La dama en el agua
2006 

5.4
38,837
Fantástico
Cleveland Heep (Paul Giamatti), el encargado de un bloque de apartamentos, descubre una tarde a una ninfa (Bryce Dallas Howard) en la piscina de la urbanización. La criatura está inmersa en un viaje que podría devolver la esperanza a nuestro mundo, pero para completarlo necesitará la ayuda de Cleveland y de todos los vecinos. (FILMAFFINITY)
18 de octubre de 2006
18 de octubre de 2006
147 de 182 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Comprendía ahora que no solo Fantasía estaba enferma, sino también el mundo de los seres humanos. Una cosa tenía que ver con la otra. En realidad, siempre lo había sentido así, sin poder explicarse por qué”. ‘La historia interminable’, Michael Ende.
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Detecto en ‘La joven del agua’ a un director intentando plasmar el ímpetu infantil de los cuentos, el miedo a la oscuridad, la defensa de la fascinación del que “cree” en la fantasía sin medias tintas... Por el camino, es cierto, se enmaraña entre algunos de los errores de bulto que sus detractores señalan profusamente: guion difuso, situaciones de relleno que suceden sin motivo aparente, desorientación narrativa, inadecuada descripción de personajes, cargantes puntos de comedia, etc.
El resultado quizás no tiene la cohesión y estabilidad que nos ha ofrecido en algunas (no todas) de sus anteriores películas. Quizás. Pero no podemos obviar su valiente sinceridad creativa. Shyamalan ha intentado lo máximo y lo ha rozado (no se trata de un sueño contado, sino de que soñemos un cuento). No puedo obviar lo que esta película tiene de entrega total y arriesgada de un director que, cosa rara en estos tiempos (vean a Bryan Singer o, en menor medida, a David Fincher), oposita a autor y no a títere hollywoodiense (tenga o no éxito en semejante empresa, que esa será otra historia). Aunque sea un autor de cultura pop (cómics, sci-fi, cine de género…).
Entregarnos y creer sin más; vivir la película, no verla. Participar del cine como participan los niños y salir de la sala con arañazos en las piernas. Esto nos pide, como si más que una película fuera un grito de socorro, el director indio-estadounidense.
El meollo de la cuestión radica en el desarrollo inverosímil y desestructurado. En si lo debemos tomar como un suma y sigue de situaciones absurdas, sin más, o como una lectura o reflexión metacinematográfica.
Yo creo que, de alguna forma, la extraña reacción de Giamatti ante la narf es la misma que el espectador ha de tener al ver película. En ningún momento él o sus vecinos se plantean si la situación es normal o no, y salvo algunos gestos de extrañeza se entregan por completo a la “misión” como si no hubiera otra posibilidad. Surge así una primera e implícita cuestión, una suspensión de la incredulidad que afecta tanto a los personajes como a los espectadores. Y ahí está el nivel de metaficción más interesante (no en la figura del crítico, que es solo la pista más obvia del juego de espejos): Shyamalan nos pide a nosotros, público, que veamos la película como el protagonista se entrega a su tarea. En este sentido, creo que la histriónica interpretación de Giamatti está repleta de constantes guiños al espectador (como si en sus muecas intentara reproducir lo que estamos pensando desde el patio de butacas).
La acumulación de gilipolleces varias ya ampliamente comentadas por otros usuarios (cajas de cereales, personajes que no se cuestionan nada…) son una forma de remarcar el carácter de broma y de ficción. Y ante la ficción, o se cree o no se cree. El viaje del espectador y del protagonista es el mismo ya desde el conflicto que explícitamente propone el argumento: la conexión entre la fantasía y el mundo real.
Pero alcemos la mirada y no nos quedemos únicamente con el mundo “real” ficticio en el que viven estos personajes, sino el mundo “real” del propio espectador. Así las reglas de un desarrollo argumental normal se rompen, para indicarnos que esto es un puro cuento –con reglas propias, con un autor detrás que ordena y manda– y que hay que verlo con la ingenuidad del protagonista o de un niño. Con la ingenuidad de la fantasía. Ellos, los personajes, no le piden reglas lógicas a lo que están viviendo. Nosotros, como espectadores, tampoco hemos de pedírselas a la película.
Si lo conseguimos, insinúa Shyamalan, será cuando habrá vencido la fantasía.
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Detecto en ‘La joven del agua’ a un director intentando plasmar el ímpetu infantil de los cuentos, el miedo a la oscuridad, la defensa de la fascinación del que “cree” en la fantasía sin medias tintas... Por el camino, es cierto, se enmaraña entre algunos de los errores de bulto que sus detractores señalan profusamente: guion difuso, situaciones de relleno que suceden sin motivo aparente, desorientación narrativa, inadecuada descripción de personajes, cargantes puntos de comedia, etc.
El resultado quizás no tiene la cohesión y estabilidad que nos ha ofrecido en algunas (no todas) de sus anteriores películas. Quizás. Pero no podemos obviar su valiente sinceridad creativa. Shyamalan ha intentado lo máximo y lo ha rozado (no se trata de un sueño contado, sino de que soñemos un cuento). No puedo obviar lo que esta película tiene de entrega total y arriesgada de un director que, cosa rara en estos tiempos (vean a Bryan Singer o, en menor medida, a David Fincher), oposita a autor y no a títere hollywoodiense (tenga o no éxito en semejante empresa, que esa será otra historia). Aunque sea un autor de cultura pop (cómics, sci-fi, cine de género…).
Entregarnos y creer sin más; vivir la película, no verla. Participar del cine como participan los niños y salir de la sala con arañazos en las piernas. Esto nos pide, como si más que una película fuera un grito de socorro, el director indio-estadounidense.
El meollo de la cuestión radica en el desarrollo inverosímil y desestructurado. En si lo debemos tomar como un suma y sigue de situaciones absurdas, sin más, o como una lectura o reflexión metacinematográfica.
Yo creo que, de alguna forma, la extraña reacción de Giamatti ante la narf es la misma que el espectador ha de tener al ver película. En ningún momento él o sus vecinos se plantean si la situación es normal o no, y salvo algunos gestos de extrañeza se entregan por completo a la “misión” como si no hubiera otra posibilidad. Surge así una primera e implícita cuestión, una suspensión de la incredulidad que afecta tanto a los personajes como a los espectadores. Y ahí está el nivel de metaficción más interesante (no en la figura del crítico, que es solo la pista más obvia del juego de espejos): Shyamalan nos pide a nosotros, público, que veamos la película como el protagonista se entrega a su tarea. En este sentido, creo que la histriónica interpretación de Giamatti está repleta de constantes guiños al espectador (como si en sus muecas intentara reproducir lo que estamos pensando desde el patio de butacas).
La acumulación de gilipolleces varias ya ampliamente comentadas por otros usuarios (cajas de cereales, personajes que no se cuestionan nada…) son una forma de remarcar el carácter de broma y de ficción. Y ante la ficción, o se cree o no se cree. El viaje del espectador y del protagonista es el mismo ya desde el conflicto que explícitamente propone el argumento: la conexión entre la fantasía y el mundo real.
Pero alcemos la mirada y no nos quedemos únicamente con el mundo “real” ficticio en el que viven estos personajes, sino el mundo “real” del propio espectador. Así las reglas de un desarrollo argumental normal se rompen, para indicarnos que esto es un puro cuento –con reglas propias, con un autor detrás que ordena y manda– y que hay que verlo con la ingenuidad del protagonista o de un niño. Con la ingenuidad de la fantasía. Ellos, los personajes, no le piden reglas lógicas a lo que están viviendo. Nosotros, como espectadores, tampoco hemos de pedírselas a la película.
Si lo conseguimos, insinúa Shyamalan, será cuando habrá vencido la fantasía.
27 de agosto de 2006
27 de agosto de 2006
210 de 315 usuarios han encontrado esta crítica útil
1ª estrella: por la bella fotografía.
2ª estrella: por los impagables secundarios cómicos, desde la madre y la hija coreanas hasta el crítico de cine escéptico, pasando por los porretas o el personaje obsesionado con la televisión.
3ª estrella: por la sabia elección de Bryce Dallas, que ya aparecía como una especie de hada de otro mundo en "El bosque".
4ª estrella: por Paul Giamatti, un actorazo que se funde en sus personajes de modo que consigue no caer nunca en la tentación de hacer de sí mismo.
5ª estrella: por contarnos un cuento totalmente original en tiempos de remakes, secuelas, precuelas y revisitaciones.
6ª estrella: por no hacer lo que cualquier otro director de medio pelo haría: ponerse a fabricar trilogías de "El sexto sentido"para alimentar al público de escasa categoría intelectual.
7ª estrella: por replantearnos temas tan dejados de lado en el cine como son la procedencia de los mitos (en "El Protegido"), la aldea perdida y el poder del miedo ("El Bosque"), la soledad desde el punto de vista de los vivos y de los no tan vivos ("El sexto sentido") y el Objetivo último de la existencia humana ("La joven del agua").
8 ªestrella: por ponerse delante y detrás de las cámaras y además hacerlo bien.
9ª estrella: por una exquisita banda sonora de James Newton Howard.
10 ª estrella: por fusionar con elegancia y habilidad tanto comedia como tragedia, fantasía y suspense.
2ª estrella: por los impagables secundarios cómicos, desde la madre y la hija coreanas hasta el crítico de cine escéptico, pasando por los porretas o el personaje obsesionado con la televisión.
3ª estrella: por la sabia elección de Bryce Dallas, que ya aparecía como una especie de hada de otro mundo en "El bosque".
4ª estrella: por Paul Giamatti, un actorazo que se funde en sus personajes de modo que consigue no caer nunca en la tentación de hacer de sí mismo.
5ª estrella: por contarnos un cuento totalmente original en tiempos de remakes, secuelas, precuelas y revisitaciones.
6ª estrella: por no hacer lo que cualquier otro director de medio pelo haría: ponerse a fabricar trilogías de "El sexto sentido"para alimentar al público de escasa categoría intelectual.
7ª estrella: por replantearnos temas tan dejados de lado en el cine como son la procedencia de los mitos (en "El Protegido"), la aldea perdida y el poder del miedo ("El Bosque"), la soledad desde el punto de vista de los vivos y de los no tan vivos ("El sexto sentido") y el Objetivo último de la existencia humana ("La joven del agua").
8 ªestrella: por ponerse delante y detrás de las cámaras y además hacerlo bien.
9ª estrella: por una exquisita banda sonora de James Newton Howard.
10 ª estrella: por fusionar con elegancia y habilidad tanto comedia como tragedia, fantasía y suspense.
29 de agosto de 2006
29 de agosto de 2006
82 de 123 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez un hombre que comprendió la esencia de las leyendas, y de la milenaria tradición oral que el hombre ha transmitido durante siglos de padres a hijos, y de abuelos a nietos. La sabiduría del alma, la sabiduría del Mundo Azul.
Con”La joven del agua” Shyamalan se adentra en terrenos casi místicos para narrar una historia sobre el ser humano y su capacidad para aceptar aquello de lo que es capaz, sobre la necesidad de aferrarnos a aquello que nos hace felices… y libres, por estúpido y mundano que pueda parecerle a los demás, que nunca podrán entender que la felicidad puede estar en lo más sencillo y trivial. Para esta fábula, el director coloca a un puñado de personajes cotidianos en un entrono que se transforma por la presencia de un ser mágico. Un ser que les ayudará a encontrar su lugar en el mundo y a plantearse sus deseos, sus anhelos y sus auténticas necesidades.
Y de lo cotidiano nacerán los héroes: el idealista, el soñador, el valiente… Y cada cual ocupará su lugar en la leyenda de la vida.
Filmada con gran delicadeza y con un ritmo cercano al de los sueños. Salpicada de frases casi filosóficas y de momentos de inmensa emotividad que nos acercan cada vez más a nuestro propio corazón y los lugares que aún quedan vacíos ahí, y que sólo nosotros podemos llenar. A aquello que llevamos dentro y a veces nos negamos a exteriorizar.
Una obra maestra que rebosa magia en cada fotograma. Pero no magia habitual, salpicada de efectos y seres mitológicos, sino magia del pensamiento, magia que nace del espíritu. “La joven del agua” es el día que el mundo de la magia rozo el alma de los hombres y les enseño a aprender más de sí mismos, pero no de todos los hombres, claro… sólo de algunos. No olvidemos, como dice la introducción de la película, que hoy en día el hombre se ha alejado de los consejos de la gente del Mundo Azul y se ha centrado en lo material, en el deseo de poder y en la violencia, y que la mayoría de ellos… ya no saben escuchar.
Con”La joven del agua” Shyamalan se adentra en terrenos casi místicos para narrar una historia sobre el ser humano y su capacidad para aceptar aquello de lo que es capaz, sobre la necesidad de aferrarnos a aquello que nos hace felices… y libres, por estúpido y mundano que pueda parecerle a los demás, que nunca podrán entender que la felicidad puede estar en lo más sencillo y trivial. Para esta fábula, el director coloca a un puñado de personajes cotidianos en un entrono que se transforma por la presencia de un ser mágico. Un ser que les ayudará a encontrar su lugar en el mundo y a plantearse sus deseos, sus anhelos y sus auténticas necesidades.
Y de lo cotidiano nacerán los héroes: el idealista, el soñador, el valiente… Y cada cual ocupará su lugar en la leyenda de la vida.
Filmada con gran delicadeza y con un ritmo cercano al de los sueños. Salpicada de frases casi filosóficas y de momentos de inmensa emotividad que nos acercan cada vez más a nuestro propio corazón y los lugares que aún quedan vacíos ahí, y que sólo nosotros podemos llenar. A aquello que llevamos dentro y a veces nos negamos a exteriorizar.
Una obra maestra que rebosa magia en cada fotograma. Pero no magia habitual, salpicada de efectos y seres mitológicos, sino magia del pensamiento, magia que nace del espíritu. “La joven del agua” es el día que el mundo de la magia rozo el alma de los hombres y les enseño a aprender más de sí mismos, pero no de todos los hombres, claro… sólo de algunos. No olvidemos, como dice la introducción de la película, que hoy en día el hombre se ha alejado de los consejos de la gente del Mundo Azul y se ha centrado en lo material, en el deseo de poder y en la violencia, y que la mayoría de ellos… ya no saben escuchar.
22 de octubre de 2007
22 de octubre de 2007
120 de 202 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo confesar que estoy completamente asombrado por dos motivos. Primero por la osadía de Shyamalan de filmar una película de tan bajo nivel, y segundo, por la cantidad de críticas positivas que tiene el filme en este y otros lugares. Pero vamos por partes:
La película es mala, el respecto no hay nada que hacer. Es lenta, floja, intrascendente y pretenciosa. Tiene demasiados cabos sueltos, y una atmósfera que deja demasiado que desear. Los personajes son simples caricaturas y ni su presencia ni sus dialogos son dignos de comentario. La manera en que la historia es dada a conocer es de simple espanto y de verdad parece a ratos que estuvieramos asistiendo a una parodia de una película llamada de la misma manera.
Demasiadas escenas intrascendentes, una falta de oficio de él o los guionistas digna de ser retratada en un nuevo filme llamado: "Como convertir una buena idea en una completa idiotez"
El resto va de spoiler.
En relación con las críticas...me he preguntado si acaso todos habremos visto la misma película o existira por ahi una homónima que sea un cuento de fantasía evocador y digno de recuerdo.
Me parece insólito...me genera hasta un poco de inquietud el hecho de que cualquier producto pueda ser considerado una obra maestra. Aunque pensandolo bien, hasta los profetas suicidas han tenido sus séquitos. Quizas todo esto no sea más que una muestra de la decadencia de nuestra cultura.
Por lo pronto, vuelvo a mirar "El Gran Pez", "El Señor de los Anillos" y "El Viaje de Chihiro"....solo para sacarme este terrible mal gusto del cerebro.
La película es mala, el respecto no hay nada que hacer. Es lenta, floja, intrascendente y pretenciosa. Tiene demasiados cabos sueltos, y una atmósfera que deja demasiado que desear. Los personajes son simples caricaturas y ni su presencia ni sus dialogos son dignos de comentario. La manera en que la historia es dada a conocer es de simple espanto y de verdad parece a ratos que estuvieramos asistiendo a una parodia de una película llamada de la misma manera.
Demasiadas escenas intrascendentes, una falta de oficio de él o los guionistas digna de ser retratada en un nuevo filme llamado: "Como convertir una buena idea en una completa idiotez"
El resto va de spoiler.
En relación con las críticas...me he preguntado si acaso todos habremos visto la misma película o existira por ahi una homónima que sea un cuento de fantasía evocador y digno de recuerdo.
Me parece insólito...me genera hasta un poco de inquietud el hecho de que cualquier producto pueda ser considerado una obra maestra. Aunque pensandolo bien, hasta los profetas suicidas han tenido sus séquitos. Quizas todo esto no sea más que una muestra de la decadencia de nuestra cultura.
Por lo pronto, vuelvo a mirar "El Gran Pez", "El Señor de los Anillos" y "El Viaje de Chihiro"....solo para sacarme este terrible mal gusto del cerebro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Es realmente insólito que la dama del agua pase mas tiempo en la tierra que en su elemento.
- De donde habrá sacado Shyamalan la idea de hacer la película en ese entorno. Es como dispararse en los pies, no lo entiendo.
- Pobre, de verdad pobre Giamatti....despues de grandes películas me dio pena verlo representar "aquello"....lo único rescatable.
- Una abuela china le cuenta a tirones la historia a su nieta, la cual se la traduce al tipo de mantenimiento en circunstancias indignantes para una pelicula supuestamente de fantasía... (De verdad que me sentí como Homero cuando quiere cambiar la tele y termina viendo el programa por la modorra de arrastrarse hasta el control remoto).
- La supuesta ninfa al principio no habla nada, despues se deshace en indicaciones y gritos cuando habla por walkie-talkie...y despues de nuevo no dice nada. Patético.
- De verdad....quien puede creerse semejante historia sin ningún tipo de cuestionamiento. Y no me vengan con la cantinela de que es un cuento, que es una historia de magia y fantasía. Simplemente es una película para niños de hasta 9 años. A pesar que existan series para ellos que le dan una paliza a esta pelicula por contenido y presteza narrativa.
- Impresentable la actuación del director. ¿pero que pretende este tipo?.....opino como muchos....debe ser una tomadura de pelo y aún nosotros "los tontos serios" no lo adivinamos.
- Los mensajes en las cajas de cereales......simplemente me dio verguenza ajena.
- El personaje de mantención, con esa capacidad para respirar bajo el agua porque no actuó mejor en Azul Profundo. Un error de principiante, o un capricho con anhelos de genialidad.... Triste.
- El asesinato del crítico (estaba por sobreponerme a la modorra y lanzarle el control remoto al televisor)
- Lo peor de todo.....la idea existente en la cabeza de Shyamalan (y de muchos otros) de que por hacer una película compleja, simbólica, críptica.....el camino hacia la consagración esta pavimentado y que la crítica se rendira a sus pies. Esos son gustos personales que se dan directores como Lynch, Wenders, Kubrick o Woody Allen.... Ud. señor.....aún esta en las ligas menores.
- De donde habrá sacado Shyamalan la idea de hacer la película en ese entorno. Es como dispararse en los pies, no lo entiendo.
- Pobre, de verdad pobre Giamatti....despues de grandes películas me dio pena verlo representar "aquello"....lo único rescatable.
- Una abuela china le cuenta a tirones la historia a su nieta, la cual se la traduce al tipo de mantenimiento en circunstancias indignantes para una pelicula supuestamente de fantasía... (De verdad que me sentí como Homero cuando quiere cambiar la tele y termina viendo el programa por la modorra de arrastrarse hasta el control remoto).
- La supuesta ninfa al principio no habla nada, despues se deshace en indicaciones y gritos cuando habla por walkie-talkie...y despues de nuevo no dice nada. Patético.
- De verdad....quien puede creerse semejante historia sin ningún tipo de cuestionamiento. Y no me vengan con la cantinela de que es un cuento, que es una historia de magia y fantasía. Simplemente es una película para niños de hasta 9 años. A pesar que existan series para ellos que le dan una paliza a esta pelicula por contenido y presteza narrativa.
- Impresentable la actuación del director. ¿pero que pretende este tipo?.....opino como muchos....debe ser una tomadura de pelo y aún nosotros "los tontos serios" no lo adivinamos.
- Los mensajes en las cajas de cereales......simplemente me dio verguenza ajena.
- El personaje de mantención, con esa capacidad para respirar bajo el agua porque no actuó mejor en Azul Profundo. Un error de principiante, o un capricho con anhelos de genialidad.... Triste.
- El asesinato del crítico (estaba por sobreponerme a la modorra y lanzarle el control remoto al televisor)
- Lo peor de todo.....la idea existente en la cabeza de Shyamalan (y de muchos otros) de que por hacer una película compleja, simbólica, críptica.....el camino hacia la consagración esta pavimentado y que la crítica se rendira a sus pies. Esos son gustos personales que se dan directores como Lynch, Wenders, Kubrick o Woody Allen.... Ud. señor.....aún esta en las ligas menores.
14 de diciembre de 2007
14 de diciembre de 2007
45 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es Shyamalan uno de mis directores predilectos. Me suele cargar, me parece muy tramposo y me irrita su faceta de moralista. Además como actor es malo, pero reconozco que, a pesar de no encontrar afinidad con su forma de involucrarnos el sus historias, este director posee mucho talento. Sí, Shyamalan es bueno. Y lo es porque sobre todo es un tío listo. Me gusta la realización de su cine, me gusta todo el empaque técnico que lo envuelve, la minuciosidad con que trabaja las escenas, me gusta su labor con los actores, aunque sus guiones no favorezcan el lucimiento de ellos. Es decir, Shyamalan pone trabas a sus actores con guiones confusos, faltos de sentido común y con muchas lagunas, sobre todo, en sus secundarios, y aún así, consigue a pesar de las zancadillas, sacar algo bueno de todos ellos.
Centrándonos en “La joven del agua”, Shyamalan consigue una gran interpretación de Paul Giamatti, consigue contarnos un historia de hadas y malos con altas dosis perturbadoras.
“La joven del agua” falla sobre todo en su desorden al contar la historia, en unos personajes secundarios poco creíbles y en una actriz principal que personalmente a mi no me dice nada (será cuestión genética). Es cierto que el guión está tan cojo que puede crispar, pero al contrario que en otras películas, Shyamalan nos deja claro en esta cinta que su función no es la de convencer al personal con la verosimilitud, sino la de adentrarnos en sus fantasías. Aquí, si cumplimos con su única condición, todo funciona. Es cierto que en un mundo real su película no tendría pies ni cabeza, pero creo que tampoco pedimos realidad cuando un presidente es secuestrado en un avión y decide salvar al mundo, o cuando la humanidad se enfrasca en una lucha intergaláctica. Midamos pues, con el mismo baremo.
Todas las cintas de Shyamalan cuentan con una llave mágica que se llama James Newton Howard. De nuevo, este pedazo de compositor consigue que la música quede pegada a cada fotograma.
M. Night Shyamalan aún no ha explotado, pero me da en la nariz que le queda poco. Y será portentoso.
Centrándonos en “La joven del agua”, Shyamalan consigue una gran interpretación de Paul Giamatti, consigue contarnos un historia de hadas y malos con altas dosis perturbadoras.
“La joven del agua” falla sobre todo en su desorden al contar la historia, en unos personajes secundarios poco creíbles y en una actriz principal que personalmente a mi no me dice nada (será cuestión genética). Es cierto que el guión está tan cojo que puede crispar, pero al contrario que en otras películas, Shyamalan nos deja claro en esta cinta que su función no es la de convencer al personal con la verosimilitud, sino la de adentrarnos en sus fantasías. Aquí, si cumplimos con su única condición, todo funciona. Es cierto que en un mundo real su película no tendría pies ni cabeza, pero creo que tampoco pedimos realidad cuando un presidente es secuestrado en un avión y decide salvar al mundo, o cuando la humanidad se enfrasca en una lucha intergaláctica. Midamos pues, con el mismo baremo.
Todas las cintas de Shyamalan cuentan con una llave mágica que se llama James Newton Howard. De nuevo, este pedazo de compositor consigue que la música quede pegada a cada fotograma.
M. Night Shyamalan aún no ha explotado, pero me da en la nariz que le queda poco. Y será portentoso.
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