagen de James Mason), una mujer vampiro, un hombre invisible (el mejor papel, pues pasa invisible por casi todo el metraje) y un Tom Sawyer adolescente metido a pistolero.
Hasta ahí todo bien, luego a partir de ahí es cuando los guionistas tomaron sustancias psicotrópicas y empezaron a hacer giros de guión y subtramas sin pies ni cabeza. Hay muchas cosas que se escribieron a salto de mata, hasta llegar a ese final en África en el que se les va la pinza por completo.
Podría haber sido una película interesante, tenían todas la papeletas: se basaba en un comic de un dibujante de culto, tenían a Sean Connery (y a su dinero), tenían unos personajes conocidos universalmente, lo tenían todo y no nos dieron nada. Aún así las hay peores y más aburridas, y menos interesantes, de ahí mi 6.
Analizemos la situación, empieza con una especie de “cráneo rojo” que quiere enfrentar al mundo para provocar la 1ª guerra mundial, con una especie de armamento superior a la media que había en esa época. Un tal señor “m” recluta a Quatermain (Sean Connery, metido también a productor, cosa de la que todavía seguro se está arrepintiendo) para liderar un grupo de gente especial (no se trata de Nick Furia reclutando a los vengadores, ni de Batman reuniendo a la liga de la justicia), el grupo lo forman personajes de la literatura universal: Dr. Jeckill y Mr. Hyde (representado en una especie de Hulk del siglo pasado), Dorian Grey (capaz de regenerarse más rápido que Lobezno), Capitán Nemo (muy alejado de la imagen de James Mason), una mujer vampiro, un hombre invisible (el mejor papel, pues pasa invisible por casi todo el metraje) y un Tom Sawyer adolescente metido a pistolero.
Hasta ahí todo bien, luego a partir de ahí es cuando los guionistas tomaron sustancias psicotrópicas y empezaron a hacer giros de guión y subtramas sin pies ni cabeza. Hay muchas cosas que se escribieron a salto de mata, hasta llegar a ese final en África en el que se les va la pinza por completo.
Podría haber sido una película interesante, tenían todas la papeletas: se basaba en un comic de un dibujante de culto, tenían a Sean Connery (y a su dinero), tenían unos personajes conocidos universalmente, lo tenían todo y no nos dieron nada. Aún así las hay peores y más aburridas, y menos interesantes, de ahí mi 6.
7 de febrero de 2021
7 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena película de aventuras, plagada de efectos especiales y con una historia típica.
No es una obra de arte pero entretiene, algunos personajes (como Dorian Gray) para mi gusto son la ostia, y el Nautilus te deja con la boca abierta.
Tiene algunos fallillos técnicos, sobre todo con el hombre invisible y Dorian Gray, y la primera vez que la ves mola intentar descubrir quién es el malo... ¡Yo lo hice! jaja
No es una obra de arte pero entretiene, algunos personajes (como Dorian Gray) para mi gusto son la ostia, y el Nautilus te deja con la boca abierta.
Tiene algunos fallillos técnicos, sobre todo con el hombre invisible y Dorian Gray, y la primera vez que la ves mola intentar descubrir quién es el malo... ¡Yo lo hice! jaja
22 de diciembre de 2022
22 de diciembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación al cine del cómic de Alan Moore que lleva el mismo nombre que el film. "La liga de los hombres extraordinarios" reune a personajes literarios de diferentes autores y hace un "Vengadores" o "Liga de la Justicia". El resultado es un film que no es malo malisimo en lo absoluto, pero se hace un producto regulero, se ve gris casi todo el tiempo y que se le notan el pasar de los años. Potencial de trilogía, se quedó sólo en una película hasta la fecha.
Sean Connery venía rechazando papeles como Dumbledore en Harry Potter, Gandalf en ESDLA o el arquitecto de Matrix, por la presunta y sencilla razón de no entender el guión. Pese a no entender este tampoco, se embarcó a la aventura de hacer de protagonista por la generosa cifra de 17 millones de dólares y se puso a trabajar bajo las órdenes del práctico (aunque imposible de trabajar con él según dicen las malas lenguas) Stephen Norrington.
La película como ya se ha dicho arriba fue un desastre por las diferencias que se tuvieron, destacando las de Connery con Norrington al cual acusó de estar directamente loco.
Todo esto desembocó al film que conocemos hoy día y al despido de la actuación por parte de Sean Connery, el cual dijo basta y nunca más volvió a aparecer en un film hasta su muerte en 2020. Por otro lado Stephen Norrington tampoco volvió a dirigir ningún metraje.
Hace varios años hubiese aprobado, hoy día puede costar de ver, no sólo en efectos sino en diálogos también. Personajes sosos, guión desaprovechado y un potencial que daba mucho más de sí. Suspenso.
Duramente criticada en su salida, pocos la recordarán, más allá de ser la última obra de Connery.
Sean Connery venía rechazando papeles como Dumbledore en Harry Potter, Gandalf en ESDLA o el arquitecto de Matrix, por la presunta y sencilla razón de no entender el guión. Pese a no entender este tampoco, se embarcó a la aventura de hacer de protagonista por la generosa cifra de 17 millones de dólares y se puso a trabajar bajo las órdenes del práctico (aunque imposible de trabajar con él según dicen las malas lenguas) Stephen Norrington.
La película como ya se ha dicho arriba fue un desastre por las diferencias que se tuvieron, destacando las de Connery con Norrington al cual acusó de estar directamente loco.
Todo esto desembocó al film que conocemos hoy día y al despido de la actuación por parte de Sean Connery, el cual dijo basta y nunca más volvió a aparecer en un film hasta su muerte en 2020. Por otro lado Stephen Norrington tampoco volvió a dirigir ningún metraje.
Hace varios años hubiese aprobado, hoy día puede costar de ver, no sólo en efectos sino en diálogos también. Personajes sosos, guión desaprovechado y un potencial que daba mucho más de sí. Suspenso.
Duramente criticada en su salida, pocos la recordarán, más allá de ser la última obra de Connery.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Adoro la frase que le dice Sean Connery al morir a Tom Sawyer. "Este siglo ha sido el mío, que el siguiente que está por venir sea el tuyo". No pudo ser pese a sus buenos deseos, QEPD.
9 de marzo de 2023
9 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claramente, la idea de esta película era crear un universo cinematográfico de la literatura clásica, lo cual a mí me pareció una muy buena idea. De hecho, esta fue una de las películas que me motivaron a meterme en el mundo de la literatura. Hubiera sido genial plasmar dicho universo a la gran pantalla, ya que había planes para una secuela que (por lo que oí), los personajes se enfrentarían a los alienígenas de La Guerra De Los Mundos, pero esta película fue un fracaso y eso hizo que Sean Connery se decepcionará tanto que no quiso volver a actuar más en una película y se retiró. Tristemente, se podría decir que esta fue la película que acabó con la carrera de Sean Connery. En cuanto al film en sí, debo decir que no me parece una mala película, pero verla actualmente a mi edad adulta ya no me genera la emoción que me generaba en mi niñez. Actualmente, me parece una película más del montón, pero que al menos me sigue entreteniendo y le doy un cierto reconocimiento por ser la última película de Sean Connery. Mi calificación para esta película es un 8/10.
6 de diciembre de 2023
6 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque el amanecer de una nueva era basada en la innovación tecnológica debe traer consigo a las damas y caballeros mejor preparados en la lucha contra los diversos males que quieran acabar con ella. "Extraordinarios, sin duda".
Y nació la liga, un quinteto, que no septeto, preparado para todo...salvo, quizás, para su traslado a imagen real...
Incluso tengo mis dudas, y es que el factor nostalgia es un elemento a tener en cuenta al ponerse algo ante el análisis objetivo. Imposible. "La Liga de los Hombres Extraordinarios" me atrapó en mi infancia, entre las grandes producciones que sin cesar exprimían el milagro de los efectos digitales y la explosión de las tempranas adaptaciones de superhéroes de Marvel; una mala época para del mismo modo atrapar al que es uno de los más brillantes cómics del sr. Alan Moore, y favorito de quien escribe estas líneas, aunque por mí tardíamente descubierto.
No se le podría calificar a él y a Kevin O'Neill salvo de genios incontestables por reunir en una misma habitación a los míticos personajes de Abraham Stoker, Henry Haggard, Jules Verne, Robert L. Stevenson y H.G. Wells y lanzarlos a las aventuras más insospechadas por un mundo alternativo de misterio y fantasía al borde del fin del siglo XIX. Esta liga, que vio la luz en 1.999 desde el concepto básico de una Liga de la Justicia de la era victoriana, conquistó unos ojos, los míos, cuando sólo estaban acostumbrados a las páginas de los superhéroes más convencionales, incluso antes de llegar a ellos la atractiva extravagancia del manga.
Esos individuos tan desagradables pero tremendamente carismáticos, esos diálogos tan a veces presuntuosos como llenos de sarcasmo, humor negro y comentarios afilados sobre la época en la que se desarrollaba la historia, ese estilo de arte tan grotesco pero riquísimo en detalles, donde a cuerpos alargados y rostros desfigurados siempre les envolvían los tonos negros de ambientes sombríos, rebosantes de violencia, suciedad y miseria, la fantasía "steampunk" que cruzaba tecnología de ensueño con cientos de guiños a la ficción literaria clásica.
Y sobre todo: un Quatermain demacrado por el opio pero aún resolutivo; un capitán Nemo fiero, terrible y misterioso; un Griffin socarrón y hecho para ganarse toda desconfianza; un dr. Jekyll cobarde, susceptible de ser poseído por su álter-ego, el monstruoso Hyde; y una Mina adelantada a todas las mujeres de su época, gruñona, valiente, sexy...¡y la líder del grupo! Un tebeo que te arrastra en su frenesí aventurero de intensa acción dosificada gracias al suspense y las intrigas conspiranoides a resolver; estas cosas que tan especial hacían al primer volúmen de la saga pasan por el filtro del productor de Hollywood Don Murphy y se prepara entonces un proyecto que jamás debió de haberse filmado...
La idea en sí es atractiva si se conserva la visión de los creadores, pero no como se le instó al guionista y también dibujante de cómics James Robinson. Toda esta producción estuvo bajo la presión y exigencias de un grupo de señores cuyo único objetivo presente en sus malditas cabezas era lograr una jugosa recaudación de taquilla en aquel verano de 2.003 que tantas propuestas acumulaba, en especial en materia de aventuras y acción para niños y adolescentes; al enfoque, ya malo de por sí, se le añadió un rodaje repleto de accidentes, retrasos y las desastrosas inundaciones de Praga que lo entorpecieron a mitad de su calendario.
Tan conocido es esto como las "legendarias" disputas de un Sean Connery en horas bajas y presto a retirarse para siempre de la industria con un Stephen Norrington que entonces prometía ser una de las grandes promesas del cine de entretenimiento (no en vano él inició la saga "Blade"); sí, se llenaron los bolsillos de los ejecutivos de Fox pues la película fue un éxito de taquilla, pero a costa de mucho sacrificio. Empezando por arramblar a la obra original con una escena de partida extraña, demasiado movimiento y efectos digitales, demasiado caos, y no sabemos por qué; al parecer se trata de las locuras de un "señor del Mal" llamado "Phantom", que entra a fuerza de tanques en el banco de Inglaterra.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Con el adiós a Quatermain (en el cómic seguirá vivo, claro) se presagia algo funesto. Tras la horrorosa experiencia de "La Liga" Connery se retirará del cine para siempre, al igual que Norrington; no queda nada tras una recaudación que logró doblar al presupuesto invertido...tal vez la simpatía que desprende el bueno de Jason Flemyng como Jekyll...la sensualidad de Wilson...alguna frase graciosa...pero la esencia se pierde, la crudeza, la garra y el ingenio que transmite la historia original.
Pues esto sería sólo la punta del iceberg, ya que a partir de aquí otras obras de Moore irían cayendo hasta llegar la funesta "Watchmen". Por desgracia la nostalgia somete mi criterio, y no puedo evitar practicar el mismo sistema que el espectador despreocupado y consumidor de este tipo de películas: poner la mente en blanco, apagar el detector de mediocridad cinematográfica y dejarme arrastrar al fango del puro y duro entretenimiento; sé que me arrepentiré una vez acabe el viaje, pero lo disfrutaré empapado en la culpa y la incredulidad...
como cuando vi la película por primera vez a mis 11 años, sin entender muy bien qué estaba pasando.
Y nació la liga, un quinteto, que no septeto, preparado para todo...salvo, quizás, para su traslado a imagen real...
Incluso tengo mis dudas, y es que el factor nostalgia es un elemento a tener en cuenta al ponerse algo ante el análisis objetivo. Imposible. "La Liga de los Hombres Extraordinarios" me atrapó en mi infancia, entre las grandes producciones que sin cesar exprimían el milagro de los efectos digitales y la explosión de las tempranas adaptaciones de superhéroes de Marvel; una mala época para del mismo modo atrapar al que es uno de los más brillantes cómics del sr. Alan Moore, y favorito de quien escribe estas líneas, aunque por mí tardíamente descubierto.
No se le podría calificar a él y a Kevin O'Neill salvo de genios incontestables por reunir en una misma habitación a los míticos personajes de Abraham Stoker, Henry Haggard, Jules Verne, Robert L. Stevenson y H.G. Wells y lanzarlos a las aventuras más insospechadas por un mundo alternativo de misterio y fantasía al borde del fin del siglo XIX. Esta liga, que vio la luz en 1.999 desde el concepto básico de una Liga de la Justicia de la era victoriana, conquistó unos ojos, los míos, cuando sólo estaban acostumbrados a las páginas de los superhéroes más convencionales, incluso antes de llegar a ellos la atractiva extravagancia del manga.
Esos individuos tan desagradables pero tremendamente carismáticos, esos diálogos tan a veces presuntuosos como llenos de sarcasmo, humor negro y comentarios afilados sobre la época en la que se desarrollaba la historia, ese estilo de arte tan grotesco pero riquísimo en detalles, donde a cuerpos alargados y rostros desfigurados siempre les envolvían los tonos negros de ambientes sombríos, rebosantes de violencia, suciedad y miseria, la fantasía "steampunk" que cruzaba tecnología de ensueño con cientos de guiños a la ficción literaria clásica.
Y sobre todo: un Quatermain demacrado por el opio pero aún resolutivo; un capitán Nemo fiero, terrible y misterioso; un Griffin socarrón y hecho para ganarse toda desconfianza; un dr. Jekyll cobarde, susceptible de ser poseído por su álter-ego, el monstruoso Hyde; y una Mina adelantada a todas las mujeres de su época, gruñona, valiente, sexy...¡y la líder del grupo! Un tebeo que te arrastra en su frenesí aventurero de intensa acción dosificada gracias al suspense y las intrigas conspiranoides a resolver; estas cosas que tan especial hacían al primer volúmen de la saga pasan por el filtro del productor de Hollywood Don Murphy y se prepara entonces un proyecto que jamás debió de haberse filmado...
La idea en sí es atractiva si se conserva la visión de los creadores, pero no como se le instó al guionista y también dibujante de cómics James Robinson. Toda esta producción estuvo bajo la presión y exigencias de un grupo de señores cuyo único objetivo presente en sus malditas cabezas era lograr una jugosa recaudación de taquilla en aquel verano de 2.003 que tantas propuestas acumulaba, en especial en materia de aventuras y acción para niños y adolescentes; al enfoque, ya malo de por sí, se le añadió un rodaje repleto de accidentes, retrasos y las desastrosas inundaciones de Praga que lo entorpecieron a mitad de su calendario.
Tan conocido es esto como las "legendarias" disputas de un Sean Connery en horas bajas y presto a retirarse para siempre de la industria con un Stephen Norrington que entonces prometía ser una de las grandes promesas del cine de entretenimiento (no en vano él inició la saga "Blade"); sí, se llenaron los bolsillos de los ejecutivos de Fox pues la película fue un éxito de taquilla, pero a costa de mucho sacrificio. Empezando por arramblar a la obra original con una escena de partida extraña, demasiado movimiento y efectos digitales, demasiado caos, y no sabemos por qué; al parecer se trata de las locuras de un "señor del Mal" llamado "Phantom", que entra a fuerza de tanques en el banco de Inglaterra.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Con el adiós a Quatermain (en el cómic seguirá vivo, claro) se presagia algo funesto. Tras la horrorosa experiencia de "La Liga" Connery se retirará del cine para siempre, al igual que Norrington; no queda nada tras una recaudación que logró doblar al presupuesto invertido...tal vez la simpatía que desprende el bueno de Jason Flemyng como Jekyll...la sensualidad de Wilson...alguna frase graciosa...pero la esencia se pierde, la crudeza, la garra y el ingenio que transmite la historia original.
Pues esto sería sólo la punta del iceberg, ya que a partir de aquí otras obras de Moore irían cayendo hasta llegar la funesta "Watchmen". Por desgracia la nostalgia somete mi criterio, y no puedo evitar practicar el mismo sistema que el espectador despreocupado y consumidor de este tipo de películas: poner la mente en blanco, apagar el detector de mediocridad cinematográfica y dejarme arrastrar al fango del puro y duro entretenimiento; sé que me arrepentiré una vez acabe el viaje, pero lo disfrutaré empapado en la culpa y la incredulidad...
como cuando vi la película por primera vez a mis 11 años, sin entender muy bien qué estaba pasando.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y tal despliegue de acción sin parangón, que es el principio de un argumento, jamás sucede en las páginas. Por tanto lo único que vemos transcrito al guión es la idea de reunir a los susodichos populares personajes con el fin de salvar a la Humanidad...y lo restante se pierde en el proceso.
Si hay algo que brilla del 1.er volúmen de "La Liga", mucho más que la misión encomendada, es esa agrupación inicial, llevada a cabo, y a cuentagotas, por Mina, que aquí se supone encarna la australiana Peta Wilson (Nikita en aquella terrible serie televisiva, ni más ni menos)..."se supone" porque no sé dónde está esa elegante pero implacable señora dispuesta a todo por cumplir sus órdenes al servicio de Inglaterra.
Ella, adelantada incluso para la fecha del cómic, se transforma en un bonito florero que, irónicamente, parece presagiar a la Selene de la estrenada poco después "Underworld". Adiós al líder. Su puesto lo toma un Connery en plena forma pese a rebasar los 70 años; él es el primero al que acude el tipejo encargado de reunir al grupo (cosa curiosa, si más tarde se sabrá que su jefe es el villano, ¿me explica alguien qué narices pinta ahí ese ejército armado intentando matar a Quatermain?, ¿malgastar hombres porque sí?...menudo plan). Pero aquí se mete la pata en algo vital: la desmitificación de esos héroes clásicos que perpetraban Moore y O'Neill.
La otrora leyenda de la aventura no puede ser un viejo débil, alcohólico y consumidor de opio en la piel del ex-James Bond, como tampoco quedarse por debajo del liderazgo de una mujer. Pues esa búsqueda de los "caballeros", donde se entrometen secundarios geniales y que atraviesa escenarios fascinantes, se elimina de un plumazo uniéndose (casi) todos en una sala y por medio de quien era el villano del cómic, revelado en el último capítulo, nada menos. Por otra parte aquí los protagonistas están muertos, puede que usen bien la fuerza, pero carecen de alma y del carisma de sus análogos dibujados.
No están el rudo Nemo, el perverso violador de menores Hawley Griffin, y en cambio el guión decide introducir a dos nuevos (esos Grey y Sawyer cuyos actores son mediocres hasta decir basta); con todos juntos se procede a la misión, recortando un 90% la trama original, e inventando otra, con "Phantom" deseando crear un gran imperio del Mal. Y tras la mayor concentración de acción que se pueda imaginar, en Venecia, dicho villano se irá a exponer (ya lo sabemos desde el principio, por cierto), así como todos sus planes, a mitad de metraje (¡!), cuando en el tebeo sucedía en el último capítulo (y de un modo muy inteligente, por medio de un "flashback" con Sherlock Holmes y a Griffin ejerciendo de espía).
Norrington aplica esta lógica a su ritmo veloz, su concepción de la acción sin personalidad, su avanzar atropellado que no deja a los actores tiempo para desarrollar los personajes más allá del cliché (la relación padre-hijo de Quatermain y Sawyer, el triángulo amoroso, podríamos decir, entre Mina, Grey y Jekyll...Nemo convertido en luchador de kung fu, por amor de Dios...). Pero la 2.ª parte del film me irrita menos que la 1.ª, porque en el cómic Moriarty es un criminal chiflado que para arrebatar a un cacique oriental su reinado del East londinense bombardea toda la ciudad. Justificación pobre, sinceramente.
Este plan no cambia: aquí Moriarty expande sus ansias de dominación al Mundo entero, lo que tiene más sentido, pero en lugar de usar la cavorita usa las habilidades de aquellos a quienes contrató. Tanto Moore como Robinson proponen un plan sin mucha sustancia ni sentido, aun así el primero gana por la forma de absorberte, emocionarte y estremecerte a través de él.
El director se presta a la espectacularidad típica de los "blockbusters" del 2.000: previsible, alimentada de efectos y sin acumular mucha violencia (otra curiosidad: Quatermain asegura querer llevar a cabo la misión "sin derramamiento de sangre", pero esta promesa se quiebra nada más entrar en la fortaleza de Moriarty).
Si hay algo que brilla del 1.er volúmen de "La Liga", mucho más que la misión encomendada, es esa agrupación inicial, llevada a cabo, y a cuentagotas, por Mina, que aquí se supone encarna la australiana Peta Wilson (Nikita en aquella terrible serie televisiva, ni más ni menos)..."se supone" porque no sé dónde está esa elegante pero implacable señora dispuesta a todo por cumplir sus órdenes al servicio de Inglaterra.
Ella, adelantada incluso para la fecha del cómic, se transforma en un bonito florero que, irónicamente, parece presagiar a la Selene de la estrenada poco después "Underworld". Adiós al líder. Su puesto lo toma un Connery en plena forma pese a rebasar los 70 años; él es el primero al que acude el tipejo encargado de reunir al grupo (cosa curiosa, si más tarde se sabrá que su jefe es el villano, ¿me explica alguien qué narices pinta ahí ese ejército armado intentando matar a Quatermain?, ¿malgastar hombres porque sí?...menudo plan). Pero aquí se mete la pata en algo vital: la desmitificación de esos héroes clásicos que perpetraban Moore y O'Neill.
La otrora leyenda de la aventura no puede ser un viejo débil, alcohólico y consumidor de opio en la piel del ex-James Bond, como tampoco quedarse por debajo del liderazgo de una mujer. Pues esa búsqueda de los "caballeros", donde se entrometen secundarios geniales y que atraviesa escenarios fascinantes, se elimina de un plumazo uniéndose (casi) todos en una sala y por medio de quien era el villano del cómic, revelado en el último capítulo, nada menos. Por otra parte aquí los protagonistas están muertos, puede que usen bien la fuerza, pero carecen de alma y del carisma de sus análogos dibujados.
No están el rudo Nemo, el perverso violador de menores Hawley Griffin, y en cambio el guión decide introducir a dos nuevos (esos Grey y Sawyer cuyos actores son mediocres hasta decir basta); con todos juntos se procede a la misión, recortando un 90% la trama original, e inventando otra, con "Phantom" deseando crear un gran imperio del Mal. Y tras la mayor concentración de acción que se pueda imaginar, en Venecia, dicho villano se irá a exponer (ya lo sabemos desde el principio, por cierto), así como todos sus planes, a mitad de metraje (¡!), cuando en el tebeo sucedía en el último capítulo (y de un modo muy inteligente, por medio de un "flashback" con Sherlock Holmes y a Griffin ejerciendo de espía).
Norrington aplica esta lógica a su ritmo veloz, su concepción de la acción sin personalidad, su avanzar atropellado que no deja a los actores tiempo para desarrollar los personajes más allá del cliché (la relación padre-hijo de Quatermain y Sawyer, el triángulo amoroso, podríamos decir, entre Mina, Grey y Jekyll...Nemo convertido en luchador de kung fu, por amor de Dios...). Pero la 2.ª parte del film me irrita menos que la 1.ª, porque en el cómic Moriarty es un criminal chiflado que para arrebatar a un cacique oriental su reinado del East londinense bombardea toda la ciudad. Justificación pobre, sinceramente.
Este plan no cambia: aquí Moriarty expande sus ansias de dominación al Mundo entero, lo que tiene más sentido, pero en lugar de usar la cavorita usa las habilidades de aquellos a quienes contrató. Tanto Moore como Robinson proponen un plan sin mucha sustancia ni sentido, aun así el primero gana por la forma de absorberte, emocionarte y estremecerte a través de él.
El director se presta a la espectacularidad típica de los "blockbusters" del 2.000: previsible, alimentada de efectos y sin acumular mucha violencia (otra curiosidad: Quatermain asegura querer llevar a cabo la misión "sin derramamiento de sangre", pero esta promesa se quiebra nada más entrar en la fortaleza de Moriarty).
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