Una palabra tuya
2008 

6.0
4,341
Drama. Comedia
Rosario (Malena Alterio) y Milagros (Esperanza Pedreño) son amigas y son barrenderas. También son jóvenes y no tienen ni novio, ni coche, ni amigos, ni futuro, a pesar de lo cual luchan, se pelean, se divierten, se quejan e incluso ligan... Hasta que un día, un encuentro inesperado dará un vuelco a su vida del modo más sorprendente. (FILMAFFINITY)
24 de agosto de 2008
24 de agosto de 2008
62 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero quisiera agradezcer a Malena haber aceptado el papel de Rosario, sé que no acababa de verse, pero realmente creo que logra darle la profundidad que requiere el no fácil personaje. Y a Esperanza por su recreación de Milagros, porque consigue conmovernos desde la ternura. Y a Elvira Lindo por la magnifica construcción de ambos personajes.
Resulta siempre complicado penetrar en el difícil universo de los sentimientos pero la adaptación de la película lo consigue. El peso de lograrlo reside en la magnifica recreación de las dos protagonistas: Milagros llega desde la ternura, la inocencia y la desesperanza disfrazada de alegría. Rosario lo consigue cuando la arrogancia, la desconfianza y el recelo se vierten en humanidad.
Hay mucho de verdad en esas dos mujeres que se encuentran por casualidad como casi todo lo bueno en la vida, y que paulatinamente van entendiendo, cada uno con el ritmo que necesita, el bálsamo que ambas resultan para su no radiante vida.
Aquí no hay buenos ni malos, sino que hay vida: Vida y sentimientos. Vida y soledad. Vida y dolor…Vida y amor.
Al menos a mí así me lo parece. Chapeau por conseguirlo !!!
Resulta siempre complicado penetrar en el difícil universo de los sentimientos pero la adaptación de la película lo consigue. El peso de lograrlo reside en la magnifica recreación de las dos protagonistas: Milagros llega desde la ternura, la inocencia y la desesperanza disfrazada de alegría. Rosario lo consigue cuando la arrogancia, la desconfianza y el recelo se vierten en humanidad.
Hay mucho de verdad en esas dos mujeres que se encuentran por casualidad como casi todo lo bueno en la vida, y que paulatinamente van entendiendo, cada uno con el ritmo que necesita, el bálsamo que ambas resultan para su no radiante vida.
Aquí no hay buenos ni malos, sino que hay vida: Vida y sentimientos. Vida y soledad. Vida y dolor…Vida y amor.
Al menos a mí así me lo parece. Chapeau por conseguirlo !!!
11 de septiembre de 2008
11 de septiembre de 2008
32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un olé para el departamento de casting. Eso de darle a Esperanza Pedreño un papel de loca optimista con una vida triste y plana no se le hubiera ocurrido a nadie..., salvo que hubiera visto antes "Camera Café", claro. Y pensar en María Alfonsa Rosso para el rol de madre con enfermedad mental que la hace vivir en una nube es digno de..., no sé, de "Atún y chocolate".
Bueno, ya sin coñas; en fin, que nos hallamos ante una película que se basa casi en su totalidad en la labor de los intérpretes, en este caso un dueto protagonista que cumple con nota, echándose sobre los hombros una cinta muy difícil y sacándola adelante a fuerza de coraje y trabajo. Pero, pese a sus esfuerzos, la cosa no termina de funcionar, más que nada por un guión que se queda en la superficie de los hechos y dibuja unos personajes difíciles de creer (el mérito de las actrices es doble, en ese sentido, al hacerlas casi cercanas) y con los que es imposible identificarse. El único personaje que se mueve en terrenos reconocibles es el Morsa de Antonio de la Torre, pero su relevancia es casi anecdótica, pese a su supuesta importancia en la trama.
Lo peor de esta película es que que se revuelca y solaza en la angustia vital, el desgarro sentimental y el desapego (esos primeros planos sufridores o estoicos -según la ocasión- de Malena Alterio...), creyendo, sin duda, que eso proporciona mayor verismo, y nos refleja la alegría y la inocencia como una excentricidad, que, encima, es mero escudo protector ante la realidad (ese socorrido y manido trauma infantil...). Nadie es feliz en esta historia.
La vida no es tan complicada: la gente no se comporta ni siente como los personajes de una novela de Belén Gopegui o una película de Isabel Coixet, y, si lo hacen, son la excepción, no la norma. El personaje excepcional, el raro, no debe ser el de Milagros, que se limita a sobrevivir, poniendo al mal tiempo (¿qué mal tiempo?) buena cara, y que cuando encuentra algo por lo que vivir se aferra a ello con desesperación, sino el de Rosario, que camina por la vida sin norte, amargada, dormida, sin tener motivos para ello.
Por lo visto, en este mundo, si eres feliz, o estás loco o eres estúpido.
Bueno, ya sin coñas; en fin, que nos hallamos ante una película que se basa casi en su totalidad en la labor de los intérpretes, en este caso un dueto protagonista que cumple con nota, echándose sobre los hombros una cinta muy difícil y sacándola adelante a fuerza de coraje y trabajo. Pero, pese a sus esfuerzos, la cosa no termina de funcionar, más que nada por un guión que se queda en la superficie de los hechos y dibuja unos personajes difíciles de creer (el mérito de las actrices es doble, en ese sentido, al hacerlas casi cercanas) y con los que es imposible identificarse. El único personaje que se mueve en terrenos reconocibles es el Morsa de Antonio de la Torre, pero su relevancia es casi anecdótica, pese a su supuesta importancia en la trama.
Lo peor de esta película es que que se revuelca y solaza en la angustia vital, el desgarro sentimental y el desapego (esos primeros planos sufridores o estoicos -según la ocasión- de Malena Alterio...), creyendo, sin duda, que eso proporciona mayor verismo, y nos refleja la alegría y la inocencia como una excentricidad, que, encima, es mero escudo protector ante la realidad (ese socorrido y manido trauma infantil...). Nadie es feliz en esta historia.
La vida no es tan complicada: la gente no se comporta ni siente como los personajes de una novela de Belén Gopegui o una película de Isabel Coixet, y, si lo hacen, son la excepción, no la norma. El personaje excepcional, el raro, no debe ser el de Milagros, que se limita a sobrevivir, poniendo al mal tiempo (¿qué mal tiempo?) buena cara, y que cuando encuentra algo por lo que vivir se aferra a ello con desesperación, sino el de Rosario, que camina por la vida sin norte, amargada, dormida, sin tener motivos para ello.
Por lo visto, en este mundo, si eres feliz, o estás loco o eres estúpido.
19 de septiembre de 2009
19 de septiembre de 2009
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que estaba siendo una película moderadamente original, bastante interesante y del todo adictiva, se convierte en un ejercicio más de españolización, es decir, de demostrar que tras una peli comedida dentro de lo que cabe (para sumergirse donde lo hace, y contar con un personaje como el de Esperanza Pedreño) ahí estamos nosotros, así que qué mejor que solucionar alguna que otra situación a grito pelao. Vamos, a lo que otro director le hubiese dado un cauce más intimista o un tono más serio, González-Sinde opta por despacharlo de modo mucho más directo y, aunque logra una secuencia potente gracias a ello, a uno le quedan ganas de que sensaciones como esas hubiesen sido compuestas en un marco mucho más sutil, no tan precoz.
"Una palabra tuya" se desentiende, pese a ese ligero problema, de muchos de los tics de cine español: ni hay cine social en ella (y eso que la situación no da para menos), ni nos topamos con humor bobochorras y, aunque sí se asiste a algún que otro destape, en general la realizadora siempre intenta aludir a otros temas o buscar otros filones para hacer de esta cinta un episodio distinto dentro de lo que es el cine nacional.
Con una resolución simple y llana, alguna que otra pega, pero una regularidad cuasi constante, "Una palabra tuya" termina resultando una experiencia que, aunque no esté cerca de ser lo mejor del cine español en los últimos años, sí está bastante lejos, como mínimo, del peor, y como en ocasiones es mejor decantarse por el valor añadido o el esfuerzo realizado, qué mejor que esta cinta para pasar un agradable rato rodeado de personajes tan palpables como sinceros.
"Una palabra tuya" se desentiende, pese a ese ligero problema, de muchos de los tics de cine español: ni hay cine social en ella (y eso que la situación no da para menos), ni nos topamos con humor bobochorras y, aunque sí se asiste a algún que otro destape, en general la realizadora siempre intenta aludir a otros temas o buscar otros filones para hacer de esta cinta un episodio distinto dentro de lo que es el cine nacional.
Con una resolución simple y llana, alguna que otra pega, pero una regularidad cuasi constante, "Una palabra tuya" termina resultando una experiencia que, aunque no esté cerca de ser lo mejor del cine español en los últimos años, sí está bastante lejos, como mínimo, del peor, y como en ocasiones es mejor decantarse por el valor añadido o el esfuerzo realizado, qué mejor que esta cinta para pasar un agradable rato rodeado de personajes tan palpables como sinceros.
26 de agosto de 2008
26 de agosto de 2008
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soledad en medio de la gran urbe (cualquiera vale). Personas de aquí mismo (o de cualquier lado). "Una palabra tuya" nos convoca a un cine realista de ficción, y ya sabemos que la ficción, la buena, es la más veraz de las realidades. Y nos cuenta una historia de pocas personas, en realidad de dos amigas que se quieren de una forma asimétrica, desigual aparentemente, y que transitan por sus vidas intentando cambiarla porque no les vale, porque no les gusta. Ni siquiera tienen sueños de esos que brillan en las películas facilonas de mensaje estúpido (¡todo lo que sueñes está a tu alcance si te esfuerzas!), ni siquiera saben bien lo que buscan. No es la fama, no es la gloria, tampoco sueñan con la riqueza. Sólo quieren cambiar sus vidas a algo mejor que no saben bien qué es. Quieren ser felices, quizá; ahí es nada.
Con un comienzo de comedia se introduce la historia que irá cambiando su tono al drama. Hay sonrisas en medio de todo eso, hay momentos dulces y momentos amargos (en algún momento sorprendentes en el dramatismo que encierran). Hay locuras, hay pasados que marcan, y hay recelos, desconfianza, dudas (sobre todo en el personaje de Malena Alterio).
La actuación es soberbia y tanto la Alterio como Esperanza Pedreño ganan por completo al espectador. Buena banda sonora y buenos los flashback (sin abusar de ellos) que permiten discurrir por la historia con fluidez. A destacar el personaje de la madre de la Alterio, soberbia transición de lucidez a demencia. Y el pueblo de Guadalajara (el del cementerio).
¿Moraleja? Ninguna. Sólo que "el pasado no lo podemos cambiar, pero tal vez el futuro..."
Con un comienzo de comedia se introduce la historia que irá cambiando su tono al drama. Hay sonrisas en medio de todo eso, hay momentos dulces y momentos amargos (en algún momento sorprendentes en el dramatismo que encierran). Hay locuras, hay pasados que marcan, y hay recelos, desconfianza, dudas (sobre todo en el personaje de Malena Alterio).
La actuación es soberbia y tanto la Alterio como Esperanza Pedreño ganan por completo al espectador. Buena banda sonora y buenos los flashback (sin abusar de ellos) que permiten discurrir por la historia con fluidez. A destacar el personaje de la madre de la Alterio, soberbia transición de lucidez a demencia. Y el pueblo de Guadalajara (el del cementerio).
¿Moraleja? Ninguna. Sólo que "el pasado no lo podemos cambiar, pero tal vez el futuro..."
8 de noviembre de 2012
8 de noviembre de 2012
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película avanza, como tiene que ser; como los grandes ríos que para llegar a serlo deben comenzar como pequeños arroyos. He visto críticas donde esto se destaca como algo negativo, aunque en otras películas las criticas se hacen por lo contrario. Queridos críticos ¿Cual es el criterio? Elegir significa renunciar ¿Con qué nos quedamos?
La película es cruda, cálida, triste, vital y descorazonadora. En principio pudiera pensarse que son elementos antagónicos, pero dan un sentido real, similar a la vida, donde cada uno de nosotros atravesamos de igual manera momentos miserables y felices.
Buen cine de ese que te deja con ganas de apoyar a lo patrio. Esperanza Pedreño lo mejor, incomprensiblemente sin premio aunque sí nominación... En fin.
La película es cruda, cálida, triste, vital y descorazonadora. En principio pudiera pensarse que son elementos antagónicos, pero dan un sentido real, similar a la vida, donde cada uno de nosotros atravesamos de igual manera momentos miserables y felices.
Buen cine de ese que te deja con ganas de apoyar a lo patrio. Esperanza Pedreño lo mejor, incomprensiblemente sin premio aunque sí nominación... En fin.
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