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Sábado noche, domingo mañana

Drama. Romance Arthur Seaton es un joven inglés de carácter agrio y rebelde que trabaja en una fábrica. Trata de huir de su rutinaria y aburrida vida bebiendo y divirtiéndose cuanto puede los fines de semana. Ésa es la única meta de su vida: pasarlo lo mejor posible. Al mismo tiempo, mantiene una relación con la mujer de un compañero, y todo se complica cuando se queda embarazada. Mientras tanto, se enamora de una joven de estrictos principios morales ... [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
16 de abril de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La naturalidad que encontramos en Saturday night and Sunday morning (titulada en castellano como Sábado noche, domingo mañana, 1960) es muy característica del movimiento Free cinema, dentro del que podemos englobar la película. Impensable habría sido que en el cine clásico de Hollywood se hubiera tratado un tema tan polémico como el que lo hace el film de Karel Reisz (un hombre que se encuentra en dos relaciones, una de ella con una mujer casada), y menos con la cotidianeidad y los sentimientos tan a pie de calle con los que juega la película, desmitificando cualquier historia grandiosa para acercarse a la vida de a pie del espectador común.

Por si fuera poco, recibió ese mismo año el premio BAFTA a mejor película británica, y es que al igual que pasó con la Nouvelle vague en Francia (ambos movimiento son cronológicamente bastante correspondientes) estos cines tuvieron también un motor propio dentro del gobierno de cada estado, que veía una manera productiva de ensalzar su cultura dentro de un marco de renovación, por no hablar de que muchos de estos filmes salían más baratos que las grandes producciones, que eran las habituales (al igual que muchos filmes iniciales de la Nouvelle Vague, Sábado Noche, domingo mañana está rodado en blanco y negro, lo que disminuye bastante los gastos).

Pero además, Sábado Noche, domingo mañana, es el ejemplo de que en general, en el Free cinema hay una vertiente política mucho más acentuada que en la Nouvelle Vague. Como otros ejemplos que no sean esta película, podríamos citar la mítica If…(1968) de Lindsay Anderson, que ganó la palma de oro del festival de Cannes, y que se trataba de una gran crítica al sistema institucional educativo de Gran Bretaña (en la película los protagonistas eran unos jóvenes encabezados por el actor Malcom McDowell, que después de sufrir muchos abusos por parte de sus superiores y de soñar repetidamente con la libertad, decidían subirse a una azotea del instituto para disparar a cualquier ser viviente) o The loneliness of the long distance runner ( la soledad del corredor de fondo, 1962) de Tony Richardson, una película que exponía un protagonista principal que se había desarrollado en los suburbios, al margen de la ley, y con un final absolutamente anticlásico.

En Sábado Noche, domingo Mañana nos encontramos con un caso similar. Nuestro protagonista, interpretado por Albert Finney es un joven perteneciente a la clase obrera, que ya desde la primera secuencia, mediante su propia voz en off, expresa su absoluto rechazo a las circunstancias que le ha tocado vivir. Se encuentra explotado en la fábrica por sus superiores, y sin embargo, no podemos definir claramente a nuestro protagonistas como un obrero con conciencia de clase. El Personaje de Finney no pertenece a ninguna clase (o por lo menos eso dice él), y aspira a apartarse de la sociedad (rechaza hasta el final de la película el acomodamiento que según él supone el matrimonio), a la que considera adormecida (señalando entre otros males, a la alienación que supone el medio televisivo). En realidad, más bien Reisz parece retratarnos la historia de un personaje que intenta luchar por su cuenta, y que sólo consigue el desencuentro con el resto de personajes. En cierto sentido, la película es la historia de cómo un hombre choca irremediablemente contra un muro (la sociedad), una y otra vez.

Sin embargo, la película no trata de embellecer su personaje, no mostrárnoslo como un arquetipo digno de admirar. En los primeros compases su condición moral es más que dudosa y más que un héroe urbano nos encontramos ante un antihéroe.

Karel Reisz no embellece la estética de su relato. Los objetos y personajes están totalmente en sintonía con el argumento del film. Fábricas, obreros trabajando (incluso nuestro protagonista se corta en un determinado momento del film), suciedad. En efecto, una de las constantes de la película es el realismo que la película intenta transmitir. Realismo que no sólo se atañe al ámbito de su iconografía, sino que traspasa completamente el argumento. Sabado Noche, domingo mañana nos habla de una historia humana, de un personaje que duda y que comete errores a sabiendas de los efectos negativos que repercuten en sus acciones.

Por otra parte, formalmente encontramos algunas secuencias de gran interés. La puesta en escena está muy relacionada con el realismo buscado. Por este mismo motivo, algunos han intentado definir el estilo de la película como un anti-estilo[1], cosa que sería realmente un error. En muchos fotogramas la cámara toma una libertad propia, con planos que intentan definir la esencia de la película. Planos aéreos donde podemos ver a nuestro personaje engullido en la masa (o intentando huir de ella) o la mítica secuencia que sucede en la noria, donde la cámara trata de mimetizarse como un personaje más, que se ha montado a la atracción volante a la que se han subido los protagonistas.


[1] Samantha Lay, British Social realism: From documentary to Brit-grit, Ed. Wallflower Press, Londres 2002


http://neokunst.wordpress.com/2014/04/16/sabado-noche-domingo-manana-1960/
Kyrios
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19 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debut cinematográfico de un director interesante, con una vida realmente de 'película'. Judío salvado de los campos de la muerte por Sir Nicholas Winton, siendo unos de los 669 niños que rescató de la muerte. Sus padres murieron en Auschwitz, emigró a Inglaterra. Director intelectual, amigo de Tony Richarson. Creador de revistas de cine, y gran referente del cine independiente británico, denominado "Free Cinema".
La cinta pretende ser una exposición de una realidad muy vivida por la clase proletaria de Inglaterra de los años sesenta.
Una especie de exposición de la realidad de un nihilista, tan de moda todavía actualmente. Trabajar de lunes a viernes y viviendo el fin de semana borracho perdido, con enredos de faldas con todas aquellas que se dejan embolicar con su piquito de oro.
No me gustan las películas 'realistas'. En especial las francesas, que no las soporto, ni las italianas. Pero este realismo inglés tiene algo distinto. No sólo la exposición de las realidades, que es parecida a cualquier otra, sino el tratamiento tan teatral, tan nítidamente inglés. Es lo que le da empaque y frescura.
Una especie de fresco realista al estilo de las italianas tan reconocidas. Me recuerda, y mucho, a "La soledad del corredor de fondo". Muy interesante también es la presentación en sociedad de esa gran actor que es Albert Finney, realmente un grande del cine británico.
ÁAD
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17 de junio de 2020
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El neorrealismo italiano trasplantado al Reino Unido se llamó "Free cinema". Esta es una de sus películas de bandera, obra primeriza de Karel Reisz. El carismático director es menos conocido de lo que se merece, autor de obras tan notables como "Isadora" o la genial "La mujer del teniente francés". La acción transcurre en los suburbios industriales donde la rutina y la calidad de vida no ofrecen demasiadas expectativas. El protagonista es un tipo descarado, cínico, iluso y bravucón. Sólo el amor le da una esperanza de ser "integrado" en un mundo con escasas perspectivas para la ilusión y el optimismo. El drama personal surge en un entorno ambiental degradado y aburrido, reflejado en una espléndida fotografía en blanco y negro y un fondo musical con baladas jazzísticas bastante tristes. Magnífica actuación de un joven Albert Finney, premiado por su papel. El Film es uno de los que se pueden considerar un referente de una época y un estilo de cine.
JOSEMIDIAM
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22 de enero de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Tenía una gran curiosidad por ver esta película dado que venía avalada por una gran fama.
Es ciertamente sorprendente y hay que retrotraerse al año 1960 en que está filmada. Pero honestamente he decir que aunque bastante buena, está lejos de ser una obra maestra. El final tiene mucha culpa de esto.

La película está encuadrada dentro lo que llamaban kitchen sink drama o dramas de fregadero por estar centrada en la vida cotidiana de la gente, un tema que estaba considerado poco apropiado para un director importante.

Fue el primer papel importante para Albert Finney que fue todo un exitazo. Interpretaba a un chulito que solo piensa en salir del trabajo para irse de juerga y beber cerveza . Pero, ay amigo, la realidad es más fuerte que los pensamientos infantiles y escapistas.

En el plano técnico la película está rodada con una gran pericia. El tono semidocumental es magnífico y lo abierto con que están tratadas las relaciones sexuales son de una modernidad que hoy aún asombra.

Me encanta la actuación de Rachel Roberts (Brenda) que en última instancia es la que sufre las consecuencias. Está fenomenal.

Se dice que es una obra emblemática del free cinema británico y no esconde sus clarísimas influencias de la novelle vague francesa y en menor medida del realismo italiano. Está muy bien retratado ese Londres obrero.

Y como reflexion sorprende también que hay cosas que no cambian: la gente esperando a que llegue el viernes para ser libre en fin de semana.

En definitiva, buena película, retrato de una época, pero que no me apasiona como otras dentro de su estilo.
Gabriel Ufa
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