La Antena

Film fantasioso argentino, respecto de un pueblo, sin sonido, donde una pareja debe proteger a un niño que habla pues en caso contrario se perderán las palabras.
En blanco y negro, es una película que pienso puede hacerse de culto. Al respecto, irradia originalidad y creatividad, un alarde visual, con cierto humor, muy pocos diálogos, cuidada musicalización, y muchas escenas que homenajean al cine mudo. Ante tanta soltura e imaginación puede que se relativice la historia, que parece una excusa, ésta deja interrogantes. Aún con estos aspectos dudosos, creo que todo cinéfilo debiera verla.

Es interesante la película, me encanta su música, personajes y escenarios. El problema, me parece, es su conclusión un tanto abrupta y por lo tanto queda la sensación de haber querido saber un poco más sobre el destino de algunos de sus personajes (aunque debo decir que si bien por momentos te desconectabas un poco y quizás bien se pudo haber hecho un mejor trabajo de edición para recortar y agilizar un poco más la película) creo que valía la pena concluirla bien. Igualmente siento un poco desafortunada la elección de un símbolo fundamentalista como respuesta y solución a otro fascista en la película.

Menuda sorpresa me he llevado.
Primero hay que decir que, el argumento de la sinopsis tiene cierto interés y no deja de ser en su fondo un poco flojo, no así su reflexión, pero casi que no importa demasiado pues la forma en la que está tratada es tan original y tiene tanto magnetismo que te quedas absorto con cada una de las escenas dejándote llevar y disfrutándolas una a una, porque si "La antena" tiene algo eso es personalidad propia, y no muchas pueden decir lo mismo.
Hay que dejar de lado cualquier género que se pueda relacionar con el cine que se hace actualmente pues todo aquel que busque cierta similitud va a quedar defraudado. En este caso hay que dejarse llevar por un cine que tiene en su visionado una esencia clásica, muy distante a las producciones de hoy en día pero tremendamente enriquecedora que nos muestra, como si de un cuento se tratara, la historia de un mundo sin voz en la que todo está organizado por un malvado empresario para someter a la población a sus endiablados planes y así tener el control absoluto.
Desde esta pequeña sinopsis ya nos puede llegar alguna deducción como el capitalismo, el autoritarismo, que a lo largo del metraje nos lo va descubriendo de una forma más clara y que podríamos extrapolar a nuestra sociedad actual, y es ahí donde estas reflexiones juegan un papel decisivo en la película dándole el trasfondo necesario para potenciar y darle un sentido más entero a un argumento que de por sí sería muy inocente.
Esta rodada en blanco y negro, lo que le da un aspecto más dramático combinando de maravilla con una puesta en escena entre lo original y lo clásico que hace recordar, irremediablemente, a títulos clave de la historia del cine como son: "Metrópolis" y "Viaje a la luna". Sobre todo hay más similitud con "Metrópolis" en las formas dejando como un simpático guiño el aporte que lo relaciona con "Viaje a la luna".
Como en todos los trabajos que no son genéricos siempre va a existir la posibilidad de que no guste a un determinado público y es totalmente entendible, pero si eres una persona amante del cine a la que le gusta que le sorprendan con una visión original y muy trabajada, esta es sin duda una propuesta muy a tener en cuenta.

No entiendo como esta película es tan desconocida. Una película distinta, visualmente increíble, con muchos detalles y un cuidado en esta estética tan especial que tiene, que solo por eso vale la pena verla.
Una distopía con una historia bastante interesante, con bastante surrealismo pero con un algo que te mantiene pegado a la pantalla de manera hipnótica.
Tiene, además, muchos detalles a películas de cine clásico.

Una muestra de cine experimental que me llamó la atención cuando la encontré por ahí, y que me alegro de haber visto.

No podemos olvidarnos de la referencia a los cómics y al cine noir que se hace en la película, con el uso tan artístico de los subtítulos que se asemejan a los rótulos de las viñetas o en la elección del protagonista, una suerte de superhéroe a lo Clark Kent, alto, bien parecido, con su pelo negro y flequillo ensortijado, su gabardina y gafas de pasta rectangulares, pero que, a diferencia de Superman, no ejerce de periodista, sino que trabaja en un taller de reparaciones junto a su padre y utiliza su “superpoder” o don del intelecto e ingenio para ponerlo al servicio de la humanidad, algo así como un Hermes moderno, ese moderno Prometeo que mediante el conocimiento ofrece la salvación al ser humano. En este filme, dicho protagonista es la representación de la hermenéutica, ya que, actúa como un Hermes heroico: “la imaginación ha salvado a los hombres” –como aparece en el dibujo de las botas de Hermes en uno de los fragmentos de la película–. Es más, en la escena de los globos, él es el que abandera la marcha usando sus botas con hélices –en vez de plumas– para desplazarse.

Al igual que la historia está desprovista de teleología y que ninguna versión del progreso más inmediato puede ser defendida con valores absolutos, la hermenéutica de La antena se plantea como una crítica, desde la reflexión y preocupación, acerca de la importancia que los medios de comunicación ejercen en la idiosincrasia posmoderna en la que habitamos.