Fausto

Fascinante película que encandila con la belleza de sus imágenes, es increible, como la imagen sustituye al diálogo y el talento a los medios, en esta oscura historia, sobre la ambición y la caída y redención mediante el amor de Fausto. Obra maestra.

Murnau hace del montaje un prodigio con logrados trucos y efectos (para una epoca en donde el cine todavía estaba consolidándose) como hilos conductores de una particular historia de amor, surgida a partir de que un sabio anciano vendiese su alma al diablo, en búsqueda de juventud y amor y por consiguiente felicidad, pero Fausto se dará cuenta demasiado tarde que la felicidad está en lo mundano.
Murnau relata la historia con unos decorados y un vestuario que crean una ambientación impecable, creando una atmosfera lúgubre y tenebrosa, con la que Mefisto parece no solo adueñarse del alma del protagonista, sino que da la impresión de quedarse con la de todos los espectadores.

Sublime película del mayor director Alemán de todos los tiempos, Friedrich Wilhelm Murnau, el exponente máximo del mudo, sus credenciales y estudios lo atesoran : estudió literatura, historia del arte, filosofía y música en la Universidad de Heidelberg antes de instruirse en teatro y cinematografía; vamos, un portento de persona con una creatividad y arte lejos de lo mundano, habiendo vivido una guerra mundial, Alemania en esa época se erguía poderosa y prospera ante el mundo, pero el 11 de marzo de 1931 el mundo del cine se quedo sin su divo por un accidente automovilístico. F.W. Murnau nos ha dejado obras de arte tales como Nosferatu (1922), El Ultimo (1924), Sunrise (1927) o Tabú (1931) con diferentes géneros pero con un punto en común, el arte plasmado en una película... desgraciadamente este tipo de películas ya no son como las de ahora, aun siendo en blanco y negro se puede atisbar que ninguna película actual le llegaría a la suela, ni copiando el argumento; Fausto es una película mítica y a mi gusto la mejor de este director junto a Nosferatu, dos películas irrepetibles e inimitables.

Ojalá volviera a haber cine así algún día y que no todo sean tiros y películas caras que se ve que no se han esmerado nada en el plano artístico. Si no la habéis visto os invito a ello, es una película que nadie se puede perder, salvo que no te guste el cine y solo veas lo que mas se anuncia o te metan por los ojos.


VOTO: 9,8

La última película alemana de Murnau es un compendio entre poderosas imágenes y un gran optimismo hacia la condición humana. El autor reconoce una cierta predisposición en las personas a caer en el pecado y en los mismos errores una y otra vez pero también le da el don del amor, lo que lo diferencia de los seres demoníacos y lo acerca a Dios lo que evita que el Demonio se haga con el poder en la Tierra. Este sentimiento tan representado a lo largo de la Hª del Arte es lo que permite creer en el progreso y tener fe en el ser humano.
Fotográficamente la película es una delicia, con un gran sentido compositivo y una sabia elección de encuadres, como solía ser habitual en los grandes maestros expresionistas. Obviamente algunos de sus efectos especiales quedan desafasados a día de hoy (los jinetes del apocalipsis, la superposición de imágenes etc.), pero otras conservan todo su poderío ( la primera e inquietante aparición de Mefistófeles, o cuando cubre la ciudad con sus alas, las poderosas apariciones del ángel, la escritura que surge automáticamente...).
Las interpretaciones son estupendas, de lo mejorcito de la época, donde destaca el actor que interpreta a Mefisto (Jannings), que le da a su personaje un matiz carismático y burlesco y la actriz que interpreta a Gretchen (Horn) que demuestra un amplio abanico a la hora de representar momentos trágicos y momentos más felices/cándidos.
La música que tenía la versión que yo he visto era simplemente ridícula y vergonzosa, con mezcla de música moderna minimalista y reiterativa que no pegan para nada con los sucesos que ocurren en la pantalla.
En cuanto al ritmo y al montaje dejan bastante que desear, el primero es irregular y a veces las escenas se alargan en demasía en cosas banales (el cortejo de Fausto) y otros eventos que se podrían considerar más relevantes se acortan bastante (la escena final). El montaje da a la obra un carácter demasiado romanticón y ñoño que si bien es cierto que refuerza el mensaje final de la obra, resulta demasiado reincidente y cansino.

Apoteósica adaptación de la obra de Johann Wolfgang Von Goethe, con guión de Hans Kyser, y orquestada con la magnificencia de Friedrich Wilhelm Murnau y su increíble capacidad, barroquismo y virtuosismo para llevar esta épica e inmortal fábula al celuloide.

Magnificas también las interpretaciones del trío protagonista, en especial la del aterrador pero carismático Emil Jannings como Mephisto, el cual emprende la instigación del soñador Fausto, quien finalmente sucumbirá ante la tentativa solicitación al pecado inducida por el demonio.

La cinta, al igual que la obra literaria, explora los más recónditos deseos del ser humano por obtener la juventud eterna, la riqueza material, y el gozo por los placeres mundanos, indiferente a una eventual retribución divina.

Otra enorme muestra de la genialidad del director teutón, quien se mueve entre la premisa filosófica y una llamativa y entretenida fantasía, construyendo una puesta en escena tan inquietante como amena, una fantasmagórica aventura, exaltada por los decorados de Robert Herlth Walter Röhrig, y bellamente fotografiada por Carl Hoffman.

La hermosa y melancólica historia se verá sublimada en su enternecedor epilogo, remembrando el sentimiento más hermoso y anhelado por los seres humanos, en su afanosa búsqueda por el sentido de la vida.

Imperecedera, majestuosa e imprescindible, una monumental obra maestra del séptimo arte.