Haz click aquí para copiar la URL

Caballero sin espada

Drama Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender ... [+]
<< 1 7 8 9 10 19 >>
Críticas 91
Críticas ordenadas por nota
2 de enero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que sin duda deberían de ponerla en los colegios y parlamentos de todo el mundo para que aprendan de ella tanto niños como mayores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lázaro_O
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de abril de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de la lisérgica traducción del título al español (de "Mr. Smith Goes to Washington" a "Caballero sin espada"), nos encontramos ante un must, una de esos clásicos que de vez en cuando te apetece ver para sentirte reconfortado.

Esto seguro de que esta obra de Capra removió muchas conciencias en su época, pues realiza una feroz crítica al establishment, aireando todas las vergüenzas del sistema, gracias al personaje de Jefferson Smith (James Stewart), un joven idealista y obstinado al que pretenden utilizar como hombre de paja, pero que se rebela y acaba por poner en jaque a los gerifaltes que manejan los hilos de poder.
Adebarrio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de enero de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera cinematográfica de Frank Capra es la crónica de un ocultamiento: el del cineasta personal al que los críticos e historiadores han reducido, sin estrujar demasiado su cerebro, a la condición de testaferro fílmico de la política de Roosevelt. Pocos directores hay tan famosos que, al mismo tiempo sean tan desconocidos como Capra: se ha divulgado tanto el estereotipo de la “abuelita bonachona” tristemente conocido, que pocos son capaces ya de ver, entre planos, el brillo afilado de sus garras detrás de sus parábolas humanistas; se ha dicho tanto de él, que es un trovador de los buenos sentimientos, del ternurismo y del sentimentalismo, que todo lo que no sea encuadrable dentro de este esquema es considerado una traición a su ideario.

“Caballero sin espada” es un buen ejemplo de esta incomprensión: son nada menos que las instituciones parlamentarias las que son puestas en entredicho por un Juan Nadie – o por un tal Mr. Smith -, como si se tratara, en abstracto, de una digresión de café sobre los nocivos efectos de la política y los políticos sobre la vida del resto de los mortales. Nada más lejos de la realidad. “Caballero sin espada” es una gran película, su temática sigue siendo actual tras 75 años, sólo hay que echar un vistazo al panorama político actual español, la desafección del ciudadano por las instituciones. Capra es un humanista que conoce la tipología del ser humano, con sus virtudes y miserias. Jefferson Smith es un joven, algo torpe y tímido con las mujeres que es elegido senador por sus dotes populistas. Ha llegado al Senado junto al veterano senador Joseph Paine (Claude Rains), hombre idolatrado por Smith, amigo íntimo de su padre, con una “mochila” cargada de ilusiones y proyectos para mejorar la vida de sus conciudadanos. Por eso vemos a Smith recorriendo los mausoleos de Washington, el monumento a Lincoln y el Capitolio, símbolos paradigmáticos de los padres de la patria que Smith idolatra.

Jefferson Smith (James Stewart) es un ingenuo e idealista soñador, hijo de soñadores que le transmitieron el respeto por las instituciones y las libertades que emanan del pueblo y para el pueblo, ha sido propuesto y elegido como hombre de paja por un grupo de poder para servirse de su buena fe, socavando la democracia, con la intención de llevar a buen término la aprobación en el senado de los Estados Unidos de una ley que decreta la construcción de una presa que beneficia antes los intereses privados que los públicos. Una vez elegido senador, Smith descubre que ha sido engañado e intentará resarcirse luchando contra el poder fáctico y económico con su única arma: la honestidad mediante la palabra.

En mi opinión, Capra pretende demostrar que el sistema democrático representativo no es malo en sí, son las personas corruptas las que lo ensucian y denigran, seducidos por la ambición, el poder corrompe y compra voluntades y conciencias, el enriquecimiento ilícito alimenta la codicia. Capra narra con convicción, glosando en Smith, al hombre noble y sencillo que cree en la democracia y en la libertad, en la justicia y en la solidaridad. Defendiendo y recordándole a la casta política adocenada, sumisa y corrupta, uno por uno todos los artículos de la Constitución americana que todos ellos juraron defender, y que los políticos están al servicio del pueblo y no el pueblo al servicio de los políticos u otros intereses espurios.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la cuarta película que veo de este gran director que llegó a lo mejor de su carrera en los años 30 y 40. Antes había tenido la oportunidad de poder tener frente a mis ojos "Un Gangster para un milagro", "Arsénico por compasión" y, su obra maestra, "Que Bello es vivir".
Caballero sin espada nos cuenta la historia de Jeff Smith, protagonizado magistralmente por James Stewart, que es nombrado senador y tiene que viajar a Washington donde se encuentra con un mundo muy distinto al que él se imaginaba.
El guión me parece genial al igual que la fotografía de Joseph Walker y la musicalización por parte de Dimitri Tiomkin.
Aunque fue hecha en 1939 es mejor que muchos films que se hicieron en estos últimos años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
franco
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos de manera tópica: podríamos decir que "Mr. Smith goes to Washington" (Frank Capra, 1939) es una película idealista, inocente, ingenua, patriotera, y hasta maniquea. Y ya sí entramos a valorar la exaltación de la infancia que hace ⎯tan solo de niños, no de niñas⎯, no puede ser más demagógica. Y sí, en parte tendríamos razón. Pero continuando el tópico, no lo es, y no lo es gracias a James Stewart, que supo ajustarse perfectamente a la concepción de la actuación que demandaba Capra, la desnudez del hombre ante la cámara, la naturalidad aparentemente sencilla y libre de cualquier preparación previa.

Un joven Stewart, de 31 años, en sus inicios en el cine, era perfecto para interpretar a Jefferson Smith, uno de sus predilectos papeles románticos —no amorosos, románticos—. Este era un guardabosques de un pequeño pueblo del sur de Estados Unidos, escogido por el partido de la zona para ser senador en Washington. El mayor problema es no saber ver más allá de la pátina.

Smith y la expresión “hombre de paja” era una unión tan evidente que caía en pleonasmo para el partido. Luchar por las causas perdidas solo merece una risotada. Y era tan fácil de engañar, tan bueno, que resultaba obsceno atreverse a ello, pero el senador Paine (Claude Rains) se lo puede permitir, ¿qué importa ya dar otro paso más en el camino de la indignidad, y además, predisponer a tu hija (Astrid Allwyn) a la misma concepción del éxito? Qué doloroso.

Desde luego el argumento se complica en el aspecto político, mostrando la corrupción que existe desde sus mismos cimientos, hasta en el uso de los medios, ya brutal para los años 30. Pero no nos entretengamos con las brumas, Jefferson se merece mucho más; por ello, y aunque parezca banal, no utilizo para referirme a esta película la cacareada traducción española, "Caballero sin espada", ya que, por lo menos, evidencia una concepción errónea o maliciosa de lo que significa ser un “caballero”.

"Mr. Smith goes to Washington" nos plantea un conflicto propio de la condición humana, por eso mismo consigue trascender más allá de la anécdota, más allá del continuo ridículo de Smith y de la vertiente publicitaria del ideario estadounidense. Muy hábilmente, Capra sitúa al espectador en la perspectiva de los antagonistas del film, todos somos Saunders (Jean Arthur), unos desengañados y desilusionados de la vida; a todos nos ha costado mucho trabajo, demasiadas lágrimas y el desarrollo de unas tragaderas de la hondura del pozo de las Danaides, llegar a dónde estamos, ser quién somos; o mejor, amoldarnos a las circunstancias y tratar de encajar con las personas con que nos hemos topado… No somos infelices, pero ¿somos felices? ¿Nos conformaríamos con Diz (Thomas Mitchell), para vivir siempre mareados?

Jefferson era una “ventana llena de sol” que consiguió que la realista Saunders volviera a soñar, volviera a ser la cándida Clarissa, y es justamente gracias a ella que consigue estar al mismo nivel que sus cínicos enemigos, es tan simple como agarrarse a los recovecos de las trampas de la ley, pero Mr. Smith no cae en la ilegalidad, solo se aprovecha de los estrechos márgenes que la política deja al ser humano, para que este lo sea.

De acuerdo, el final es un “happy ending” en toda regla, y ya no hablemos del abuso del quijotismo, ¿pero no debería el mundo ser así? ¿Por qué nos extraña que ganen los justos y los buenos? Tal vez la respuesta que demos a esa pregunta, si no la consideramos retórica, debería horrorizarnos, más que hacernos sentir superiores, gracias a nuestros ideales y valores aplastados por el sarcasmo y la sangre fría de los crueles.
Crítica completa en: http://www.ojocritico.com/criticas/la-unica-victoria-posible/
Polimnia
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 7 8 9 10 19 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow