Nada personal

Se advierte en Urszula Antoniak un gusto por el detalle, por la creación de personajes, situaciones y atmósferas que emparentan sin duda su cine con la mejor tradición del cine europeo . "Nothing personal" ciertamente se muestra algo caótica narrativamente hablando, pero el desconcierto a que puede llevar ciertas actitudes de sus personajes se ve compensado con la precisa radiografía que Antoniak muestra sobre dos almas perdidas, dos seres que buscan en la soledad la paz que alguna cosa (nunca sabremos exactamente qué) les ha robado. La diferencia, y ahí está lo interesante de la película, es que uno lo busca convencido y el otro lo hace en forma de huída hacia adelante, utilizando la soledad solo como un paso transitorio que le lleve a encontrar el camino perdido hacia la felicidad. Dos estados de ánimo que traspasan la pantalla para hacer partícipes a los espectadores de un proceso emocional que se va desarrollando en toda su crudeza. Tanto Stephen Rea como la desconocida Lotte Verbeek bordan sus personajes, hieráticos, difíciles de interpretar en cuanto a la nula capacidad que le ofrecen al espectador para empatizar con ellos. Sin embargo ello no es obstáculo para que Antoniak despliegue buenas dosis de talento y recursos para darle entidad a una historia minimalista mostrando las bases de una filmografía que promete ser más que interesante.

Lo mejor: la evolución de la pareja protagonista.

Lo peor: que su hermetismo aleje del relato a más de uno.

El que espere de esta pequeña joya diálogos ingeniosos, movimientos de cámara imposibles, o efectos especiales de última generación,… que se olvide. Solo encontrará silencios, miradas y alguna caricia.
A pesar de ello no trata sobre la incomunicación. Muy al contrario, sus personajes se entienden sin necesidad de intercambiar palabras, sin apenas contacto físico o siquiera visual. E incluso diría que no versa tanto sobre la soledad como sobre la dificultad de hallar a alguien con quien estar tan a gusto como, en ocasiones, se está solo.
Hacia tiempo que una historia tan “simple” no me llegaba a tan adentro. Los dos actores están perfectos. La historia es triste pero coherente con dicha tristeza.

Citar, por último, a mi preciosa, lluviosa y gris Irlanda, como marco incomparable a esta triste, pero preciosa historia.

Una joven holandesa (Verbeek) huye de su vida, convirtiéndose en vagabunda, disfrutando de una soledad libre y consentida. Así, recorre los caminos y paisajes de Irlanda, hasta dar con un hombre maduro (Rea) que vive también solo en una preciosa isla. Entre ambos se inicia una "amistad" en la que la única condición es no preguntar al otro por "nada personal".
Ópera prima de Antoniak, parte de una historia tan sencilla como eficaz, basada en una puesta en escena agradablemente minimalista y nada pretenciosa. Muy bien interpretada, con una eficiente fusión de imágenes y diálogos, de continente y contenido, es una reflexión madura y consistente sobre el valor de la soledad, nunca absoluta, siempre matizada por una leve, equilibrada, inconstante compañía de otro ser humano por muy antagónico que pueda parecer el otro. También es un elogio pausado del valor del intimismo, de la tranquilidad, la necesidad de pararse para seguir caminando.
Hay talento, conciencia dramática y estilo en "Nothing personal", a pesar de que su final no me guste, quizás porque no me apetecía subjetivamente que acabará así (el epílogo sí que me sobra).

Película preciosa, una pequeña joya del cine holandés. Película para disfrutar, con calma y todo el tiempo del mundo. Llena de silencios que lo dicen de todo, de gestos. Es una propuesta de puro cine europeo, que no todo el mundo sabrá valorar. Pocas veces encuentras una película que diga tanto con tan poco.

La película nos cuenta la historia de dos vidas que se cruzan, dos vidas que nada tienen que ver, totalmente distintas la una de la otra, pero entre las que veremos como el destino, a veces, cruza los caminos de personas totalmente diferentes, pero como a través del respeto todo puede ocurrir.

Creo que por cosas como esta merece la pena el cine, historias mínimas que llenan el corazón y que hacen que brote una pequeña esperanza para la humanidad.

La región irlandesa de Connemara es testigo y protagonista de esta áspera historia de amor entre dos soledades, que recorren el camino de vuelta de una relación. La huída de ella se encuentra en el camino con él, con un simple trato: sin preguntas. Pero es difícil luchar contra la naturaleza social humana. Como decía Neruda, pero conmigo levántate...

Nothing personal llena de intimidad la pantalla con su naturaleza lluvioso y sus silencios. Destaca una magnífica fotografía, en la que la carretera, la turba, las algas, el bar, etc. forman parte del guión y nos transmiten sentimientos que no pueden ser expresados con palabras; y unas actuaciones sobrias, en especial de Stephen Rea.