La madre del mal

Sin duda me parece la peor de la trilogía de "Las Tres Madres", en eso creo que hay unanimidad total. Pese a todo, la disfruté ya que me parece mejor que el resto de películas que Argento rodó durante el periodo de 2004 a 2012. Además, creo que tiene algunos puntos salvables.

Lo mejor de la película me parece, como no podía ser de otro modo, Asia Argento. Lleva el peso de la película y está, como siempre, genial. Aquí tenía 31/32 años y sigue estando tan guapísima como siempre.

El comienzo de la película me pareció bastante bueno, más o menos la primera media hora. La primera muerte es brutal.
La película luego va yendo a menos. Me decepcionó bastante como está rodado todo el caos que se genera en Roma. Me pareció bastante cutre y no tenía nada que ver con el misterio y la intriga que predominaban en las dos anteriores partes de la trilogía.
La película termina decepcionando bastante en su segunda mitad, pero tiene algunos momentos visuales que me gustaron, sobre todo cuando la protagonista está en las catacumbas.

También me decepcionó el acabado visual que no tiene nada que ver ni con “Suspiria” ni con “Inferno”, pero eso ya era esperable. Era imposible que Argento, por arte de magia, volviese a filmar como lo hacía en 1977 o 1980.

Poniendo en una balanza los pros y los contras, queda una película que, aunque muy inferior a "Suspiria” e “Inferno", cumple mínimamente y al menos mejora a otras como "El Jugador", "Giallo" o "Dracula 3D".

Mucho gore, algunas secuencia bien planteadas y ejecutadas en lo referido a salpicadura de sangre, una mierda de efectos especiales, y un argumento de escombro. Su narrativa, en muchísimas líneas de escritura, están muy agravadas por su guión.

Y no mucho más habría que añadir a La madre del mal que realizó Argento allá por 2007, excepto mencionar su decaída calidad como realizador italiano que no sabe qué ingeniarse ya para seguir estando en boca de sus incondicionales, porque sino, no sé muy bien quién narices se prestará a ver semejante despropósito.

Que conste que, el tema del relato, me atrae, me interesa, me veo arrastrado por su núcleo central, pero... lo dicho. No hay por donde agarrarla.

No resulta muy convincente para acabar una trilogía. Sin embargo, la trama y los personajes , son bastante creíbles; y presenta cierto interés. En esta ocasión, Mr Argento, adorna de una forma excesivamente barroca y recargada la expulsión y salpicadura de contenidos sangrantes y tripas varias. No es una buena película, si se ve independientemente. Hay que ver la trilogia entera. Esta tercera parte, es una parte de cierre y, bueno, de una manera u otra consigue cerrarla.

Tercera de las películas que el italiano Dario Argento completo con la denominada trilogía de “Las Tres Madres” iniciada con las más que interesantes “Suspiria” (1976) e “Infierno” (1980) y ambientadas en las ciudades de Friburgo, Suiza, y en Nueva York. En éste tercer film, Argento toma la ciudad de Roma donde hace imperar el caos y la anarquía, motivados por la maldición desatada por la apertura de un cofre enterrado tras los muros de un cementerio.

Asia, la hija del director y actriz que ha intervenido en películas como “New Rose Hotel” (1998) de Abel Ferrara o “XXX” (2002) de Rob Cohen. Con su padre ya había trabajado en películas como “Trauma” (1993) además de una lejana colaboración cuando era pre-adolescente con Lamberto Bava y la primera secuela de “Demons”.

Dario Argento rodó “La Terza Madre” veintisiete años después de “Infierno”, cuando ya el género era alimenticio, de capa caída y relleno de tópicos. Sin reinvención alguna y dando más importancia al efectismo a lo Lucio Fulci, su película queda a las antípodas de lo que había sido una filmografía mayor que incluía “El Pájaro de las Plumas de Cristal” (l, Ucello dalle piume di Cristallo, 1970) o “Terror en la Opera” (Opera, 1987).

Último capítulo de la trilogía de las Tres Madres ("Suspiria", "Inferno" y esta, "Mother of tears") en las que tres brujas, ayudadas de su siniestro aquelarre y de sus sanguinarios acólitos (Mater Suspiriorum, Mater Tenebrarum y en esta, Mater Lachrimarum) conspiran contra el mundo desde sus escondrijos, localizados en distintas partes del globo donde lanzan sortilegios sobre la gente, poseen a los inocentes y los convierten en tenaces asesinos sedientos de sangre, y causan destrucción y dolor, cual Atila y su caballo condenando a la hierba a no crecer.
La idea prometía desde el principio y desde luego que suena emocionante, y más aún sabiendo que la dirige Argento, con quien sangre, vísceras y actividad sobrenatural no va a faltar.

Este último capítulo se caracteriza principalmente por estar enfocado de una forma distinta con respecto a las dos anteriores (que salieron treinta años atrás, y los tiempos cambian, y Argento también), y se agradece la incorporación de rasgos ausentes en las dos anteriores.
Por primera vez la magia de la bruja se hace suficientemente poderosa como para poner patas arriba toda una ciudad y no sólo la gente de un edificio o relacionado con él, que muere o dentro o en las cercanías, y la presencia de una mano negra, de un asesino al que no vemos el rostro (controlado por las brujas) desaparece, siendo muchos los poseídos que en contra de su voluntad hieren y matan. El ambiente de misterio se rompe, y la identidad de las brujas ya no es importante (aquí son todas ostentosas, y se las ve venir desde el principio), y la acción toma el peso que antes tenía la tensión constante y la intriga (un cambio negativo, en este caso).
Si en las otras había gore, en esta se disfruta bastante más, al ser mucho más sangrienta sin dejar de ser imaginativa en algunas de las muertes, y el pájaro de mal agüero o mascota de las brujas aquí no es ningún gato ni ningún murciélago, ¡es un mono!
Las únicas similitudes que comparte con "Suspiria" son en realidad el hecho de tener protagonista (y heroína) y que están relacionadas en cuanto a historia, pero "The mother of tears" no tiene escenas de admirable belleza, ni un uso de los colores y de la iluminación nunca antes vistos en el cine como en "Suspiria", además de que Sarah, a diferencia de Susie, tiene poderes.

Decir que "The mother of tears" era innecesaria es erróneo, sin esta en realidad todo habría quedado inconcluso, y se hacía necesaria esta tercera parte para cerrar. Es de modo apreciable, amena de principio a fin, y en ciertas escenas se perciben intenciones de homenajear otras obras del director (como "Phenomena" al final de la película), pero empieza pareciendo una película de la distribuidora Asylum, con ese regustillo a cutrez de terror de serie Z y tiene el mismo final risible que tenían las otras dos hermanas cinematográficas (en eso sí que no va a cambiar nunca nuestro Argento).

Luego hay peculiaridades que se hacen incomprensibles, como el hecho de que las brujas vistan como rockeras de los años ochenta y hagan el rídiculo allá donde pasen, los convenientes poderes brujeriles de Sarah (en las otras películas teníamos a personas normales, y por tanto, temíamos por ellos a cada instante) y las innumerables veces en las que se salva in extremis. Se hacen incomprensibles siempre y cuando la comparemos con las otras, pero cabe tener conciencia de que es una película un tanto paródica, lo que explica todas esas ocasiones en las que rozan el absurdo.