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El gran dictador

Comedia Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
Críticas 255
Críticas ordenadas por utilidad
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9
26 de agosto de 2007
275 de 351 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía yo ganas de echarle el guante a "El gran dictador". Tantos piropos que se ha llevado por parte de la gente-affinity, es cuanto menos para prestarle un par de horas de mi atención. Y es que, he de reconocerlo; si no la vi antes es porque me daba miedo el cine de Charlot. Para mí Chaplin siempre ha sido un personaje tabú por el simple hecho de que era adorado por la santísima de mi abuela... Y bien; si para ella, otros máximos exponentes de personajes punteros eran Imperio Argentina, Luis Aguilé, y ya entradita en su segunda juventud; Georgie Dann... pues oigan, comprendan y disculpen el que no me fiara de Chaplin.

Bueno, pues los compañeros de Filmaffinity, con sus escritos, me hicieron descubrir que al cine-holocausto (al cual me entrego por completo), está incompleto sin esta maravillosa película llamada "El gran dictador" que hasta hace poquitos días ignoraba. Merece todos mis respetos por méritos propios.

Para ver cine hay que olvidar los prejuicios. En cualquier producción que a priori crees inadecuada te puedes llevar una sorpresa y encontrar una preciosa joya. Hay que ser valiente, abierto a los demás y leer a otros amigos. Me gusta Filmaffinity. Me gusta su gente y me gustan sus opiniones; Todas. Tanto la que da el 1 como la que da el 10. Y es que, como dice mi amiga Elena; ¡Lee críticas contrarias a tus gustos, Juan; que es otra visión del cine muy interesante!.- Y qué razón tenías, Elena.


Lo peor: Que en el ranking de mi abuela estuviera Charlot acompañado por Georgie Dann.

Lo mejor: El discurso final que nos regala Charles Chaplin; es para enmarcarlo y pasearlo por todo el planeta.
9
23 de marzo de 2008
139 de 161 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chaplin no sólo fue un creador de sueños. Además fue un director comprometido y valiente. Cuando en Europa la Segunda Guerra Mundial se encontraba en sus primeros compases y la locura de Hitler tenía la rienda suelta y sin freno, a Chaplin se le ocurrió la feliz idea de realizar una de las más brillantes parodias jamás pensadas sobre el enajenado dictador alemán, su partido nacionalsocialista y, en general, sobre cualquier forma de dictadura. La divertida y corrosiva sátira, plena de denuncia y no exenta de amargura por las atrocidades humanas, lanza su demoledor ataque contra las bases del nazismo totalitario. Y el ataque llegó en plena contienda real.
Chaplin, inteligente y agudo, captó la esencia del nazismo a la perfección y la recreó admirablemente en esta ácida comedia. Gracias al despliegue de medios de que hizo gala y a un trabajo de puesta en escena y ambientación meticulosos, las imágenes son un puro derroche de detalles que representan hasta un extremo fascinante y ridículizante la tecnología destinada a servir a la guerra, la majestuosidad y la opulencia del palacio del dictador, la cansina tendencia de los partidos totalitarios a inundarlo todo con sus símbolos representativos (obsérvese la similitud entre las aspas de la película y la esvástica del partido real), sus gestos de identificación (el brazo alzado), los discursos fanáticos y estentóreos del dictador y las restricciones y penalidades del gueto judío. Asímismo, el vestuario también es digno de mención.
La capacidad creativa y satirizante de Chaplin continuó en la línea de "Tiempos modernos", mostrando aparatos y maquinarias que simbolizan la esclavitud humana a una tecnología utilizada con frecuencia con fines deshonestos y destructivos, añadiendo su toque de inventos y objetos inútiles o que nunca funcionan (un paracaídas de reducido tamaño, un traje antiproyectiles, plumas estilográficas que no escriben...)
Chaplin aprovechó el indudable parecido físico entre su entrañable Charlot (el mítico personaje que, con la extinción del cine mudo, se despidió de las pantallas) y Hitler para llevar a cabo un doble papel: el del dictador por un lado, y el de un barbero judío que rinde tributo al desaparecido Charlot adoptando su vestimenta, sus ideales románticos, su tendencia a meter la pata y meterse en líos y a luchar obstinadamente por la justicia.
Me he reído a carcajadas con la genial parodia del acento alemán y del tono de voz desaforado que adopta Hynker (transposición de Hitler), imitando los escalofriantes discursos del Führer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me he reído también con las meteduras de pata del barbero-Charlot en la guerra (la escena de la máquina para atacar a los aviones, el cañón defectuoso), con las escenas antológicas del dictador patoso con su apretadísima agenda diaria y sus delirios de conquistar el mundo, con alguna pelea a sartenazos entre judíos y soldados alemanes, con la impagable y desternillante ocurrencia del pudding de las monedas, el encuentro con Napolini (que satiriza a Mussolini)... Son tantos momentos para el escarnio y la risa que no se pueden nombrar todos. Pero también Chaplin intercaló momentos que forman un nudo en el pecho, como las humillaciones y ataques contra los judíos, el temor a la pérdida progresiva y fatal de sus libertades fundamentales, y finalmente ese discurso que sin duda pasó a la historia como uno de los más bellos, sinceros y esperanzadores que se han pronunciado en el cine. Mensaje de paz que llegó en un momento aciago y que por desgracia fue ignorado, pero que perdura para la posteridad gracias a la audacia y el corazón de uno de los más grandes que jamás dará el mundo del cine.
Excelente reparto de actores, haciendo mención especial (por supuesto, empezando por Chaplin, cuyas excelencias interpretativas ya he mencionado) a Paulette Goddard, quien demostró con creces que era más que una cara bonita y que su paso del cine mudo chapliniano a su etapa sonora no mermó en absoluto sus cualidades; y, también de manera especial, a Maurice Moscovich, que encarna de una forma encomiable al filosófico y altruista Jaecker. Y aplausos para todos los demás intérpretes que contribuyeron con sus buenas dotes a este prodigio.
Ya Chaplin se había despedido de su adorada etapa muda, aunque aún se había negado a abandonar del todo a su Charlot y las premisas de sus películas anteriores, siendo capaz de conservar gran parte del encanto. La magia de transmitirlo todo con pocas palabras ya se había esfumado, pero en esta comedia dramática se compensó con la presencia de unos diálogos extraordinarios, con lo cual nuestro querido director se confirmó como un soberbio guionista. Y, en su afán por abarcar tantas facetas, continuó siendo el artífice de la banda sonora, ya menos presente en el metraje pero con el mismo aire atemporal de siempre.
Nunca me cansaré de decirlo. No habrá otro como Chaplin.
10
7 de junio de 2011
73 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente no soy capaz de comprender como hay gente que ve esta película y no es capaz de comprender la importancia del mensaje que trata de mandar Chaplin. He leído varias de las críticas negativas recibidas por este film y observo que solo existen dos motivos principales:
1.- Oportunismo y carencia de auto-crítica.
2.- Es una comedia y no me ha hecho reír.
Respondiendo a estos dos argumentos tengo que decir dos cosas:
1.- Clase rápida de historia y de historia del cine: año del estreno 1940; entrada de EEUU en la guerra 1941; bombardeo sobre Hiroshima y Nagashaki 1945. ¡La película no puede criticar acontecimientos que se producen después! Ahora bien, a aquellas personas que digan que Charles Chaplin no era capaz de criticar a EEUU, que lean su vida y traten de explicar cuál es la causa de que fuera expulsado del país.
2.-Al igual que la película que la vida es bella, esta película trata de ridiculizar la obsesión enfermiza sufrida por los nazis sobre la raza, la persecución a los judíos y sus ansias de poder. Es un film con cierto contenido moral, toda la belleza de la película se refleja en escenas inolvidables como la escena de Chaplin jugando con la bola del mundo, etc. Pero sin duda el momento de mayor fuerza se observa en el discurso final, aquella persona que escuche esas palabras y no sea capaz de emocionarse (no hablo de llegar al punto de llorar, sino tan solo de sentir una extraña sensación) en esa escena es que sinceramente es de piedra.
En resumen, si buscas una película que te haga pensar, que te incite a analizar una a una todas las escenas para acabar con los pelos de punta gracias a su contenido, ésta es tu película.
Por el contrario, si te gusta el humor simple, vete a ver American Pie que seguro que te llena más...
9
14 de abril de 2008
75 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Séptimo largometraje de Charles Chaplin, en el que interviene como director, actor, guionista y productor. Se rueda en exteriores de CA (Pasadena, L.A., Hollywood, Lago Malibú, Reuss Ranch, etc.) y en los platós de Chaplin Studios (Hollywood), durante 6 meses (septiembre 1939 a marzo 1940). Es nominado a 5 Oscar (actor, actor reparto, música, película y guión original). Producido por Chaplin para UA, se estrena con gran éxito el 15-X-1940 (NYC).

La acción abarca un período de 20 años (1918-39), que incluye escenas bélicas (1918) de la IGM y escenas de los meses previos al comienzo (1939) de la IIGM. La acción tiene lugar en territorio de Tomania, país inexistente, imagen de la Alemania nazi. Un humilde barbero judíoalemán (Chaplin), residente en el gueto de la capital del país, tiene un gran parecido con el dictador Astolfo Hynkel (Chaplin), al que asisten dos consejeros áulicos: Garbistch (Daniell) y Herring (Gilbert).

El film es una comedia dramática. Es uno de los primeros trabajos de Hollywood que se posiciona abiertamente contra la barbarie nazi y el primer film sonoro de Chaplin. En él aparece por última vez Charlot (el barbero). Mezcla sátira, slapstick y burla, en el marco de un discurso dominado por un humor ácido y amargo. La expresión corporal y la visualidad tienen gran importancia. Abundan las torpezas, resbalones, tropiezos, caídas y golpes. No faltan planos de humor visual festivo (batalla de pasteles y comida), desesperanzado (lanzamiento de tomates), de denuncia de la incompetencia nazi (inventos de Herring), patético (ideología nazi). Sus posiciones antibelicistas le llevan a tratar con sarcasmo las cadenas del mando militar, los supercañones, la dudosa valentía de algunos militares nazis. Presenta la vulneración sistemática de los derechos humanos con referencias escalofriantes (detenciones masivas, ejecuciones indiscriminadas). Denuncia con amargura el racismo nazi.

Son escenas destacadas la de los delirios de poder del dictador, que juega en su despacho con el globo terráqueo al compás de Wagner, el afeitado a ritmo de Brahms, el juego de sillas en la tarima presidencial y el discurso final. Prohibida en España hasta abril de 1976, la película supuso la primera y única nominación de Chaplin al Oscar a mejor actor. Navegando entre las aguas de la comedia y la tragedia, contrapone la sencillez e ingenuidad de un modesto barbero y los desvaríos de un hombre megalómano y cruel.

La música, de Chaplin y Meredith Wilson, aporta una brillante partitura original, melódica, rítmica y variada. Añade 2 fragmentos ajenos: "Danza húngara nº 5" (Brahms) y "Obertura de Lohengrin" (Wagner). La fotografía, de Karl Struss y Rolland Totheroh, presenta movimientos de cámara espectaculares. Destaca la ampulosidad de la arquitectura nazi, la vanidad de su estética realista y la desmesura de sus liturgias (concentraciones de masas). Película en buena medida atemporal, conserva todavía capacidad de provocación y denuncia.
9
19 de agosto de 2011
38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenían más en común que un bigote, nacieron en la misma semana, del mismo mes, en el mismo año.
Poco antes de que Chaplin se hiciera famoso como el “vagabundo”, Hitler era un auténtico vagabundo en Viena, llegando a un centro de acogida financiado irónicamente por organizaciones benéficas judías.
Los dos eran extranjeros que dejaron su tierra natal para conquistar el mundo. Se convirtieron en el ser más amado y en el más odiado del planeta.

No voy a descubrir yo la exquisitez de esta joya del cine, pero con algunos detalles, anécdotas y hechos históricos se puede enriquecer aún más esta película.

Chaplin anuncia al mundo que realizará un film sobre Hitler antes de que se desencadene la guerra, en octubre de 1938, los británicos preocupados por no ofender al Führer dijeron que prohibirían la película. A Chaplin le dijeron “tu película va enfurecer a Hitler” y Charlie respondió: "me da igual si está furioso porque no puede ser peor de lo que es”.

Para Chaplin no sería la primera vez que parodiaría a un gran personaje en sus películas, de hecho en “Tiempos Modernos” el gran jefe tenía un considerable parecido con Henry Ford, un declarado antisemita y antisindicalista que apoyó a los nazis.

El rodaje comenzó el 9 de septiembre de 1939, 6 días después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, entonces Hitler comenzó la contienda con triunfos contundentes en toda Europa y Chaplin horrorizado consideró no dar a conocer el film, “es una amenaza para la civilización mas que alguien de quien reírse”.

Chaplin nunca antes había hablado en sus películas y valió la pena la espera, especialmente ante su “discurso final” en el que se despoja de sus personajes de barbero y de dictador y hace un llamamiento a la cordura bellísimo, propio de un discurso de un Nobel de la Paz. Pero mientras hacía las últimas tomas, Hitler entraba en París.

¿Hitler vio la película? Dentro de los films que el Führer había ordenado proyectar y por declaraciones de miembros de su círculo íntimo se sabe que se rió con ella, especialmente durante las tomas con Mussolini en la barbería. Pero el público alemán no pudo verla durante la guerra. En Belgrado se sustituyó una película alemana por el film de Chaplin y fue proyectada al ejército alemán durante 40 minutos tras lo cual un miembro de las SS sacó un arma y disparó contra la pantalla, interrumpiendo la proyección.

Cuando los rusos entran a la Cancillería del Reich solo encuentran escombros, pero un objeto permanecía intacto. El globo terráqueo de Hitler.

Dr.Juventus
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