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Miss Violence

Drama Una niña decide suicidarse saltando al vacío el día de su undécimo cumpleaños. Por si no fuese ya un caso suficientemente extraño y doloroso de por sí, la chica tenía una sonrisa en su boca antes de lanzarse al vacío, y su familia tarda bien poco en hacer lo indecible para olvidar su mera existencia. Esto último alarma a los Servicios Sociales, que deciden hacer una visita a una familia aparentemente perfecta...
Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
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7
8 de noviembre de 2014
29 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
A principios de este 2014 se anunció el final de la crisis financiera griega, un déficit económico histórico propiciado por el gobierno demócrata que marginó a Grecia por varios años, menos de los que pensé. Aun recuerdo los reportajes de las grandes manifestaciones que tenían lugar ante está situación jamás vista: un país Europeo realmente en quiebra. Afortunadamente para Grecia ser parte de la Unión Europea le favoreció, al compartir como moneda el euro fue imposible devaluar éste, y ya que por sí mismo este país no iba a poder salir avante y comprometía a los demás, se puso en marcha el European Stability Mechanism, el cual aún y con toda la presión internacional a logrado sacar adelante a Grecia. No sé hasta qué punto sea a fortalecido, no estoy informado. El hecho es que en este contexto de decadencia y austeridad a surgido está nueva ola de cine griego, un cine perturbador, diferente, malsano y de mucha calidad. Cine como el de Yorgos Lanthimos con Canino en el 2009, Economides (Knifer - 2010), Papadimitropoulos (Wasted youth – 2011), Tsangari (Attenberg – 2010), de nuevo Lanthimos con Alps, ganadora en el Festival de Venecia del 2011... y bueno, otras más.

Dramas psicológicos sumamente artísticos que de una u otra perspectiva escarban en la psique del espectador. Revolviéndolo. No es que Miss Violence supere en creces a estos exponentes, de hecho quizá se queda abajo de algunos pero posee todos sus atributos. Ése desmoronamiento no sólo económico sino directamente social, latigueando el núcleo familiar. Cuadros sumamente viscerales, “extraños”, de una sutileza tan aguda al esgrimir su bestialidad, la omisión de la identidad, la falta de escrúpulos, el incesto –símil a las tragedias griegas llenas de parricidios, matricidios, fratricidios... y todo lo que terminé en cidios– y la podredumbre mental, engaños y apariencias.

Miss violence es un entramado supuesto de tal forma que... a través de su quietud, con la mayor templanza y lentitud inquebrantable –es uno de los metrajes de hora y media más largo que he visto, (no confundir con aburrido que nada tiene de eso)– nos hace acertar malpensando, somos el testigo morboso, el voyeurista que no puede dejar de ver el clímax de una disfuncional familia. Suponemos y acertamos, ahora: esperamos.

Avranas nos trae está historia desde la pulcritud de un hogar que así como el rechinar de sus pisos en cada rincón yace la violencia y perversión. La intimidación. Cual castillo de la pureza en Kynodontas sólo que con un acompasado más frígido. Más frío. A través de la suma de tomas en primer plano a lo Heneke.

Debo comentar no es fácil de ver, sólo si eres impresionable o bien, no llevas prisa y no te afecta apreciar algo que alguien llama arte con la posibilidad de que para ti no lo sea. De lo contrario te parecerá vacía, sumamente lenta y predecible, pretenciosa, pues se regodea tanto en el primer plano que puede volver lo contemplativo chocante y lo ingenioso absurdo, y claro, moralmente repulsiva e inútil. Por mi parte, es una película que esperaba desde el año pasado, y si, disfruté. Cuando la rutina familiar comenzaba a cansarme (por ahí del minuto 25-30) Avranas lanzaba su primer latigazo para mantenerme, y por ahí de pasada la hora es cuando se decide a arrojar de forma contundente su desagradable desnudes, una violencia contenida más allá de lo que vemos tras una puerta, tras el aspecto aseado y refinado de los buenos modales y el comportamiento exquisito de respeto y cariño. Del supuesto amor de un padre, abuelo y sostén de una familia de clase media. Como si nuestro personaje y protagonista le tuviese asco a esa imagen que se empeño a forjar y pasa a escupir en ella.

Por otro lado el inicio es sublime y creo yo desde ahí vale su visionado. Un suicidio muy lindo, basto. Un drama doméstico tan inexpresivo como expresivo que llevo a su director a ganar en el Festival de Venecia el León de plata por Mejor director y a Themis Panou el premio a Mejor actor.

Es curioso... puede tacharse de inverosimil, pero vamos, voy a hacer una analogía, qué no es así la hiperestabilidad de las dictaduras (el abuelo y padre), como el tiempo parece detenerse (la lentitud y parsimonia del filme) a medida que aumenta su rigidez estructural, tendiente a la repetición (a los 11...) Su característica enfermedad, su amnesia opiácea (la abuela, la madre e hija) y su inevitable estallido (el final). Exagerado tal vez, irreal no. Y reitero... no es un filme extraordinario pero si interesante, y una promesa la evolución del directo y de este cine griego.

http://teatro-vandrian.blogspot.mx
8
25 de mayo de 2014
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que sin terminar de verlas tengo claro a quien se las recomendaría. Hay otras como Miss Violence.
En el argumento se nos habla de una familia que esconde secretos, yo creo que a cualquier cosa le llaman familia.
Merecida ovación a un director aparentemente novel, con una dirección actoral de primer plano en la que las medias sonrisas y las medias lágrimas son igual de engañosas. Apuesta por una concepción teatral naturalista y sin artificios en la que la violencia se esconde en la nevera y por los rincones.
Por otra parte un meritorio y pulcro guión hacen el perfecto cóctel abrasivo en el que se convierte la cinta.

Merece la pena si la acompañas de licor servido en las copitas de la bisabuela y una cena ligera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es inevitable la comparación con la luminosa "Canino" de Giorgos Lanthimos, por geografía y disfuncionalidad.
Y terminar aplaudiendo el único final posible tras la magnífica escena en la que la madre seca cuidadosamente los cuchillos con un trapo. Comienza con sangre y cierra con sangre ¿podría ser de otra manera?
10
4 de junio de 2014
24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es Miss Violence una de esas películas que uno no sabe cómo calificar. Soy de estómago duro, acostumbrado al gore más salvaje, pero quizás mi corazón no lo sea tanto, porque ha sido para mí una de las peores experiencias de mi vida cinéfaga.
Con una fotografía que hay que premiar, pero mucho, el director nos ofrece el retrato de una familia de clase media griega sin entrar en rescates ni política, centrándose sólo en el núcleo y los vínculos, sórdidos, enfermizos y retorcidos que les unen. Sus tres primeros minutos, desconcertantes a más no poder, se convierten en el arranque más potente que yo haya visto al menos en mucho tiempo, y a partir de ahí, todo va en picado. La trama es tan absolutamente desagradable, enferma y mórbida que el espectador conforme avanza se va esperando lo peor, que parece no llegar. Y ese es el mayor acierto y la única pega que pondré a la cinta. Esa sensación de que hay algo muy, muy malo en los cimientos de lo que parece una familia más o menos coriiente no puede estar mejor planeado y expuesto y llega un momento en el que te llegas a preguntar si el enfermo no eres tú pensando mal. Pero eso de piensa mal y acertarás desgraciadamente a veces funciona.
Impecable técnicamente, brillante incluso, con una fotografía pastel que es en sí misma un cuadro en cada plano, con unas interpretaciones sólidas, dolorosas, ausentes y eficaces Miss Violence es como película una auténtica joya a descubrir. Como experiencia ya es otra cosa. Y es que no recomendaría y de hecho desde aquí no lo hago, a nadie al que tenga un mínimo aprecio, que se prepare para sufrir hora y media con las andanzas del personaje más malvado, retorcido, malnacido y brutal que ha dado el cine reciente. Ese abuelo que asiste inmune al suicidio de una niña de once años y que impone el terror en una familia tocada y hundida.
La pega que le pongo: No era necesaria una escena como la de la lavandería. Los estómagos, corazones y entrañas ya estaban más que revueltos y no hace sino recurrir al torture porn (que me encanta, pero dentro de sus lindes) para dejarnos una sensación horrible en el cuerpo y un sabor de boca amargo que ni caramelo de toffe alivia.
Lo dicho, una obra maestra que indaga derroteros difíciles de tocar de una manera absolutamente soberbia.
Y a la vez, la peor experiencia que recuerdo haber pasado en un cine.

Lo mejor: El reparto es asombroso.

Lo peor: La dichosa escenita, muy difícil de borrar.

No se la recomiendo a nadie y se la recomiendo a todo el mundo. ¿Me habré quedado medio lelo?
9
18 de septiembre de 2014
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Miss Violence" (2013, Alexandros Avranas) es una película dramática, con abundantes rasgos de drama psicológico, escrita y dirigida por el griego Alexandros Avranas, en la que es su segunda película, aunque sea la primera en alcanzar el reconocimiento internacional. La película trata sobre una familia griega, en la cual conviven los dos abuelos; sus tres hijas, una de doce, otra de catorce y una ya más mayor; y los hijos de esta última, es decir, los nietos. En el undécimo cumpleaños de una de las hijas, esta salta del balcón y se precipita al vacío, muriendo, pero con una sonrisa en la cara.

El tipo de película se anticipa desde los peculiares créditos, que son un espejismo de como va a ser la hora y media restante: austera, dura, seca, cruel. Ya lo dicen los refranes, "Las apariencias engañan" o "No todo es lo que parece", y detrás de esta familia que convive toda bajo un mismo techo, ayudándose entre ellos en una época de una dura crisis económica con rescate incluido, e inestabilidad política (contexto que no se trata durante la película, y que sirve sólo de eso, de escenario para desarrollar los hechos), una familia que supondría un ejemplo de fraternidad, ayuda mutua y amor, detrás de toda este modelo a seguir, que no es más que una fachada, se esconde una verdad insana, una atrocidad, un auténtico infierno. El film cuenta con un inicio potente (nada más y nada menos que el suicidio de una menor), que parece que puede ser lo más duro del metraje, pero no es así. Aunque la película baja el ritmo la hora siguiente, y se hace más lenta, no aburre, sino que resulta magnética, sigues la película mientras las fachada de la familia se va derrumbando y podemos ver su podrido interior, observas las acciones de los personajes, sus reacciones y gestos que te permiten ver que algo pasa, y no precisamente bueno. Reconoces la jerarquía establecida en la familia, y poco a poco te das cuenta de el porqué de esta, y como, una vez se mantiene un vínculo con la autoridad, nos bloqueamos ante ella, y somos incapaces de rebelarnos y reaccionar contra ella, viviendo aterrorizados y parados mientras observamos y sufrimos el daño en nuestra carne (este bloqueo hacia alguien íntimo que nos hace daño es el que suele ocurrir en los casos de maltrato, y que recuerda al Síndrome de Estocolmo). Una hora de angustiosa claustrofobia (provocada en parte por el rodaje que es en su gran mayoría de interiores) en la que aguardas algo que no llega y que solo es la calma que precede a la tormenta, el purgatorio. Porqué es en la última hora cuando se desata la película, donde presenciamos el infierno desde el que está rodada la película. Si la primera hora era seca y cruda, y éramos nosotros los que intuíamos lo que estaba sucediendo (quizá por una mente enferma o porqué nos situamos siempre en lo peor, además de que la película da señales de que algo semejante a nuestros pensamientos estaba sucediendo), en esta última media hora se nos confirma todo, y no a escondidas, sino que se muestra todo con pelos y señales, lo más explícito posible, una media hora visceral, en ocasiones insufrible y terriblemente dura y cruel, un rato enfermo que te hará sentir mal, como si tú fueras el culpable, mientras ves impotente y sin poder hacer nada, lo que está sucediendo delante de tus narices. Una media hora de torturas y de penosas vidas en el infierno, un infierno con forma de casa, gobernada por un ser despreciable, un infierno que contemplas mientras que sientes como se te revuelven las entrañas y solo tienes ganas de coger al desgraciado para reventar su cabeza contra la pared. Quizá el título de la película juegue con eso, con la violencia animal que despierta en el espectador, porque la película es de las que hacen mella en el espectador, lo provocan, lo escandalizan y lo hacen reaccionar, con dolor y rabia. Y con un buen final, que intenta aliviar al espectador, pero que da la sensación de haber llegado demasiado tarde.

La cinta cuenta con una fotografía excelente, minuciosa y muy cuidada, diferente y que puede resultar molesta a algunos espectadores (ya que muchas veces el encuadre corta la cabeza de alguien, o no se muestra al personaje), pero que nos obsequia con algunos planos secuencia geniales; y con una banda sonora que resulta inquietante, a destacar la escena inicial del cumpleaños de la niña, en la que se oye de fondo a Leonard Cohen con su "Dance me to the end of love", mientras esta se sube al balcón y se arroja al vacío. También mencionar la ambientación (en su mayoría de interiores) que como ya he dicho antes resulta claustrofóbica, y una excelente dirección merecedora del León de Plata del 70 Festival de Venecia del que fue ganador. Otro de los puntos fuertes son las actuaciones, que, pese a que parecen frías y deshumanizadas, es esto precisamente lo que se buscaba en unas personas que viven dominadas por un ser malvado que delante de una reacción inadecuada puede desatar su furia, unas actores, que cuando se requiere abandonan esa frialdad característica de un robot, y hacen gala de su rabia, tristeza, enfado, impotencia... Y que con sus detalles, como pequeños gestos o miradas cargadas de miedo y repulsión nos hacen saber (durante esa primera hora en la que parece que estemos en el limbo, durante la que no pasa nada, pero que se intuye que pasa de todo) que algo sucede, que no es tanta la armonía y amor que se vive en la familia (de puertas al exterior), y que nos hace sospechar y sentirnos inquietos, esperando una atrocidad que finalmente llega.

En conclusión, "Miss Violence" es una película extremadamente dura y desagradable, una genial película, con un guión excelente de una historia insana, y con escenas viscerales. Una cinta con una magnífica fotografía y buenísimas actuaciones, que hace mella en el espectador, y lo provoca, haciéndola imposible de olvidar. Película cruda y desesperanzadora cargada de una sordidez extrema, que no hace más que ensalzar la crueldad de la naturaleza humana.
7
5 de junio de 2014
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Grecia y con el premio a mejor director y mejor actor (fascinante interpretación de Panou) en el pasado Festival de Venecia nos llega Miss Violence, la película del debutante Alexandros Avranas que no dejará indiferente a nadie.

Rodada casi en su totalidad en interiores a golpe de planos semifijos y duraderos, nos introducimos en el seno de una familia sumida en un ambiente claustrofóbico en el que el espectador no se demorará a la hora de percibir cierta descolocación mental en lo que lo convencional se refiere. Un olor a podrido que escondido en lo más recóndito de este anómalo hogar le obligará mantenerse alerta, atento a cada personaje, casa gesto, cada detalle.
Avranas irá dando pistas, nos mostrará comportamientos, nos introducirá en el corazón de esta familia para luego ir desvelando una a una las dudas planteadas, a partir de una reflexión que relaciona autoridad y violencia, desde la física a la psicológica, adentrándose en lo más oscuro de la perversidad humana, dejándonos un testimonio que evidencia algo que muchas veces nos negamos a creer, o tan solo tratamos de esconderlo, como hace esta familia ante los asuntos sociales en un plano secuencia de diez minutos de duración que recorre, desde varias miradas distintas, todas y cada una de las habitaciones de una cárcel sin intimidad alguna; y esto que nos interpela y decidimos mirar hacia otro lado es la perversidad del ser humano y el daño que su autoridad puede otorgar para con los más débiles.

Una filmación tan artesanal, sumida en los interiores, con un ritmo tan pausado y con una temática tan turbia, sumado a la presentación y seguido desnudo de los personajes hasta llegar al corazón de la maldad y la violencia, no deja este trabajo muy lejos de algunas de las películas filmadas por uno de los directores europeos mejor considerados del momento, hablo claro, de Michael Haneke.

http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/06/miss-violence-2013.html
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