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8.3
95,246
10
5 de octubre de 2007
5 de octubre de 2007
731 de 896 usuarios han encontrado esta crítica útil
El auténtico título debería ser: Yo tenía 23 años, y ella 19.
En la vida de todo hombre siempre hay una mujer que marca un antes y un después. Y María és, ha sido, y será, esa mujer tan especial. Media vida he recorrido con la fortuna de haberla conocido, a veces queriéndola con locura, a veces todo lo contrario, pero siempre cerca uno del otro. Junto a ella aprendí muchas cosas buenas e importantes, y aún continúa siendo el motor de mis alegrías y el paño de mis lágrimas. Por eso quiero dedicarle estas lineas, del todo merecidas, ya que no sólo es alguien excepcional para mí (y para muchísima gente más), sino que fué ella quien decidió, un dia del lejano 1990, que ésta era la pelicula que debíamos ver.
Va por ella y por ese pedacito de cielo al que puso por nombre Carlos.
Recuerdo perfectamente, por la huella tan honda que me dejó, aquella fría tarde de un sábado en que tuve el inmenso placer de disfrutar esta maravilla: fué en el Club Coliseum, y al entrar en la sala tuve mis reservas al verla casi vacía, pero la preciosa chiquilla a la que acompañaba, y su inolvidable mirada cuajada de verde, me hicieron confiar en que la peli prometía.
Sigo en spoiler por falta de espacio: y no desvela nada de la peli de la peli, sino de mí mismo.
En la vida de todo hombre siempre hay una mujer que marca un antes y un después. Y María és, ha sido, y será, esa mujer tan especial. Media vida he recorrido con la fortuna de haberla conocido, a veces queriéndola con locura, a veces todo lo contrario, pero siempre cerca uno del otro. Junto a ella aprendí muchas cosas buenas e importantes, y aún continúa siendo el motor de mis alegrías y el paño de mis lágrimas. Por eso quiero dedicarle estas lineas, del todo merecidas, ya que no sólo es alguien excepcional para mí (y para muchísima gente más), sino que fué ella quien decidió, un dia del lejano 1990, que ésta era la pelicula que debíamos ver.
Va por ella y por ese pedacito de cielo al que puso por nombre Carlos.
Recuerdo perfectamente, por la huella tan honda que me dejó, aquella fría tarde de un sábado en que tuve el inmenso placer de disfrutar esta maravilla: fué en el Club Coliseum, y al entrar en la sala tuve mis reservas al verla casi vacía, pero la preciosa chiquilla a la que acompañaba, y su inolvidable mirada cuajada de verde, me hicieron confiar en que la peli prometía.
Sigo en spoiler por falta de espacio: y no desvela nada de la peli de la peli, sino de mí mismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando salímos del cine abrazados, sin decir palabra, y con los ojos aún húmedos contrastando con la inmensa sonrisa que se adueñaba de nuestros labios, sabíamos con toda certeza que habíamos sido testigos de algo impresionante que daría mucho que hablar.
Mientras cenábamos fuimos comentando todo aquello que nos habia maravillado: que si el niño cumplía con su papel con nota Cum Laude, y que daban ganas de estrujarlo de preciosísimo que llegaba a ser; que si el señor Noiret dando vida al inolvidable Alfredo era simplemente portentoso; que si el inmenso despliegue de secundarios, con una personalidad definida con total certeza, eran claves para narrar en segundo plano lo más importante de la historia; que la parte más romántica de la peli es del todo real y maravillosa; que el cuento que narra el grandioso Alfredo sobre un soldado y una princesa, era del todo magistral... y, sobre todo, lo sumamente enternecedor que resultaba el colofón de la película, todo un canto a los tiempos pasados, a los recuerdos y a la vida vivida, que cuantos más años han pasado mejor he sabido apreciar. Uno de los mejores finales de toda la historia del cine.
Nos pasamos la cena compitiendo por quien recordaba la mejor escena, el mejor diálogo, la mejor frase, el momento inmortal de cada personaje, y aquella fué una noche inolvidable cuyo gratísimo recuerdo habrá de acompañarme hasta que la vida me diga basta.
No recomiendo ver esta película, sino que ruego a quien no la haya visto que se deje absorber por su exquisita fotografia, por sus portentosas interpretaciones, por ésa música que sabe hurgar en lo más sensible del alma, por un argumento simple como la vida misma y por ello tan valioso como es el vivir y recordar lo vivido; que la vean y sepan lo que es verdaderamente el lenguaje del cine: conseguir conmover, divertir, convencer, y hacer pensar..... y recordar.
Para mi gusto, una absoluta obra maestra que he revisado muchísimas veces y que, cada vez que he recomendado, me ha dado el inmenso placer de ver en los ojos de quien me agradecía la recomendación ese brillo tan especial del que ha encontrado, por fin, algo le haga recordar, rememorar, volver a vivir, aquellos momentos de su vida que le han hecho ser quien es.
Gracias, María, por haberme regalado la oportunidad de recorrer en tan inmejorable compañia tan larga parte del corto camino, y por haber conseguido -aquella fría noche de hace tantos años- que me interesase por el cine, porque quizás entonces descubrí que los momentos que uno recuerda con especial cariño son, indiscutiblemente, los que hacen que ver caer las hojas en el otoño de la vida, no sean sino una entrada de platea en el cine interior donde se proyectan los mejores instantes de la propia vida.
Mientras cenábamos fuimos comentando todo aquello que nos habia maravillado: que si el niño cumplía con su papel con nota Cum Laude, y que daban ganas de estrujarlo de preciosísimo que llegaba a ser; que si el señor Noiret dando vida al inolvidable Alfredo era simplemente portentoso; que si el inmenso despliegue de secundarios, con una personalidad definida con total certeza, eran claves para narrar en segundo plano lo más importante de la historia; que la parte más romántica de la peli es del todo real y maravillosa; que el cuento que narra el grandioso Alfredo sobre un soldado y una princesa, era del todo magistral... y, sobre todo, lo sumamente enternecedor que resultaba el colofón de la película, todo un canto a los tiempos pasados, a los recuerdos y a la vida vivida, que cuantos más años han pasado mejor he sabido apreciar. Uno de los mejores finales de toda la historia del cine.
Nos pasamos la cena compitiendo por quien recordaba la mejor escena, el mejor diálogo, la mejor frase, el momento inmortal de cada personaje, y aquella fué una noche inolvidable cuyo gratísimo recuerdo habrá de acompañarme hasta que la vida me diga basta.
No recomiendo ver esta película, sino que ruego a quien no la haya visto que se deje absorber por su exquisita fotografia, por sus portentosas interpretaciones, por ésa música que sabe hurgar en lo más sensible del alma, por un argumento simple como la vida misma y por ello tan valioso como es el vivir y recordar lo vivido; que la vean y sepan lo que es verdaderamente el lenguaje del cine: conseguir conmover, divertir, convencer, y hacer pensar..... y recordar.
Para mi gusto, una absoluta obra maestra que he revisado muchísimas veces y que, cada vez que he recomendado, me ha dado el inmenso placer de ver en los ojos de quien me agradecía la recomendación ese brillo tan especial del que ha encontrado, por fin, algo le haga recordar, rememorar, volver a vivir, aquellos momentos de su vida que le han hecho ser quien es.
Gracias, María, por haberme regalado la oportunidad de recorrer en tan inmejorable compañia tan larga parte del corto camino, y por haber conseguido -aquella fría noche de hace tantos años- que me interesase por el cine, porque quizás entonces descubrí que los momentos que uno recuerda con especial cariño son, indiscutiblemente, los que hacen que ver caer las hojas en el otoño de la vida, no sean sino una entrada de platea en el cine interior donde se proyectan los mejores instantes de la propia vida.

8.6
33,782
10
13 de enero de 2007
13 de enero de 2007
612 de 698 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás la peli favorita de mi madre, y yo no la he visto hasta trece años después de su muerte. Ya me vale.
Con una espartana puesta en escena, un guión lineal y sencillo, unas interpretaciones soberbias (la cara pasmada de Chaplin viendo a través del escaparate a su amada es toda una lección de saber transmitir sentimientos), una música que te llega a todos los rincones del alma, y tal vez el mejor final de toda la historia del cine (esas dos frases que ni siquiera se oyen), se nos muestra una obra de arte repleta de poesía, de momentos hilarantes, y de una ternura que excita hasta límites extremos el lagrimal. Que Chaplin era un genio ya lo sabía, pero ignoraba hasta que límite lo había sabido demostrar.
Perdóname, bonita, el no haberte hecho caso hasta ahora: pero es un axioma de la naturaleza humana el no seguír los consejos que te dan los padres.
Ella tenía razón, y es una película sumamente sencilla y hermosa; de las que te hacen creer que en el mundo aun hay gente buena. De las que no se olvidan.
Con una espartana puesta en escena, un guión lineal y sencillo, unas interpretaciones soberbias (la cara pasmada de Chaplin viendo a través del escaparate a su amada es toda una lección de saber transmitir sentimientos), una música que te llega a todos los rincones del alma, y tal vez el mejor final de toda la historia del cine (esas dos frases que ni siquiera se oyen), se nos muestra una obra de arte repleta de poesía, de momentos hilarantes, y de una ternura que excita hasta límites extremos el lagrimal. Que Chaplin era un genio ya lo sabía, pero ignoraba hasta que límite lo había sabido demostrar.
Perdóname, bonita, el no haberte hecho caso hasta ahora: pero es un axioma de la naturaleza humana el no seguír los consejos que te dan los padres.
Ella tenía razón, y es una película sumamente sencilla y hermosa; de las que te hacen creer que en el mundo aun hay gente buena. De las que no se olvidan.

2.2
24,917
1
22 de marzo de 2008
22 de marzo de 2008
483 de 548 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con gran pesar y vergüenza he de confesar que ví este truño, en lugar de dedicar mi tiempo a cuestiones más entretenidas como cambiarle el aceite al coche, untar baldosinín en las juntas de la bañera, hacerme de nuevo la fimosis, limpiar los filtros del extractor de la cocina, o hacer cola en comisaría para renovar el carnet de identidad.
Confieso que hubo DOS (2) chistecillos que me hicieron casi sonreir, y que senti un asco impresionante en cuanto el gordo que hace de Jerjes apareció, y que la sensación de extrema repugnancia que me daba no desapareció hasta que acabó el aborto fílmico, y pude largarme a vomitar.
Y también confieso que el único aliciente posible de semejante cagada, que no es otro que la presencia de Carmen Electra siempre ligera de ropas, no me interesó en absoluto: la señora Electra (junto con otras supuestas bellezas de ese estilo, como Pamela Anderson) me da repelús, y cada vez que la veo mi imaginación se dispara, intentando suponer como sería sin los diez kilos de maquillaje, el kilómetro y medio de sutura que le sostiene las lorzas en su sitio, y la bañera de silicona que vaciaron dentro de sus tetas.
Y la imagen final siempre acaba siendo la mi cuñado Juan en plena resaca. Horripilante, si señor.
Plagada de chistes de maricas, de pichas, de caca, y de todas esas cosas que hace treinta años aún había quien las reía, es totalmente desaconsejable para cualquiera con un mínimo de sentido del humor más o menos actual.
Realmente, perder el tiempo en ver esto es tan idiota como desperdiciarlo aún más en escribirle una crítica. Pero soy de esos que cuando la cagan, lo han de hacer hasta el final. Eso tambien he de confesarlo.
Confieso que hubo DOS (2) chistecillos que me hicieron casi sonreir, y que senti un asco impresionante en cuanto el gordo que hace de Jerjes apareció, y que la sensación de extrema repugnancia que me daba no desapareció hasta que acabó el aborto fílmico, y pude largarme a vomitar.
Y también confieso que el único aliciente posible de semejante cagada, que no es otro que la presencia de Carmen Electra siempre ligera de ropas, no me interesó en absoluto: la señora Electra (junto con otras supuestas bellezas de ese estilo, como Pamela Anderson) me da repelús, y cada vez que la veo mi imaginación se dispara, intentando suponer como sería sin los diez kilos de maquillaje, el kilómetro y medio de sutura que le sostiene las lorzas en su sitio, y la bañera de silicona que vaciaron dentro de sus tetas.
Y la imagen final siempre acaba siendo la mi cuñado Juan en plena resaca. Horripilante, si señor.
Plagada de chistes de maricas, de pichas, de caca, y de todas esas cosas que hace treinta años aún había quien las reía, es totalmente desaconsejable para cualquiera con un mínimo de sentido del humor más o menos actual.
Realmente, perder el tiempo en ver esto es tan idiota como desperdiciarlo aún más en escribirle una crítica. Pero soy de esos que cuando la cagan, lo han de hacer hasta el final. Eso tambien he de confesarlo.

7.3
101,949
9
26 de julio de 2007
26 de julio de 2007
419 de 502 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos conocemos a alguien especial a la hora de contar ya sean chistes, anécdotas, o una historia repleta de pelos y señales... y que nos hace sentír pequeños, diminutos, cuando al intentar repetír sus éxitos al narrar, nos damos cuenta de que para eso hace falta una capacidad innata que tan solo unos pocos poseen.
A veces se nos despierta la envidia, y comenzamos a odiar sin verdadero motivo; pero casi siempre somos lo bastante honestos como para saber apreciar, admirar, y aplaudír.
En el caso que nos ocupa, Pixar ha tomado la ya tan gastada fórmula Disney sobre historias en que la amistad, la lealtad, y la superación, son el centro de la trama... pero nos la ha explicado con una gracia, una inteligencia, y un buen gusto, como sólo los dotados por la naturaleza en esas lides son capaces de hacerlo.
Muchos días he estado indeciso e incapaz de opinar sobre esta película. Porque ésa tan excelente crítica que se nos narra casi en su final, y que muchos han comentado, me dejó en la frontera de la admiración y la envidia.
Ése texto, o uno increíblemente parecido, es el que algún día soñaba poder saber redactar.
Y está incrustado en una historia en la que los personajes se nos dibujan con tanta elegancia, con tanta exquisitez, que es imposible no llegar a apreciarlos, a sentir por ellos una afinidad sin mesura y con total motivo y razón.
La maravillosa animación (otro peldaño arriba en la búsqueda de la perfección), nos lleva de lo sensible a lo risible sin un sólo momento de tregua y, además, una banda sonora prodigiosa adereza con total precisión la calidez y el sentimiento que despiertan los bellos, cómicos, y profundos momentos que abarrotan la narración (a destacar, y con vehemencia, el tema que acompaña al hermosísimo desenlace final).
Totalmente recomendable tanto para niños (por la excelente moraleja de historia, y por la brillantez de sus gags) como para aquellos adultos que aún guarden en su memoria los buenos momentos, las buenas enseñanzas, que en la infancia les dejase la factoría Disney con tantísimos títulos a recordar.
Personalmente, a mi me ha impactado tanto, y con tantísima fuerza, como a un crítico que probando algo tan nuevo como tradicional, hubiese sido sorprendido por el despertar de viejos recuerdos entrañables, que ya creía olvidados pero que forman parte de la persona en la que se ha convertido.
A veces se nos despierta la envidia, y comenzamos a odiar sin verdadero motivo; pero casi siempre somos lo bastante honestos como para saber apreciar, admirar, y aplaudír.
En el caso que nos ocupa, Pixar ha tomado la ya tan gastada fórmula Disney sobre historias en que la amistad, la lealtad, y la superación, son el centro de la trama... pero nos la ha explicado con una gracia, una inteligencia, y un buen gusto, como sólo los dotados por la naturaleza en esas lides son capaces de hacerlo.
Muchos días he estado indeciso e incapaz de opinar sobre esta película. Porque ésa tan excelente crítica que se nos narra casi en su final, y que muchos han comentado, me dejó en la frontera de la admiración y la envidia.
Ése texto, o uno increíblemente parecido, es el que algún día soñaba poder saber redactar.
Y está incrustado en una historia en la que los personajes se nos dibujan con tanta elegancia, con tanta exquisitez, que es imposible no llegar a apreciarlos, a sentir por ellos una afinidad sin mesura y con total motivo y razón.
La maravillosa animación (otro peldaño arriba en la búsqueda de la perfección), nos lleva de lo sensible a lo risible sin un sólo momento de tregua y, además, una banda sonora prodigiosa adereza con total precisión la calidez y el sentimiento que despiertan los bellos, cómicos, y profundos momentos que abarrotan la narración (a destacar, y con vehemencia, el tema que acompaña al hermosísimo desenlace final).
Totalmente recomendable tanto para niños (por la excelente moraleja de historia, y por la brillantez de sus gags) como para aquellos adultos que aún guarden en su memoria los buenos momentos, las buenas enseñanzas, que en la infancia les dejase la factoría Disney con tantísimos títulos a recordar.
Personalmente, a mi me ha impactado tanto, y con tantísima fuerza, como a un crítico que probando algo tan nuevo como tradicional, hubiese sido sorprendido por el despertar de viejos recuerdos entrañables, que ya creía olvidados pero que forman parte de la persona en la que se ha convertido.

8.5
102,681
10
7 de agosto de 2006
7 de agosto de 2006
372 de 452 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero no me importa repetir, ya que en este caso es más que justificado:
-Interpretaciones magistrales
-Ambientación perfecta
-Argumento absorbente
-Guión estructurado impecablemente, y quizás el mejor escrito nunca
-Secundarios solventes que son piezas básicas en el esquema
-Historias secundarias desarrolladas perfectamente
-Uno de los mejores y más sorprendentes finales de la historia del cine
-Intemporal, jamás se verá envejecida
-Banda sonora inolvidable
-Segundas, terceras, cuartas o quintas revisiones no le restan un ápice de interés ni desvelan fallos
-La dirección es de una profesionalidad pocas veces vista
Recomendable verla de rodillas y con cirios en las manos (los rezos rogando para que algún día vuelva a rodarse una obra de arte de ésta magnitud, sólo al final de la película para así no perderse ni una línea de diálogo).
-Interpretaciones magistrales
-Ambientación perfecta
-Argumento absorbente
-Guión estructurado impecablemente, y quizás el mejor escrito nunca
-Secundarios solventes que son piezas básicas en el esquema
-Historias secundarias desarrolladas perfectamente
-Uno de los mejores y más sorprendentes finales de la historia del cine
-Intemporal, jamás se verá envejecida
-Banda sonora inolvidable
-Segundas, terceras, cuartas o quintas revisiones no le restan un ápice de interés ni desvelan fallos
-La dirección es de una profesionalidad pocas veces vista
Recomendable verla de rodillas y con cirios en las manos (los rezos rogando para que algún día vuelva a rodarse una obra de arte de ésta magnitud, sólo al final de la película para así no perderse ni una línea de diálogo).
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