Habemus Papam

La película ES la primera media hora inicial. Una buena idea, un inteligente planteamiento, el miedo del Papa ante la responsabilidad. Después, entra Moretti, disfrazado de psicoanalista de pacotilla, y la cosa se va al traste. Este hombre se cree muy listo, e incluso gracioso, y a mí se me estomaga siempre. Después de esa media hora, vueltas y vueltas machaconas al mismo asunto, encima con una horrorosa y larguísima escena de los cardenales jugando al... ¡volleyball! Sólo nos queda la serenidad y dignidad del gran Piccoli, dispuesto a echarle varias manos al inepto de Moretti. Una decepción.

Pocas películas resultan tan oportunas en este momento como Habemus Papam de Nanni Moretti. Disfrutar de esta película al mismo tiempo que en el Vaticano se lleva a cabo el cónclave para elegir al nuevo Papa es algo que uno no puede hacer todos los días. Y tiene su gracia. Moretti estreno esta película hace dos años, pero seguramente no hay mejor momento que el actual para disfrutar de esta experiencia, incisiva y original, que Moretti no consigue rematar con éxito pese a tener un material más que jugoso entre manos.
Veinte años lleva Nanni Moretti estrenando puntualmente sus peliculas entre nosotros (dirigiendo lleva mucho mas tiempo), desde que estrenó la exitosa Querido diario. Y las cinco películas que ha dirigido desde entonces se han proyectado en el Festival de Cannes donde ha ganado una Palma de Oro con La habitación del hijo. Habemus Papam también compitió en 2011 pero no consiguió destacar más allá de su ingeniosa propuesta.
Habemus papam comienza con la muerte del Papa de turno y con el posterior cónclave para elegir a su sustituto. La elección resulta inesperada y pilla completamente por sorpresa al principal implicado en el asunto, hasta el punto que justo cuando su nombre va a ser anunciado en el balcón de la basílica de San Pedro, el buen hombre sufre un ataque de pánico que le impide hacer frente a la situación. Tratando de hacerle entrar en razón la situación se va alargando en el tiempo causando todo tipo de conjeturas entre la opinión pública. Entre tanto el nuevo Papa, un anónimo todavía, decide aclarar su mente pasando unos dias por las calles de Roma.
La película comienza muy bien, enlazando con gusto las imágenes de carácter documental con esa representación del cónclave que Nanni Moretti nos muestra con humor, mala uva, pero sin sobrepasar nunca la barrera del respeto. Lo que sucede a partir de ese momento, aunque sea algo creo que inédito en la historia, resulta muy creible. Ver al Papa electo sufrir un ataque de pánico y el desconcierto que esto provoca entre todos los cardenales allí reunidos, no debe estar muy lejos de lo que pasaría si esta situación se diera realmente.
La aparición del psiquiatra que interpreta el propio Moretti viene a acentuar el lado más excentrico de la historia, con un humor ingenioso y jugueton, pero que no aporta gran cosa al verdadero eje dramático de la película, que es el miedo de ese hombre a afrontar el cambio definitivo en su vida que para él va a suponer aceptar su nueva situación. Es por eso que momentos como la larga secuencia del partido de voleibol sean un paréntesis simpático pero innecesario dentro del relato.
Mucho más interés tiene el retrato que Moretti hace del cardenal Melville, de sus miedos y obsesiones, del pasado que siempre condiciona, y de la incertidumbre ante un futuro inesperado. Esto, apoyado en la excelente interpretación del veterano actor francés Michel Piccoli supone la parte más interesante de una película que mantiene un equilibrio irregular entre la necesaria seriedad del relato y el tono humoristico y ligero que aporta Moretti, y es que a veces no sabe cortar el chiste a tiempo, rompiendo con el enfoque inicial, mucho más acertado

6.5

...en Satanás. Y en que sus actos demoníacos existen, y se hacen notar en productos de calidad tan miserable como lo es Habemus Papam. Lo único acertado, el género en que la clasifican: drama. Porque os aseguro que es un drama pensar que has desperdiciado parte de tu vida en esto.

He salido del cine decepcionado.
Durante primeros 102 minutos creí estar ante una obra maestra, pero los dos minutos finales fueron desastrosos. La película mezcla perfectamente la ironía con píldoras de emoción, sabe indagar en los sentimientos de una de las figuras más importantes del mundo Occidental. Aunque hay mucha comedia, trata con respeto a la institución eclesiástica.
A pesar de todo lo bueno, no ha sabido terminar la cinta; el final no tiene sentido de acuerdo con el transcurso de la historia, dejándote con un sentimiento agridulce cuando se encienden las luces.

Ayer fui al cine a ver esta película, con el entusiasmo de ver una disfrutable película del italiano Nanni Moretti, desde su brillante "La habitación del hijo", pues se le echaba de menos por estos lares. Supuse que sería una historia de un Papa que sufre la angustia de no ser capaz de asumir la tamaña responsabilidad por el nuevo puesto para el cual ha sido elegido y que necesita de ayuda terapéutica que permita librarse de cualquier carga, trauma, miedo o experiencia nagativa que lo tenga condicionado. Después de eso, estaría listo para cumplir su labor y demostrar que la fe mueve montañas y que Dios lo acompañará durante todo su pontificado, especialmente con el socorro de las oraciones de toda la Iglesia por él.
Nada de eso se observa en esta película: no hay esperanza, no hay fe, no hay optimismo, no hay alegría. Simplemente una sátira sobre el funcionamiento de la Iglesia y los dilemas (nunca aclarados) de un cardenal que se deja aplastar por sus debilidades y temores y que se convierte en una verguenza para el mundo y para Dios en la secuencia final, que sinceramente es de mal gusto. Parece que Moretti quiso recurrir al recurso de la "comedia trágica" para provocar e impactar hacia el final a los espectadores. ¿Qué sentido tienen los psicólogos, incluyendo el papel que interpreta el propio Moretti? ¿Qué hacen aquí los actores de teatro, incluyendo el calvo loco que da pena en vez de causas gracia? Esa dramaturgia no está bien articulada y al final deja un mensaje negativo hacia quien ve la película, porque Moretti parece decir que las oraciones no sirven, ni las terapias, ni las reflexiones personales, ni los apoyos amicales. Simplemente no hay fe ni esperanza, sólo pesimismo y mal gusto en este pobre y floja película.