Futbolín (Metegol)

Yo de esta película me quedo con ese inicio que mezcla los orígenes de todos los orígenes y que a mi me ha parecido sencillamente espectacular.

El resto de la película se hace medianamente entretenida pero yo sinceramente me esperaba bastante más.

Tiene buen ritmo, hay fútbol, historia de amor, malos vengativos y enseñanza final.

Pero le falta algo, ese algo que si tiene ese primer minuto y que desaparece a lo largo de toda la película.

Aunque claro, siempre puedes recordar todas esas tardes, días y noches pegado a un futbolín… pero eso ya queda en la cuenta de cada uno.

Un rato entretenido, pero tampoco película de obligado cumplimiento.

Lo interesante de la película estuvo al principio, y sobre todo y más que nada al final. En el medio no ocurría casi nada importante, pero se sostenía con el humor, la simpatía, la personalidad y hasta la filosofía de estos muñequitos de futbolito; y no faltaron risas, pero ya se deseaba que la historia continuara porque parecía estancada y no iba hacia ningún lado. De todas maneras, aunque no sea una película de 10 se pasa un buen momento.

Sinceramente, no tenía ni un poquito de ganas de ver esta película, sinceramente la veía como una más a pesar de que era dirigida por el genial Juan José Campanella, pero al ver las buenas críticas que había recibido, fui al cine y le eche un vistazo.
Y la verdad es que me sorprendió gratamente, porque a pesar de tener una animación ESPECTACULAR para ser un producto argentino, también me sorpendió por el lado de la historia, ya que es linda, sencilla, divertida y amena.
Pero primero hay que destacar el grandioso trabajo de Campanella tanto en la dirección como en el apartado de la animación, que (y no exageró, lo juró) no tiene nada que envidiarle a Pixar o a Dreamworks. Lo negativo de la animación computada es que a veces los personajes humanos se ven como monigotes y por lo general sus movimientos son demasiado grotescos, en cambio en la película se trabajo de manera excelente con las expresiones faciales, ya que hay veces en que los personajes expresan todo con una mirada.
Y no voy a mentir de que por ser argentino le voy a subir la nota, porque en nuestro país cuesta más hacer semejante trabajo de animación que en Estados Unidos, y acá se nota que le pusieron mucha garra y realmente se merece un plus por ello (matenme por nacionalista si quieren)
En cuanto a la historia, es sencilla y concisa, con muchos toques futboleros y millones de guiños a costumbres argentinas y a otras películas (en especial la desternillante referencia a "2001: Una Odisea en el Espacio). Los personajes son todos entrañables y carismáticos, lo único que tengo que críticar ahí, es que el personaje principal, Amadeo, queda totalmente desdibujado en comparación a los hilarantes jugadores del metegol (con unos Pablo Rago, Horacio Fontova y Fabián Gianola soberbios) y a la adorable Laura (interpretada por una Lucía Maciel que destella dulzura), y ojo que Amadeo no es mal personaje, pero hay veces que es demasiado quejon y soso si lo comparamos con los personajes antes mencionados.
Es cierto que la historia tiene algún que otro bache, y que a veces no sabe si darle el protagonismo a Amadeo o a los jugadores pero igualmente Metegol es una experiencia más que satisfactoria, que triunfa gracias a su fabolusa animación, a su genialmente aplicado 3D y a la riqueza de sus personajes y de su historia.
Realmente es un genial producto argentino, que merece ser visto y representa un gran avance técnico en el cine latinoamericano. !Gracias Campanella!

El ultimo trabajo del multipremiado Juan José Campanella se puede tomar desde dos perspectivas radicalmente opuestas, lo que no hace que sean menos comprensibles cada una de ellas. En un lado del cuadrilátero se sitúan los que pensaban que "Futbolín", solo por el hecho de estar firmada por el realizador argentino, iba a ser una obra cumbre de la animación adulta. Todos ellos se han estrellado contra un muro, y eso es lo que peor les ha sentado, que las expectativas no se han cumplido. Y en el otro lado del cuadrilátero se colocan los que acudían a ver "Futbolín" sin ningún tipo de pretensión, simplemente a sabiendas de que iban a ver un film de animación mayoritariamente destinado a un publico infantil. Desde esta lado del ring, en el que yo me encuentro dicho sea de paso, he de admitir que se disfrutara más de la película. Y con todo lo anterior llegamos a la conclusión de que el bueno de Campanella con su "Futbolín" no tenia la intención de hacer otra obra maestra como "El secreto de sus ojos", intención que cierto sector del publico ha pretendido ver, su única aspiración era lograr una fabula en toda regla, y nada más. Y ha logrado armar una fabula, con los defectos y las virtudes que ello conlleva.
"Futbolín" es un film sencillo, con personajes planos, y con la única aspiración de encandilar al publico más pequeño. Objetivo cumplido. ¿Podría haber sido mejor? Pues si, pero eso es otra historia. La película es lo que es y nada más, sin aditivos.

No es sencillo valorar objetivamente una producción de Juan José Campanella aislándose del hecho de que procede de alguien que alcanzó cotas de excelencia técnica y narrativa con “El secreto de sus ojos”. Las comparaciones, como siempre, son tan odiosas como inevitables y más cuando hablamos de una producción de animación con la que el cineasta argentino parece más interesado en cumplir algún sueño de infancia o satisfacer alguna obsesión futbolística. Así que dejemos claro desde el principio que “Futbolín” es distinta (e inferior) a “El secreto de sus ojos” y avancemos.

“Futbolín”, como el noventa por ciento de las películas de animación del siglo XXI, está más que lograda técnicamente lo que demuestra lo que ya sabíamos de que, a día de hoy, cualquier estudio en cualquier lugar del mundo puede ofrecer un producto aceptable para los estándares actuales. En lo argumental es entretenida y con algún golpe de humor logrado, así que Campanella debuta en el formato sin estrellarse, que no es poco. Su problema, por así llamarlo, es que demuestra (es su debut, no lo olvidemos) no dominar el lenguaje y las reglas de la animación por lo que, aunque el guion sea simpático y ágil en el papel, en pantalla hay lagunas de ritmo y de expresividad, con personajes que recitan unas frases bien escritas que no funcionan porque el contexto no es el adecuado o porque no es lo mismo oírselas a un moñeco (por muy bien animado que esté) con la voz de una actor de doblaje que oírselas a Ricardo Darín. Y con frenéticas secuencias de interesantes partidos seguidas de largos periodos de transición en los que apenas pasa nada que, en el cine normal se pueden entender y aceptar si se adornan correctamente, pero que aburren en una película de dibujos animados.

Además, pasa una cosa curiosa que tampoco juega a su favor: de nuevo las comparaciones. El espectador puede abstraerse de que si Campanella ha antes esto o Campanella viene de hacer lo otro, pero no puede dejar de pensar que “Furbolín” pisa la cancha de Pixar y Dreamworks y que lo que tiene delante es un “Toy Story” de guiños balompédicos y de nuevo sale perdiendo con una obra de corte infantil que, a ratos, mete algún chiste futbolístico para adultos pero que carece de esa cohesión en las tramas y ese manejo de las emociones con las que Píxar hacer que sus películas sean para niños y adultos durante todo el metraje. Otro director que en la cumbre del éxito aprovechó para dar rienda suelta a experimentos animados, Zemeckis, evitó el conflicto con los grandes estudios con obras de un perfil totalmente distinto al de Pixar, mejores o peores, pero que se valoraban exclusivamente en base al desempeño ofrecido (correcto pero no demasiado brillante, la verdad).

Un buen producto pero de enfoque difuso, infantil pero para adultos, que en la Primera División de películas animadas jugaría todos sus partidos en el terreno del rival y estaría en la mitad de la tabla hacia abajo conformándose simplemente con pelear por eludir el descenso.