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Hedwig y The Angry Inch

Musical. Drama Hedwig se sometió a una operación de cambio de sexo que le permitió casarse con un soldado americano y alcanzar la libertad al otro lado del Muro de Berlín. Sin embargo, la operación salió mal y Hedwig se quedó con esa “pulgada irritada” (“angry inch”) que da nombre a la película. En un parque de caravanas de Kansas, Hedwig decidió formar un grupo de rock. Así conoció a Tommy Gnosis, un joven que fue su amante y protegido antes de ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
23 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película irrumpe como un torbellino desgranando canciones, bellas baladas y contorsiones de rock and roll, cuyas letras encierran lances de psicología, marasmos de teología o apuntes filosóficos que el pentagrama convierte en música sugestiva -R.Trask- y la cámara traduce en un magnífico film trenzado con piruetas del recuerdo.
La realidad obstinada insiste en transformar los hechos cotidianos en un ejercicio de trascendencia, los planos acercan el lirismo a la pantalla, las escenas se muestran ávidas de expresar su propio punto de vista y cada trama ofrece un universo de confusión y caos que J. Cameron Mitchell -gracias a un excelente trabajo de planificación- sabe ordenar con apabullante sencillez.
Sin aspavientos ni alharacas presenta una obra iconoclasta, heterodoxa y proporciona al argumento -la historia de una soledad- valor de arquetipo.
Y el patio de butacas, entre tanto, queda fascinado.
ABSENTA
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16 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
403/12(10/12/20) Interesante dramedia en formato musical escrita, dirigida y protagonizada por John Cameron Mitchell, adaptando el musical homónimo del Off-Broadway de 1997 (repitiendo papel el protagonista), creado por Mitchell y Stephen Trask (encargado de escribir las canciones). Una reivindicativa obra de culto, sobre todo para el movimiento LGTQ, que explora la búsqueda de la identidad, el amor, la tolerancia al diferente, la aceptación de uno mismo, ello desarrollando un relato en base a la columna vertebral de temas musicales que hacen avanzar la historia, mediante los que conocemos la singular odisea de Hedwig, ello en un estilo glam-punk que nos es de mi gusto (acepto que hay ‘gente pa tó’ y le pueda agradar), donde se pueden ver atisbos de otro musical underground como fue “The Rocky Horror Picture Show”, con claras influencias a David Bowie, donde la estética resulta muy marcada en lo punk en sus maquillajes exagerados, en sus escenarios marcadamente falsos, en las estrafalarias vestimentas, ello potenciado por una cinematografía fulgente para resaltar lo bizarro de la ambientación. Y mediante las letras de los temas se hacen metáforas, alegorías y se filosofa sobre la vida (siendo las mejores las que canta su desventura con el cambio de sexo y su pulgada irritada del título, y aquella en que relata un cuento sobre cómo se originaron los diferentes sexos, ayudado por animaciones infantiles).

Narración en dos líneas temporales, seguimos en el pasado a Hansel Schmidt, lo vemos crecer en un hogar berlinés del este, siente indefinido sexualmente (de hecho no se hace la operación por sentimientos naturales, lo ahce para escapar del Muro de Berlín), y encerrado en la ciudad comunista encuentra una válvula de escape para huir a la ‘Tierra de Libertad” USA, pero el peaje-sacrificio es una operación de cambio de sexo (lo que su madre dice que es dejar algo allí), cambiar de identidad a Hedwig (nombre de la madre, de la que toma su pasaporte), pero la operación sale mal y le deja una pulgada irritante (el título: “Angry Inch”) entre las piernas. Y en el presente con su sub historia de amor con un joven exitoso cantante pro-cristiano (Tommy Speck encarnado por un notable Michael Pitt), donde la línea entre el amor, el paternalismo y el vampirismo se funden en un relato un tanto extraño en su alambicado desarrollo. Ello sorteado por elementos animados que dan una estética extraña de cuasi-ensoñación por momentos. Donde la ambientación resulta marcadamente teatral, en lo que es un ficticio bio-pic sobre alguien que está por definirse. Adolece de dispersión y a la par de reiteración machacona, restando cohesión y solidez.

Hedwig toma como un mantra de vida el discurso de Aristófanes en el Simposio de Platón. Este mito, narrado por Hedwig en la canción "El origen del amor", explica que los seres humanos alguna vez fueron seres redondos, de dos caras, de cuatro brazos y de cuatro patas. Los dioses enojados dividieron a estos primeros humanos en dos, dejando a las personas separadas con un anhelo de por vida por su otra mitad. Un tramo de "El origen del amor": “Hace mucho tiempo, los seres humanos parecían dos personas unidas por la espalda, y en estas parejas había tres sexos: hombre / hombre, mujer / mujer y hombre / mujer. Como venganza por conspirar para derrocar a los dioses, Zeus dividió a esas criaturas por la mitad, dejando lo que hoy consideramos seres humanos. A partir de entonces, estuvieron condenados para siempre a vagar por la tierra en busca de su mitad perdida, ya fuera hombre o mujer, haciendo el amor como un intento de obligarse a volver a estar juntos”. Lo cual no es más que un retrato del solipsismo, y quizás lo que nos viene a decir es que Hedwig solo se busca a sí mismo, único se con quién está seguro.

Seguimos a la banda de Hedwig, compuesta por europeos del este como ella, donde también está Yitzhak (Miriam Shor), una mujer que nunca se dice que lo es que mantiene una rara relación con Hedwig, que se dice es esposo de Hedwig, provocando confusión en el espectador (ver esa barbita claramente postiza resulta grotesco). La banda, para mostrar su nivel underground al borde de los outsiders, los vemos tocar en restaurantes familiares de una cadena de mariscos, Bilgewater’s, donde su estilo procaz llega a provocar altercados en la clientela del profundo Estados Unidos. Esto queriendo mostrarnos el reverso decadente del Sueño Americano, donde el capitalismo desalmado lo representa Tommy, capaz de robar el ‘alma’ de Hedwig (sus temas musicales), para alcanzar el éxito, aunque esto suponga pisotear las ilusiones de la protagonista. Todo para desembocar en un final ambiguo, abierto a interpretaciones, sobre si es la mente de Hedwig o la realidad.

John Cameron Mitchell encandila con una actuación desbordante de carisma y de ímpetu, inundando de humanidad su rol complejo, con sus debilidades, anhelos y frustraciones, solo busca alguien que la quiera y acepte, exuberante cantando y moviéndose en el escenario, y muy bueno en su expresividad de personaje a la deriva constante en busca de cariño; Michael Pitt da muy bien con su personaje un tanto ingenuo y primario, aunque opacado por Mitchell; Miriam Shor como Yitzhak ofrece un papel bastante esbozado, que al parecer tenía más punch en el musical del Off Broadway.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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15 de septiembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hedwig and the Angry Inch es la adaptación a la gran pantalla del afamado musical escrito por John Cameron Mitchell, y que ya en 1998 obtuvo el Obie Award y el Outer Critics Circle Award al mejor musical Off-Broadway. Con esta carta de presentación, se atrevió a realizar su primera incursión en el mundo del cine, trabajando no sólo con la dirección, sino interpretando además el papel principal en la película.
El resultado no pudo ser más satisfactorio, con una nominación a los Globos de Oro por su papel protagonista y el premio a la mejor dirección en el Festival de Sundance 2001.

Nos cuenta con una constante nota de humor, la dramática y desenfadada vida de Hedwig, una cantante transexual “internacionalmente desconocida” dedicada a dar conciertos con su grupo de rock en locales hostiles y prácticamente vacios siguiendo la gira nacional de Tommy Gnosis, su examante quien a través de ella descubrió el mundo del rock y se abrió paso hacia la fama. La protagonista se enfrenta al presente y nos cuenta sus experiencias pasadas, entre las que destacan una operación de cambio de sexo a la que fue sometida para poder casarse y escapar de su Alemania del este natal, y que al salir mal le dejo una “pulgada irritada”, que da título a la película.

Esta historia existencialista y de autoreconocimiento en la que Hedwig busca a gritos su origen y destino y descubrirse como persona, es contada con un estilo rompedor y extravagante. Todo ello envuelto de unos efectos visuales sorprendentes e imaginativos que la hacen especial y única y una banda sonora rebosante de energía que nos ayuda a descubrir a la desafiante protagonista y sus sentimientos más profundos, haciendo de esta historia una película de culto muy recomendable y que a buen seguro no os dejará indiferentes.
BlancaMaFer
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5 de junio de 2007
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque, aunque la película te guste más o menos, lo que es seguro es que varios días después de haber visto la película aún seguirás tarareando las geniales y maravillosas canciones que pose el film, y es que ya solo por las canciones vale la pena disfrutarla. Si bien es cierto que no es una película normal, pues, más que verla, hay que sentirla.
Mención aparte merece la actuación del director-actor-guionista-compositor del musical John Cameron Mitchell, que se encuentra perfecto en el papel de el/la protagonista. No se me ocurre nadie mejor para interpretarlo, y es que encima canta bien. Cameron Mitchell es Hedwig, y Hedwig es Cameron Mitchell.
Es una pena que la lectura final del amor no quede del todo clara, pues esta contado de una manera muy rara y surrealista, aunque es el momento en el que se encuentran algunas de las mejores canciones. Mucho más clara queda la lectura que hace del poder el film. También es una pena que no se incluyan todas las canciones del musical original, algunas realmente geniales (como “The Long Grift” o “Freaks”) aunque incluye las mejores (“Tear Me Down”, “Wig In A Box”, etc.) y, a pesar de lo que he dicho antes del amor, la película contiene una de las canciones más bonitas que yo he escuchado en toda mi vida: “The Origin Of Love”, la música y la historia que cuenta son totalmente desgarradoras.

Vale la pena verla, pero aún más escucharla.
Kun
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5 de diciembre de 2007
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá es una de esas películas que símplemente te dan aquello que tanto anhelas. La concepción es magnífica, los números musicales imponentes y lo mejor es que no te la quitas de la cabeza si llevas la banda sonora en el coche, porque musicalmente es impecable.
Joe_diaz
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