La familia Bélier

El tema sobre la vida de una adolescente, en el ámbito familiar y social, tiene un nuevo giro con "La familia Bélier" donde Eric Lartigau busca reflejar como es o podría ser la vida de personas sordas. Este film mas que considerarlo como una película buena, también busca mostrar algo nuevo en el genero familiar, el cual tiene un mayor realce con la trama, los escenarios y la música.
Una vez mas, el cine Francés ofrece algo nuevo y con nueva temática.

Reflexiones sobre Película "La familia Belier”
por Javier A. Rojas (Club de Cine) con el aporte de miembros del Club

En el colegio, Paula se apunta en el coro, atraída por un compañero, más que por la propia música. La familia, desde una condición endogámica, hará lo posible por deshacerse del joven que logro despertar sentimientos primerizos de amor en la protagonista.
En el concierto escolar, los padres asisten divertidos al acto, bromean entre ellos, más pendientes de la reacción del público que de sus sentimientos. No les llega nada. No oyen. Incluso Gigi se muestra un tanto aburrida contemplándose la uñas. Un silencio abrumador llena la pantalla, en el momento más esperado, quedamos sordos. Lo vemos todo, pero no escuchamos nada. Entonces vivimos el mundo de la misma manera que la familia Bélier, Esa relación con lo silencioso en un mundo construido desde el sonido nos hace pensar en la exclusión en que vive una gran parte de la población.
Tímida, con un talento para el canto del que ni siquiera ella misma es consciente, enamoradiza como cualquier adolescente y con pocos amigos, constituye el ejemplo típico de un personaje sencillo y cordial. La aceptación de una sobrecarga de funciones, nos hace sospechar en una costosa factura que se debe pagar por el hecho de pertenecer a una minoría oyente. De alguna manera acepta ese rol que la familia le designa, es decir se hace cargo de las angustias y ansiedades del grupo.
La protagonista es previsible en sus acciones y más tratándose de un estereotipo adolescente. Sin embargo está rodeada de personajes ambiguos, a veces difíciles de comprender. El profesor Fabien, un músico que paga con sus alumnos la frustración de tener que dedicarse a la docencia en una escuela secundaria. Es estricto, odia sus clases y está enfadado por lo que pudo ser su vida profesional o por lo que no llegó a ser. Aunque en la historia se esfuerza con los alumnos a los que les encuentra talento. Queda la duda si el esfuerzo demostrado obedece a las características narcisistas que pretende solventar a costa de sus alumnos.
Sin duda en la protagonista se aborda un tema muy importante, el abandono del hogar paterno y el pasaje a la adultez. La protagonista deberá decidir entre seguir su vocación o quedarse a “cuidar” a su familia, un dilema que muchos se han planteado y se siguen planteando con toda su cuota de miedos y culpas. Y en este caso, el tema del abandono del hogar esta acentuado por las características de esta familia. Por eso debe destacarse la respuesta de su mejor amiga a esta joven: -“son sordos no idiotas”-.


Por otro lado cabe destacar la relación entre Paula y su familia cuando esta última descubre que quiere irse a París a una escuela de canto. La reacción esperada de unos padres ante la noticia de que su hijo tiene la posibilidad de triunfar sería la de regocijo, con su consiguiente aprobación. No obstante, los Bélier, en especial la madre, se mantienen reacios a la marcha de Paula. ¿Cuál será la limitación de los padres, que les impide caminar por si solos en la vida? ¿Podrán los Bélier sobrevivir sin quien ha sido siempre sus labios y sus oídos?
La escena en la que Rodolphe comprende que debe dejar marchar a su hija, es probablemente, una de las más sensibles de toda la película: al acabar el primer concierto de Paula, y frustrado por no poder escuchar la voz de su hija, le pide que cante en mitad de la noche mientras él presiona con la mano su garganta. Sentir la vibración de sus cuerdas vocales es como un hechizo que le abre los ojosy oídos, y acto seguido comprende que si no deja “escapar” a Paula, nunca podrá triunfar en la vida. Aunque al final Rodolphe acaba apoyando a la niña, la madre nunca termina de ver clara su partida.
En la escena final, se opera un cambio en el grupo hay indicios que demuestran que se están movimiento hacia otro sitio. Pareciera que es el momento de “liberarse” de la sordera que les impide avanzar en la vida. Lo notamos cuando Paula descubre que pude compartir con su familia los sonidos que se expresan no solamente con la voz, sino con la totalidad del ser. A ese descubrimiento la convoca la necesidad de cantar de tal forma que sus padres puedan sentirla y captar sus deseos a través de la belleza sonora de sus palabras. Es en ese momento que ella resuelve su dilema personal, que la sujetaba a la indecisión entre seguir su talento de artista o hacer caso a su destino familiar.

Eric Lartigau dirige una película llena de amor familiar y de diversión para toda la familia.
Sin necesidad de ser la comedia más divertida que se recuerde, La familia Bélier combina con soltura las risas, el mensaje pro-familia, la defensa de la persecución de los sueños (en el caso de Paula, la protagonista, se trata de la música y el canto). Sin embargo, La familia Bélier es una película con mejores intenciones que resultados. Es correcta, tierna y está llena de buen rollo, aparte de abogar por la normalización de las relaciones de y con las personas con discapacidad, pero su guión es un conjunto de tópicos no muy bien hilados donde a veces algunas cosas parecen no encajar demasiado bien.
Así, lo mejor es la presencia de una excelente Louane Emera, todo un descubrimiento, y por supuesto las escenas familiares, que son las más divertidas y las más tiernas también (no se pierdan el momentazo de la visita de los padres al ginecólogo y cómo Paula debe traducir conversaciones bastante íntimas entre sus progenitores y el médico) de una película aceptable, correcta, con buenos valores y mejores intenciones, pero que tampoco es ninguna maravilla.

Lo mejor: Louane Emera y las escenas familiares, las más divertidas y tiernas.
Lo peor: La sensación de que hay tramas que solo están ahí para rellenar (la carrera política del padre, los problemas físicos de Paula).

Es lo que es, una divertida comedia. Nada más y nada menos, que en estos tiempos ya es mucho. El plus, que sea francesa. Si en España hacen algo así, seguro que lo subvaloramos. Los franceses, van en bloque a verla y luego la exportan, con etiqueta de made in France, qualité. Pero es lo que es: algunos gags divertidos, muy buenos actores, un tanto histriónicos, puestos que la película y la temática de una familia sordomuda así o pide, una buena producción, mucho costumbrismo y clichés ya vistos. No pierdes el dinero acudiendo al cine a verla, pero no es imprescindible, ni mucho menos. Una buena comedia.

Cuando vi el título, el cartel y el argumento me dije que no iría a verla. Luego un periodista (Jordi Basté) la aconsejó por la radio y me animó a verla. Le estoy muy agradecido.

La familia Béiler es una comedia en la que te ríes y te emocionas. Hay que quitarse el sombrero ante un guión que, partiendo de una historia simple, consigue hacerte reír y emocionarte hasta la lágrima.

Bonita sin ser cursi, con una banda sonora impresionante. Una de las sorpresas del año, sin lugar a dudas.