Her

Existe un día, que ya lo fue para muchos, en el que los complejos tradicionales asociados a las relaciones sociales quebraran importando sólo la esencia. No hay censura o imposición capaz, por empeñada que la historia haya estado, de dar razón y acotar lo que no entiende de sexo, raza, cultura o religión, ni tampoco de medio, tiempo o espacio. ‘Her’ demuestra que no hay límites en el amor más que lo personal y lo correspondido, siendo esta lectura (una de muchas) plenamente lograda al aceptar, sentir y creer una historia que en un principio se presentaba incrédula.

El guión es obra de Spike Jonze firmado por vez primera en autoría completa y nos encuadra en un futuro que bien podría ser mañana, y donde la tecnología ya no es avance o comodidad, si no órgano vital. Theodore, un escritor de cartas sentimentales por encargo se encuentra en el túnel del desamor cuando decide comprar un sistema operativo dotado de inteligencia artificial y programado para satisfacer todas sus necesidades. Surge entonces un idilio romántico entre persona y ordenador, una chorrada inverosímil claro, pero…, ¿no es más real el amor entre ellos que el de quienes acuden a un tercero para manifestar sus sentimientos?. No es real lo que tienes si no lo que sientes.

Inteligentísimo es el inicio donde por el uso del contraste y por medio de “Siri” se nos prepara para empatizar más adelante con la voz, Scarlett Johansson en la versión original, que escenifica al sistema operativo. Es decir pasamos de hablar con un robot de forma impersonal, fría e incluso ridícula (muy pronto todos seremos “ridículos”) a un nuevo robot si, pero humano. Conectamos, nunca mejor dicho.

Una película atrevida en su argumento y puesta en escena que solo podía funcionar bajo la dirección de Spike Jonze. Imagínense la misma historia sin el poder de su envoltorio, sin el magnetismo de las imágenes, sin las capas de lecturas, sin la inquietud que genera esa inusual relación. El resultado sería un tópico amoroso del que desconectar por manido y aburrido, como recibir un “te quiero” de quien no te importa y al que no escuchas. ‘Her’ dispone hasta el último elemento para captar la atención del espectador y que así pueda absorber cada línea de guión, cada matiz, cada sátira hacia la sociedad. Y así lo que podría ser ignorado aquí se escucha a la perfección, llega al corazón y se dibuja como una historia de amor totalmente fresca y original, absolutamente genial.

Se presta muy mucho a verla en versión original ya que su doblaje deshumaniza a los dos personajes protagonistas, con el gravísimo prejuicio que esto supone para la implicación emocional que se requiere. Contribuye por contra una delicada y especialísima banda sonora compuesta por ‘Arcade Fire’ y un Joaquín Phoenix que ofrece su mirada más personal, ambos estremecedores.

La sociedad siempre cambia y seguirá cambiando, el mundo del mañana será ridículo para el hombre de hoy, pero, sin importar el tiempo siempre buscaremos con quien complementarnos, estamos programados para ello y somos felices mientras dura y desgraciados cuando no perdura. ‘Her’ me ha enamorado y lo hará muchas más veces ya que se presta al revisionado.

Firmado: http://detenteencine.blogspot.com.es

Personalmente creo que con "Her" estamos ante una de esas raras películas que va más allá de un género determinado, de la que se hablará por mucho tiempo y que pronto se convertirá en un clásico de referencia para entender una época y una sociedad. Sí, es una conmovedora y nada convencional historia de amor ambientada en un futuro más cercano de lo que nos pudiera parecer y solo por eso justificaría su existencia. Pero a poco que uno sale del cine y empieza a profundizar, el resto de los grandes temas comienzan a aparecer: soledad, muerte, perdida, comunicación, genero..
Personalmente, me hace darle vueltas a qué nuevo significado tendrá la "trascendencia" para los seres humanos en un futuro en el que coexistiràn con otras inteligencias de origen no biológico. Más allá de una existencia física limitada (llamémosle a ese envoltorio cuerpo, CPU, o lo que sea..) ¿qué distinguirá una consciencia humana de otra no humana? Donde la comunicación exista más allá del tiempo y el espacio, ¿importará la distinción entre lo real y lo virtual? Creo recordar que en un momento de la película Samantha le dice a Theodore que por encima de sus aparentes diferencias, todo lo que es, comparte un origen común, 14 mil millones de años atrás..
En resumen este es para mi el gran mérito que también Spike Jonze y "Her" comparten con otros grandes autores y obras de arte: el de iluminar nuestro camino con nuevas preguntas y paradógicamente, poder así entender quienes somos y hacia donde nos dirigimos como humanidad.

Película ambientada en un futuro que se enfoca en Theodore (Joaquin Phoenix), un tipo que se gana la vida escribiendo cartas, que se encuentra solo y deprimido desde que terminó con su esposa Catherine (Rooney Mara), con la cual está llevando el proceso de divorcio.

Un buen día opta por comprar un novedoso Sistema Operativo de una avanzada Inteligencia Artificial, el cual sirve como organizador de su computadora y como compañía en general, puesto que puede comunicarse con el dispositivo en cualquier.

Para su sorpresa, con el pasar del tiempo comienza a establecerse una relación más íntima entre él y Samantha (Scarlett Johansson) la voz del Sistema Operativo que prácticamente cambiará su forma opaca de percibir el mundo.

Escrita y dirigida por Spike Jonze, Her es un film que se mueve entre la comedia y el drama, más drama que comedia que logra con una historia sumamente atractiva formalizar una obra sólida, con una trama bien hilvanada y melancólica.

Una bella fotografía a cargo de Hoyte Van Hoytema que logra plasmar hermosas imágenes y un juego con los colores, muy bien musicalizada por Arcade Fire y actuada con una sencillez y un realismo asombroso, Phoenix se lleva los aplausos, pero también Mara en su corto papel.

Más que un film romántico (que lo es), Her representa también un estudio sobre las relaciones humanas y sobre el entorpecimiento que puede hacer (y hace actualmente) las tecnologías en nuestras vidas, que si bien ayudan puede ser en demasía agobiantes, un gran film.

Radiografía unipersonal, obsesiva y doliente sobre el desamor, sobre el dolor de quien ama, sobre el amor de quien duele, sobre la capacidad del amante para resurgir al amor de nuevo y sobre el peso del amor que no tiene quien lo quiera, HER viene a postularse como una suerte de catarsis purificante, despojativa y brillante de todos y cada uno de los rasgos escenográficos que han venido caracterizando la trayectoria de ese indispensable soñador de abrasivos aislamientos contemporáneos llamado Spike Jonze.

La soledad y sus severidades, sus desconciertos, sus reubicaciones, sus entrañas y sus reincidencias. HER se apresta a fabular sobre uno de los paradigmas sobre los que asienta sus preferencias buena parte del cine (y del arte en general) postmoderno: ese que se plantea al confluir en el presente, de un lado, la abrumadora capacidad de comunicación que ha dispuesto la tecnología en nuestra cotidianeidad y, de otro, la inmisericorde inercia aislante, insociable, groseramente recluida a la que parece abocado el ser humano en la actualidad. La parafernalia de dispositivos y estrategias comunicativos versus la pérdida paulatina de los hábitos de sociabilidad.

El film nos presenta a un hombre cuya relación de pareja acaba de romperse. Se llama Theodore y trabaja en una empresa que tiene expertos en escritura encargada, esto es, profesionales al servicio de demandantes que precisan un redactado, un discurso mediante el que expresar una intención que no saben exponer. Theodore escribe cartas que el remitente no puede escribir, pone al servicio de otros su emotiva capacidad para la sensible concreción en palabras de un mensaje. her-2013-imagen-7Nos hallamos en un indeterminado tiempo futuro no muy alejado a nuestro presente. La palabra escrita, la sinceridad expresada se antojan dificultades, obstáculos, incapacidades, arreglos y composturas que hay que pagar.

Las primeras imágenes del film muestran con agudeza esos tres parámetros definidores de los hechos relatados a continuación: primero, la convocación de un universo futuro, de ciencia ficción por lo tanto, pero de plasmación escenográfica bien reconocible, en modo alguno alejada a lo que una gran urbe contemporánea presente puede brindar desde un punto de vista arquitectónico por ejemplo; segundo, la facilidad y la justeza con la que el protagonista se mueve dentro de su oficio; y tercero, la devastadora clausura emocional en la que se haya sumido tras una ruptura amorosa que parece estar ocasionada por su incapacidad para comunicarse con su pareja: este hombre con palabras exactas para los sentimientos de otros parece no haber dado con las necesarias para mantener viva la pasión con la mujer de su vida.

El suceso que disparará la escueta, mínima delineación argumental será una curiosa adquisición que hará Theodore tras percatarse de una curiosa oferta publicitaria: el protagonista se compra un pequeño dispositivo en el que se haya instalado un sistema operativo facultado de una extraordinaria capacidad de comunicación, verbalizada por la una voz femenina que dice llamarse Samantha. HER aborda de forma extraordinariamente intensa, deslizante y ahondativa en la extraña historia de amor que van a mantener hombre y voz.

El principal atractivo del film es el modo con el que Jonze captura el especialísimo romance que tiene entre manos. Ayudado por una soberbia fotografía y por una magnífica banda sonora, el director nos emplaza a una severísima ceremonia de afectos verbalizados en la que consigue de pleno, por un lado, carnalizar, imponer cuerpo, modelar candentemente la ausencia física de Samantha (formidable el modo en el que está aprovechada la dicción de Scarlett Johansson: el plus que añade a la experiencia el hecho de que el personaje no perfile una identidad a la que los espectadores sí ponemos cuerpo abunda en el logro citado) y, por otro, escrutar crudísimamente en la subjetivad rota, evasiva, sujeta a carcoma y añicos, infeliz, arrancada e incierta del protagonista masculino, Theodore, un solitario con el corazón descolocado con causa y ansioso sin remedio, al que presta humanidad, verosimilitud, tensión, miedo, flaqueza y dolor un Joaquin Phoenix simplemente inconmensurable.

La tristísima luminosidad del conjunto, la normalidad (conversaciones, paseos, comidas con amigos) conla que Theodorese entrega al amor expresado por el programa, la casi total ausencia de multitudes (espléndida la escena en la playa: la vestimenta nada estival de Theodore abunda tanto en la entrega afectiva irreprimible como en el aislamiento al que la felicidad amante le conlleva) y la desinhibición de las demandas de Samantha (portentoso el fundido a negro con el que se soluciona visualmente la consagración de la entrega; her-2extraordinariamente punzante, febril y dramática la secuencia en la que ella planifica un encuentro sexual: la corporeización desbarata el deseo al evidenciarse la expectativas) se irán conformando como sinuosas, hurgativas, etéreas (el recuerdo del mejor Mallick no deja de llamar) concreciones mediante las cuales Jonze sale airoso de esta admirable fábula del amor en los tiempos sin el otro. La soledad es una playa por la que uno pasea sin rozarse conla arena. Depaseos, de calmas azotando como olas, de salitres solitarios y urbes testigos, de rogados amores sin descalzar, HER es un cuento de amor tan verdadero como la melancolía irresoluble de quien no sabe amar, en el que la esperanza es el último hombro que se pierde y que se halla.

Primera Impresión: Buena historia, buen actor, me estoy metiendo de lleno en la trama.

Segunda impresión: Llevo una hora y media de peli y no pasa nada, amén de las interacciones entre el Sistema Operativo y el prota. Me gusta pero empiezo a aburrirme.

Tercera Impresión. Sobraba la ultima hora de metraje, y que hubieran contado algo. Me aburro......

La interacción entre el SO y el humano enamorado muy bien plasmada y narrada. Pero ahí acaba todo. No sucede nada, de nada, de nada. Y claro la primera hora te quedas fascinado, pero el resto de la larga obra pues uno se aburre.

Aún así, posiblemente se haga una obra de culto, para ver en institutos y universidades como ejemplo de las relaciones hombre-maquina.