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Whisky

Comedia. Drama Montevideo, Uruguay. Jacobo Köller, el dueño de una modesta fábrica de calcetines, arrastra una vida gris y de una monotonía asfixiante. Su relación con Marta, su empleada de confianza, es estrictamente laboral y está marcada por el silencio y la rutina. Esta monotonía se ve súbitamente amenazada por el anuncio de la inesperada visita de Herman, el hermano de Jacobo, que vive en el extranjero, y con el que ha perdido contacto desde hace ... [+]
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Críticas 62
Críticas ordenadas por utilidad
27 de febrero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que en esta película no pase nada; es que, lo poco que pasa, en realidad no nos lo cuentan, lo evitan, y en su lugar nos cuentan todo lo demás, es decir, no cuentan nada.

Y, además, tiene otra cosa muy curiosa. Llevo toda la vida fijándome en que en las películas todo lo que sale es nuevo, a estrenar, y eso nunca me ha gustado. Cualquier persona observadora sabe distinguir entre una estantería a la que se acabe de quitar el polvo y otra a la que se acabe de quitar el embalaje, y cuando una estantería de la última condición aparece en el salón de un matrimonio de ficción que se supone que lleva veinte años viviendo en ese lugar, queda mal, es artificioso. Pero ver las pelusas que tiene Don Jacobo adheridas a las patas de las sillas del comedor me ha llenado de júbilo. Por fin me creo que esa es, verdaderamente, la casa del personaje del que me están hablando. ¡Qué auténtico todo!

Si, como espectador, las pelusas no te interesan pero las historias sí, esta peli te va a parecer una patata. A no ser que valores las cosas peculiares, el humor sutil, la naturalidad y las películas bien rodadas. Entonces, seguramente, te gustará Whisky, aunque sólo sea un poquito.
VALDEMAR
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23 de diciembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa y entrañable película... Es de esas historias que, aunque pequeñas, perduran en mi memoria y en mi corazón, y necesito volver a ver cada tanto. Será porque tal vez disfruto naturalmente más y me despierta mayor curiosidad el retrato de vidas pequeñas como éstas que el de grandes personajes o héroes.

Estoy convencida de que cada persona tiene una historia que contar, que no es ni más ni menos que aquello que le pasa. Y cuando un director talentoso es capaz de llevar este tipo de retratos al cine, la experiencia no puede ser sino maravillosa.

Whisky es la historia de estos seres modestos y grises, sumergidos en su apagada rutina: don Jacobo, el dueño de una pequeña y ya obsoleta fábrica de medias ubicada en un humilde barrio de Montevideo; Marta, su leal empleada de hace muchos años que lo acompaña silenciosamente, y el hermano de Jacobo, que se reencuentra con él después de muchos años de ausencia, en ocasión de una ceremonia en honor a la madre muerta de ambos.

Ante la inminente llegada de su hermano, Jacobo, acomplejado de su chata vida en la que sólo ha sabido administrar la vieja empresa familiar que apenas sobrevive, decide pedirle a Marta que se haga pasar por su esposa durante la estadía de su hermano. Y es así como se da una situación que los saca de la rutina, y pone de manifiesto la soledad en la que viven, los rencores y las culpas entre hermanos que subyacen latentes en la historia pero que los personajes no verbalizan, la necesidad de Jacobo de la mentira para ocultar una realidad personal vergonzante frente a su hermano, la incomunicación y la incapacidad de expresar los sentimientos.

Es notable cómo esta historia se nos cuenta mucho más a partir de sus imágenes que a través de los diálogos. Con escasos diálogos, las imágenes operan de manera muy efectiva para transmitirnos la realidad de sus personajes: la destartalada fábrica, con paredes que se descascaran y persianas rotas; el modesto barrio montevideano y el viejo café en el cual Jacobo suele beber su insípido desayuno todas las mañanas; su oscuro departamento, desordenado, lleno de polvillo y con los restos apilados de los objetos que pertenecieran a su enferma madre; las desoladas calles de un balneario en temporada baja cuya atmósfera sólo refuerza el sentimiento de soledad...

La película tiene este tono triste, pero es también de una mirada profundamente enternecedora hacia sus personajes. Uno empatiza con ellos y hasta se siente identificado en alguna medida. Porque todo lo que les ocurre es humano. Y en esta lucha por sobrevivir a la soledad, a algunos no les va tan bien (el caso de Jacobo), y otros tal vez puedan ver alguna lucecita al final del túnel (Marta?).
urbana
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19 de enero de 2008
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi admirado Mirito Torreiro dice que esta peli es de visión imprescindible para cualquier persona sensata. Me permito añadir: e insensata, pues ambos términos valen para regocijarse con esta dosis tan notable de talento para contar una historia basada, precisamente, en la contención, la sobriedad, el miedo a expresar los sentimientos.
Y, además, esconde una historia de amor impresionante, la más grande jamás contada. De verdad: una historia de amor inconfeso que te pone la piel de gallina a fuerza de no desbordar nunca el melodrama y mimarlo con un humor porteño de primera. Y qué final.
Así que, por favor, aunque en esta película no se bebe precisamente la bebida del título, sírveme otro "güisquisito" como suelen decir los montevideanos a cualquier hora del día, entre charla y charla, haciendo honor al arte conversacional rioplatense: entre sonrisas y gestos amables una tragedia que discurre paciente, encantadora pero no resignadamente. Lo sensato y lo insensato, eso es, convertido en obra magistral.
horacio
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11 de febrero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aun pareciéndome una buena idea como guion, cinematográficamente me ha parecido una película aburrida, le falta y le sobra mucha información, llena de escenas insípidas. "Una historia contada a base de pequeños detalles y trivialidades" dice la crítica, o "que película tan conceptual!" que diría un moderno, mira, para hacer de una película conceptual, contada a base de pequeños detalles y trivialidades tienes que ser muy, muy, muy pero que muy bueno. Es muy difícil tenerte enganchada 2 horas a la pantalla con trivialidades, conceptos.
ivaninthemoon
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11 de febrero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una joya de la cinematografía nos han regalado estos Uruguayos. Lejos de ser aburrida, la película avanza sin parar, cada escena agrega algo fundamental, no sobra nada, está pulida hasta el más mínimo detalle, hasta alcanzar la perfección.

Como un iceberg, lo que se ve es muy poco, minimalista, pero debajo de la superficie, lo que no se ve, es enorme, es un gigantesco drama. Claro, un gigantesco drama a la escala de gente de verdad, como estos personajes tan reales. No es un drama para superhéroes que deben salvar el universo. Estos queribles personajes, que tanto se parecen a nosotros, apenas pueden salvar sus vidas de la monotonía y la depresión. El espectador que quiera, o pueda, ver debajo de la superficie, se verá atrapado en la historia, y no podrá abandonarla hasta el final. Nada se dice, todo se sugiere, y en eso radica otro nivel de la acción, en obligar al espectador a pensar, a ser partícipe, a no ser un espectador pasivo, hay que involucrarse.

La historia tampoco es mínima, pasan muchísimas cosas. Hay reencuentros, hay engaños entre hermanos, hay adulterio, alguien gana una pequeña fortuna en la ruleta, se rompen relaciones inamobibles desde décadas atrás, hay un viaje a un balneario lejano, hay amores que comienzan y terminan, robos en gasolineras, despedidas en aeropuertos...
El mismo guión, enfocado de otra manera, podría hacer la típica comedia de enredos, de las que hemos visto mil veces. La genialidad radica en utilizar este formato con un enfoque completamente original y transformarlo en una obra de arte.

Creo además que debe ser una de las poquísimas (si no la única) película que se ha hecho en las últimas décadas, sin un sólo movimiento de cámara. Todas y cada una de las escenas está filmada en un exquisito y perfecto encuadre, con la cámara fija, sin ningún movimiento.
Cada gesto, cada mirada, cada escena, esconde un mundo entero que descubrir, todo puede pasar en esta película, incluso que nos engañe haciéndonos creer que nada pasa.
El único momento en todo el film en que dos de los protagonistas sonríen: cuando alguien les saca una foto y les pide: "digan whiskyyyy".
Michael Myers
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