Ruido de fondo

El arte de Adam Driver logra comulgar de forma excelente con Sam Nivola y hacen de esa relación lo mas placentero de una película que apunta al sufrimiento por excelencia del individuo, por todo lo que pasa a su alrededor.
El director Noah Baumbach logra llegar al espectador de forma dramática en esta versión novelesca e imperfecta del sueño americano.-
Llena de situaciones que son ajenas al individuo pero que afectan de manera profunda y concisa a un niño que tiene que crecer a la fuerza.-

Divertidísima. Una película que trata del terror verdadero que supone ser padres hoy en día apelando a queridas voces reconocibles por la generación que creció en los 80s: Woody Allen, el Tarantino de True Romance, Spilberg, Monty Python y más... "agitadas" con libertad y devoción en un elaborado discurso propio. Me lo he pasado en grande viéndola!

White Noise es de esas películas locas en las que pasa de todo, guiones peculiares, originales y sobre todo entretenidos, de esas películas no hay muchas, por eso se debe aprovechar disfrutándolas.

La historia es compleja, dividida en tres segmentos, sin mucha conexión o aporte a la historia, eso no me disgustó, quizás donde falla es en la crítica que quizó exponer Baumbach, no esta muy claro, si hay que ser crítico la película debía ir enfocada a lo que la sinospis nos da a conocer desde un inicio, no hacer tanto lío, enfocar varios parámetros con una misma crítica, eso para que, del resto digno entretenimiento.

White Noise es ruido de fondo porque podrías ver esta película mientras friegas la vajilla, mientras corres en la cinta o durante el rato que te vas quedando apaciblemente dormido en el sofá como quien ve el Tour de Francia para conciliar el sueño en la siesta.
Noah Baumbach no es un director que me agrade especialmente, pero tampoco le tengo ojeriza. Tiene buenas películas como The Meyerowitz Stories, Historia de un matrimonio o Frances Ha. Otras que me resultan tediosas y petulantes como Una Historia de Brooklyn o Margot y la Boda. Me parece un realizador con luces y sombras, que tiene grandes ideas pero que a veces las ejecuta de forma pésima; que busca escapar de la corriente judía costumbrista de Woody Allen pero que acaba inevitablemente abocado a ella aunque de una forma menos elegante y brillante en la mayor parte de sus cintas.
La película flojea desde el principio donde se presenta a una familia peculiar con un estilo similar al Wes Anderson de los Tenembauns. En los primeros compases el arco de personaje de los protagonistas no me puede interesar menos, donde el padre es un experto en Hitler, la madre una adicta a unas pastillas que serán el principal Mcguffin de la película, mucho más que la propia tormenta y unos hijos estomagantes y pedantes que supongo que casan con el tipo de película de humor surrealista, pero que me resulta en ciertos puntos insufrible. Para hacer honor a la verdad, hay veces que me he reído.
Por otra parte la película y seguramente el libro, que no he leído, es un tratado sobre la muerte, sobre las formas de encararla y sobre la necesidad de evadirse para tener la ilusión de que uno puede evitarla, pero todo me parece un poco manido, un poco pretencioso y un demasiado consabido.
Lo último que quiero añadir es que las actuaciones me han gustado, porque me parece muy remarcable que en una película que carece de significado, los actores lo den todo como si lo que estuvieran haciendo tuviera algún tipo de sentido.

Salgo de 'Ruido de fondo' con una extraña sensación de sorpresa y ligera incredulidad por cómo intenta verbalizar el miedo a la muerte y la catástrofe consumista a través de destellos cotidianos y surrealistas tan arriesgados como desiguales.
Me produce cierto rechazo, sobre todo en su afán por creerse inteligentísima desde el primer minuto hasta el último, también por querer manejar sin frenos en un más que evidente desequilibrio tonal; no obstante, aplaudo la eficacia de su alucinógena e impredecible atmósfera.
Sin poder enamorarme por completo de ella debido a su irritante carácter autodestructivo, creo que Noah Baumbach ha sabido encarar con valentía algunas ideas brillantes mediante una cámara siempre dispuesta a ir más allá del artificio y la desesperada provocación. No está mal.