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Puro vicio

Comedia. Intriga California, año 1970. A Doc Sportello, un peculiar detective privado de Los Ángeles, le pide ayuda su exmujer, una seductora "femme fatale" debido a la desaparición de su amante, un magnate inmobiliario que pretendía devolverle a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve envuelto así en una una oscura trama, propia del cine negro. Adaptación de la novela homónima de Thomas Pynchon publicada en 2009. (FILMAFFINITY)
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Críticas 92
Críticas ordenadas por utilidad
6 de abril de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera hora y media es muy buena, clara, precisa y bien escrita. Sin embargo, a las dos horas empiezas a perder un poco el norte, es como si la película se drogara y viéramos las consecuencias y la última media hora más, pero vuelve un poco a su cauce natural. Y eso que tiene escenas brillantes a lo largo de todo el metraje.
Joaquin Phoenix realiza una muy grande interpretación y todo el reparto cumple muy bien estando a la altura, destacando a Katherine Waterson.
La dirección está afinada y es correcta, no tiene nada malo que destacar.
En el aspecto técnico está a la altura en todos los niveles, una solvente banda sonora, montaje y demás. Me llama la atención el vestuario... En el sentido de que no entiendo de dónde viene la nominación al Oscar. Es un trabajo aceptable, pero no tan nominable. (Luego comento en detalle).
Puro vicio es una lograda película que se lía un poco al final, pero logra ser una especie de hermana pequeña de la brillante "El Gran Lebowski".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gerardo
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9 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puro vicio de Paul Thomas Anderson es una comedia negra de intriga basada en los años 70 en la que a un detective privado de Los Ángeles le encarga su ex mujer que investigue la desaparición de su amante, que es un gran constructor que tenía en mente devolver todo lo que había expoliado. Dirigida con un ritmo sereno y con un estilo personal del director que ofrece una visión subjetiva que aporta algo distinto al cine en su técnica y narrativa, es una obra digna de visión por todos aquellos que quieren descubrir un cine de autor que se preocupa siempre por ofrecer una visión particular del cine que producen, concluyendo un film que sin ser brillante gustará ver a los seguidores del director y al público que busque cine diferente, aunque como nota negativa su exceso de personajes hace que el espectador se pierda un poco en el film.
La fotografía es original e hipnótica en sus imágenes lumínicas que quieren evocar en todo momento la visión de una persona bajo el efecto del cannabis, logrando una vistosa labor repleta de detalles estéticamente bien trabajados que transportan al momento y lugar en cuestión al espectador. La música es variada de la época y está llena de ritmos que estimulan y arrollan al espectador en un buen acompañamiento del film según la acción. Los planos y movimientos de cámara consuman una informal pero eficiente labor mediante el uso de los primeros planos, avanti, cámara en mano, seguimiento, panorámicos y reconocimiento que sacan lo mejor de la historia y las interpretaciones.
Las actuaciones son auténticas y convincentes. Como protagonistas Joaquin Phoenix está admirable y señalado en su labor como detective porreta y Josh Brolin está acertado e intachable en su tarea, siendo concluyentes los acompañamientos de Katherine Waterston, Owen Wilson, Reese Witherspoon, Benicio Del Toro, Joanna Newson, Martin Short y Hong Chau entre muchos otros. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones alusivos a los 70 de Hippies, policías etc.. que son en su mayoría informales en una gran labor que junto con los trabajados decorados te transportan in situ.
El guion, escrito por el mismo director y basado en la novela de Thomas Pynchon, es algo embrollada en su multitud de personajes que forman la trama y por tanto algo difícil de seguir, pero es atractivo en lo que ofrece y agrada a los cinéfilos que no se conforman con un cine convencional, sino que buscan obras originales que en este caso se burla de los arquetipos de los 70 en California como los hippies, las drogas de diseño y la policía implacable de Los Ángeles. Esto se lleva a cabo con una narrativa explicativa con voz en off algo sensual e insinuante que acompaña el film en los momentos oportunos para dar su toque personal. Cabe destacar también, el montaje lineal y acompasado que hace el film algo lento y pesado en su duración.
Concluyendo, la considero una obra destacable del director que de nuevo no se conforma con algo convencional, sino con algo diferente y atractivo en lo que expone que saciará cinematográficamente hablando a todos aquellos que busquen films originales y arrolladores en lo que se proponen serlo. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a Puro Vicio, en un film atrayente y esperadamente personal al estilo del singular director.
Elcinederamon
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12 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película difícil de definir, que queda por debajo de obras anteriores de este director. Si en anteriores películas de Anderson se apreciaba un afán de explorar y de cuestionarlo todo, “Puro vicio” no pasa de ser una mera deconstrucción más o menos graciosa de una historia que a mi entender podía haber dado más juego. Seguramente existe la misma intención de arriesgar que en otras ocasiones, pero aquí el resultado es menos satisfactorio. Joaquín Phoenix está tan bien como siempre, de hecho si no fuese por él “Puro vicio” seguramente sería un bodrio. La ambientación es muy buena, y el constante juego de realidad-ficción-ensoñación resulta atractivo. También cabe destacar el tono deliberadamente despreocupado y festivo de cada escena. Todo se pasa por el tamiz del humor gamberro, incluso hasta llegar a la autoparodia. Hay buenos golpes, pero el conjunto es poco sólido, y la atención del espectador acaba limitándose a buscar los detalles de genialidad y divertimento que la película va ofreciendo.

El mensaje crítico que podía contener el film se acaba diluyendo. Mucho vicio, pero poca mala leche. Imposible seguir la trama y, lo que es peor, difícil sentirse involucrado con lo que aparece en la pantalla. El problema no es que el argumento no se entienda, el problema es que la película tampoco incita a querer entender nada. Los personajes secundarios aparecen y desaparecen de un modo anárquico, y todo va fluyendo hasta un desenlace que tampoco termina de convencer. “Puro vicio” es un puro caos colorista que entretiene a ratos, pero que propone poco, y que desde luego no necesitaba de dos horas y media de metraje. La película gustará a quienes se dejen llevar por el atolondrado viaje lisérgico que Anderson propone. A los demás les dejará más bien fríos.
rober
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16 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puro Vicio tienes dos caras... o mejor dicho, dos estados. Uno, el sobrio, el despejado, el que aparece el cine negro aquel de Raymond Chandler y Humphrey Bogart fumando, bebiendo whiskey y diciendo frases memorables mientras acompañas a los personajes por un trama tan bien construida como absorvente. El segundo estado es el colgado, el fumado o puesto, ese en el que no sabes si lo que ves es real o no, en el que todo se alarga en exceso y el tiempo transcurre de forma excesivamente lenta sin aportar nada. Los dos estados por separado darían para mucho, por lo menos para dos films, los dos juntos es una apuesta muy arriesgada que junta esas dos películas en una sóla, de ahí su duración y su desequilibrada narrativa.
xiscoconde
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18 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay directores y películas que resultan ser algo muy curioso, la nada envuelta en cine, películas que dan vueltas sobre sí mismas sin meta concreta, con un punto de partida que no recuerdas a los cinco minutos y que, en realidad, no te están contando nada o lo que cuentan no tiene importancia. Pero sale bien, porque el cómo no solo supera a un qué inexistente, sino que llena su vacío. Y al final pasan dos horas, o las que sean, y te das cuenta de que acabas de ver algo que no tiene ningún fondo, pero cuya forma te ha hipnotizado, anulando el factor tiempo.

'Puro Vicio' juega a imitar ese extraño arte, planteando la historia de un detective fumeta que investiga algo que ni él mismo se entera de qué es, en parte porque se pasa drogado toda la película y en parte porque por delante suyo pasan cien personajes fugaces todos importantes y todos relacionados que se mueven en cien lugares diferentes todos importantes y todos relacionados formando un ovillo de confusión al que se le pierde el interés más por cargante que por complejo. El cómo no llena el vacío del qué, y además, ralentiza el tiempo.

La línea argumental se puede seguir, pero cuando te das cuenta de que en realidad esto no tiene nada que contar, que ya llevas muchos minutos viendo al protagonista perseguir humo hacia ninguna parte y que ni la desaparición del principio tiene relevancia en la trama, te das cuenta de que lo mejor es desconectar, pues no solo el protagonista está emporrado hasta las cejas, también lo estaba el director mientras rodaba.

De todos los personajes no te quedas con ninguno porque salen demasiado poco, y te da igual. Y cuando de repente vuelves a prestar atención en algún momento y te pones a repasar la cadena de acontecimientos para saber cómo coño se ha llegado a la situación actual, tomas consciencia de que ni siquiera merece tu tiempo, siendo más sencillo el resumen del detective hippie que ya abarca las más de dos hora (¡más de dos horas!) que dice algo como 'El Colmillo Dorado es una organización chunga que mata gente'. Con eso tienes más que suficiente. La trama de desaparecidos con el fbi de por medio, los barcos donde transportan la mercancía, sus filiales de lavado de dinero, rehabilitación/enganche de yonquis, sicarios de la policía o infiltrados de este y aquel son meras ramificaciones para crear un laberinto cuya salida es la misma que la entrada.

Si algo bueno tiene, es Joaquin Phoenix, que siempre se transforma en el personaje que interpreta y lo hace perfecto, llenando la pantalla con cada mirada y cada frase, y eso que aquí encarna a un fumeta que se las pasa de alucine todo el día. Pero lo clava, y tenerlo constantemente delante de la cámara ayuda infinidad a soportar esta película, algo que sin su presencia solo sería factible con un extenso cargamento de maría.
Biopunk
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