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Megan Is Missing

Terror. Drama Megan Stewart (Rachel Quinn) es la clásica adolescente muy popular en su instituto que paga un alto precio para poder ser la más admirada. Tiene problemas en casa, los chicos la tratan como un objeto sexual y sus amigos acuden a ella para ir a fiestas. Todos, excepto Amy (Amber Perkins), su mejor amiga, a quien cuida y protege. Ella es todo lo contrario y, por ello, no gozará de la simpatía del resto. Su mundo cambiará cuando Megan ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
5 de septiembre de 2023
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Es una peli dura en ciertos momentos para un público sensible, lo cual es necesario para hacerla realista y creible.
Me parece una pelicula para poner en el instituto y que los chavales descubran los peligros existentes al estar expuestos en las redes sociales, que nos conectan con todo tipo de personas, buenas o malas, e incluso con otros seres que habitan cuerpos de humanos pero que muy lejos de la realidad, no merecen ser considerados de nuestra especie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El_Merluzo
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4 de febrero de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
....pero no me ha gustado. Me ha impactado, que imagino es lo que pretendía. Se trata de un filme que no trata de dejar indiferente, de alertar contra un problema que es real, existe y es demasiado turbio y sórdido. He leído por ahí que trata de ser una película educativa: la virgen, sí sí, no tengo hijas, pero si las tuviera les tendría controlados los horarios hasta de cuando van al baño. Está claro que yo me crie en otra generación en la cual cuando teníamos 14 años no íbamos así por la vida ni de lejos, teníamos otras preocupaciones. Me da la impresión de que estos críos que salen en esta peli quieren crecer demasiado rápido, fiestas, drogas, sexo, que va, no tienen edad para saber de lo que hablan ni donde se meten.

Ante hipotética pregunta... ¿Eres más feliz después de haber visto esta peli? Pues no, que va ni de lejos. Me gustaría poder des verla, yo quería ver algo de terror, refiriéndome a ello, quizás como un terror sobrenatural o fantástico o quizás ninguna de esas dos cosas, pero no tan sórdido, turbio y mal rollero como lo que aquí se muestra. ¿Y sabéis que es lo que me causa más congoja? Que esto es real. Quizás no el caso en sí, pero en el mundo hay gente de este palo, hay gente tan mala capaz de hacer esto y más cosas.

En fin, después de haberme desahogado estoy ante la disyuntiva de decirte si esta peli es mala, buena, o merece la pena. No te puedo decir que es mala, tampoco buena. Es un retrato de algo real y muy desagradable. Puedes verla, pero dependiendo de tu sensibilidad puedes acabar más o menos tocado.
Fëanor
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22 de septiembre de 2011
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocurrió una vez, hace casi diez años… Ashley Pond y Miranda Garris eran dos niñas inseparables. No resulta extraño que fuesen amigas: vivían en el mismo bloque de apartamentos e iban al mismo grupo de baile. Además a ambas las unía un pasado de abusos (Ashley había sido violada por su padre biológico mientras que Miranda también fue abusada por su padre y más tarde, por su padrastro). A pesar de esto, eran muy distintas la una de la otra. Ashley tenía una personalidad más retraída (¡anda!, cómo Amy, que empieza por “A” también), mientras que Miranda era muy extrovertida y hablaba sin tapujos de las cosas (¡anda!, cómo Megan, que empieza por “M” también).

Un día, Ashley desapareció cuándo se dirigía a su instituto de Oregón. Miranda no tardó en sospechar de Ward Weaver, vecino y padre de una tercera chica con la que habían parado durante un tiempo. Ward había intentado besar a Ashley unos meses atrás, pero a pesar de que el hecho había sido denunciado, la policía no abrió una investigación.

Miranda colaboró activamente en la búsqueda de su mejor amiga. Ofreció todo tipo de información a la policía y advirtió a todo su círculo de amigos del incidente sucedido con Weaver y lo peligroso que resultaba.

Dos meses después, todo parecía haber vuelto a su cauce. Miranda se dirigía al instituto una mañana, exactamente por el mismo camino que tomó Ashley el día que desapareció. Y entonces, ella también lo hizo. (*)


Es casi el argumento de “Megan is Missing”. Sólo que mientras que la historia de Ashley y Miranda es verídica, la de Megan y Amy es sólo uno de esos films basados en hechos reales que tanto abundan y de la que es matriz las tardes de Antena 3.

Grabada y montada de una forma cómo mínimo curiosa, a ratos mokumentary, a ratos un especial de informativo, el resultado final podría parecerse a cualquiera buena recreación de historias realizadas por el equipo de Cuarto Milenio: esto es que la película es incapaz de desprenderse de telefilm que destila durante todo su metraje, etiqueta que por otro lado busca y explota, de manera más o menos satisfactoria a la par que tediosa.

La primera hora trata de sobreexplotar a las dos protagonistas, sus relaciones y personalidades, y lo opuesto de las mismas. El personaje de Megan es un personaje desatado, rodeada de compañeros que en realidad la desconocen y que buscan en ella la popularidad que tiene. Megan es por tanto, un personaje que sufre de una soledad mucho menos visible que la de su mejor amiga Amy, en quién ha encontrado una persona que no sólo la admira y la idolatra, sino que fuera de intereses, se preocupa realmente por sus desfases, ejerce un papel protector y la quiere tal y cómo es. A ambas las une un ambiente hogareño hostil, que ha hecho de cada una de ellas una personalidad opuesta pero que al mismo tiempo las ha unido profundamente.

(Sigue en SPOILER)
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Diavola
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27 de abril de 2016
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Megan es la típica chica de su edad, listilla, atrevida y con los cojones suficientes como para torear a cualquier chico que se le ponga por delante.
Incluso es capaz, en su bendita inocencia de juventud, de ir a fiestas donde la cocaína corre como el calimocho, porque todos hemos sido jóvenes y de algo hay que morir.
Pero un día, Megan desaparece. Y nadie fue capaz de verlo venir, cómo pudo ser, una chica independiente como ella.

'Megan is Missing' es un relato aterrador.
No especialmente por lo que cuenta, algo que vemos aunque sea de pasada en las noticias, sino por la insólita manera de contarlo, en forma de reproducción aproximada de unos hechos que realmente sucedieron.
De hecho, no puede haber duda cuando el retrato de la juventud es tan veraz: fiestas que parecen un viaje al corazón de las tinieblas adolescente, donde vales lo que estés dispuesto a ofrecer, y la descripción detallada de una mamada como si tal cosa componen el entorno de Megan. Porque, efectivamente, hace mucho que las fantasías de animadoras o capitanes del equipo de fútbol solo existen al otro lado de la pantalla.

En su lugar, tenemos jóvenes conscientes de su crueldad y poder de manipulación, a la vez que los usan sin que nadie pueda reprochárselo.
Si algo hace esta historia real es dinamitar esa sensación de "seguridad completa" que muchos de ellos tienen, y dejarlos completamente indefensos al mundo. Concretamente, a ese mundo de identidades ocultas en la red que se ha convertido en algo común para ellos.
De un entorno tan familiar, tan controlado, puede surgir una pesadilla, y este documental reproducido solo recoge todos los pasos que se dan para llegar a ella, de la forma más natural posible, dejando el terror literalmente a la puerta de nuestra casa (o a un click de nuestro teclado).

Porque la historia de Megan le podría pasar a ti, a alguien de tu familia o a tu vecina.
Y es en esa raíz genuina de escalofrío donde planta su semilla, impidiendo que nos abandone la sensación de impotencia ante un mundo en el que los jóvenes crecen demasiado deprisa, y los hombres del saco se esconden en un chat de mensajería instantánea.
Puede ser cierto que haya mucho de lección moralizante de por medio. Pero verdad también hay, de eso que no quepa duda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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3 de febrero de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atraído por la buena crítica de algunos de los blogs de cine de terror que sigo, nos decidimos el viernes por la noche a ver esta cinta, en la que sus últimos minutos han sido catalogados por muchos de lo más perturbador visto en mucho tiempo.

Rodado a medio camino entre el falso documental y el cine de bajo presupuesto, la cinta se divide en tres partes claramente diferenciadas. En su primer tercio, se centra en la relación entre ambas chicas, la chocoguay de turno, sexy y triunfadora en el cole, pero fracasada fuera de ese ámbito y la pringadilla, a la que todos detestan y repudian y que por lo contrario tiene una vida más centrada y «correcta».

La peli se basa en la unión de las escenas grabadas con su videocámara y sus viejos teléfonos móviles (parece que tienen una gran oferta en videollamadas en modelos que no deberían tenerla) para meternos de lleno en la loca vida de unas adolescentes a las que sólo le interesa la vida loca y que pueden resultar bastante terroríficos para los padres que tengan chicas en esa franja de edad.

A partir de aquí, la evolución de la trama se hace totalmente previsible y es entonces donde la película empieza a ralentizarse, rompiendo el ritmo en una serie de diálogos que resultan demasiado largos, dan una y mil vueltas sobre lo mismo y bajan la intensidad límites que rozan el aburrimiento.

La parte del tratamiento morboso por parte de los medios de comunicación de la desaparición a la que hace mención el título peca de lo mismo; se hace repetitiva y larga, dejando de aportar y ralentizando el interés por el desenlace.

Cuando llegamos a los últimos veinte minutos, la cinta toma un giro total, pasando el punto de vista de las chicas al misterioso Josh. Hay que reconocer que la cruda y realista ambientación generan sin duda una enorme sensación de incomodidad y angustia en el espectador, realzada por el hecho de que la historia esté basado en hechos reales y, que cada cierto tiempo los telediarios abran con noticias que podrían bien desarrollarse tal y como Michael Goi nos muestra. Son sin duda, escenas muy, pero que muy duras, sin que explícitamente sean nada exagerado.

Pero cuando ésto sucede nos pilla medio dormidos, más bien aburridos de todo lo que hemos visto hasta el momento y con ganas de que la cosa acabe ya de una vez por todas, por lo que el grandísimo diálogo de la escena final vuelve a hacerse tedioso, perdiendo la oportunidad de haberse colocado entre uno de los momentos que más se recordaran en el género.

Una película que, de haber gestionado el ritmo de manera más acertada, podría haberse encumbrado como cinta de culto y que se queda demasiado lejos de ello.

Rul T.
www.diasdeterror.com
Rul T
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