Amanece en Edimburgo

Además de unirme a quienes le han puesto un siete y más, decir que este musical valdría la pena aunque solo fuera por la escena final coral, que es una maravilla.
La trama es casi lo de menos, amores y desamores para luego más amores. Lo interesante es la música, la letra inspirada en lo cotidiano y unos intérpretes sencillos que no van de divos.
Hacen falta más musicales, comunican una alegría que es difícil que se dé en otro tipo de películas.

No es una gran película, es más es liviana, pero en una ciudad tan bonita como Edimburgo.
Es un musical con una música pegadiza y unos buenos bailes.
Trata sobre el amor de diversas parejas de distintas generaciones.
La película termina con una coreografía muy bonita al aire libre en una plaza pública.
No sé puede comparar ni de lejos con los grandes musicales que ha dado la historia del cine, es más bien una película bastante simple, para pasar el rato, aderezada con una música simplemente bonita.

Las canciones del principio de la historia están bien y son adecuadas ya que animan a que empiece la historia de la película pero las demás canciones, a mi modo de ver, no son adecuadas salvo alguna del medio de la historia.

En cuanto a la historia en si de la pelicula, en mi opinión no está mal porque es la vida real de muchos soldados que hay en el mundo. Cuenta la vuelta a casa de dos soldados y amigos de la guerra, los cuales tienen novias, hermanas, en general familia y que por uno o varios problemas tienen que tomar decisiones sobre su vida.

Si te gustan The Proclaimers, ya la habrás visto. Si no...¿A que estás esperando?

Su inigualable y mejor álbum da título a este musical con tintes románticos. Disfrutarás de su música, sus canciones, y de una historia que deja un buen sabor de boca.
La fotografia es tan excelente, que te enamorarás de Edimburgo.
El protagonista George MacKay lo borda. Un actor en alza. Y te sorprenderá Peter Mullan, que si has visto "Ozark", es el registro totalmente opuesto

Pero no sólo por ello recomiendo esta buena película.
No decepciona si te gustan los musicales totales (prácticamente cantan más que hablan).

Disfrútala, y si te gusta la BSO, busca el álbum si aun no lo has escuchado.

Y por favor, no la veas doblada! El cine SIEMPRE EN V.O.S.E. y ésta con más razón.

Amanece en Edimburgo basa su historia en las canciones de The Proclaimers. Puede que el nombre no suene así de primeras pero hay algunas canciones que son bastantes conocidas.

Empieza la película con ganas, con una escena que a priori puede parecer original y un ritmo bueno, tanto musical como de edición. Todo genial hasta que descubrimos el argumento básico, con tintes machistas, tan arcaico que huele a naftalina. Si se nos ocurriera imaginarnos el mismo largometraje sin los números musicales, nos resulta un guion que bien lo podría haber escrito una clase de 4º de ESO. El resultado: un conjunto final de escenas vacías que parecen ir cambiando de rumbo dependiendo de la canción que quieran introducir. Un caso similar a una especie de autobús que empieza a parar por todos los barrios de la ciudad, aunque no estén en la ruta ni nadie se monte.

Los actores desarrollan sus personajes, dentro del arco permitido por los guionistas, de una manera satisfactoria. Los flashmob, a nivel fin de curso, nos dejan ver a los personajes secundarios, unas seis personas que están para rellenar duración del metraje y a la vez, aprovechar ciertas canciones de la banda que de ninguna otra manera podrían ser insertadas. Una especie de truco de magia donde en vez de sacar un conejo de la chistera, se inventan un personaje para que el público aplauda.

Protagonista en absoluto, Edimburgo se ve preciosa. Los repetitivos planos aéreos nos lo dejan claro y, he de reconocer, que acabas queriendo ir, o volver de nuevo, a Escocia. Pero, hay un problema con esto, la ciudad ya era maravillosa antes de que existiera Sunshine on Leith, así que no consigue arreglar nada. Esto no es civitatis, no queremos freetours por el castillo.

Sinceramente, recomiendo no perder el tiempo viendo la película y sí gastarlo en nuestra plataforma de música favorita para escuchar las canciones de la banda. O bien, compremos un billete de avión para no perdernos esta fantástica localización de la película cuando acabe la crisis del coronavirus.