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Big Little Lies (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2017-2019). 2 temporadas. 14 episodios. Una oscura y misteriosa historia sobre tres madres (Madeline, Celeste y Jane) del norte de California cuyas vidas, aparentemente perfectas, se ven sorprendidas por un asesinato durante un evento para recaudar fondos del colegio de primaria. Celeste (Nicole Kidman) es una mujer con una vida familiar perfecta y un esposo ejemplar. Sin embargo, luchará por conseguir algo que le quita el ... [+]
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Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2017
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es verdad... al comenzar los primeros episodios me preguntaba si no serían demasiado lights estas señoras...
Me felicito porque no he dejado de verla entera...
No sólo van apareciendo diferentes facetas en las que estas mujeres, las más privilegiadas se desenvuelven, sus secretos mejor guardados, su inteligencia que no se deja reconocer fácilmente cuando se las ve "in public relations", sus pulsiones a las que es difícil renunciar...Lo complicadas y difíciles que son las relaciones entre las personas. Lo fuerte que puede ser un vínculo cuando hay un rasgo que se comparte...
Debo decir que luego de ese comienzo, si la he seguido viendo de lo que me alegro mucho, es porque la había dirigido Jean-Marc Vallée del que tenía muy buen recuerdo por Cafe de Flore y C.R.A.Z.Y.
Ahora puedo recomendarla y debo decir que si no llego al 8 por lo menos le hubiese dado un 7,70.
Aliciux
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25 de mayo de 2017
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No te pierdas BIG LITTLE LIES, nueva serie de Netflix que mezcla con brillantez el thriller, la crónica social de la clase alta californiana con una mirada feminista sobre los abusos escolares, la violencia domestica y otros macro y micro machismos de hoy en día . Está llena de talento, buenas actuaciones, humor y lo mas relevante , sostiene una denuncia nada dogmática contra la violencia que hace pensar .. Muy recordable!!
guillermo hernaiz
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22 de mayo de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo bastaron siete capítulos para convertirse en un clásico desde ya. El renombrado elenco que dio vida a los personajes más comunes y a la vez tan peculiares, hizo justicia al sólido guion que nos cuenta la historia de un pequeño pueblo norteamericano, donde las madres son las protagonistas y somos testigos que en esa aparente felicidad y lujos no hay más que secretos tan aborrecibles como condenables: Violencia familiar, infidelidad, odio, celos, envidia, asesinato y violación. Una perfecta representación que en todo lugar y todos tenemos o vivimos un infierno que quizá nadie ve, se da cuenta o se atreve a descubrirlo.

Qué les puedo decir sobre el reparto: Nicole Kidman fabulosa como siempre, Reese Witherspoon en uno de sus mejores papeles de su vida representando a una mujer que a pesar de ser tan problemática es muy difícil no tenerle cariño, Shailene Woodley gratamente irreconocible y Laura Dern, ¡Dios mío!, impecable. Por otro lado, David E. Kelley notable en la dirección.
La Mente Maestra
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28 de octubre de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apuesta arriesgada de la HBO, hay elementos en esta adaptación de Liane Moriarty que, mal enfocados, podían adulterarse para dejar un culebrón al uso. David E. Kelley y Jean-Marc Vallée se esfuerzan en que no sea, dejando un producto muy bien envasado, desde las espectaculares vistas de los títulos de crédito, sentimos que estamos en muy buenas manos.

Otra arma de doble filo era un reparto de ensueño. Nicole Kidman, Reese Witherspoon, Laura Dern, Shailene Woodley, etc. Cualquiera de estas actrices podría ser la estrella absoluta de un show propio. Y tienen nombre, crédito y talento para que la gente lo viera. Sin embargo, aquí han mostrado una gran generosidad, repartiendo bien los trozos de la tarta de pastel para ir desgranando las pequeñas (y grandes mentiras) que desembocan en un trágico acontecimiento.

La duración de los capítulos es perfecta y sus siete entregas nos hacen morder el anzuelo sin caer jamás en el aburrimiento. Casi suspiramos por la inexistencia de esa presunta segunda temporada, queriendo quedarnos con ese fabuloso regusto que nos deja la sensación de círculo perfectamente cerrado.

Dramática sin histerismo. Concienciada sin moralina. Dura pero no desagradable. Romántica sin ser cursi. La manera en la que se tocan temas tabúes tiene un punto de sutileza y humor está a la altura de todo lo que se puede esperar de la HBO.

Muy, pero que muy bien escrita. Y todavía mejor interpretada.
El Libanés
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11 de febrero de 2018
59 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queridos hombres blancos: estamos pasados de moda.

Si por lo menos fuéramos negros, o al menos mulatos, tendríamos un pase. Pero así, en toda nuestra blancura, somos un poquito repugnantes. Si tenéis dudas solo debéis ver algunas de las series o películas más nominadas en los últimos tiempos. Aquí y en el extranjero. Y las audiencias.

Westworld, Orange Is The New Black, Alias Grace, Big Little Lies…

Wonder Woman…

La filmografía entera de Almodovar…

Por cierto, no sé si os he dicho ya lo que me gustan las feministas buenorras que van luciendo muslo, escote y pelo Pantene. Si no es así, os lo digo ahora: me encanta el feminismo de Victoria Secret.

Volviendo al tema. Lamento tener que confirmároslo: ya no servimos para nada.

Somos cosas muy simples. Un poco de sexo. Mucha violencia. Una banderita, cerveza, un partido de fútbol… Bueno, quizá alguna vez hubo hombres blancos que no eran exactamente así. Pero no esperéis reconocimiento alguno por la mera pertenencia al gremio; además, las mujeres de Big Little Lies o Sexo en Nueva York no tienen ni idea de a qué me refiero. Es imposible pensar sobre lo que se desconoce que se desconoce.

Aprender es tedioso. Y entre las clases de yoga, las tareas anexas el proceso reproductivo, ir a Disneyland e intentar realizar el sueño americano en modo vegano, a ellas no le queda tiempo.

En suma: Los hombres (blancos) y sus estructuras patriarcales no son más que un obstáculo a superar en el camino de la gloriosa emancipación femenina.

En qué consiste exactamente esa emancipación es algo que escapa a mi pobre y blanco entendimiento masculino. Tan sólo os puedo decir dónde acaba: en la cola del supermercado.

El que no es un alcohólico, es un maltratador. Básicamente estamos deseando de sacárnosla para ver quién la tiene más larga y mea más lejos.

En última instancia, somos unos calzonazos.

Por supuesto, no sabemos escuchar. Y si lo hacemos es porque seguro que no sabemos follar. Y si sabemos follar es porque somos unos sádicos. Esto son leyes cósmicas del universo femenino. No me hagáis perder el tiempo y anotadlas.

Seguramente sean mis lamentables limitaciones como hombre blanco las que me empujen a no ver sino la ironía de todo este asunto.

Y no me refiero a que las juntas de accionistas sean campos de nabos. O a que Trump sea presidente. Que también. Sino a que algunos de los elementos que se asumen como normales (caso de Big Little Lies) y sistemáticamente se incluyen con un peso muy relevante dentro de este supuesto marco de lucha por la emancipación femenina sean, por ejemplo, la obsesión por la apariencia física, por el lujo, por la propiedad, por el éxito, por el Jaguar, por el perfume, la joya y el traje, con la mesa repleta de comida basura que directamente irá a la basura y el smartphone en la mano.

Por establecer un paralelismo en absoluto al azar, cuando Sam Mendes muestra en sus películas el sueño americano, con mayor o menor fortuna, lo hace con cierta sinceridad. A Mendes no le interesa el lujo. Sabe que puede estar (o no) ahí, pero no es lo primero que ha de mostrar cada vez que comienza una secuencia. La mancha de vino en el sofá no es en realidad muy importante. Consecuentemente, tampoco le interesa el cotilleo. Y sus tramas son coherentes con las situaciones y personajes que describe; personajes cuyas obsesiones y emociones tienen unos tiempos naturales. Finalmente, la ira también cesa. Las circunstancias cambian.

Por el contrario, en Big Little Lies, ni la ira cesa ni los personajes cambian. Y si bien el conflicto se presenta en un envoltorio tan suntuoso como efectista, resulta tan prefabricado como las propias localizaciones en las que se rueda la serie o su misma puesta en escena, llena de cortes que intentan imprimir dinamismo a falta de un desarrollo sustancial.

Y por surrealista que parezca, el denominador común de todas estas series y películas es que para hacerlas brillar a ellas, a nosotros nos tienen que reducir a cero. Por lo general, no llegamos ni al nivel de caricaturas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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