El fin de la comedia (Serie de TV)

Como ya han apuntado otras personas por aquí no tiene nada que ver el Ignatius de esta serie con el de la vida moderna. La manera en que se pasa en cuestión de segundos de drama a comedia me parece simplemente magistral, al igual que me parece sublime cómo se tratan muchos temas de la vida real (el fracaso, la depresión, el egoísmo, la empatía...) mediante el uso de humor inteligente. Chapeau.

Dejando a un lado el buen trabajo narrativo de la serie a nivel audiovisual, yo diría que su punto fuerte es el aporte de un Ignatius que, por una vez, es más Juan Ignacio que Ignatius. Es cierto que los capítulos se basan mucho en anécdotas aisladas y casi inconexas que, si bien no definen una evolución sólida del personaje, al menos se sienten entrañables y genuinas.

Pero ese mismo peso autobiógrafico supone también una barrera de entrada a quien no conozca ya no sólo la trayectoria profesional de Ignatius, sino el panorama atístico nacional español de España. Vamos, que por un lado no hay un hilo conductor que te explique por qué un señor pasó de pegar gritos en los bares a ser una cabeza visible de un programa de radio de prestigio. Y por otro lado está el tema de que, a partir de la segunda temporada, cada escena parezca una excusa para invitar a un colega del gremio a hacer su autoparodia. Y se nota que son muchos colegas que invitar.

Tras ver la serie, no consigo saber si por "el fin" se refiere al final de la comedia, o al propósito de la comedia.
A mí este señor y el personaje que se monta no me han hecho demasiada gracia. Sí que es verdad que tiene algunos buenos puntazos, pero para nada es una comedia desternillante. Sin embargo, me ha resultado una serie muy amena y muy sincera.

Realmente, lo que más gracia me ha hecho ha sido ver las tribulaciones de un tipo que considero por debajo de la media (feo, gordo, calvo, sin trabajo estable, sin un duro, sin pareja, etc.) y verme reflejado porque muchos de sus problemas afectan a la gran mayoría de los hombres. Era sentarme al inicio del episodio diciéndome "a ver qué le pasa hoy al desgraciado éste", y terminar el episodio diciendo "pues claro, qué otra cosa podía haberle pasado".

Ignatius es experto en crear situaciones incómodas por no cerrar el pico a tiempo. Alarga las frases, queriendo dar más explicaciones de las necesarias, y termina por parecer un tarado, o peor, un agresor sexual.

Yo me quedo con dos episodios: en el que promete a una librera que va a tenerlo como cliente cada dos o tres días, y en el que explica en la radio lo pobres y catetos que son los que viven en Barranquito.