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Chernobyl (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2019). 5 episodios. El 26 de abril de 1986, la Central Nuclear de Chernóbil, en Ucrania (por entonces perteneciente a la Unión Soviética), sufrió una explosión masiva que liberó material radioactivo en Ucrania, Bielorrusia, Rusia, así como en zonas de Escandinavia y Europa Central. La serie relata, desde múltiples puntos de vista, lo que aconteció en torno a una de las mayores tragedias en la historia reciente, así como ... [+]
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Críticas 170
Críticas ordenadas por utilidad
7 de junio de 2019
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de lo terrible de lo que narra, Chernobyl se ha erigido como una de las mejores series de este 2019. Con solo cinco episodios, ha conseguido todo lo que no pudo lograr la octava temporada de Juego de Tronos(uno de los titanes de HBO) y es que la historia de Chernobyl presenta una trama y un desarrollo de los personajes envidiable, donde cada pieza encaja, donde cada momento forma parte de un engranaje sutilmente configurado para deleitar al espectador con una orgia audiovisual sublime.


Uno de los grandes méritos de la mini serie parte del país al que pertenece. Resulta increíble que sea Estados Unidos la encargada de emular los defectos y las virtudes de la Unión Soviética y también su caída en desgracia. Aunque lo más destacable es que esta adaptación salga adelante con una minuciosidad por el detalle y una recreación histórica tan verídica que son capaces de trasladarnos al corazón de la URSS en plena catástrofe nuclear. Otro de los muchos grandes logros de la serie radica en su genial elenco de actores que realizan unas interpretaciones formidables, especialmente Jared Harris, Stellan Skarsgard, Emily Watson, Paul Ritter y aunque con unas apariciones menos recurrentes Barry Keoghan( al que ya recordamos de su notable interpretación en ‘’ El sacrificio de un ciervo sagrado’’ y Alex Ferns( cuya interpretación de un minero valiente y audaz nos será difícil olvidar durante mucho tiempo).
Con una fotografía excelente, una banda sonora adecuada y un ritmo hipnotizante es imposible no caer presa del hechizo que se nos muestra en la pantalla. Porque Chernobyl es bella y grotesca, está llena de verdad y de mentiras, de momentos terribles e increíblemente hermosos, de vergüenza y honorabilidad, de tragedia y de vida.


Ya en los primeros minutos, nos transporta sin previo aviso a un escenario caótico donde ni siquiera sobran un par de minutos para presentarnos a los personajes de una forma correcta. Esta incursión inminente en la historia supone un gran acierto, ya que como le ocurre a Dyatlov(el técnico supervisor de la prueba en la central), nos encontramos mimetizados en la catástrofe. En un escenario caótico, terrible, precipitado e incomprensible también nos resulta imposible comprender que el núcleo de un reactor nuclear pueda haber explotado. Porque eso significaría la muerte. La muerte dolorosa e instantánea de miles y miles de seres humanos. Y la mente humana no está preparada para comprender semejantes conceptos. De repente, nos damos cuenta de que estamos presenciando una serie terrorífica. No obstante, no se trata del terror al que nos tienen acostumbrados siempre. No parte de lo sobrenatural, radica en lo real. Y esa es la verdadera esencia del terror en su estado más puro. Craig Mazin y Johan Renck( los padres de esta formidable criatura) lo saben y lo usan de una manera impresionante.

El terror no es solo lo que ves, lo aparente, lo palpable. También es lo que intuyes.
Esa sensación de miedo recorriendo tus venas que nunca llega a materializarse en algo visible. El verdadero terror es aquel que no puedes explicar, el que no tiene sentido dentro de la lógica humana. Esa razón inexplicable que escapa de lo aparente. Algo que no puedes cuantificar, ni medir, ni contener. En la central nuclear de Chernobyl no hacen acto de aparición monstruos, ni fantasmas, ni seres sedientos de sangre de esos que habitan en las pesadillas. Pero los químicos y el metal que recorren el aire y arrasan con todos los que les rodean son esa bestia escondida debajo de la cama de la que no puedes huir por más que lo intentes. Puedes sentir el hierro fundiéndose con la carne, instalándose donde antes había hueso y sangre. No lo ves. Sin embargo, llegas a sentirlo. Está en el aire. En sus ojos y en los tuyos. Es el infierno dentro de unas pupilas que contemplan maravilladas su propia destrucción y se abrazan al abismo de lo infinito como si fuera un simple juego de niños. Y si el terror tuviera un rostro seria ese. Un monstruo desatado por la humanidad para aniquilarse así misma. Creado por y para su propia auto destrucción.


Porque en Chernobyl los hombres se condenan así mismos y nadie se acuerda de hablar de los héroes, de los que lucharon contra el totalitarismo de un sistema que quiso silenciar sus propios errores con el peso de la esperanza y la fe ciega.
Y es que cuando la catástrofe se desata solo queremos encontrar un culpable. Alguien que nos dé una explicación racional frente a lo irracional. Aunque ya sepamos el porqué. A pesar de que siempre lo hayamos sabido.
La catástrofe somos nosotros mismos. La solución también.
Y Chernobyl vuelve a lanzar un grito desesperado ante la estupidez y el dogmatismo de los que seguimos siendo presa ayer y hoy.
Desde el principio hasta el fin de los tiempos…Porque Chernobyl somos nosotros mismos.


Este hibrido entre documental y película de alto voltaje se levanta como una gran crítica social a todos esos regímenes totalitarios mudos y sordos frente a la verdad, a los que les importaba más cuidar la imagen exterior que salvar miles de vidas inocentes de la catástrofe. Del mismo modo, también ofrece un homenaje a todos esos héroes anónimos. Bomberos, pilotos, voluntarios, mineros, científicos, personal sanitario…. Todos esos seres que entregaron sin pensarlo sus preciosos y únicos minutos en el mundo por el bien de la humanidad. Aquellos cuerpos desgarrados y hechos jirones, con bultos donde supuraba la sangre y la enfermedad transportados colectivamente a fosos donde nadie los recordara con una placa de agradecimiento. Solo el hormigón cubriendo sus restos nocivos por la radiación recordara su entrega y sacrificio. Y ahora también Chernobyl, esa mini serie que con solo cinco episodios supo ser un titán colosal y recordarnos que a veces menos si puede ser más. Y es que cantidad no siempre es sinónimo de calidad.
Nadja
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19 de junio de 2019
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chernobyl me ha encantado de principio a fin y la he disfrutado como un enano, ávido de querer saber qué sería lo siguiente, qué iba a ocurrir en la siguiente escena y capítulo. Va sobrada en interés, ritmo y entretenimiento para mi... Es una gozada comprobar cómo se la han tomado en serio, cómo se han esforzado y cuidado cada detalle al milímetro: fotografía y ambientación de los ochenta perfectas (me lo he creído totalmente, era como retrotraerse a las películas antiguas). Y sin exagerar, las interpretaciones me parecen casi todas excelentes. Las demás buenas o muy buenas, en cualquier caso todas muy creíbles y realistas. Desde el gran trío de ases: el profesor, el político con el que trabaja, la física nuclear (magnífica Emily Watson), el de la KGB, los 3 acusados, los trabajadores ingenieros de aquella fatídica noche, los mineros, militares, enfermeras, bomberos, la mujer de uno de ellos...

En cuanto al guión no tengo queja, al contrario, todo son alabanzas. Mantiene el interés y el suspense, me atrapa totalmente y me parece todo muy realista... Me gustan tantas escenas (el 95%) que sería eterno enumerarlas, pero vamos, en general muchas de ellas son crudas, intensas y emocionantes.

Me planteo subir la nota, pero no estoy seguro... Si no lo hago quizás es porque a veces abusan un poco de tanto tecnicismo físico nuclear, pero tampoco lo veo como algo negativo, puesto que es de agredecer que los creadores se documenten y plasmen hasta tal punto. Quizás haya varios momentos ininteligibles (algo parecido ocurre en “Interstellar”), pero a la vez son necesarios, certeros, precisos y eso le da credibilidad, seriedad y rigor a todo el conjunto. Muy buena, cerca de Excelente.
coque
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17 de junio de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sobrecogido la serie. Parte de un solidísimo guión que se mueve como un funambulista entre la más refinada objetividad documental (excelsa dirección artística, por cierto) y la emotividad más sincera (me conmueven hasta las lágrimas las historias personales de muchas víctimas); continúa con una dirección austera pero demoledora que utiliza, entre otros, magistralmente un recurso del cine de terror como es la anticipación del mal que el espectador conoce pero los personajes no; y se corona con unas interpretaciones maravillosas, no sólo de los admirables protagonistas, sino de los más fugaces secundarios. Hay que agradecer que existan productoras como HBO que están dispuestas a buscar con tanta valentía y tanto éxito la excelencia. Por ello me parece muy injusta cierta crítica que se le hace a la serie en el sentido de que éste retrato trágico lo lleva a cabo el "enemígo" tradicional de la U.R.S.S., los E.E.U.U. y por extensión el mundo occidental. Por el contrario creo que éstos han dado muestras abundantes (se me viene a la mente sin salir de HBO la deslumbrante "The wire") de un carácter autocrítico sobre su propia sociedad, con todos los matices que se quiera, del que salvo muy honrosas excepciones carece el mundo soviético y posteriormente ruso que significativamente no ha afrontado, hasta donde yo conozco, el asunto de Chernóbil de ésta manera tan descarnada. A mi parecer, la auténtica "catástrofe nuclear" que se muestra en la serie es el sistema soviético, del que el accidente de la central es su escalofriante metáfora.
Me pasaría horas escribiendo sobre muchos detalles de la serie, pero me gustaría centrarme en uno no muy llamativo pero que representa a mi entender una de las claves de la historia. Continúo en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
aloysius
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20 de mayo de 2019
27 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miniserie con pocos capítulos pero una gran historia que contar. Muestra la angustia de lo desconocido, de los espacios pequeños, de nosotros mismos... Atrae igual que la radiación pues siendo peligrosa tiene un halo de misterio y te atrapa.
Las interpretaciones y la dirección de cámara son sobresalientes no dejando duda de que estamos ante un producto de altísima calidad.
mballest
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1 de agosto de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Científicos, médicos, mineros, obreros... No llevaron traje de superhéroe. A la gran mayoría tan sólo les dieron unos patéticos sucedáneos de equipos que supuestamente debían protegerles contra unos niveles de radiación suficientes para matar ciudades enteras en pocos minutos. Y otros ni siquiera llevaban eso.

Todos ellos se sacrificaron por algo más grande que ellos mismos. No por servir a su país, no por una panda de políticos burócratas. Se sacrificaron por nosotros, por nuestros hijos y nietos. Lo hicieron por toda la gente que tendría la oportunidad de vivir una vida larga y, con suerte, feliz. Esa vida a la que ellos estuvieron dispuestos a renunciar. No me conocían de nada, como yo no los conocía de nada en 1986, siendo una niña todavía pequeña. Pero se arriesgaron y muchos murieron por mí. Para evitar que una nube mortal invisible me condenara.

No puedo evitar la emoción. Cuando veo a esos mineros sucios y desnudos pidiendo unos míseros ventiladores. Cuando veo a esos miles de voluntarios con esos penosos trajes inútiles metiéndose en la boca del infierno. Cuando veo a ese bombero y a ese científico de veinticinco años presas de una agonía terrible. Cuando veo a personas que decidieron vencer el miedo para hacer caso a su conciencia.

Eso es lo que me emociona cuando veo “Chernobyl”.

El resto es la misma triste historia de siempre. El destino de la humanidad en manos de ególatras, malvados, idiotas, ambiciosos, codiciosos, incompetentes y corruptos. En manos de gobiernos a los que lo único que les importa es conservar el poder, y no cuidar de la gente a la que sirven. Porque eso es ni más ni menos en lo que consistió el desastre de Chernobyl. Que si ya fue horrible, pudo resultar mucho peor si no hubiese sido por aquellos héroes del montón que ofrecieron sus vidas por gente a la que no conocían.

Es la misma historia de siempre. Quienes hacen del mundo un lugar mejor no son los que lo dirigen con redes de mentiras desde sus cómodos despachos, sino los pobres diablos anónimos que se sacrifican por el resto de los pobres diablos anónimos, y que luchan por la verdad con esa honestidad de la que carecen los peces gordos que controlan el mundo sin escrúpulos y que provocan catástrofes como la de Chernobyl, para luego enviar al matadero a hacer el trabajo sucio a los auténticos héroes, los que tienen unas agallas con las que los de arriba no podrían soñar ni en cien vidas.
Vivoleyendo
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