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El acorazado Potemkin

Drama. Bélico Basada en hechos reales ocurridos en 1905, narra como la tripulación del acorazado Príncipe Potemkin de Táurida se cansan del tratamiento vejatorio e injusto de los oficiales. El detonante de la situación es la carne podrida que éstos quieren que los marineros se coman. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 131
Críticas ordenadas por utilidad
1 de julio de 2007
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quisiera destacar la versión de 1976, que utiliza como banda sonora fragmentos de diferentes sinfonías de Dmitri Shostakovich (este compositor estaba amenazado por el régimen soviético). Los extractos estan bien escogidos, y le dan a la película un carácter más profundo.
ams80483
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6 de julio de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace más de 80 años que esta película apareció por primera vez, y sin embargo aún hoy, hay pocos cinéfilos que se precien que no sean capaces de reconocer la película a la primera. ¿Porqué?

Explicarlo en unas pocas líneas es bastante complicado, ya que detrás este film, dirigido por Sergei M. Eisenstein hay un extraordinario y estudiado trabajo acerca de la puesta en escena, y sobretodo el montaje. A estas alturas todo el mundo está de acuerdo que el film es sobretodo un vehículo de propaganda para justificar la revolución rusa, contando un hecho real, acaecido en 1905, sobre cómo el regimen zarista acalló una revuelta popular.

Eisenstein subraya la crueldad de los oficiales zaristas del acorazado los cuales se ensañan con los tripulantes, que representan el pueblo llano. Es evidente que hay maniqueismo, exacerbado y manipulado en la tabla de montaje.

De alguna manera, Eisenstein justifica la insurrección como algo inevitable, y para el recuerdo quedan las famosas escenas de las escaleras, todavía hoy consideradas como un prodigio del montaje.

Sin duda, el principal acierto de este film coral, en el que el protagonista es el pueblo llano, sin que destaque ningún actor por encima de otro, se encuentra en la mesa de montaje. Con un estilo semi-documental, y cediendo el protagonismo a los más humildes, frente a una masa cruel que son los que interpretan a los partidarios de los zaristas, que son esbozados levemente en toda su maldad.

Tal vez, para lo que estamos acostumbrados hoy dia, el film sea un tanto simplista, aunque técnicamente todavía tiene mucho que decir. Sin duda Eisenstein abrió el camino hacia el cine moderno, demostrando cómo se puede manipular una película para obtener el enfoque deseado. Sin duda los grandes cineastas posteriores tomaron buena nota de las enseñanzas de Eisenstein. Y todo ello a pesar de su mensaje claramente propagandístico.
manulynk
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13 de abril de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día mi profesor de Historia Contemporánea tenía que explicarnos la Revolución Rusa. Y en vez de leernos datos, cifras y estadísticas, o de empaparnos en manifiestos ideológicos o meternos en la biblioteca para que recorriéramos la dura estepa siberiana, nos proyectó en clase la escena de las escaleras de Odessa de la peli EL ACORAZADO POTEMKIN. Yo, que siempre he mordisqueado los bolis, me comí medio capuchón de mi bic... Tal vez pensaba que una imagen vale más que mil palabras. Se equivocó: vimos los pocos minutos que dura la escena, y nos tiramos una hora como locos, quitándonos la palabra de la boca unos a otros. El profe solo intervenía para resolvernos dudas o plantearnos más. Y para sonreír. Había conseguido interesarnos (¡y cómo!) en un tema que prometía ser un rollo macabeo. Él nos había advertido que era una peli propagandística y que iba a intentar llevarnos al huerto (o al puerto) y hacer que viéramos y que sintiéramos lo que él quería que viéramos y sintiéramos. Lo consiguió. Nos pareció emocionante, espeluznante, terrible y sobrecogedora. Nos impresionó ver toda esa gente aterrorizada, corriendo loca de miedo, mientras los soldados los masacraban. Una multitud de seres frágiles, desconcertados, y se diría que inocentes, aplastados por una fuerza que no se detenía ni ante bebés, niños, mujeres o ancianos... Verlos a mogollón era terrible, pero, uno a uno, como esa mujer que le aplastan al niño, la madre joven, el carrito del bebé desbocado por las escaleras, la anciana que le pegan el tiro... Hay muchas formas de explicar las cosas, unas son claras, otras confusas, algunas tendenciosas y otras geniales. Como la de Eisenstein en esa peli. En diez minutos había contado las 20.000 historias que quería contar, y las habías entendido y, además, habías visto lo que él había querido que vieras. Ni más ni menos. Dicen que se encargó para contar al mundo los prolegómenos de la Revolución de Octubre. Desde luego esa escena era más convincente que miles de discursos. Es verdad: una imagen vale más que mil palabras, igual que un sentimiento vale más que mil teorías.

Y como amante del cine, también me pareció espectacular. Yo no entiendo nada de planos o contraplanos, pero sin ver, casi, ni una gota de sangre, sabes que hay cientos de personas que van a ser aplastadas y destruidas en unas escaleras interminables donde hay un puro terror histérico colectivo y unas botas fuertes, organizadas y disciplinadas, bajando, bajando, bajando... Y la música al mismo ritmo... Al encuentro unos de otros. Y todo lo que va a pasar es malo. Y no te gustaría estar ahí, pero el jodido director te ha metido y no puedes salir hasta que el no quiera... Uf!, aunque sea para sufrir, el cine es auténticamente un arte.

Ah! el trabajo que hicimos sobre la Revolución Rusa fue, unánimemente, el que mejor nos salió del curso. Sobresaliente general para todo el comité, perdón, para toda la clase...
paki
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5 de octubre de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos días se recordó en México un suceso escalofriante… la masacre de una multitud en la explanada de Tlatelolco. A manos del ejército.
Viendo la impactante masacre que aparece en las escaleras ensangrentadas de Odesa, Ucrania, dentro del filme “El acorazado Potemkin” nos sentimos consternados e indignados ante tanta barbarie. No es la primera ni será la última. En México en el mes de un negro octubre cayeron varias personas bajo la ráfaga de comandos y francotiradores, del estado mayor presidencial así como soldados del ejército. Señoras, niños, bebés y ancianos también cayeron ante las balas que perseguían a los jóvenes. Muchos compatriotas perdieron a sus familiares ese 2 de octubre en la plaza de las tres culturas. Así que nos remitimos a las escaleras de Odesa, parece que el cine de Eiseistein fue profético en recrear los terroríficos hechos de un mundo cambiante. De pueblos reprimidos por las armas.
El legado de Eiseisten refresca la memoria de los pueblos y esta presente en homenajes y tributos rendidos en recreación del camino del angelito en una carriola bajando las escaleras dramáticamente, mientras las balas ladran y los cuerpos caen. Como en la película de “Los Intocables” donde el héroe es Kevin Costner.
Eiseistein no revolucionó al mundo. Solo fue un ruso negro, un ruso blanco que sembró la semilla en campos cinéfilos, para que posteriores cineastas cultivaran un cine que recreara sucesos violentos y otras veces sucesos bellos y plásticos de los pueblos cultos y religiosos que estaban en ebullición, dentro de épocas de revolución o autoritarismos. Algunas veces escondidos tras el fantasma del comunismo, otras tras las ideas anarquistas de caudillos trágicos.
La memoria sepultada de estos pueblos dolidos, resurge de ultratumba a cada instante ante el legado de un acorazado llamado Sergei M. Eiseinstein.
RAMON ROCEL
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11 de enero de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una sublime lección de historia de la mano de Sergei M. Eisenstein, figura clave en el cine propagandístico comunista de los años 20, que configura una innovación formal respecto al montaje de planos, donde, parafraseando al autor, reside la verdadera fuerza creadora del cine, y de donde se obtiene la tensión dramática. Esto sustentó un nuevo aporte para la narración visual cinematográfica tras el trabajo de Griffith; se experimentó inclinando las cámaras, dándole nuevos enfoques a los planos…

Revolucionaria en cuanto a técnica, ‘El acorazado Potemkin’ refleja el espíritu de la fallida revolución rusa de 1905. Nos narra la sublevación producida dentro de la citada nave, que desembocará en un levantamiento contra la tiranía zarista, siguiendo una premisa de coralidad comunista; el protagonismo se le concede al pueblo alzado en armas contra la opresión.

El filme se divide en varios actos, o partes, dentro y fuera del propio barco; imposible no nombrar la mil veces imitada escena de la escalera de Odesa; la brutal matanza de inocentes por parte de los cosacos y el coche del bebé cayendo por las escaleras; secuencia de la que buena cuenta daría Brian de Palma en sus ‘Intocables’.

Así pues, ‘El acorazado Potemkin’ se presenta como una obra indispensable para comprender la evolución del cine y la propia historia, así como un instrumento que con cierta manipulación propagandística, enaltece la lucha de las causas colectivas en un reflejo del ideal comunista.
DavidCarideS
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