Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket

Brad Silberling nos deleita en esta ocasión con esta extraña película: Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket. La historia cuenta una serie de desafortunados sucesos por los que los hermanos Baudelaire, deben enfrentarse tras la muerte de sus padres. Un cuento de hadas poco convencional que nos sumerge en un mundo oscuro y sombrío; triste y a la vez excitante; único y a la vez aterrador, en el que los niños protagonistas: Violet, Klaus y la pequeña Sunny, permanecerán unidos ante cualquier situación de peligro gracias a su inteligencia: Violet, quien siempre encuentra algo nuevo que inventar, será la encargada de demostrar que con ingenio, se puede conseguir cualquier cosa por muy imposible que ésta parezca. Klaus, gracias a su pasión por los libros y su excelente memoria, demostrará que la teoría, con esfuerzo, puede llevarse a la práctica para salir de cualquier situación desconocida. Y la pequeña Sunny, gracias a sus dientes afilados y su gran inocencia, demostrará que los bebés, también pueden ser de gran utilidad en cualquier situación de peligro. Estos dotes, junto a ese anhelo de encontrar un hogar que les ha sido arrebatado, ayudarán a los hermanos Baudelaire, a permanecer unidos cuando deban enfrentarse al Conde Olaf, supuesto pariente de los niños y el cuál, más que el cuidado de los pequeños, lo que le interesa es poseer la fortuna Baudelaire.
Una serie de catastróficas desdichas es, por tanto, una rareza cinematográfica repleta de magníficos efectos especiales, una dirección llevada con gran minuciosidad, con unos vestuarios y escenarios lúgubres, agrios, sorprendentes. Lástima que el guión no haya sido llevado con tanta brillantez. Pues los diálogos dejan algo que desear al esperar una película más intrigante con un argumento sólido e inteligente. Tal y como los libros de Snicket merecen ser llevados. Destaca por su parte la impresionante actuación de los niños protagonistas: Emily Browning y Liam Aiken (Violet y Kalus, respectivamente). Sus actuaciones han sido de lo más convincentes y muy bien seleccionados para encarnar a los hermanos mayores de la familia Baudelaire. En cambio, el siempre sorprendente Jim Carrey, nos muestra una acutación pobre, limitándose a sobreactuar. Meryl Streep, tía Josephin, simplemente espectacular (como a lo que nos tiene acostumbrados esta gran actriz). Su papel de tía temerosa de todo, es una de las parte más agradables de la cinta.

Lo mejor: la banda sonora, la actuación de los niños protagonistas, y, por supuesto, de Meryl Streep. Sus escenarios y su extrañeza cinematográfica.

Lo peor: que esperas tanto de esta adaptación, que decepciona.

Vi recientemente este metraje y me sorprendió para bien, no esperaba que me atrajera tanto, me encantaron los personajes, el guión con esos tintes de humor y la ambientación, es sumamente entretenida, trágica y cómica, posee muchos elementos que la hacen una película desde todo punto de vista recomendable y los créditos finales, son un lujo.

Los decorados y los escenarios son muy bonitos. Desconozco los libros y por tanto el aspecto literario de la obra pero se ha sabido crear un mundo atrayentemente diferente, con personalidad.
Jim Carrey me cae gordo en general pero hay que reconocer que este tipo de papeles son los que mejor se adaptan a sus excentricidades interpretativas de bufón. Aquí de hecho se acopla a las mil maravillas y no desentona.
La construcción de personajes es un tanto superficial pero conseguida, supongo que por la necesidad de condensar todo en el metraje de la peli.
No es para niños "fáciles" ni demasiado tiernitos, sino para aquellos con un pelín de bagaje cinematográfico (no sé si me consigo hacer entender), vamos, que no la tolerará facilmente cualquier pequeñajo.
Se puede disfrutar en familia aunque a nosotros nos requirió una segunda revisión para ello.

Un saludo.

Una comedia atípica que probablemente no tuvo la repercusión que pudo tener por aunar de una manera extraña la comedia familiar con el humor negro. Los más pequeños no están preparados para este tipo de humor, y los más mayores no acaban de encajar su a veces estilo infantiloide y desenfadado. Tan sólo aquellos "niños grandes" que llevamos algunos en nuestro interior serán capaces de disfrutar de la película plenamente.

Visualmente es tremenda, aunque teniendo en cuenta el pequeño universo que se nos presenta no hubiera pasado nada malo si Brad Silberling hubiera fardado de él. Nos quedamos un poco a medias de conocer más sobre todo lo que rodea a los protagonistas, sobre sus excentricidades y sobre sus locuras injustificadas. Jim Carrey curiosamente está mejor maquillado que actuando, cosa que no suele pasar en el fenomenal actor y comediante. Es de esas pocas películas donde los niños no parecen muy repelentes. Únicamente la niña se te antojará un poco sosilla, pero no es que tengas ganas de ver como fallecen en los continuos intentos del señor Olaf.

Es la estructura lo que realmente triunfa en la película. Ese continuo cambio de contexto divide la película en pequeños actos ideales para no aburrirse a pesar de que el ingenio brilla la mayor parte del tiempo. Luego, cuando la película se acerca al final, pierde su estructura y el último pasaje es demasiado flojo como para remontar el vuelo. Aun así lo anterior es lo suficientemente divertido.

Difícil de tragar, rara y a la vez única en su especie. No consigo recordar una película que se le parezca salvo en pequeños matices. Las catastróficas desdichas de Silberling tienen todos los ingredientes para convertirse en una especie de película de culto, pero parece que está cayendo demasiado en el olvido.

Los títulos de crédito, muy hipnóticos.

Buen cuento infantil con los toques góticos para hacerse pasar por una obra de Burton. Pero no nos engañemos. Está dirigida por el director de... Casper!!! Guión flojo y en definitiva historia desaprovechada, con un Carrey que hunde la película con su histrionismo. Los niños están bien. Para pasar el rato