Black Mirror: Oso blanco (TV)

Empezado la crítica a este episodio debo decir que será en dos partes. La primera es cuando no sabes lo que está ocurriendo, y la segunda es el panorama completo.

Un episodio muy interesante, pero, la mayor parte no entiendes muy bien la situación, eso sí, el final te vuela la cabeza, de eso no hay duda; sin embargo, creo que te hace esperar con muchas expectativas, para mí no las cumple del todo.

La protagonista bastante sobreactuada, al menos para mí. No está mal este episodio.

De todos los episodios de ‘Black Mirror’ , éste es el que tiene un planteamiento más original. Una chica se despierta sin memoria en medio de un mundo donde quien no la graba con el móvil intenta matarla. Tan absurdo, chocante y terrorífico escenario esconde, como es habitual, bastantes críticas incomodas a la sociedad, y evoluciona hacia un desenlace que justifica ese loco mundo de forma racional, abre la puerta a nuevas críticas aún más incómodas, y deja una visión muy negativa de la sociedad y los seres humanos que la conforman.

Los temas con ese planteamiento son claras. La mayoría de la población son meros observadores del mundo, al cual ni siquiera miran directamente sino a través de una pantalla. No participan en él. Son como un rebaño de ovejas zombis. También se puede leer entre líneas esa obsesión por grabarlo todo, en especial los sucesos más macabros, pero sin pararse a ayudar a las víctimas. Por su parte tenemos a los participantes, los cuales se dividen en las víctimas que no comulgan con el pensamiento colmena aceptado y los verdugos que persiguen y martirizan a esos ‘outsiders’. Una representación hiperbólica de la realidad.

El ritmo es frenético, en clave aventura de supervivencia. Sin oscurecer los temas anteriores, cuando se destapa la verdad aparecen otros nuevos y la historia se precipita hacia un final de extraños dilemas morales.

El 2x02 de Black Mirror lo he visto con interés. Esa especie de versión femenina de Perseguido (1987), que relaciona tres conceptos: la justicia, el sentido del espectáculo y la alienación de masas, invita al debate y te deja, como siempre, reflexivo. Pero en cuanto a emoción y talento, está por debajo de los dos anteriores, auténticas obras maestras de esta serie que es de lo mejor que se puede ver hoy día junto a Mad Men.

Empecé a ver Black Mirror animado por una pareja de amigos, adictos a la tecnología, que hablaban maravillas de la misma. Obvié que detrás de ella estaba el creador de uno, desde mi punto de vista, de los zurullos zombie más grandes de la historia (Dead Set), que sí, tenía un final impactante (tampoco la repera) y que enlaza directamente con cualquiera de los giros y/o finales de cualquiera de los episodios de esta Black Mirror. Se ve a la legua que el tal Charlie Brooker le mola lo de intentar impactar por cualquier medio, el problema es que, como en el caso de esta Oso Blanco, parte de una idea de un párrafo para rellenar 42 minutos de metraje... y eso se nota. ¿En qué se nota? Bueno, pues para mí han sido los 40 minutos más largos, tediosos, repetitivos, explicativos y odiosos de la decena de capítulos que he visto. Es bastante fea, plagada de lugares comunes, con planos poco cinematográficos, con un personaje principal del que acabas hasta el gorro con tanto grito, lloriqueo y cara de susto. Es que no me parece ni destacable la idea en la que se basa. Considero que hay ideas mejores en guiones mejor planteados y que, mira tú por dónde, tienen una nota inferior a esta majadería.
De los 10 episodios que llevo, sólo hay dos que me gustaron, porque los veo como un todo (idea-guión-acabado), del resto sólo recuerdo cosas, más relacionadas con la idea en sí, que podría haber dado lugar a otras líneas argumentales no tan toscas/gruesas.
Para terminar, decir que creo que la serie está sobrevalorada y sólo son salvables algunos episodios e ideas, lo demás es puro relleno; y que el tal Broker tiene una enfermiza obsesión con el ojo por ojo... pero elevado a la n-ésima potencia.