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Ser los Ricardo

Drama. Comedia Película sobre la relación sentimental y profesional de las estrellas Lucille Ball y Desi Arnaz. La historia se desarrolla durante una semana concreta de la producción de la exitosa serie de la época 'I Love Lucy' cuando Lucille y su marido se enfrentan a una crisis que podría terminar con sus carreras y también con su matrimonio.
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
26 de enero de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tercer largometraje dirigido por el guionista Aaron Sorkin, responsable de series de gran nivel como "El lado Oeste de la casa blanca" y que hace un año estaba presente en la carrera de premios norteamericanos con "El juicio de los 7 de Chicago", nos traslada a la década de los 50 del siglo XX y al mundo de los programas de televisión de gran éxito para adentrarnos en el mundo personal y profesional de Lucille Ball, la que en ese momento era una estrella en Estados Unidos gracias a programas de gran audiencia como "I love, Lucy" y su relación con el que en ese momento era su marido, el actor y músico cubano Desi Aznar, que era su partener en el programa. La película aborda la vida tan complicada de una estrella, centrándose en momentos del rodaje de esa comedia televisiva, pero también de escenas con ambos en su vida personal en un matrimonio que no pasaba por sus mejores momentos.

La película es bastante irregular, pero consigue mantener el interés durante sus casi dos horas, sin ser excesivamente teatral, gracias sobre todo al gran trabajo interpretativo de su pareja protagonista, ya que tanto Nicole Kidman como Javier Bardem están excelentes, y son las bazas más fuertes de la película de cara a la nominación a los Premios Óscar. Ambos han logrado la nominación a los SAG y globos de oro, y en estos últimos Nicole Kidman fue la ganadora en la categoría de actriz en una película dramática. Los dos se transforman para ponerse en la piel de las figuras televisivas del momento, y están creíbles en todo momento.

La gran interpretación de reparto es la de J. K. Simmons, que está soberbio al actor William Frawley, que formaba parte del elenco de esa comedia televisiva, en un papel bastante contenido, pero con un gran sentido del humor. Una de las peculiaridades de la película son las declaraciones a cámara y los comentarios sobre alguna escena que acabamos de ver de los miembros del reparto del programa que todavía están vivos, aportando en algunos casos anécdotas interesantes.

Al igual que comenté en la reseña de "El juicio de los 7 de Chicago", me convence más el trabajo de Araon Sorkin como director que como guionista. En esta ocasión la película está muy bien filmada, mientras que el guion original es bastante convencional y carece de profundidad en algunas situaciones en la parte central, en especial en las de la vida privada de los dos protagonistas.

Los otros aspectos destacados del proyecto son el de la recreación de la época y de los escenarios, el diseño de vestuario, el de maquillaje y la peluquería. Pero sobre todo la banda sonora potente compuesta por Daniel Pemberton, el habitual de las películas de Sorkin.

Una película que recomiendo por ser bastante amena y asequible para casi todos los espectadores, y al mismo tiempo de entretener sirve para dar a conocer a Lucille Ball y a su importancia en los programas de televisión de su época en Estados Unidos.

LO MEJOR: Las actuaciones de Nicole Kidman y Javier Bardem. La recreación de la época.
LO PEOR: Es bastante irregular y pierde interés en la parte central.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en http://www.filmdreams.net
WILLY74
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12 de febrero de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película mantiene el interés del espectador por dos motivos:

(1) Las actuaciones meticulosas de Nicole Kidman y Javier Bardem interpretando al matrimonio de los Ricardo, una sitcom pionera desarrollada en la década de los cincuenta, que pese a los prejuicios de la época logró hacer reír a toda una generación y en cierto modo esconder las falencias de la vida estadounidense.

(2) Unos diálogos punzantes, a los que hay que estar atento, que disparan los conflictos tanto personales como sociales, haciéndolos reconocibles y dando una visión más política (como nos tiene acostumbrado Sorkin) gracias a un correcto guion.

Lucille Ball fue una destacada comediante, que marcó la pauta de lo que se denominó «comedia física». El filme se sitúa en la última representación de los Ricardo, protagonizada por Ball y Desi Arnaz, quienes eran pareja en la vida real.

Sorkin nos muestra a una Lucille Ball profesional y muy leal, no sólo con su marido, sino también con los miembros del elenco. Barden está muy bien en el papel de Arnaz, pero la conversión de Kidman es extraordinaria, no sólo por efectos del maquillaje (el parecido es notable) sino incluso en el tono de la voz con que interpreta a la famosa comediante.

Donde flaquea la película es en la dirección. Sorkin exprime a sus actores, siendo encomiable la dirección del elenco, pero la cinta es demasiado alambicada y los conflictos no encajan del todo: la crisis matrimonial durante la filmación del episodio final de la comedia corre por un carril y no pareciera que la corriente macartista (Comité de Actividades Anti Americanas) que recayó sobre personas relacionadas con el partido comunista fuera realmente una persecución relevante ejercida durante esa década sobre las personalidades de Hollywood.

Esa persecución afectó sobre todo al gremio de los guionistas, quienes fueron objeto de una vigilancia estricta, donde muchas veces no pudieron ejercer sus labores y muchos de ellos debieron firmar con seudónimos para ocultar su identidad.

La cinta aborda lo convulsionado de la época, los prejuicios sobre la mujer, sobre las minorías étnicas, pero no explota de buena forma el dramatismo de estos elementos. Es como si estuvieran presentes todos los ingredientes de una buena receta, pero el chef no atinara a mezclarlos de forma correcta. Parecen elementos sueltos y el hecho de dividir la historia en tres segmentos no ayuda a llegar a un clímax adecuado.

Por un lado, están los ensayos del último capítulo de la serie (en colores) y por otro unos segmentos en blanco y negro mostrando el resultado que vieron los espectadores. Estos flashbacks están bien insertos, no tanto las entrevistas a conocidos de la pareja, que le quitan dinamismo a la historia, sacan de ritmo y le agregan una derivada de complicación a esta historia.

La idea era interesante. Una comedia que bajo sus ropajes hilarantes escondía los conflictos de la época. La tragedia macartista explicada por personajes humorísticos, quizás la pérdida del encanto que se vivía en el set, no sólo ante la infidelidad de Desi Arnaz, sino una especie de neurotismo perfeccionista que tensionó los preparativos del episodio final.

La excesiva segmentación del guion era una tarea muy difícil de abordar para el director. No es el mejor trabajo de Sorkin: el año pasado nos deleitó con El juicio de los 7 de Chicago, cuyas historias entrelazadas sí tenían gran coherencia.

La vertiente política esta vez no fue abordada con la suficiente fuerza, por lo que el resultado es una película que no aporta demasiado al universo fílmico.
Anibal Ricci
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20 de febrero de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen 'Oscar Bait Movies', películas hechas sólo con el propósito de ganar premios, aunque esto suene ridículo, generalmente, son premios de actuación, música o guión pero, en definitiva, son filmes sin mucha sustancia, un tanto estériles. Y, por otro lado, existen películas que, en realidad, no tienen una motivación atinente al prestigio pero que, accidentalmente, apunten a los festivales y los galardones, como ocurrió con 'Judy' con una exuberante Renée Zellweger o con 'The Danish Girl' con los brillantes Eddie Redmayne y Alicia Vikander, cuyas historias no atesoran cosas únicas e irreprimibles pero cuyos actores sí.

Pero cuando parecía que el hielo no se podía romper, 'Being the Ricardos' llega para crear una tercera categoría; uno podría pensar que este es otro intento de Sorkin por llevarse a casa con lo que no se hizo en la última ceremonia de las 'estatuillas doradas', pero no, aunque las nominaciones provengan sólo de lo actoral, Sorkin da un nuevo paso como autor de género.

Si hay algo que los buenos guionistas entienden son las reglas de género, las convenciones específicas del tipo de historias que se cuentan, (como el 'chico conoce a chica' de las comedias románticas o la presencia de un villano en una cinta de acción); Sorkin redacta con maestría sus guiones y entiende lo que debe quedar en una trama y lo que debe añadirse para que no se vea cliché o trivial, tal como agregó los elementos políticos en 'The American President' con sus reflexiones constantes o tal como agregó drama personal al personaje de Brad Pitt en 'Moneyball', cualquier otro escritor hubiese hecho esas historias aburridas o demasiado trillados, este no es el caso de don Aaron.

Además, aquí se puede advertir un crecimiento como director de Sorkin; se pueden ver determinados fallos en 'The Trial of the Chicago 7' en cuanto a la dirección, quizás un Steven Spielberg o un Alan J. Pakula hubiesen llevado esa historia a otro nivel, el lado positivo es que 'Being the Ricardos' es que marca un punto de inflexión; a diferencia de ciertas errores de tono de su trabajo último, esta historia de biopic tragicómico de un matrimonio hollywoodense está dirigido con pasión, encanto e inteligencia. Compaginando entrevistas ficticias, correcciones escénicas y la crónica de dos actores famosísimos a través del pasado y el presente todo se maneja con maestría y capacidad. Lo que se complementa con la fotografía vívida y con movimientos brutales de Jeff Cronenweth o la gran música de Daniel Pamberton.

Algunos guionistas se hallan ante la ardua tarea de acomodar las sub-tramas de una película y no enredarse en el intento, por suerte para Sorkin esto de rutina, pues, pese a que el flujo del relato se mueve entre un amplio espectro de capas y personajes, todo se resuelve con un ingenio y sagacidad propias de la excelencia de este autor, mientras las escenas del pasado no molestan y nos ayudan a conocer a los personajes, las entrevistas son una herramienta retrospectiva muy útil y sardónica que acompañan a la trama central del presente.

Otra clave de la peli son las interpretaciones y qué tan funcionales son para la historia. Nicole Kidman está fenomenal y todo se lo debemos a la connotación lúdica del número tres, (por eso dicen 'no hay dos sin tres'), porque entre el personaje escrito de Lucy, la performance física y la dirección atinada, el personaje principal se rodea de subtexto; hay capas de profundidad detrás de cada comentario sarcástico o recado que expresa Lucy, el noventa porciento de lo que dice es no literal, oculta algo más, que, subsecuentemente, tiene otro aspecto furtivo y así sucesivamente.

Esto consigue que Lucy esté muy bien ahondada: se explora sus ansías en torno a la actuación, su anhelo de un hogar y de afecto, las inseguridades respecto a la belleza, la vinculación directo entre éxito, ego y amor con su marido. Se realiza una radiografía de la importancia del programa para Lucy especialmente esa fatídica semana, se hacen hasta comentarios sobre juzgar la inteligencia del público que son espectaculares, esto hace que lo que vemos no es una historia real contada simplemente, sino con una nítido entendimiento de los sentimientos de ambos personajes.

Porque el que también brilla es Javier Bardem, quien compone un hombre encantador, magnético, algo arrogante pero que inspira admiración y respeto, uno de esos por los que someterías tu voluntad o a quienes adularías en una cena, que, en el fondo, se esconde su cinismo y su descaro. El único problema con su personaje es que quizás, (no por falta de interiorización), se veo algo estereotipada la intervención de la identidad cubana dentro del filme, se entiende la asociación a juzgar por la influencia del comunismo en este país, pero se siente incompleta.

Por su parte, el elenco secundario, ayudado por el diálogo penetrante, astuto, veloz de siempre, está increíble también; al igual que con los principales, se dice lo que no se dice con sus diálogos, el ambiente de trabajo siempre está tenso y tanto JK Simmons como Alia Shawkat se lucen por completo.


En definitiva: Podrá estar solo nominada por actuación y sea otro de esos filmes que sólo se consumen en temporada de premios; pero si por algo es candidata es por su incisivo, emocionante y ácido relato dentro de Hollywood. Sorkin te cuenta una historia desconocida como si la hubiera inventado. Una genialidad.

Calificación: 8.0/10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DaniLoud
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25 de enero de 2023
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El tercer largometraje dirigido por el astuto guionista Aaron Sorkin nos ha llegado directamente via streaming a Amazon; un biopic cuyo punto de partida son las acusaciones de los medios hacia la actriz Lucille Ball (Nicole Kidman) sobre ser comunista en plena caza de brujas norteamericana. Un punto que sirve para observar toda una semana de preparativos televisivos de la exitosa sit-com que protagoniza con su marido Desi Arnaz (Javier Bardem)... mientras nos adentra en la vida personal y profesional de ambos también vía flashbacks.

La premisa de "Ser los Ricardo" nos presenta circunstancias llamativas con ese mundo de la ficción audiovisual cargado de rencillas, rivalidades, resquemores e intereses económicos y publicitarios por doquier. Pero no se lleven a engaños, esto no es "Feud" (2017). Ojalá, pero no es el caso. Aaron Sorkin, que sabe moverse muy bien por los tejemanejes entre bambalinas de gentes con egos desmedidos (y para muestra "El ala Oeste de la Casa Blanca" (1999-2003), "Studio 60" (2006-07), "Steve Jobs" (2015) o "La red social" (2010)) y que colma de diálogos enérgicos y espabilados a sus personajes, esta vez... pues digamos que el libreto se le queda algo endeble. Con secuencias de diatribas dialécticas realmente curiosas y cómplices... y con otras situaciones faltas de empuje narrativo. "Ser los Ricardo" se pierde de tanto en cuanto en nimiedades obviables y planas, algo que va distanciando al espectador de forma bastante habitual durante el visionado.

Aun así nos topamos con una trama suficientemente dinámica y despierta para que en líneas generales se pueda decir que fluye con naturalidad y acomodación. Un esqueleto que sirve de sostén para las grandes virtudes del conjunto que son sin duda las actuaciones. Pues, a pesar de que Kidman y Bardem se parecen físicamente a los personajes reales a los que homenajean lo que un huevo a una castaña, lo cierto es que dotan a ambos de una singularidad curiosa (Kidman ofrece todo un dechado de dimensiones a rol, con sutilezas dramáticas realmente hondas, con una inquietud radical muy arraigada, y con un perfeccionismo profesional de lo más excéntrico y enigmático. Bardem no profundiza tanto en su rol, pero le da un carisma arrebatador de lo más creíble así como solventa con hermosura sus momentos musicales. Pero ojo que en la cinta tenemos un despliegue de secundarios que siempre entrega solidez a sus papeles bastante más limitados pero no por ello con ciertos matices, hablo por supuesto de J.K. Simmons, Nina Arianda o Tony Hale. Todos han tenido mejores papeles ("Veep" (2012-19), "El gordo y el flaco" (2019), "Whiplash" (2014)) a los que otorgar más trabajo interpretativo pero lo que dan aquí es bien recibido).

El film cuenta con una cinematografía impoluta, con una dirección artística correcta (que no sobresaliente), una labor notable de vestuario y maquillaje y una fotografía decente. Sorkin no proporciona unos planos memorables, pero al menos da un progreso orgánico a su relato.

Así pues tenemos una cinta cumplidora y elegante durante su visionado. No llega a cotas de obra maestra en ningún momento, pero complace a los más aficionados a los biopics o a las tragicomedias ambientadas en el mundo televisivo/teatral/cinematográfico. No llega al grandioso nivel de "The Artist" (2011), "Feud", "The Disaster Artist" (2017), pero se queda a la nada deleznable altura de "Birdman" (2014), "Un final made in Hollywood" (2002), "Ed Wood" (1994) o "Studio 60" (y desde luego mejor que desastres como "Fuera de control" (2006), "Tropic Thunder" (2008) o "La pareja del año" (2001) sí es). Recomendable a todo público adulto general, solo indispensable para los muy fans de sus actores y los aficionados a las cintas nominadas a los Oscars (a pesar de que estos galardones se hayan devaluado en los últimos tiempos).

Lo mejor: La soberbia actuación de Nicole Kidman.
Lo peor: Ciertos instantes anodinos, vacuos y superficiales del guion.
Spark
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27 de enero de 2023
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Una película con dinamismo, en la que se luce Nicole Kidman.

Sin embargo, Sorkin falla al intentar abarcar mucha historia de la protagonista, con constantes flashbacks para conocer mejor su vida y su matrimonio con Desi Arnaz, que no acabo de conectar.

Acabo la película sin tener un conocimiento claro del programa "I Love Lucy" ni tampoco una imagen completa de Lucille Ball.

A pesar de ello, me gustó lo que vi y me hizo interesarme por conocer más a un icono del siglo XX.
Álvaro Palacio
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