La máscara del demonio

A sus 36 años a Mario Bava (1914-80) estudiante de Bellas Artes, camarógrafo y director de fotografía ya le tocaba. Llevaba los últimos años sacando las castañas del fuego a la productora "Marathon" de Galatea Film haciéndose cargo sin acreditar de films que distintos directores y por distintos motivos acababan abandonándolos. Así que Nello Santi director de Galatea Film le recompensó invitándole a  que dirigiera lo que quisiera.

Y Bava se acordó de un cuento de terror del novelista ruso Nikolái Gógol que le leía a sus hijas. El cuento es "el Viy o el Viyi", aludiendo al nombre de una criatura diabólica. El relato se integraba con otros tres (uno de ellos "Taras Bulba") bajo el título de Mirgorod publicado entre 1832-35. Pero la verdad es que Bava se acordó poco y él y sus guionistas apenas tomaron unas referencias básicas del mismo. En 1967 y 2014 hubo otras versiones bajo bandera rusa más ajustadas al original de Gogol.

Lo que realmente hizo y muy bien Bava fue sublimar y rematar eficazmente el molde del género gótico vampírico que los Dráculas de Tod Browning  en el 31 para Universal y ya a color Terence Fisher para Hammer en el 58 habían dejado a medio cocer. Al igual que en la versión de Browning, Bava opta por suprimir los colmillos sobresalientes en sus criaturas vampíricas. Sitúa la acción en la Moldavia rusa y toma como epicentro la resurrección de una bruja. A partir de aquí Bava aúna sus dotes en las Bellas Artes con la exquisita fotografía en blanco y negro de la que se encarga creando una puesta en escena fantástica de recursos que se afianzan como clásicos, no pierde el pulso narrativo y maneja la cámara con eficacia al servicio de arcadas, caminos, recovecos, coches de caballos, criptas, castillos y los rostros, sobre todo el de una jovencisima e inmadura (a tenor de los problemas que se cuenta dió en el rodaje con el director) Barbara Steele que se consagró en el género y a la que Bava eligió por su inquietante fotogenia.  Todo ello bien salpimentado con efectos solventes para la época, maquillajes, y mucho mimo en los encuadres. Bava va más allá atreviéndose a dar un paso adelante en las escenas de violencia que aunque ahora nos puedan parecer poca cosa le dieron problemas en su distribución internacional. Prohibida en el Reino Unido hasta el 68 y en los USA le metieron la tijera a las escenas más sangrientas.

A la postre "La máscara del demonio" o "de Satán" o "Black Sunday" o "La venganza del vampiro" como la fueron titulando, triunfó y aún hoy hay que reconocer que es todo un clásico del cine gótico italiano que a mi juicio supera sus antecedente estadounidenses y británicos.

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