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La escalera de Jacob

Drama. Terror. Intriga Narra las secuelas que sufre un soldado que participó en la guerra de Vietnam. El cartero neoyorkino Jacob Singer intenta evitar que los jirones de su vida terminen de deshilacharse. Lo acosan incesantes flashbacks de su primer matrimonio, de su hijo muerto y de su periodo de servicio en Vietnam. En su nueva esposa busca un asidero hacia la lucidez, pero la línea entre la realidad y el delirio se hace cada vez más delgada.
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
18 de febrero de 2010
201 de 231 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenga cuidado, querido expectador. Está usted metiéndose en un terreno farragoso, tétrico, terrorífico y, a pesar de todo, BRILLANTE.
Antes de nada, me veo en la obligación de decir que hay un alto porcentaje de probabilidades de que esta película no le guste. Pocas son las personas que saben encontrar la belleza escondida bajo la mugre, pues para ello han de buscarla, y para buscarla primero hay que mancharse. Ha de ser usted una persona especial para poder apreciar esta obra en toda su magnitud:

Si busca una película entretenida con la que pasar el rato, no le gustará esta película.

Si sólo quiere desconectar la mente y dejar de pensar durante un par de horas puede ponerse cualquier otra película, conseguirá su propósito mucho mejor que esta.

Si es usted paranoico, no es nada recomendable. Puede que empeore su estado mental.

Si es proclive a ponerse nervioso en películas de terror psicológico y no le gustan las atmósferas densas en las que la tensión es palpable, hágame caso y no vea "la escalera de Jacob".

Sin embargo, si le encanta esa espeluznante sensación de cosquilleo que comienza con el vello de su nuca erizándose y llega hasta la espalda, tal vez disfrute viéndola.

Si suele analizar las películas y busca en ellas dobles sentidos, mensajes ocultos, señales escondidas, etc, es probable que disfrute desentrañando los misterios de este film.

Si le gusta reflexionar acerca de la psicología humana y de los límites de la mente, es casi seguro que no se arrepentirá si ve esta obra.

Si además está buscando usted una película distinta al resto, que no solo le cuente una historia, que no solo le presente a un personaje atractivo, sino que le haga sumergirse por completo en toda la complejidad de su mente hasta sentir pavor, VEA ESTA PELÍCULA.

Magníficamente dirigida e interpretada.

Darío
switer
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24 de junio de 2010
87 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través de recursos cinematográficos usados con imaginación, “La escalera de Jacob” explota cierta simbología cristiana pero sin abusar de ella tanto como para estar ante una apología, pero sí lo justo para contar una auténtica historia de redención.

El montaje se muestra eficaz. Con sencillos plano-contraplanos describe completamente el estado alucinado de Jacob (Tim Robbins). Por ejemplo, planos de los “destellos” de la guerra vietnamita, mostrando helicópteros desde una posición postrada, se engarzan al contraplano cenital de Jacob sumergido en la bañera de hielo en su piso de Brooklin.

Especial mención merece el personaje de Louis el quiropráctico (Danny Aiello). “Pareces un querubín”, le dice Jacob. Su clínica inundada de luz dorada aparece como el único remanso de tregua para Jacob. Su arte tiene tintes de ser una sanación del alma a través del cuerpo. Hasta tal punto que obra el milagro del paralítico: luego de su heroico rescate del hospital lo hace andar y exclama “Aleluya”.

También hay que contraponer su arte a la medicina “moderna” del hospital (sucio y siniestro). Véase la atención que el director presta al instrumental médico que hace recordar a Louis la hoguera inquisitorial (planos detalle de agujas, tijeras, correas y artilugios metálicos para sujetar pacientes, termómetros, bombas de presión, etc.). En el fondo, la ciencia médica no se diferencia a los experimentos toxicológicos del ejército. No sólo comparten el mismo método científico. Más bien son aquí umbrales del infierno. Precisamente el tenebroso “descenso” se da en el hospital, camino a la sala de radiografías. La referencia erudita al Maestro Eckhart (filósofo alemán del Medioevo) no es gratuita: la experiencia mística del filósofo (contrapuesta aquí a la racionalidad moderna) es capaz de revelar el doble significado de las alucinaciones de Jacob y su posible salvación.

En esta línea se pueden interpretar los “demonios” de Jacob que “liberan” su alma: su novia Jezzie (Elizabeth Peña) incinerando sus fotos y el siniestro Papá Noel robando la única foto de su hijo muerto.

El título del film y su final se explican (...)

PARA VER MI INTERPRETACIÓN DEL TÍTULO Y DEL FINAL, VER SPOILER
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Especialista Mike
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24 de julio de 2008
51 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que discrepo de la mayoría en esta película. No pienso que sea solo "buena" o "entretenida". En mi opinión pertenece al escasísimo grupo de películas que una vez vista ya no olvidas nunca. Supongo que es por la presencia de un enorme Tim Robbins o por un argumento perfectamente creíble que explica una trama que se desarrolla de manera brillante.
Pero en realidad todo esto podría ser cierto y no ser el gran peliculón que en realidad es. Al final todos los análisis se quedan cortos cuando el resultado final es que te quedas pegado a la pantalla sin parpadear totalmente absorto y expectante.
Una de las grandes joyas del cine en mi modesta opinión. Extraño que no lo vea así la mayoría.
BAJANDOPELIS
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7 de enero de 2008
51 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Tendría claro Adrian Lyne lo que pretendía hacer? ¿O se dejó llevar por una idea sugerente que no pudo ni supo dominar ni encauzar?

La película, en su primer tramo, parece dedicada a reflejar los problemas de una persona que sufre un profunda neurosis de guerra. Continúa luego sugiriendo que lo que realmente se presenta es un thriller en el que se va diseñando una extraña conspiración. Más adelante sugiere que el problema radica en una responsabilidad personal en un accidente de un niño.

Cuando llega el final las piezas simplemente no encajan. No es que tengan que encajar para que entre ellas construyan un algo. Es que no encajan, simplemente. Parecen haber sido imágenes y hechos gratuitos ofrecidos al espectador para excitar su imaginación.

La clave, probablemente, de esta confusión que conduce al cansancio y al aburrimiento en determinados momentos, radica en que se mezcla un drama personal con una acusación al gobierno de los Estados Unidos de pruebas de drogas en Viet Nam. Cuando Lyne pretende mezclar las dos cosas, la película se viene abajo porque el protagonista comienza a recordar lo que nunca supo. Así de simple. No es ni chicha, ni limoná.

La idea de la escalera de Jacob proviene de la Biblia y alude a la extraña comunicación de Dios con el individuo; aquí se mezcla con imágenes de Doré a la Divina comedia y termina resultando una expresión de un extraño químico que nunca ha conocido el protagonista.

La música de Maurice Jarré, decididamente buena para lo que acompaña. Sin embargo, musicalmente, el momento clave de la película es probablemente aquel en que empieza a sonar “Sonny boy”, la canción que popularizó Al Jolson y que recordaba a un hijo muerto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RARRA
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23 de agosto de 2010
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pongo mis opiniones directamente en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lurens
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