Wall Street: El dinero nunca duerme
2010 

5.6
20,385
Drama
Secuela de la popular cinta de 1987 "Wall Street", ambientada 20 años después. Una vez puesto en libertad, después de cumplir una prolongada condena en prisión, el implacable tiburón de las finanzas Gordon Gekko (Michael Douglas) se siente desorientado dentro del mundo que en tiempos dominó. Buscando rehacer sus arruinadas relaciones con su hija, Gekko conoce por casualidad a Jakob (Shia LaBeouf), su prometido. Juntos proyectan apoyarse ... [+]
11 de octubre de 2010
11 de octubre de 2010
95 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no me enfadaba tanto viendo una película. Nunca segundas partes fueron buenas, pero Oliver Stone ha superado cualquier registro. Es patético ver a gran Gekko ganarse la vida dando conferencias sobre la crisis Ninja, cómo si fuera Leopoldo Abadía.
Todo en la película es previsible. No hay ningún tipo de íntriga y la trama es tan absurda que cuesta tomar en serio a los personajes. Una niña pija que dona 100 millones de dolares tras un cuarto de hora de conversación, fraudulentas transacciones financieras multimillonarias que se realizan sin que nadie lo denuncie, moralina barata sobre los defectos del capitalismo que hacen que a veces la película parezca un mal documental.
Lo peor para mí ha sido ver como se destrozan los personajes de la que es una de mis películas preferidas. La paradoja mayor de todo es que el Stone que critica al capitalismo haya resucitado a Gekko con el único objetivo de embolsarse un puñado de dolares.
Porque de verdad, que no le encuentro otra explicación a este bodrio.
Si pueden esperen a verla por la tele. Por lo menos podrán cambiar de canal sin tener la sensación de que han tirado 8 euros.
Todo en la película es previsible. No hay ningún tipo de íntriga y la trama es tan absurda que cuesta tomar en serio a los personajes. Una niña pija que dona 100 millones de dolares tras un cuarto de hora de conversación, fraudulentas transacciones financieras multimillonarias que se realizan sin que nadie lo denuncie, moralina barata sobre los defectos del capitalismo que hacen que a veces la película parezca un mal documental.
Lo peor para mí ha sido ver como se destrozan los personajes de la que es una de mis películas preferidas. La paradoja mayor de todo es que el Stone que critica al capitalismo haya resucitado a Gekko con el único objetivo de embolsarse un puñado de dolares.
Porque de verdad, que no le encuentro otra explicación a este bodrio.
Si pueden esperen a verla por la tele. Por lo menos podrán cambiar de canal sin tener la sensación de que han tirado 8 euros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El único momento bueno de la película es cuando Gekko se vuelve malo otra vez. Tras dos horas de película a uno le entra la esperanza de que va a pasar algo interesante, pero es una mera ilusión, Gekko se dedica a ganar algo de pasta y acaba devolviendo a su hija los 100 millones que le estafó, por supuesto quedándose los 1000 millones de beneficio que ha conseguido.moviendolos. Por cierto la policía y la SEC, como si no existiesen.
La hija, inexplicablemente, lo perdona. El yerno difícilmente puede ser más imbécil.
Este Gekko no está ya para estos trotes. Si acaso para jugar al tute en el hogar del pensionista. Con limite de apuesta, claro.
La hija, inexplicablemente, lo perdona. El yerno difícilmente puede ser más imbécil.
Este Gekko no está ya para estos trotes. Si acaso para jugar al tute en el hogar del pensionista. Con limite de apuesta, claro.
11 de octubre de 2010
11 de octubre de 2010
29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de tener sentimientos encontrados al salir del cine, ayer me di cuenta de que estraba un poco cabreado con la secuela de Wall Street. La película original era una especie de thriller, que tenía algo que decir acerca de la codicia y el poder de la fiebre capitalista de los 80. Era una buena película, pero el argumento tenía un fondo de pura ingeniería financiera. No era masiva ni para todos los públicos. La segunda parte llegaba envuelta como más de lo mismo, como más 'rock&roll'. Con un tráiler con la versión de 'Sympathy for the devil' de 'Guns' y un montaje muy inteligente que sugería que íbamos a ver algo parecido.
Y eso intenta. Nos cuenta la historia de Jake Moore, como la original nos contó la de Bud Fox, con la figura de Gordon Gekko sirviendo de contraste de su idealismo y ambición.
Y eso intenta. Nos cuenta la historia de Jake Moore, como la original nos contó la de Bud Fox, con la figura de Gordon Gekko sirviendo de contraste de su idealismo y ambición.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El problema es que la película se acaba convirtiendo en la historia de Winnie Gekko, que es el personaje menos interesante y simpático de todos los involucrados. Y el gran pecado de la peli es que ninguno de los personajes tiene desarrollo alguno. Jake es un prodigio; rescatando siempre que puede a su madre, intentando reconciliar a su novia con su padre y vengar (sólo financieramente) la muerte de su mentor. Su único error en toda la película es no comentarle a Winnie que estaba viendo a su padre. En lo demás, es perfectito. Por lo menos, Bud Fox era un idealista cuando empieza, se deja corromper por la codicia y acaba encontrando la oportunidad de redimirse. ¿Jake? Es exactamente el mismo al final de la película que al principio.
Winnie Gekko es una snob cabreada y acaba siendo también una snob cabreada. ¿Se enfada porque Jake haya visto en secreto a su padre mientras le oculta durante toda la relación que ha heredado un millón de dólares? Hipócrita.
¿Y Gordon Gekko? Engaña a su hija por un millón, reconstruye su imperio, le niega las migajas a Jake y al final... se ablanda después de ganar mil millones. Otro pecado. La película terminó quince minutos demasiado tarde. Me la hubiese creído mucho más si hubiese terminado con Gekko en Londres, rico, sin importarle lo más mínimo su hija o Jake. Pero parece que a Oliver le pudo el síndrome del 'happy ending'. Las películas sobre realidades descarnadas no pueden terminar bien. O no son reales.
P.S. Eso sí, me encantó ver a la estatua de cera de Charlie Sheen hacer un cameo...
P.S.2. Y, ya en serio, me encantaron dos actores: Josh Brolin (gracias Bardem por no estar ahí) y Eli Wallach. Supongo que lo incorporaron a la película porque es el único actor de 95 años que puede hacer de banquero judío de manera convincente, y necesitaban a alguien que pudiese hablar del 29... Me gustó incluso el burdo y nada sutil homenaje que le hacen al utilizar la música de El bueno, el feo y el malo como tono del móvil de Jake.
Winnie Gekko es una snob cabreada y acaba siendo también una snob cabreada. ¿Se enfada porque Jake haya visto en secreto a su padre mientras le oculta durante toda la relación que ha heredado un millón de dólares? Hipócrita.
¿Y Gordon Gekko? Engaña a su hija por un millón, reconstruye su imperio, le niega las migajas a Jake y al final... se ablanda después de ganar mil millones. Otro pecado. La película terminó quince minutos demasiado tarde. Me la hubiese creído mucho más si hubiese terminado con Gekko en Londres, rico, sin importarle lo más mínimo su hija o Jake. Pero parece que a Oliver le pudo el síndrome del 'happy ending'. Las películas sobre realidades descarnadas no pueden terminar bien. O no son reales.
P.S. Eso sí, me encantó ver a la estatua de cera de Charlie Sheen hacer un cameo...
P.S.2. Y, ya en serio, me encantaron dos actores: Josh Brolin (gracias Bardem por no estar ahí) y Eli Wallach. Supongo que lo incorporaron a la película porque es el único actor de 95 años que puede hacer de banquero judío de manera convincente, y necesitaban a alguien que pudiese hablar del 29... Me gustó incluso el burdo y nada sutil homenaje que le hacen al utilizar la música de El bueno, el feo y el malo como tono del móvil de Jake.
2 de octubre de 2010
2 de octubre de 2010
39 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho que Oliver Stone se perdió, si bien sus películas no se me hacen malas ya no tienen esa critica al gobierno o a la guerra que solían tener por ejemplo Platoon o Nacido el 4 de julio. Sin embargo, incluso con estas últimas 2 películas las encuentro muy sobrevaloradas, por lo que es mi afirmación que Stone es uno de los directores más sobrevalorados de nuestros tiempos, solo JFK me parece es digna de destacar como una gran película en todos los sentidos.
Ahora intenta regresar a sus orígenes con la segunda parte de Wall Street, uno de sus filmes más reconocidos, y lo cierto es que a pesar de lo lento e incluso aburrida en partes, la película está bien hecha. Bien dirigida, escrita e interpretada, sin que se destaque principalmente en uno de estos rubros, pero el acierto esta en tocar un tema de mucha importancia en los últimos años como es la crisis mundial.
En los actores me ha gustado principalmente Michael Douglas y Carey Mulligan, el joven Shia LaBeouf sigue buscando convertirse en un actor más serio, pero le queda muy grande el papel de protagonista aun. Da gusto ver seguir viendo a Eli Wallach, aunque sea un papel pequeño pero que incluso te saca una que otra sonrisa. La más desperdiciada sigue siendo Susan Sarandon en un papel totalmente nulo. Lo que más me ha gustado son sus deliciosos cameos, ya sea el tono de celular de El bueno, el malo y el feo, o las rápidas apariciones de Oliver Stone o de Charlie Sheen.
Lo cierto es que cuando en una película lo mejor sus cameos algo está fallando, como dije no es una gran película ni mucho menos, pero está bien hecha, se le puede acusar de pretenciosa pero el hecho es que no deja de ser una secuela que busca ser trasladada a tiempos más modernos pero que sigue respetando en partes el espíritu de la original, y retratando de notable manera la avaricia, el mundo de los negocios, los valores y la familia.
El señor Stone puede dormir en paz me parece, ha logrado sacar adelante el proyecto pero yo aun espero que nuevamente ese hombre que criticaba duramente al gobierno de los Estados Unidos por medio del cine regrese.
Ahora intenta regresar a sus orígenes con la segunda parte de Wall Street, uno de sus filmes más reconocidos, y lo cierto es que a pesar de lo lento e incluso aburrida en partes, la película está bien hecha. Bien dirigida, escrita e interpretada, sin que se destaque principalmente en uno de estos rubros, pero el acierto esta en tocar un tema de mucha importancia en los últimos años como es la crisis mundial.
En los actores me ha gustado principalmente Michael Douglas y Carey Mulligan, el joven Shia LaBeouf sigue buscando convertirse en un actor más serio, pero le queda muy grande el papel de protagonista aun. Da gusto ver seguir viendo a Eli Wallach, aunque sea un papel pequeño pero que incluso te saca una que otra sonrisa. La más desperdiciada sigue siendo Susan Sarandon en un papel totalmente nulo. Lo que más me ha gustado son sus deliciosos cameos, ya sea el tono de celular de El bueno, el malo y el feo, o las rápidas apariciones de Oliver Stone o de Charlie Sheen.
Lo cierto es que cuando en una película lo mejor sus cameos algo está fallando, como dije no es una gran película ni mucho menos, pero está bien hecha, se le puede acusar de pretenciosa pero el hecho es que no deja de ser una secuela que busca ser trasladada a tiempos más modernos pero que sigue respetando en partes el espíritu de la original, y retratando de notable manera la avaricia, el mundo de los negocios, los valores y la familia.
El señor Stone puede dormir en paz me parece, ha logrado sacar adelante el proyecto pero yo aun espero que nuevamente ese hombre que criticaba duramente al gobierno de los Estados Unidos por medio del cine regrese.
12 de octubre de 2010
12 de octubre de 2010
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veintitrés años después, Oliver Stone recupera el mundo de las finanzas con esta segunda parte de Wall Street, la cual, a mi modesto entender, se queda fuera del manido dicho de "segundas partes nunca fueron buenas", ya que me ha parecido bastante completa.
Técnicamente el film es fabuloso. Stone ha querido demostrar la diferencia de edad entre ambas películas y nos regala la vista con un diseño de producción de lujo, además de su consabida habilidad con el manejo de la cámara, recreándose con planos cenitales, secuencias de tiempo acelerado, divisiones de pantalla, todo tipo de vistas de Nueva York, pequeños secuenciales... Me encanta este tipo de virtuosismo y creedme, no todo el mundo tiene talento para ello.
Después está la historia, atacada por muchos, defendida por otros. Me encuentro en el segundo grupo, ya que me ha gustado bastante. Ha habido un cambio en los papeles: el nuevo tiburón y villano de la función es Josh Brolin, bordando su interpretación de tipo que dicta las reglas del juego, mientras que el joven ambicioso recae, en esta ocasión, en manos de un muy solvente Shia LaBeouf, cuya estrella sigue creciendo en el firmamento hollywoodiense.
¿Y qué pasa con Michael Douglas y su Gordon Gekko? Fue el auténtico alma del film de 1987, llegando a ganar el Oscar. Así que, evidentemente, tiene una parte importante en este nuevo relato, que comienza con dicho personaje saliendo de prisión. Nuevamente Douglas, a pesar de no ser el auténtico protagonista, vuelve a comerse en pantalla a todo el que sale junto a él. En esta ocasión recuerda a Mario Conde y a la hipocresía de ciertos medios de comunicación, que lejos de ver en él a un criminal (por algo ha estado en la cárcel) lo entrevistan y publicitan su libro, tratándolo de genio.
La película es larga, entre otras cosas porque aborda muchos asuntos. El punto de conflicto entre los dos protagonistas, la actual crisis económica mundial y hasta un melodrama familiar. Para que todo funcione hay que dotar de profundidad a los personajes, lo que conlleva tiempo. Ahora bien, prefiero una película larga a causa de un guión bien trabajado, como éste que suscriben Allan Loeb (Cosas que perdimos en el fuego) y Stephen Schiff (Ejecución inminente) que una película rápida de noventa minutos en la que muchas cosas queden a medias.
Sigo en spoiler por falta de espacio.
Técnicamente el film es fabuloso. Stone ha querido demostrar la diferencia de edad entre ambas películas y nos regala la vista con un diseño de producción de lujo, además de su consabida habilidad con el manejo de la cámara, recreándose con planos cenitales, secuencias de tiempo acelerado, divisiones de pantalla, todo tipo de vistas de Nueva York, pequeños secuenciales... Me encanta este tipo de virtuosismo y creedme, no todo el mundo tiene talento para ello.
Después está la historia, atacada por muchos, defendida por otros. Me encuentro en el segundo grupo, ya que me ha gustado bastante. Ha habido un cambio en los papeles: el nuevo tiburón y villano de la función es Josh Brolin, bordando su interpretación de tipo que dicta las reglas del juego, mientras que el joven ambicioso recae, en esta ocasión, en manos de un muy solvente Shia LaBeouf, cuya estrella sigue creciendo en el firmamento hollywoodiense.
¿Y qué pasa con Michael Douglas y su Gordon Gekko? Fue el auténtico alma del film de 1987, llegando a ganar el Oscar. Así que, evidentemente, tiene una parte importante en este nuevo relato, que comienza con dicho personaje saliendo de prisión. Nuevamente Douglas, a pesar de no ser el auténtico protagonista, vuelve a comerse en pantalla a todo el que sale junto a él. En esta ocasión recuerda a Mario Conde y a la hipocresía de ciertos medios de comunicación, que lejos de ver en él a un criminal (por algo ha estado en la cárcel) lo entrevistan y publicitan su libro, tratándolo de genio.
La película es larga, entre otras cosas porque aborda muchos asuntos. El punto de conflicto entre los dos protagonistas, la actual crisis económica mundial y hasta un melodrama familiar. Para que todo funcione hay que dotar de profundidad a los personajes, lo que conlleva tiempo. Ahora bien, prefiero una película larga a causa de un guión bien trabajado, como éste que suscriben Allan Loeb (Cosas que perdimos en el fuego) y Stephen Schiff (Ejecución inminente) que una película rápida de noventa minutos en la que muchas cosas queden a medias.
Sigo en spoiler por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Así pues tenemos una película de actualidad (un diez para el oportunismo de Stone), que vuelve a criticar duramente la especulación bursátil, narrada con precisión y cuidado, soberbiamente interpretada (a los tres protagonistas mencionados hay que añadir nombres de la talla de Susan Sarandon, Frank Langella o un muy carismático Eli Wallach), con sorpresas hábilmente insertadas, como el simpático cameo de Charlie Sheen recuperando a su personaje de la primera parte, técnicamente fantástica, puesta en escena detallista... En definitiva, lo que puede entenderse como una buena película. Gustará o no, como todo, pero aquí hay talento. Ojalá pudiera decir lo mismo cada vez que salgo del cine.
29 de septiembre de 2010
29 de septiembre de 2010
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película continúa la saga de Wall Street, dirigida también por Oliver Stone, pero cuyos personajes principales no se repiten, salvo Gordon Gekko interpretado nuevamente, como no podía ser de otra manera, por Michael Douglas. Hay una aparición de Bud Fox (Charlie Sheen) el yuppie de la primera parte pero solo en forma anecdótica, referencial y laudatoria de la misma y de algunos personajes menores, entre ellos, el del mismo director que nuevamente aparece delante de la cámara tomándole el pulso al mercado de valores.
Gekko ha salido de la cárcel donde estuvo ocho años pero a estas alturas ya no tiene amigos ni familia. Su hija Winnie (Carey Mulligan) lo odia porque lo responsabiliza de la muerte de su hermano drogadicto. La pareja de Winnie, Jake (Shia Labeouf) es como una versión blanca y ambientalista de Bud Fox y trabaja como analista de créditos en un Banco de Inversión que se cruzará con Gekko en la presentación de su libro.
La estética del filme, la escenografía y su fotografía son los componentes que más llaman la atención en el filme. Ya no se ven los tonos fuertemente dorados y naranjas que envolvían Nueva York en la primera película; ahora son plateados metálicos. Este cambio es parte de un lenguaje visual que le preocupa mucho al director. En este caso el espectador capta que el escenario ya no es el de la clásica bonanza americana, donde un emprendedor codicioso y bien orientado podía ir en busca de ella respetando las reglas del mercado; sino uno más artificial donde el mundo globalizado está envuelto en una burbuja, la vida es pura puja y transacción, la especulación ha sido elevada a rango de ley y los delitos financieros son parte del quehacer diario.
Y vemos personajes como Bretton James que seguramente debe su nombre a la reunión de Bretton Woods donde se cambió, a fines de la segunda Guerra Mundial, el patrón oro en el comercio internacional por el patrón dólar cuando los Estados Unidos impusieron su dominio mundial frente a una destrozada Europa. Este personaje es el nuevo villano de la historia y es presentado como el modelo de delincuente que ha surgido de la Banca de Inversión sin ninguna regulación, que tiene influencias en el Departamento del Tesoro Federal, organiza millonarios rescates financieros y se aprovecha de la caída de competidores para imponerles condiciones.
La puesta en escena acude muchos a los simbolismos plasmados en pinturas, decorados, intensidad de la luz y el paisaje urbanístico, además de dividir en varias escenas la pantalla para dar la sensación de dinamismo y caos.
(continúa en el spoiler)
Gekko ha salido de la cárcel donde estuvo ocho años pero a estas alturas ya no tiene amigos ni familia. Su hija Winnie (Carey Mulligan) lo odia porque lo responsabiliza de la muerte de su hermano drogadicto. La pareja de Winnie, Jake (Shia Labeouf) es como una versión blanca y ambientalista de Bud Fox y trabaja como analista de créditos en un Banco de Inversión que se cruzará con Gekko en la presentación de su libro.
La estética del filme, la escenografía y su fotografía son los componentes que más llaman la atención en el filme. Ya no se ven los tonos fuertemente dorados y naranjas que envolvían Nueva York en la primera película; ahora son plateados metálicos. Este cambio es parte de un lenguaje visual que le preocupa mucho al director. En este caso el espectador capta que el escenario ya no es el de la clásica bonanza americana, donde un emprendedor codicioso y bien orientado podía ir en busca de ella respetando las reglas del mercado; sino uno más artificial donde el mundo globalizado está envuelto en una burbuja, la vida es pura puja y transacción, la especulación ha sido elevada a rango de ley y los delitos financieros son parte del quehacer diario.
Y vemos personajes como Bretton James que seguramente debe su nombre a la reunión de Bretton Woods donde se cambió, a fines de la segunda Guerra Mundial, el patrón oro en el comercio internacional por el patrón dólar cuando los Estados Unidos impusieron su dominio mundial frente a una destrozada Europa. Este personaje es el nuevo villano de la historia y es presentado como el modelo de delincuente que ha surgido de la Banca de Inversión sin ninguna regulación, que tiene influencias en el Departamento del Tesoro Federal, organiza millonarios rescates financieros y se aprovecha de la caída de competidores para imponerles condiciones.
La puesta en escena acude muchos a los simbolismos plasmados en pinturas, decorados, intensidad de la luz y el paisaje urbanístico, además de dividir en varias escenas la pantalla para dar la sensación de dinamismo y caos.
(continúa en el spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Todo eso nos parece logrado. Pero si bien Oliver Stone nos da su punto de vista sobre la crisis económica mundial reciente, utilizando, incluso, a Gekko como un gurú que habla de los consabidos argumentos de la crisis y a la saga como pretexto, al estilo de muchos directores frente a otros temas; creemos que la historia se resiente mucho porque la opinión política y económica sobrepasa en interés, como un efecto de documental, al regreso y las maquinaciones de Gekko, a las vicisitudes familiares y a la batalla personal de Jake . Y hay personajes mal definidos como el de la madre de Jake y otros que son producto de la influencia política del guión como el de Frank Langella. En consecuencia, al filme le falta la tensión, la artesanía y las actuaciones de la original que era una soterrada épica financiera por motivaciones más humanas y le da vigencia a la creencia de que las segundas partes nunca fueron mejores que las primeras.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here