La escalera de Jacob

La escalera de Jacob es una difícil película que mezcla el psycho-thriller con el terror, de tal manera que pocas películas se me ocurren que puedan definir mejor ese acotado género.

Las diferentes interpretaciones de la película la acercan más a las películas de terror asíaticas, donde se deja un gran margen a la imaginación del espectador, que al típico cine de misterio y suspense norte americano donde todo está explicado y mascado hasta el punto de hacernos sentir tontos. Adrian Lyne consigue turbar, inquietar y pocas cosas más, aunque esas sensaciones son tan contundentes que no se echa de menos ninguna otra más.

Tim Robbins vuelve a estar solvente, muy expresivo y acertado en su actuación metiéndose de lleno en la película con un reparto de secundarios que cumplen muy bien su función, sin embargo, las interpretaciones y aspectos técnicos en general se ven claramente eclipsados por la originalidad del argumento, una lucha mental por vivir o morir que a más de uno le volverá loco y a unos cuantos otros maravillará.

Los efectos son muy buenos, sobre todo teniendo en cuenta que no fueron retocados en postproducción y que arrojaron luz sobre una nueva técnica que ha dado muy buenos resultados, no solo en el cine si no en otras artes.

Es la sicología de la película lo que más llama la atención, y por tanto es muy recomendable para todos aquellos que busquen una película "rara", con una profundidad asomborsa para su celebración y muy lejos del cine más comercial de finales de los 80 y principios de los 90.

En principio, “La escalera de Jacob” nos propone un viaje tan fascinante como terrorífico por los recovecos del subconsciente atormentado de un veterano de Vietnam. Hasta ahí muy bien. El problema viene al final…, y eso fastidia: a mí, al menos, me fastidia mucho que un final errado rompa la magia de una película francamente interesante. Me sobra la última escena –la que lo explica todo racionalmente– y, sobre todo, la nota aclaratoria final, que confunde al espectador sobre las intenciones de Lyne y resta importancia al carácter onírico de la película… Tiene que haber maneras más honestas de resolver un embrollo argumental que recurriendo al manido truco final al que recurre esta película, y que menciono expresamente en el spoiler para no reventársela a nadie. Pero como no siempre es justo juzgar la parte por el todo –o, en este caso, el todo por la parte–, creo pese a todo que “La escalera de Jacob” se hace merecedora de un juicio sereno y una reflexión ponderada.
Fantasear con lo que puede pasar por la mente de un combatiente al borde de la muerte en un hospital de campaña, que acaba de vivir en persona el descenso a los infiernos de la guerra y que se debate no ya entre la vida y la muerte sino entre los horrores vividos en el campo de batalla y la necesidad de estar en paz consigo mismo…, elucubrar acerca de la necesidad de encajar una experiencia así en el mundo de procupaciones y rutinas cotidianas de uno mismo…, y hacerlo además con una narración e imágenes impactantes que agiten nuestra conciencia y hasta las entrañas mismas, no tiene más remedio que terminar desembocando en una historia de puro terror…, ese puro terror que atormenta al desdichado Jacob encarnado convincentemente por Tim Robbins…
“La escalera de Jacob” es, como poco, interesante. Y podía haberlo sido mucho más. Maneras tiene de sobra para haberlo sido...

Me costó un poco asimilarla, pero al fin de cuentas, reconozco que, si bien no me deslumbró, es una buena película, que gusta y sabe mantener la intriga. Además, me inquietó en más de una ocasión, con esa sensación de persecución y tensión, que hace rato no me venía generando el cine. De todas maneras, considero que no pudo sostener ese ritmo, esa tensión, en su totalidad, más allá de que la atmósfera de la película sea densa y pesada en mi misma, la realidad es que se excede en lentitud, sobre todo la primera hora es muy lenta, y eso atenta a la hora de mantener la concentración hasta el final.

Además no se puede dejar de mencionar, que está medio mal contada, o al menos no es muy clara que digamos, y representa un desafío descifrar lo que va pasando -y más si ve sin spoiler o idea alguna- antes de ir acercándose al final e ir aclarando las dudas. En el mientras tanto, cuesta conectar lo que va sucediendo entre flashbacks, alucinaciones, conspiraciones, y demás circunstancias. Para interpretar la película, hay que explicarla desde el final.

Lo primero que debo de decir de esta película es que se trata de una película con una tremenda carga psicológica y quien no sea capaz de profundizar en ese sentido le parecerá una película un poco rollo y sin sentido. La película da saltos temporales tanto al pasado (la vida con su mujer y sus hijos) como al futuro (su vida con una atractiva compañera de trabajo). Tiene tres escenarios distintos su experiencia en la guerra del Vietnam, su vida de casado con sus tres hijos y su vida de convivencia con una atractiva compañera de trabajo, también tiene unos interesantes y conseguidos flashes de terror psicológico.Con un trasfondo de intriga típico de conspiración gubernamental como guinda al argumento.

Jacob, interpretado por Tim Robbins, es un hombre tierno, coqueto, apuesto, sencillo como pensador (es filósofo) que pasa por varias interrogantes dentro de su alma, el porqué su hijo tuvo que morir, porque su matrimonio se disolvió y ahora el nuevo porque alguien intenta asesinarlo.

Las interpretaciones por todo el elenco es totalmente maravillosa tanto por Robbins, Elizabeth Peña e incluso Macaulay Culkin, que tan solo hacía el papel de niñito.

Como recomendación no vale la pena analizar en una primera instancia la película, o terminarás frustrado, tan solo vale que la disfrutes.