Viernes 13. 2ª parte

Un año después del estreno de la primera parte, vino esta segunda entrega, que en la línea temporal han pasado cinco años desde los sucesos de la primera entrega. Una segunda parte que no solo es una joya del cine del terror y del slasher, sino que supera a la primera en cuanto a muertes, sangre y sustos, con uno en particular en el final de la película que te deja sin respiración, todo ello rodeado de unas sólidas actuaciones y toques de sexo que antes sacaban mucho y que sobra algo, con una historia que sigue fielmente los acontecimientos de la anterior haciendo disfrutar más todavía si cabe que la anterior entrega.
Realizando en definitiva, un enorme slasher, con todos los ingredientes que tiene que contener y haciendo que estés mucho tiempo en tensión y pases un mal rato, está claro que es previsible en cuanto saber quién es el que va a morir el siguiente, pero es perdonable viniendo del año que viene, para mí superior a la primera y uno de los mejores slashers que he visto. Nota más justa: 8,5.

Esta segunda parte conecta (como se hará en próximas películas) con el final de la anterior. No era necesario reproducir los seis últimos minutos tal cual (pese a insertarse como pesadilla), aparte de que evidentemente destripa cualquier interés de ver la primera. Por ello se recomienda no visionar esta hasta que se haya disfrutado de la primera. En esta el argumento es prácticamente el mismo, sólo que con un diferente responsable de los crímenes y sin la historia que se nos explica. Ahora bien, las interpretaciones están mejor trabajadas y se nota en la expresividad de los actores así como las muertes son más efectivas, pero en comparación con la anterior no la supera. Salvo en el final que nos llevamos un buen susto.

Una obra que cumple con su cometido, pero que ya demuestra lo que se veía venir. Empezar a repetir esquemas y guiones para alargar el éxito de conquistar la taquilla con un reducido presupuesto.

Viernes 13 regresa en una decente continuación que se abre con una opening scene conseguida, inquietante y protagonizada con la final girl de la primera entrega. Está rodada a buen pulso y, sin embargo, la película cae en cierta repetición a continuación, ya que el planteamiento es el mismo que la primera parte (algo que sucederá en muchas posteriores), por lo que vuelven a ser un grupo de jóvenes pasándoselo bien, con tramas poco relevantes y a la espera de ver de qué manera son asesinados. Destacable, de nuevo, la final girl y su inteligente manera de trastornar al ya demente Jason...

Toda una secuela, con sus ventajas e inconvenientes. A fin de cuentas es más de lo mismo, eso si, mucho más entretenido, sangriento y en resumen, superior. Y es que Steve Miner es mucho mejor detrás de la cámara que Sean S. Cunnigham, y es algo que se nota enseguida. En esta ocasión no hay el halo de misterio sobre quien es el asesino, pero se soluciona rapidamente gracias al mítico y carismático Jason Voorhees y al ritmo frenético de la cinta. Y poco más que decir.
Una segunda parte que supera a la original. Más sangre, más acción, momentos de suspense, susto final y el inicio de un verdadero mito en el cine de terror, y sobre todo, mucha más personalidad y estilo que la simplemente correcta Viernes 13(1980).

Secuela de un clásico que sorprendentemente está a la altura de las circunstancias y consigue mejorar un poco ciertos aspectos.

Para empezar el guión no es mucho mejor que el de la anterior y los personajes así como las interpretaciones no son dignas de mención.

Sin embargo en lo referente al montaje y la realización se ven ciertas mejoras, sobretodo por el uso de planos secuencias y planos tirados con steady, que dan algo más de sustancia.

Las muertes están un poco más elaboradas, y el ritmo es mucho más ágil, resultando en un película mucho más
entretenida que la anterior, aunque menos gratificante o sorprendente.

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