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La calumnia

Drama Karen (Audrey Hepburn) y Martha (Shirley MacLaine) son las directoras de una exclusiva escuela para niñas. Una alumna maliciosa y vengativa, despechada por un castigo que ha recibido, oye por casualidad un comentario y lo utiliza, distorsionándolo, para acusar a sus profesoras de una conducta reprobable. Los escandalosos rumores se extienden velozmente por la comunidad escolar, con repercusiones inmediatas y devastadoras. (FILMAFFINITY)
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Críticas 90
Críticas ordenadas por utilidad
17 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástico melodrama de un director extraordinariamente talentoso. Después de obras maestras del género como Jezabel (1938), La carta (1940), La loba (1941), o La heredera (1949), el director William Wyler (a no confundir con Billy Wilder) nos regala este milagro cinematográfico que es una remake de la versión que ya había llevado al cine en 1936.

El argumento trata acerca del derrotero de dos emprendedoras jóvenes que crean una escuela para niñas para la cual inicialmente trabajan con abnegación tanto en la enseñanza como en la restauración de una antigua casona. Al poco tiempo, y luego de un período de progreso y estabilidad, una alumna caprichosa y maliciosa difunde infundados rumores de actos lésbicos por parte de sus maestras. Y lo que comienza siendo una mentira (en realidad el relato lo deja en el terreno de la ambiguedad) de una niña, culmina en poco tiempo en una infamia que se lleva puestos a compañeras de curso, escuela y al desmoronamiento de todo un entorno social de una comunidad puritana.

Sin duda, se trata de una historia poderosa donde todos los personajes poseen una fuerte carga dramática, mérito de un guion fuertemente narrativo y de un enorme director que emplea magistralmente a sus actores. Porque en esta película hasta los niños lucen actuando estupendamente. Esta protagonizada principalmente por
una inolvidable dupla constituida entre Audrey Hepburn y Shirley Maclane, muy contenidas en sus pasiones amorosas, pero a la vez muy dotadas de la sensibilidad suficiente para hacerlas, además de hermosas, realmente empáticas e inolvidables para los espectadores.

Un film en el que la mayoría de los personajes hablan en sordina y los diálogos suman suspenso a medida que avanza el relato. En donde abundan las confesiones, los llantos y los sentimientos desmesurados muy típicos del género. En el que además la iluminación contribuye a enfocar con claridad la expresión de los rostros que siempre significan algo, al menos una mirada ya sea realista o engañosa sobre el mundo.

Y al igual que las magistrales ambientaciones que se pueden apreciar en las películas de otro maestro del melodrama como es Douglas sirk, este tipo de películas nos remontan a lo mejor de Hollywood, en versiones en blanco y negro de excelente calidad gracias a la proliferación de las nuevas plataformas de streaming.

En definitiva, para quienes se fascinan y admiran a esos directores y actores que saben y exaltan el lenguaje del melo cinematográfico, la incursión en las películas de William Wyler es una de esas opciónes imbatibles que se sienten y te atrapan hasta el final.
Alesztejn
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17 de marzo de 2008
53 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama pissscológico de ésos de los sesenta, con Wyler ya finiquitando su carrera a base de algunas películas extrañas, osadas incluso, en las que ensaya una mezcolanza muy particular de formal academicismo y cierto espíritu transgresor en el fondo (verbigracia El coleccionista). En fin, una realización excesivamente enfática quizás, que encaja mal con un tufillo de puesta en escena demasiado teatral. Las interpretaciones también van en esa dirección, fundamentalmente las de los secundarios (del dúo protagonista no tengo queja alguna). Y todo acaba siendo algo frío; algo, ya desde una perspectiva actual, esquemático.

El tono didáctico es comprensible por el año de rodaje pero me sigue pareciendo demasiado reiterativa la traviesa que Wyler nos endosa; no pude desembarazarme de mi condición de espectador del siglo XXI, mea culpa. Algo así como asistir a una charla de deontología profesional más que a una película. Ya digo, es comprensible; ya digo, la peli tenía infinidad de cortes para evitar referencias explícitas a la homosexualidad y eso, probablemente, incitó a Wyler a recalcar insistentemente la intransigencia y el papanatismo con insertos y subrayados constantes. Pero todo ello, unido al tono teatral y a esa sobreactuación tan de los sesenta ya comentada, hace que la película se resienta bastante en el ritmo. En todo caso el tono didáctico supongo que estaba ya en la obra de Lillian Hellman, una de tantas escritoras comprometidísimas que tan poquitas ganas tengo de leer (véase la película Julia, con Jane Fonda, para saber algo más de esta escritora y, sobre todo, de su relación con Dashiell Hammett).

Eso sí, el descubrimiento del pastel se rodó con escalera de por medio, más modestita que en otras ocasiones pero escalera al fin y al cabo; sello wyleriano a tope. O esa Hepburn paseando por el jardín antes de la carrera final, cámara posada en flequillo demodé, poniéndonos ojos de cordero degollado.

Y es que la peli tiene momentos de indudable rotundidad. Pero el conjunto… Pues eso.

Si les hubiesen suministrado un trankimazin a las niñas a lo mejor le subía un puntito y todo. Esos ojos abiertos de par en par coronando mejillas pecosas y esos chillidos de día de matanza fueron demasiado para las sufridas arterias del que esto suscribe.
Bloomsday
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18 de noviembre de 2006
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me ha encantado ya no sólo por la interpretación de Hepburn y MacLane, sino por la trama que tiene al espectador siempre atento a la pantalla sacando conclusiones a la vez, de que las malas interpretaciones, habladurías y ruindades del ser humano pueden llegar a acabar con vidas.
Película muy recomendable, quizás el único pero es el de venir de los acontecimientos. Así todo un notable alto para William Wyler.
GPAETOW
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2 de julio de 2012
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una escuela de niñas dirigida por dos mujeres (MacLaine y Hepburn), que aparte de ser las directoras mantienen una amistad de años.
Todo va de maravillas en el instituto hasta que una niña malvada, traviesa y manipuladora, enojada por un castigo que considera injusto (típico de niños),
se agarra de un comentario de otra de las niñas, que dice haber escuchado detrás de la puerta, una conversación en la que la tía trata a MacLaine de anormal y celosa de su amiga que está en pareja y a punto de casarse.
La niña utilíza ésta conversación a su favor y tergiversa el contenido con una denuncia grave para aquellos tiempos en una sociedad hipócrita, se lo cuenta a su abuela que indignada ante el hecho lo hace público.
Esto, como era de preveerse, genéra también la indignación de los padres que deciden llevarse a los niños de la escuela y es ahi cuando comienza el sufrimiento y la condena social a éstas dos mujeres.
Magistral la manera en que Wyler encara esta temática, excelentes las interpretaciones, una mejor que otra, Hepburn, MacLaine y la niña.
Quizas me hubiese gustado que traten más el tema en profundidad, pero se hizo demasiado teniendo en cuenta la epoca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nestor1981
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23 de febrero de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos conocemos a Pinocho por sus mentiras. Pero no ha sido el único mentiroso de la historia, ahí tenemos a Bill Clinton el cual negaba todos los hechos, hasta que se demostró lo evidente. Y recientemente hemos desayunado, almorzado y cenado con Tiger Woods y sus mentiras. Y llegamos a la conclusión de que todas las mentiras, tarde o temprano tienen consecuencias fatales.

Pues esta es una historia envuelta en una gran mentira, o eso parece. William Wyler dirige con maestría esta notable película de verdades a medias tintas. Donde una vida apacible, cándida, feliz, con niñas paseando en bicicleta, con el sol en lo alto del cielo y los pájaros cantando se convierte en algo tan terrible. Hoy día quizás sería impensable esta historia, pero recordemos el año en la cual se rodó. La trama va de menos a más, enganchándote al asiento a medida que transcurren los minutos. Sintiendo en tus carnes la impotencia de las protagonistas, y como poco a poco todos les vuelven la espalda. Hasta el último hilo de esperanza termina cediendo ( ver spoiler 1 ) Posteriormente un vuelco inesperado intentará poner las cosas en su sitio, pero el daño ya está hecho y es difícil de cambiar. Un final espectacular. Las interpretaciones rayan a un gran nivel, Audrey Hepburn está sensacional, abarca todo tipo de géneros con soltura. Shirley MacLaine me ha sorprendido en este registro, sientes sus penas durante toda la proyección. James Garner está en su línea, siempre correcto. Fay Bainter me ha encantado en su papel de mujer ricachona interpretando a la señora Tilford. Sin embargo, lo que me ha llamado la atención, es la pequeña mocosa manipuladora que monta todo este desaguisado. Una actuación sobresaliente, su mirada, sus gestos, su forma de pensar, de manipularlo todo. Una especie de Rebecca de Mornay en LA MANO QUE MECE LA CUNA. Pero lo curioso es que después de esta espectacular interpretación, no volvió a hacer cine.

Observen detenidamente la última escena de la peli, cuando Audrey sale caminando orgullosa , con la cabeza bien alta y sin mirar a nadie. Sin palabras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
THE CROW
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