Byzantium

Jordan vuelve al género vampírico que tan bien le fue en el pasado (Entrevista con el vampiro), ésta vez con dos féminas protagonistas.

La primera es el personaje interpretado por Gemma Arterton, en su mejor interpretación hasta el momento, que es la vampiresa mayor que se encarga de mantener a su protegida (Saoirse Ronan) con trabajos en los que vende su cuerpo a cambio de esconder su verdadera identidad y pasar inadvertidos en la población; la segunda vampiresa, es una adolescente introvertida que cuenta sus cientos de experiencias y las de su maestra escribiéndolas y lanzándolas por el aire esperando que alguien reciba algún pedazo de esa tremenda historia.

La fuerza del filme reside en el carismático personaje de Gemma Arterton y en el gran control de puesta en escena y de potencia visual que Neil Jordan da al filme con imágenes que nos adentran en una sensación de tristeza y belleza, como los vampiros, simbólica.

La cinta decae en la subtrama de amor adolescente, que puede dar cierto rechazo viendo el azucarín que dejó La Saga Crepúsculo, y en los (continuos) saltos temporales hacia atrás que la narración realiza.

Una película con su propia personalidad y universo que satisfará a los fans de estas enigmáticas criaturas y que nos devuelve a Jordan al cine de género, que siempre ha sido su terreno de dominio. Vayan a verla.

Byzantium es una película irlandesa sobre vampiros, amor, desengaños, soledad y sentimiento de culpa. Eso, entre muchas otras cosas. Una historia con una gran riqueza argumental con el siempre profundo tema del vampirismo como telón de fondo.

Neil Jordan dirige y lo hace encaminando su película hacia un sendero oscuro en el que la fotografía de Sean Bobbitt no tarda en convertirse en un personaje más, tan importante como el resto para captar las emociones que vuelan en el aire bajo la voz en off (a veces, las menos, innecesaria). Jordan nos dibuja un bonito retrato intimista a modo de road movie con pocas paradas pero con mucho recorrido interior de los personajes, que muestran su evolución aunque más que hacerlo en pantalla, ese cambio se nos da en forma de recuerdos y de acciones durante la película que son la reacción a una acción del pasado. Esa magia del relato en el que los saltos hacia atrás son una constante, es, a su vez, el impedimento más grande (junto a los momentos en los que sobra la narración en off) para que la película se convierta en un producto sólido y solvente durante todo el metraje.

Saoirse Ronan hace un trabajo descomunal, tan plagado de emociones cruzadas y tan lleno de sensaciones que su personaje analiza sin llegar a entender, que logra que el público se sienta como ella desde el momento en el que empezamos a saber qué es lo que le pasa. Gemma Aterton no se queda atrás y completa un binomio protagonista que alcanza el sobresaliente. Sam Riley está brillante también en un segundo plano y Jonny Lee Miller aprovecha también su espacio para dejar buen sabor de boca.

Resumiendo: Byzantium es una muy grata sorpresa. Cine negro plagado de emociones con la controversia del vampirismo y su insoportable inmortalidad como marco para que se desarrollen los acontecimientos. Neil Jordan, como ya hizo en Entrevista con el vampiro (1994), dirige con calidad una película que desprende aroma a clásico, asemejándose, aunque con enorme distancia, a la maravillosa Déjame entrar.

La historia de vampiros que nos cuentan en 'Byzantium' es muy ramplona, pese a durar casi dos horas. El guión va mezclando dos historias, una en el presente, donde las dos chicas tratan de sobrevivir, y otra en el pasado, donde a base de flashbacks se cuenta cómo se convirtieron en vampiresas.

En esta historia se reinventa el mito vampírico, de manera que no se ajusta para nada al vampiro de las películas clásicas. No esperéis ver ajos, estacas, espejos sin reflejo o miedo a la luz solar.

Hay romance. Ñoño y torpe, pero romance.

Los personajes no son convincentes ni logran transmitir las emociones buscadas.

Se deja ver, sobre todo porque Gemma Arterton está tremendísima, pero no pasa de ser una peli de sobremesa.

Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador; del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: INTERESANTE.
Los ecos de "Entrevista con el vampiro" viajan en esta cinta, entre la estética visual, el terror y el melodrama. Y, como suele ocurrir cuando se abordan varios arquetipos, el filme no destaca en ninguno de ellos. Las reminiscencias de las Crónicas vampíricas de Anne Rice se hacen notar, pesando en la construcción de la película, dentro la continua analepsis. La cinta tiene sus momentos, y hasta su pequeña originalidad; pero por sí solo no basta para redimir la obra, cuya morosa, y a veces tediosa exposición resta puntos al conjunto. Por lo demás, una película que no pasa de entretenida.

Dos mujeres que comparten un secreto de un pasado común.
Eleanor, una adolescente de 16 años perfectamente consciente de lo que su condición representa, y de la carga que ello conlleva.
Clara, una joven de casi 30 que ha aprendido a sobrevivir a cualquier precio, que mira sólo al futuro y que hará lo necesario para salvar a Eleanor, la única familia que conoce.

Después de años con Crepúsculos, Crónicas Vampíricas y demás historias adolescentes vampirescas, volvemos a la esencia de lo que este género siempre ha tenido. Mucho románticismo.

Una historia de vampiros femeninas que tienen que aprender a sobrevivir a lo largo de los 200 años que han pasado desde su creación, y a escapar de sus captores, quienes consideran que una mujer no es digna del poder de la inmortalidad.

Esa lírica vampiresca con la que cuenta la narrativa. Esos paisajes de grandes mares y nublados cielos. La soledad... Y por supuesto, la música llena de pianos y violines. Todo esto hace posible al espectador introducirse en la atmósfera romántica que siempre ha rodeado a los vampiros, incluso aunque la mitad de la historia ocurra en pleno siglo XXI.

Es cierto que tiene ciertos cabos sueltos, y que el final no es ninguna maravilla, pero simplemente por la forma en que es contada y la atmósfera en la que nos introduce, la película merece la pena.