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Rocco y sus hermanos

Drama Rosaria y sus cuatro hijos (Simone, Rocco, Ciro y Luca) abandonan su tierra natal, Lucania (la actual Basilicata), para emigrar a Milán en busca de trabajo y oportunidades que les permitan mejorar sus condiciones de vida. Allí encuentran a Vincenzo, el hermano mayor, que trabaja de albañil pero que está relacionado con el mundo del boxeo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
10 de octubre de 2010
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que Luchino Visconti se proponía recrear a la Italia de finales de los años 50 del siglo XX, y para hacerlo, asumió a una familia con rasgos comunes, pero con una experiencia tan particular, que podría ejemplarizar algunas cosas. Eran tiempos de postguerra, la pobreza campeaba por todos los lugares y las migraciones eran incontadas en busca de otros sueños y de nuevas oportunidades. Las familias eran numerosas, en muchas de ellas el padre había muerto y la madre se veía abocada a levantar a sus críos con incontables sacrificios.

La familia Parondi (la madre y cuatro de sus hijos) llega en uno de aquellos trenes que descargan en Milán a decenas de emigrantes. Allí se encuentran con el hijo mayor, Vincenzo, y así comienza una nueva experiencia que cambiará sus vidas para siempre. La madre, Rosaria, es la típica mujer que defiende a sus hijos sin mucha racioanalidad y con aires explosivos, siente preferencia por el menos atinado de ellos, y cree que deben luchar y conseguir dinero sin que tenga con esto demasiados prejuicios. Los muchachos son muy disímiles de carácter, y no obstante que Visconti narra la historia con capítulos que llevan el nombre de cada uno de ellos, ésta se centra fundamentalmente en el choque de emociones y caracteres que se da entre Simone y Rocco, quedando los demás en un segundo o tercer plano de poca significación.

La película tiene algunos toques brillantes en su composición escénica y Visconti se las ingenia para decir ciertas cosas que están más allá de los diálogos o de las acciones explícitas, y al tiempo, deja bien sentada la aparente solidez interna de aquella familia, la cual gradualmente se desmorona por la misma debilidad en que se asienta. Por ejemplo, la moral de Rocco más que cristiana es absurda y esto lo ilustra el hecho de permitir, con escasa resistencia, que su hermano haga con Nadia lo que hace o al pretender cubrir todas sus faltas bajo su propio riesgo con ese fervor de hermano que no mide las consecuencias de apadrinar una vida delictiva que, al no conocer castigo, se siente validada para seguir adelante. No estoy seguro de que sea una cosa pretendida, pero el filme termina recreando aquella clase de ayudas que, en vez de contruir destruyen, porque develan una generosidad ampulosa, pero carente de racionalidad y perspectiva.

De otro lado, con el personaje de Nadia, pareciera que va a dársele la posibilidad de mostrar una gran solidez moral cuando asume aquel acto de honradez que la valida ante Rocco, pero luego, este gesto se diluye cuando el personaje se extravía en sus decisiones y asume unos caminos completamente insensatos. Aún Visconti no logra ver a una mujer aterrizada en su camino.

Daría este filme para un extensivo análisis sobre sus proposiciones morales, sociales y políticas, pero queda decir que ha sido sobrevalorado y que no da cuenta de una experiencia familiar edificante porque juega con una moral ambivalente y muy, pero muy confundida.
Luis Guillermo Cardona
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8 de mayo de 2020
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Es posible que incurra en spoiler, muy a mi pesar)
Vivimos en el más negro infierno, camino de perdición, rodeados de tinieblas, miasmas y abismos de putrefacción, en el desbarrancadero, inmersos en una pesadilla goyesca, en un horror conradiano y una desgracia kafkiana. En fin, un contradios.
El mal es espantoso, el bien es infinitamente peor. El mal es vil, cobarde, miserable, violento, vago, vicioso, brutal y grotesco. El bien hace mucho más daño, redobla la apuesta, aumenta el dolor, instaura la aberración, destruye la esperanza, pervierte todo lo que toca, aborta toda posibilidad de mejora; es fanático, frío, intransigente, majadero, completamente lerdo, iluminado, pavoroso, abominablemente masoquista, horriblemente aburrido, contradictorio, traicionero, despiadado, plúmbeo, ridículo y agorero.
La única salvación está en la más completa y justa mediocridad. En el hermano más humilde y juicioso. En la Alfa Romeo, ni más ni menos.
Película que en su primera parte deslumbra, asombra su belleza y precisión, su contar pausado y mitológico, su costumbrismo hermoso, sincero, querible, emocionante, y que en la segunda parte horroriza, abomina, repele; melodramón metafísico obsceno, repleto de escenas absurdas, histéricas, completamente subnormales, disparatadas, inverosímiles, groseras, zafias en su encadenamiento brutalmente imposible de causas y consecuencias, reacciones psicológicas increíbles y deleznables, renuncias, sacrificios, desgracias y palizas, todo malo, para ahorcarse sin querer saber nada de este bochornoso, siniestro cuento.
Dostoievski, la Biblia y Mann posiblemente como influencias primeras. Tennessee Williams, el Nicholas Ray de "Rebelde sin causa", esa enfermiza obsesión por lo negro, lo decadente y corrompido, por la locura y el barranco.
Von Trier y Ripstein, por ejemplo (y hasta Tarantino de aquella manera), como influenciados posteriores. "Principio y fin" del mexicano y las películas más rocambolescas, histriónicas y descerebradas del danés, no sé, quizás "Rompiendo las olas" y "Bailar en la oscuridad", esos ejercicios de sadismo cinematográfico en los que el director se relame destruyendo todas las leyes de la verosimilitud, ya sea psicológica, moral o narrativa. Es como si Visconti disfrutara también negando la razón, el sentido, cagándose en todo, en el espectador especialmente, en su buen juicio, salud y capacidad de raciocinio.
Más cosas y temas interesantes:
- Campo y ciudad. Arrancados de sus raíces, de su tierra natal, la ciudad será el cementerio de muchos, incapaces de asimilar semejante cambio. En su tierra eran explotados, pobres muertos de hambre que solo trabajaban, tenían hijos y morían. En la ciudad también son explotados a manos llenas, a mansalva, pero son más libres para no ser nadie, si es eso lo que desean, para perderse en la odiosa felicidad.
- Dios, o no. No se alude casi nunca directamente a Dios, pero el personaje principal, la madre y Ciro en el tercio final si hacen referencia a él más claramente, a que se ponen en sus manos o a que echan de menos su ayuda cuando más se necesita. Creyentes pero no practicantes, tal vez y no todos por igual.
- La película sufre una cesura, fractura o transformación brusca, pasa de un realismo naturalista esencial, hondo, a un drama moral desgarrado, simbólico y desmadrado. El salto es demasiado grande para ser asumible, no es creíble ni está bien explicado, no cabe en esos personajes casi ninguna de las actuaciones que se les atribuyen a partir de un determinado momento.
- La madre sería una mezcla de demonio y ángel. Como una versión depauperada de la gran Anna Magnani siempre doliente. Dominante, posesiva y ciega, ambiciosa y necia, también abnegada, sufrida y a su manera asfixiante generosa.
- El hijo mayor, el que se casa con la maravillosa Cardinale, sería pragmático, amoral, buen chico, cumplidor, funcional, formal. No se puede contar mucho con él, pero siempre ayuda si puede y nunca da problemas ni tiene quejas.
- Simone es el mal. Pasa de lerdo monigote a epítome de todas las miserias del mundo, compendio de todas las debilidades posibles e imaginables. Esa evolución tampoco está bien contada.
- Rocco es el bien. Pasa de alelado buenazo pasmarote de cuerpo entero que no se entera de nada ni sabe por donde le da el aire, a una especie de mezcla de idiota de Dostoievski (o el Aliosha de los hermanos Karamazov) y Jesuscristo superstar, enloquecido y retorcido, como si fuera una parodia hiperbolizada de todos los defectos del cristianismo que el bueno de Nietzsche, durante cientos de páginas, se dedicó a denunciar, esa debilidad farisea y corruptora especialmente. Es un ser atormentado y maniaco, sufriente y perdido. Por hacer el bien, no causará más que atrocidad, desolación y muerte. Es el bien que no se mancha las manos, que se retira y se echa a un lado para que el mal mancille lo más sagrado, es un bien altivo y altanero que no ve a las personas como son, que las desprecia en su carnalidad y solo obedece a categorías prejuiciosas, olímpicas (es mi hermano, hay que salvarlo, es una desconocida, pues de segundo plato, la quiero salvar pero si se entromete Simone, ya no me interesa tanto), rígidas, incapaz de la flexibilidad que exige la vida, amante del hieratismo que da la muerte.
- Ciro es el limbo, la aurea mediocritas, en el centro está la justa medida. El más cabal y capaz. El verdadero y callado ideal. El que mejor asume el cambio y mejor capea el temporal que le viene encima.
- Luca: el puente con el futuro. Anodino. Correa de transmisión. Seguirá seguramente los pasos de Ciro y se acoplará a los nuevos tiempos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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29 de febrero de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una familia quedará destrozada cuando dos hermanos se enamoran de una misma mujer. Rocco (Alain Delon), Simone (Renato Salvatori) y Nadia (Annie Girardot) forman uno de los más trágicos triángulos amorosos de la historia del cine.

Sinopsis
A poco de enviudar, Rosaria Parondi abandona su tierra natal en Lucania (una de las regiones más humildes de Italia, actual Basilicata) junto a sus hijos (Simone, Rocco, Ciro y el pequeño Luca), para buscar un futuro mejor en Milán. Allí ya se encuentra el hermano mayor, Vicenzo.
Con las ilusiones y nostalgia de todo inmigrante, cada hermano buscará forjar su destino y alejarse de la pobreza y miserias de su tierra natal, unos apostando al trabajo, otros a consolidar una familia propia, otros al estudio, otros al deporte, y no faltará el que no logre adaptarse a esta nueva vida que ofrece la ciudad.
Pero los conflictos familiares no tardarán en aparecer cuando dos de los hermanos, Rocco y Simone, terminan enamorados de la misma mujer. De allí en más, las reacciones y motivaciones de ellos guían el argumento.
Visconti elabora un crudo relato que tiene como marco y punto de partida al drama social de los inmigrantes, la pobreza y la problemática de la integración social. En este contexto se desarrollará el drama mayor, ya no de carácter social sino familiar y personal.
La creciente tensión transforma al espectador en testigos del drama, la degradación moral y desintegración de la familia de Rocco.
Una sólida narrativa, una estética excepcional de corte realista y las interpretaciones naturales a que nos tiene acostumbrado el cine europeo en general y el italiano en particular, logran sumerginos en el universo de Rocco, con sus ambiguos o incomprensibles valores que se debaten entre el amor, la lealtad a la familia, el estoicismo, la cobardía y la complicidad delictiva.
La historia llegará a su clímax alcanzando la tragedia.

Datos singulares:
- La música estuvo a cargo de Nino Rota (“El padrino”)
- Debido a alguna escenas de crudeza, en España la versión íntegra se vio por primera vez en 1974, en Barcelona.
- La obra ha sido multipremiada internacionalmente
- La interpretación de Alain Delon fue objeto de cuestionamiento y discusión, llegándose a tildar de excelente y magistral o de dura e insensible, rasgos estos que formaban parte del personaje y algunos adjudicaban a las limitaciones actorales de Delon, mientras otros a la propia composición que hizo del personaje. Fuera como fuese, la interpretación de Rocco resulta creíble y acertada.

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Reseñada por Fernando M. Sassone
para Cineticón
www.cineticon.com.ar
Fernando Sassone
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30 de abril de 2006
17 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pobreza, añoranza, bondad, odio, traición, envidia, sentimiento de culpa... y boxeo. Pocas veces en el cine se ha logrado analizar tan profundamente el seno de la familia emigrante.

Para mí, el mejor trabajo de Visconti, y, por supuesto, una de las mejores películas italianas de la historia.
jastarloa
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24 de diciembre de 2007
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Rocco y sus… concentra su mayor tensión dramática en la violenta lucha cainita entre Rocco y Simone, debe ser visionada como un documento audiovisual sobre las migraciones masivas de los italianos meridionales hacia el norte del país alpino durante los años 50. Si bien Visconti ya había comenzado a ocuparse en Senso (1954) de la decadencia aristocrática, con Rocco y sus… el genial director milanés, en clara sintonía con en neorrealismo, volvió a apostar por denunciar decididamente las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Con esta película, presenciaremos con desgarro como se pervierte la bondad natural del hombre rural, y como el rechazo y la injusticia desmantelan sin contemplaciones el poder aglutinador de la “mamma”.
FERNANDO BERMEJO
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