Los niños del Brasil

Entretenida película, aunque un título menor en la filmografía de Schaffner sobre todo por su ralentización en la acción en algunos momentos, el desdibujado personaje de Lieberman (ver spoiler 1) y por la excesiva demora hasta que se descubre la trama.
Ello, cuando sin embargo comienza de manera muy prometedora con ese joven Steve Guttenberg como intrépido periodista empeñado en destapar las intenciones de los nazis evadidos a Sudamérica. Y, además, cuando el reparto no desmerece en absoluto. No obstante, hay algunas escenas que podrían ser prescindibles (ver spoiler 2)
Lo mejor de la película es, sin duda alguna, ese villano Mengele interpretado por el gran Gregory Peck, muy por encima de otro monstruo de la interpretación como es Laurence Olivier (quien años atrás había realizado un papel totalmente opuesto en "Marathon man").
Mi nota: 6,6

Hay veces que no entiendo el porqué del descredito que sufren algunas películas, bueno quizá no sea descredito el término que busco, quizá sea infravaloración. Y ésta es una de ellas; tiene un guión magnífico que despliega bastante bien la buena novela de Ira Levin. Tiene el buen trabajo de inconmensurables actores, adecuadamente elegidos en su ámbito de edad. Posee un relato que nos cautiva del principio hasta el fin, en una bien urdida intriga. Y aun así nunca fue muy apreciada por la gran crítica, y en general bastante desconocida por el gran público, pese a que es una cinta sencilla y sin complicaciones, lo cual, al menos para mí, esto es una virtud para este tipo de cine que a veces se pierde en sus propias tramas pero éste, como ya he dicho, no es el caso pues su desarrollo es nítido y claro como el agua embotellada.

Es una historia de ficción pero que la conforman algunos personajes reales como el cazanazis vienes de origen judío, Ezra Liebermann (Laurence Olivier), o el Doctor Josef Mengele (Gregory Peck), un conocido criminal de guerra nazi del que se especuló sobre si estuvo oculto en alguna selva del Brasil o en el Paraguay; pero esto sólo fue eso, pura especulación. La película hay que verla sin ninguna pretensión histórica salvo por la terrible realidad que supuso el terror nacionalsocialista, y sus atrocidades. La película hay que verla en su aspecto de cine policiaco y por el fabuloso suspense que no nos abandona casi hasta el final.

Considero que lo mejor de esta película es el propio argumento. Y doy por hecho, aunque no lo he leído, que la mayor parte del mérito se debe a la novela de Ira Levin.
El film intriga desde el principio, porque se guarda las cartas para el final. Estos asesinatos que parecen no tener conexión, esconden un plan impactante que no sabremos hasta el desenlace, casi como en las mejores películas del director de "El sexto sentido", pero veinte años antes.
También pesa mucho el reparto para elevar la calidad del film, con actores de primera línea de los años 70 en Hollywood.
Quizás sea un poco lenta y pierda muchísimo gas si la revisionamos sabiendo cómo termina, pero eso no quita que sea un thriller realmente interesante e inquietante.

Hay pelis que son eternas, otras que mejoran con el tiempo, y algunas, como la que nos ocupa, que tienen un envejecer de lo más desdichado. La que sería el último gran éxito de Franklin J. Shaffner es una adaptación de la novela homónima de Ira Levin (que sí que está bien, como su otra gran obra, La Semilla del Diablo), guionizada chusqueramente por un gris Heywood Gould.
Todo en la pantalla desprende un aroma retro, agradable para los que amamos el simpaticote cine de finales de los setenta, pero el conjunto resulta bastante risible: una mezcla entre pseudohistoria, pseudoficción y pseudociencia, que forma un todo que se mueve entre lo grotesco y lo inverosímil. Eso sí, es entretenida a más no poder, producto del eficaz montaje de Robert Swink, que le valió una nominación al Óscar; también resulta agradable ver pulular a monstruos del cine clásico como Gregory Peck, Laurence Olivier o James Mason, aunque sus actuaciones sean tan acartonadas como el resto de la peli.
Igualmente es un desastre en la ambientación, sobre todo en lo concerniente a la primera mitad, con esas supuestas localizaciones en Paraguay, por no hablar de la mansión de Mengele en la jungla brasileña, más propia de una peli de Tarzán que del cine moderno.
Lo mejor: lo surrealista de la historia, que le da un punto kitsch de lo más divertido. Ah, y la participación del asturiano Gil Parrondo, un habitual del cine de Shaffner, encargado de la dirección artística.
Lo peor: creo que ninguna escena se salvaría si se le aplicara un análisis riguroso, aunque hay alguna cosita interesante, como invitar a reflexionar sobre las consecuencias morales de la clonación. También resulta bastante molesto el chunda chunda en el que suele caer a menudo Jerry Goldsmith, con una selección, digamos que "peculiar" de temas propios y clásicos.

Interesante trama, con Peck con su primer y último papel de "malo"; fabulosa interpretación e impactante penetración de un impulsivo nazi, detona que es uno de los mejores actores de todos los tiempos, en cuanto a Olivier el perfecto contraste, maestro de maestros.
Esta cinta tiene en su reparto a James Mason, Gregory Peck y Laurence Olivier en sus últimas apariciones; un perfecto coctel añejo de la època de Oro Hollywodense, el deleite del cinèfilo clàsico.