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Alien: La resurrección

Ciencia ficción. Terror Más de doscientos años después de su muerte, Ripley (Sigourney Weaver) vuelve a la vida gracias al empleo de técnicas avanzadas de clonación. Pero, durante el proceso, el ADN de Ripley se ha mezclado con el de la Reina Alien, por lo que Ripley empieza a desarrollar ciertas características de la peligrosa alienígena.
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9
31 de agosto de 2006
251 de 319 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de los pesares, la saga Alien era rentable, y supongo que algún pez gordo pidió otra secuela.
Le dijeron que no era posible, que no sólo la secuela anterior ya era una mierda sino que encima terminaba con la muerte de la protagonista, y él supongo que dijo "me suda la polla que esté muerta: si hace falta decís que toda la película anterior era un sueño que Ripley tuvo mientras hivernaba, o que resulta que la que se murió no era Ripley sino su hermana gemela o algo así..."
Probablemente algún enterao objetó que ningún director con un mínimo de sentido común querría hacerse cargo de semejante chapuza, pero el jefe dijo que si hacía falta, lo irían a buscar a Europa, un continente maravilloso lleno de cineastas con talento que se mueren de ganas de cruzar el charco por un puñado de dólares.

Y así es como llegó a Hollywood el francés Jean-Pierre Jeunet (cuando todavía no era ñoño y no había rodado Amélie va a la Guerra) y les demostró a esos imperialistas zampabollos de que somos capaces los nativos del viejo continente.
¿Que Ripley y el monstruo están muertos? Da igual, los clonamos. ¿Que dicen los empollones que es imposible que los clones conserven la memoria y el carácter de sus hermanos? Da igual, decimos que los monstruos estos son tan monstruosos que conservan los recuerdos metidos en los genes. ¿Que todo el asunto apesta a refrito innecesario? Da igual, incluso vamos a mezclar los genes de la chica con los del monstruo y ambos adquirirán superpoderes y lo vais a flipar.

Y, contra todos los pronósticos, el producto resultó ser más que correcto.
Algo realmente resucitó: el montruo volvió más siniestro, más espabilao y más baboso que nunca, y la Teniente Ripley recuperó el morbo que había perdido en anteriores entregas haciendo de niñera o afeitándose el coco.

Y así es como una saga que empezó siendo de ciencia ficción de terror y suspense, evolucionó hacia la acción pura y dura, navegó hacia el despropósito de arte y ensayo, y culmina triunfalmente en forma de comedia paródica en la que los malos comen limones, las chicas guapas son androides, y los monstruos y los humanos tienen sentimientos ambivalentes entre ellos.
(Y digo que la saga culmina porque lo de Alien Vs Predator no tiene nombre y además tampoco sale ni la Winona Ryder ni la Sigourney Weaver).

Nota: excelente, en serio.
(en realidad hay mucha gente que afirma que ésta es todavía peor que la tercera, pero el espectador sin prejuicios disfrutará asqueándose y fascinándose como en la primera entrega, y además puede partirse de risa en varias escenas y, si se fija un poco, también encontrará más mensajes y segundas lecturas que en la trilogía original).
6
27 de febrero de 2010
104 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1997, siguiendo la tradición de contratar directores primerizos prometedores (recordemos que Ridley Scott en 1979, James Cameron en 1986 y David Fincher en 1992 respectivamente, poca cosa tenían a sus espaldas), alguien de la Twenty Century Fox tuvo la marciana idea de contratar a Jean-Pierre Jeunet, que ya contaba con las estupendas “Delicatessen” y “La ciudad de los niños perdidos”, amigo del exceso, la pantomima y de utilizar el zoom de la cámara a toda ostia como si de una punta de lanza se tratara. Se nota que tras el fiasco de la tercera, esta vez los productores dejaron bastante más margen y libertad creativa, visto el resultado final, en el que el estilo del director de “Amelie” se hace inconfundible.

Nosecuantos cientos de años después de la inmolación de Ripley (Sigourney again) en Fiorina 161, cuando estaba preñada de una reina alien, un equipo científico logra clonarla (sic), para poder extraerle el embrión en la gigantesca nave Auriga. Así acontece, amén de que gracias a la imperfección del proceso, algo de la genética alienígena se le ha transmitido a la resurrecta teniente, que parece que tanto le dé quedarse hipnotizada mirando un tenedor, que sacarte los higadillos con el mismo. Un grupo de piratillas espaciales llega a las instalaciones, para vender cierta carga en forma de humanos para infectarlos con huevos alien. Un científico de las instalaciones (Brad Dourif con unas copas de más) juega con los aliens nacidos intentando amaestrarlos, pero la inteligencia diabólica de los seres provoca la consabida fuga e inicio de la gincana por la supervivencia. La depredadora Ripley junto a los bucaneros, un soldadito y el científico jefe intentarán escapar con vida de la Auriga, cuyo protocolo de emergencia ha puesto a la nave rumbo a la Tierra.

Hay dos condiciones para que te guste este film. Una es que te guste el estilo cartoonesco del director francés, y otra es que no te lo tomes en serio. No hay que considerarla como una cuarta parte, sino como una derivación mutante, estrambótica, algo surrealista, burlona y desacomplejada del universo “Alien”. En este sentido, parece más un comic de ciencia ficción futurista del tipo “Métal Hurlant”, que los franceses son muy suyos, o más específicamente, de aquellos de la editorial Dark Horse basados en la saga, que experimentaba con distintas especies de alienígenas y demás idas de olla galácticas. (Más en spoiler).

Un film plenamente disfrutable, de vacuo contenido, pero muy resultón gracias a la espectacularidad y el sentido del humor que imprime Jeunet, que elabora un entretenido e hilarante producto autoparódico de tendencias gore y que odiarán aquellos fans talibanes que se toman demasiado en serio la saga y quizás también a sí mismos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si vemos la edición especial de la “Alien Quadrilogy”, el carácter del film queda bien claro desde un principio: comienza con un plano de lo que parecen unas mandíbulas del alien, a lo que la cámara se aleja y resulta ser una especie de pulga, referencia a su anterior film “La ciudad de los niños perdidos”; el piloto la ve, la aplasta, mete los restos en una pajita y a modo de cerbatana, escupe las tripas del bicho, estampándolas contra la ventana, hacia nosotros. Desde ahí el plano se aleja más, mostrando las inmensas instalaciones espaciales. Es un plano secuencia tan esperpéntico como brillante y que, a diferencia de la versión estrenada en cines, deja claro el tono socarrón del film.

Además, secuencias como el amaestramiento de los bichos tras el cristal, el posterior escape, los ataques a las naves auxiliares que intentan fugarse del Auriga, con ese plano perseguidor de la granada, la extirpación de la lengua del alien como un souvenir, el encuentro y destrucción de los siete clones fallidos, la persecución acuática que sigue con el circense número de la escalera y culmina con el disparo a una araña, la alucinante muerte por explosión embrionaria del traidor científico a manos y pecho del infectado, la aparición del pringoso híbrido (ya que también Ripley aportó en el proceso de clonación algo de su genética a la reina, dándole la capacidad reproductiva similar a la humana) y el absurdo final del susodicho monstruillo succionado y licuado, tripas afuera, tripas adentro, por un agujero de la ventana de la nave auxiliar. Qué crueles, con esos ojillos que pone…

Para finalizar, insistiendo en la edición especial, resaltar que… ¿Quiénes sobreviven? Las dos estrellas mainstream, Sigourney Weaver y la sosaina Winona Ryder, por supuesto, junto con los protagonistas de los dos anteriores films de Jeunet, Ron Perlman y Dominique Pinon, aterrizando todos ellos en un postapocaliptico París ¡Ja, ja, ja! ¿Quién dijo chauvinismo? Vive la France!

Fin de transmisión.
3
25 de diciembre de 2006
104 de 161 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una Ripley que recuerda a Riddick, unos aliens ya sin apenas parecido con el original, infinidad de extrañas libertades argumentales que desafían a la física, y una aberrante filia de la prota por los sanguinarios bichos, se le da a la lamentable saga que nunca debió existir (el nivel de la primera era imposible de repetír) un colofón de lo más penoso, entre interpretaciones bajo mínimos, mucha casquería de latex y un guión repleto de tópicos. ¿Lo único a destacar?: la escenografía, y eso no es suficiente motivo como para ver semejante despropósito.
Sólo recomendable para quien no haya tenido el placer de ver la peli original, porque aunque ni así puede llegar a gustar, al menos no ofende.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-Una nave despresurizada y con agujeross entrando en la atmósfera terrestre sin desintegrarse: penoso.
-Un clon con la memoria original: esperpéntico
-La última mutación del alien, poniendo ojillos de cordero: de verguenza ajena.
-La Winona androide histérica: de carcajada pura.
6
21 de diciembre de 2005
43 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, la teniente Ellen Ripley ha vuelto de entre los muertos y algo ha cambiado en ella, pero por desgracia no para bien.

Y con esto no digo que se haya pasado al bando de los malos del cine, sino que esta cuarta entrega es la peor de las cinco películas sobre alien, a pesar de que está bien traída, la clonación de Ripley para volver a verla en la saga es algo original y creo que nada descabellado, y además el argumento sobre el intento de emplear a los aliens como armas es algo lógico ya que era un tema que se destacaba en las otras tres entregas y que era algo que debía llegar.
Sin embargo con estos buenos ingredientes no se consigue un film que convenza, la historia está contada demasiado rápido y se basa más en las escenas de acción que en contar una buena historia, probablemente sea porque se contratara a un director europeo que al no tener tanta influencia en Hollywood como podría tenerlo uno con algo más de renombre debió amoldarse a las exigencias de los productores, (esto solamente es una impresión personal sin contrastar, aunque no sería nada nuevo.)

Para finalizar diré que el final es por una parte prácticamente calcado a los de las dos primeras y por otro lado, (el del monstruo final) es algo que desvirtúa la saga, más intencionado en dar "miedo" o asco que en ofrecer un final de calidad.
Aunque no todo es malo en esta película, es entretenida y no está mal para pasar un rato, además Sigourney Weaver vuelve a estar muy bien, aunque su personaje esta vez no sea de tanta calidad como anteriormente. Además la escena en la que encuentra el laboratorio con los siete primeros intentos de clonarla es estupenda.
No está mal para pasar un rato, pero si esperas algo al nivel de las anteriores película saldrás defraudado.
8
4 de mayo de 2009
43 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los alicientes que tiene para mí esta película son muchas cosas: lo maravillosa e incomprendida que es, la extraordinaria ambientación, Ripley de nuevo (un ser biónico), la historia de la estación militar a cargo de un experimento secreto con alien (en la anterior era una estación carcelaria) y, luego, los trapicheos del jefe con una banda mafiosa. Qué poco valorada está, y es porque se la juzga desde su perspectiva de secuela, y encima tercera secuela, como si fuera una película clon, cuando no lo es como no lo son las anteriores. Justamente la banda mafiosa que viaja por el espacio en una nave idéntica al Halcón Milenario, es su valor. Al igual que en la 2 fueron militares y en la 3 un grupo carcelario, esta banda de contrabandistas que acude al encuentro de la estación donde se guardan los ejemplares "alien", son ahora los que les toca lidiar con ellos.
Para los que conocemos las aventuras del Capitán América, en el número 7, La llegada del Halcón, de Ediciones Vértice, aparece Cráneo Rojo con su banda de exiliados: Baldini, Chang, Gruning, Hauptmann Mano de Hierro y el siniestro Cadavus, que era un paralítico que iba en una silla de ruedas que no era más que una pieza de artillería con múltiples armas adosadas a ella.
Rápido me vinieron a la cabeza estos exiliados de Cráneo Rojo al ver que uno de ellos (Dominique Pinon) iba, curiosamente, en una silla idéntica a la de Cadavus con arma adosada.
¡Qué bien está desarrollada la huida de estos tíos de los alien y lo sobresaliente que está conseguido la personalidad de cada uno de ellos con dos pinceladas: el jefe, el negro con las rastas, Winona, el increíble Ron Perlman, la sensual Kim Flowers, hermosa como nadie, el paralítico en su silla...!

¡Cuánto cariño sentí por ellos!
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