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A sangre fría

Thriller. Drama Adaptación de la novela homónima de Truman Capote. Un honrado granjero de Kansas lleva una vida tranquila con su esposa y sus dos hijos. No puede sospechar ni remotamente que él y su familia van a ser asesinados por dos ex-presidiarios con las facultades mentales perturbadas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
27 de julio de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cincuenta años después de la macabra noche de los asesinatos, ni un día más ni un día menos, me sentaba en el cierro de mi casa y me disponía a leer las primeras páginas del libro de Capote. Casualidad o no por el escabroso aniversario, me sentí impulsado a terminar la obra del periodista norteamericano y a disfrutar mientras lo hacía de la sensibilidad descriptiva de la que hace gala en cada uno de los párrafos.

No fue hasta pasadas unas semanas cuando encontré algunas referencias sobre la adaptación que Richard Brooks llevó a la pantalla allá por el año 1967. Pude conseguir la cinta y me puse manos a la obra mientras intentaba recordar alguna experiencia similar en la que hubiese leído el libro antes del visionado del metraje adaptado, pero no conseguí recordar ninguna en ese momento. Era pues primerizo en el asunto, o al menos, lo sentí como tal.

La acción se fue desarrollando como un viaje a los recuerdos en los que me sumergía con cada detalle que compuso la pluma de Truman acerca de los sucesos de Holcomb. Donde la imagen hablaba menos que el perfume de las mil palabras de aquel, Brooks colocó con sabiduría una muestra musical de brisa con aromas. En los precisos instantes en que el blanco y el negro no lograban definir la paleta de colores que usó el rubio de New Orleans, las sombras grises de la cámara del que un año atrás rodara la magnífica "The Professionals" hacían acto de presencia. Y así, poco a poco, la fidelidad mostrada a las líneas originales iba devolviéndole el protagonismo a la premiada "non-fiction-novel" del año 1966.
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Francisco
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11 de septiembre de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Novela en mano me dispongo a escribir la crítica de ‘A sangre fría’. La escalofriante novela de Truman Capote es adaptada meticulosamente por Richard Brooks en ésta espeluznante, inquietante y perturbadora cinta. La frialdad del relato de Capote es plasmada con una narración magistral. El brutal asesinato de una honrada y reputada familia en Holcomb, Kansas, fue uno de los más sanguinarios que se han cometido en la historia. Los dos psicópatas asesinos, con el fin de encontrar una caja fuerte repleta de dólares, entraron sigilosamente en la casa, los maniataron y amordazaron, y luego dispararon contra ellos. Uno de ellos actuó como el cerebrito, el que ideó el horrible plan, concienzudamente. Lo tenía todo previsto, el plano de la casa; pasillos, dormitorios, oficina (dónde supuestamente el hombre guarda la caja del dinero), etc. El otro, un despiadado asesino, sufría trastornos mentales, y fue él el encargado de matar uno a uno, todos los miembros que constituían esa inofensiva familia. Y todo por unos míseros cuarenta dólares, una radio portátil gris, marca Zenith y unos binoculares. Es tan asesino el que planea como el que aprieta el gatillo. Una persona cuerda sabe distinguir entre el bien y el mal, pero un perturbado no. Al cabo de dos años de investigación, fueron capturados, interrogados y condenados a muerte.

El resultado es la yuxtaposición de dos historias, paralelamente relacionadas entre sí, que transcurren en lugares distintos. Por un lado, la apacible vida de esa feliz familia, el día a día, su rutina. Y por otro, el desarrollo de la confección de un crimen, casi perfecto. La magistral fotografía en blanco y negro de Conrad Hall recrea ese ambiente oprimente e irrespirable. Y la excelente música de Quincy Jones refleja, en sus notas, ese atroz acto criminal.

El perfil, descrito por Capote, de los asesinos son reproducidos con exactitud; Perry (Robert Blake está hipnótico, soberbio, abrumador) “un hombre de estatura mayor de lo corriente, robusto, con hombros, brazos y torso corpulentos. Tez india, el color yodo de la piel, los oscuros ojos húmedos y el pelo negro, siempre con una buena cantidad de brillantina, largas patillas y un mechón corto caído sobre la frente a modo de flequillo.” Y Dick (Scott Wilson) “un joven debilucho, rubio, de estatura corriente, descarnado y hasta hundido de pecho. Los labios un poco oblicuos, la nariz sesgada y los ojos a distinto nivel y tamaño, el izquierdo con una mirada furtiva de reptil, venenosa, maligna. Cuando sonreía, ponía de manifiesto una personalidad de un buen chico americano, con el pelo al cepillo, bastante sensato y muy inteligente.”

Sin duda aquellos que hayan leído éste clásico de la novela de ficción, la verán reproducida en ésta adaptación cinematográfica, hasta el más mínimo detalle, a la perfección. La novela se convirtió en un clásico nada más publicarse y la película es una auténtica obra maestra.
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Angel Lopez
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12 de enero de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
301/21(29/12/17) Hace 50 años se estrenó en Nueva York un film por el que el tiempo no hace más que mejorarlo, me refiero a la absorbente Obra Maestra del Séptimo Arte, del realizador y guionista Richard Brooks, hizo con esta cinta su obra más emblemática. Adapta con memorable acierto la extraordinaria novela homónima de Truman Capote, con el añadido (quizás innecesario) de un alter ego del escritor de Nueva Orleans, Bill Jensen (Paul Stewart). Best-seller parte-aguas de Capote, especie de novela-reportaje, o novela testimonial como la llamó su autor, el autor conmocionado y aturdido por lo que le exigió este libro, se entregó al alcohol y a las drogas, e inició así una lenta autodestrucción lo llevaría a la muerte por sobredosis, el 25 de agosto de 1984. Rodada en glorioso b/n, punteado por inquietante música que envuelven el relato en un tono sórdido y turbio te atrapa en sus malsanas redes, dando sensación de realismo docu-drama, potenciado esto por rodarse en los escenarios naturales donde transcurrieron los, Brooks ofrece un trabajo sobrio, incisivo, seco, áspero, con toda la crudeza se deconstruye una tragedia cuasi-azarística donde remanece el terror de lo ordinario, de la siniestra “Home Invasion”, sabiendo jugar con los tiempos, con las elipsis, con un dinámico y mordaz montaje, construyendo personajes que expiran aristas, grietas, defectos, pero sin caer en la caricatura, sabiendo dotarlos de humanidad, rebelando en su tramo final una ácida reflexión sobre la pena de muerte. Film de los que te deja aturdido, te deja mal cuerpo, incluso con ganas de (paradójicamente) no volverla a ver por la experiencia inmersiva doliente a la que te ha sometido, y esta es una sensación rara vez alcanzada en una película. La película fue nominada para cuatro Oscar: Director, Partitura original, Cinematografía y Guión adaptado. En el 2008, la Biblioteca fue seleccionada para su preservación en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".

El director compone un agreste retrato de personalidades, enmarcándolo con habilidad en como las circunstancias los han envenenado, de cómo han llegado a pervertir el Sueño Americano, de como este se puede mezclar entre asesinatos, búsquedas de tesoros, búsqueda de cascos de botellas para vender, etcétera. De cómo las heridas físicas y mentales del pasado, les han marginado socialmente, les han hecho tirar por el camino fácil de la delincuencia, les han anulado sentimientos de empatía, un lienzo desolador de hondura psicológica abatida. Ello el realizador sin caer en simplistas maniqueísmos, sin sensiblerías, rezumando veracidad, dando forma al “Mal”, de cómo este germina, crece y termina explotando, no hace perdonable el aterrador crimen, pero sí lo expone en su dimensión humana, condenando un sistema que crea seres como estos. Imponiendo Brooks un ritmo constante de avance, de nunca parar, de siempre hacia adelante, mezclando con enorme fluidez relatos en paralelo.

Se inicia ya con un ágil edición en paralelo conoceremos a los protagonistas. Al igual que en el libro la acción de los asesinatos se salta en una elipsis excelentemente trazada, para en el tramo final relatarla, vemos a Dick y Perry de noche frente a la casa Clutter, se corta a la mañana, cuando la criada llega a la vivienda y se encuentra los cuerpos muertos (ello en un elegante plano fuera de campo desde fuera de la casa y percibido por el espectador por el grito de la sirvienta). Con lo que la línea narrativa se bifurcará entonces en dos, por un lado la odisea de la pareja de criminales, y por otro la investigación policial liderada por Alvin Dewey (buen John Forsythe).

Capítulo aparte merece modo desgarrador se narra visualmente por voz de Perry los asesinatos, sin música, solo el bramido del viento, nos hace sentir pavor y miedo de los asaltados, sentimos el infantilismo de los asaltantes, cómo Dick ejerce de motor de la situación, y Perry navega entre la villanía y la dignidad (evita una violación). Tramo final muy bien llevado para de hacernos reflexionar sobre la pena de muerte, eliminando en sabia medida el juicio (que si ocupaba mucho en el libro), pues se sabe la sentencia y poco aportaría, aun así nos dejan escuchar el alegato (con ínfulas bíblicas) del fiscala acusador "la sangre derramada será vengada por la mano del hombre (ojo por ojo)". Y a partir de aquí toma protagonismo la voz en off de del periodista (el susodicho enmascarado Capote), narrando en una conmovedora síntesis (cinco años entre la sentencia y su ejecución) lo que sucede tras ser condenados a la horca, sus últimos días en el corredor de la muerte, dice en un momento dado Jensen "Da igual que tomemos medidas represoras, o que cambiemos las leyes. En un tiempo todo volverá a ser igual", diciéndonos entrelíneas que nuestro mundo sociedad siempre creará estos seres aparte, capaces de estas atrocidades, y en su conclusión queriendo emparejar como nuestra sociedad ha producido estas manzanas degradas y a la vez un sistema “oficial” que los asesina, epítome de esto la frase "Cuatro personas inocentes y dos personas culpables fueron asesinadas".

Extraordinario estudio de personalidades, radiografía con fino bisturí a dos asesinos y las raíces de su sociopatía, cómo su pasado talló a fuego su patología presente, seres marginales que se dice en la película, por separado eran dos cándidas almas, pero juntos creaban una tercera personalidad amoral salvaje: Brooks pone más el foco en Perry Edward Smith, el más sensible del binomio, el más complejo, el más dubitativo, tiene 31 años, es un ex presidiario (tres años y medio de condena, le habían concedido condicional a cambio de no retornar a Kansas City) por dice el haber matado a un tipo (no queda claro), lisiado (cojo) por un accidente de moto, se dice héroe de la Guerra de Corea (no queda claro), hijo de una cherokee especialista en rodeos vaqueros, a la postre alcohólica,… (sigue en spoiler)
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TOM REGAN
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3 de junio de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbia adaptación del “best seller” de Truman Capote, un relato que rompió los moldes de la literatura hasta entonces, inspirado en unos hechos verídicos ocurridos en casa de una familia de granjeros, los Clutter en Holcomb del estado de Kansas en 1959, entre la crónica objetiva de un suceso sangriento y la crítica social que late debajo, entre el thriller cruento y el terror psicológico, frente al mecanismo policíaco judicial. Supone una obra lacerante y desasosegadora, que nunca desbarra en su larga, compleja y muy elaborada narración. Visualmente asombrosa, en particular estableció nuevos parámetros en el verismo fílmico, ayudado por una colosal fotografía en blanco y negro de Conrad Hall en formato Scope. Richard Brooks, productor, director y guionista del film, además aplicó de modo subliminal propiedades musicales tanto en la dramaturgia como en el montaje, valiéndose de una magistral banda sonora de Quincy Jones, con efectos de percusión de Emil Richards.

La historia de Truman Capote – tanto éste como Harper Lee se personaron en el lugar mientras duró el caso –, sirvió para popularizar el concepto del nuevo periodismo, se trata del relato novelado de un hecho real, con una estructura a medio camino entre la novela y el reportaje periodístico, publicado primero en capítulos a modo de serial, en el “New Yorker” y finalmente en forma de libro. Estructurada sobre dos grandes bloques narrativos: en el primero Perry Smith (Robert Blake) y Dick Hickcok (Scott Wilson) se encuentran y preparan el golpe, hasta que Smith le cuenta al policía Alvin Dewey (John Forsythe) lo ocurrido con los Clutter; Brooks intenta investigar las razones personales que movieron a los delincuentes. El segundo bloque tiene la intención de mostrar la fría implacabilidad del sistema policiaco judicial, para terminar analizando las razones sociales que mueven a los ejecutores en el nombre de la justicia, en un claro alegato contra la pena de muerte.

Pero, básicamente “A sangre fría” es una reflexión sobre la imposibilidad del sueño americano al que aspiran dos marginados, en una sociedad montada sobre la dicotomía del triunfo o del fracaso. Esta metáfora vendrá dada en la película a través de la explícita referencia a “El tesoro de Sierra Madre” (Robert Blacke era el niño que le vende lotería a Bogart, en el film de Huston). En este aspecto, reflexión sobre la sociedad del bienestar que entronca con la obsesión por el dinero y la ascensión económica. A fin de cuentas, tanto horror por 40 $, unos prismáticos y un transistor. El retrato de esta pareja de perdedores lleva a conocer el rostro de una sociedad enferma, y no resusta extraño que el título del film aparezca al principio y al final tras un fundido en negro. Finalmente destacar el personaje del periodista Jensen (Paul Stewart), cuando le preguntan si conoce el nombre del verdugo, su respuesta es “nosotros… , el pueblo”.
Antonio Morales
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17 de noviembre de 2008
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que esta película se enmarca en el contexto de la famosa crisis de los estudios hollywoodienses, justo en plena metamorfosis del cine (poco después llegarían caballos de batalla tales como EL GRADUADO, COWBOY DE MEDIANOCHE, etc).
Y A SANGRE FRíA nos propone un nuevo tipo de asesino. Uno que no es un demonio atolondrado con ansias irrefrenables de aniquilar vidas humanas, el modelo seguido hasta entonces (y que por alguna razón, se ha resucitado recientemente). Muy al contrario se nos retrata a un ser humano, en este caso dos, con una psicología absolutamente compleja y que invita al espectador no a odiarlos y a desear que el Harry el Sucio de turno los mande al otro barrio luego de soltar un ocurrente chascarrillo, sino a intentar comprender sus horribles crímenes y lo absurdo de los mismos. Incluso podemos llegar a sentir compasión, cuando son ellos los que serán tratados "a sangre fría" por las autoridades, pues lejos de ser unos elegantes y inteligentísimos sicarios repeinados y perfumados, son unos completos desgraciados, unos pobres diablos.
Una de esas películas que te ponen muy triste.
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JACHi
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